Redacción El País
El arbitraje sudamericano tuvo un solo representante en el Open Británico, el torneo más antiguo y prestigioso del golfmundial, disputado en julio pasado en Liverpool, y fue una uruguaya: Magdalena Villar. Cuatro veces campeona nacional, con presencia defendiendo a la Celeste en once Sudamericanos por la Copa Los Andes, hoy Villar es especialista internacional en reglas.
“Fue algo increíble. Me siento muy orgullosa de poder cumplirlo. Es una forma de devolver todo lo que me dio el golf”, aseguró Villar a Ovación.
Está radicada hace años en Perú. Por eso realiza esta tarea, que es totalmente voluntaria: ella misma se pagó los pasajes a Inglaterra y los organizadores solo cubrieron sus gastos de estadía en el torneo.
A diferencia de otros deportes, en el golf los árbitros no están en la cancha para penalizar a los jugadores, sino para proporcionarles asistencia en caso de situaciones reglamentarias que plantean dudas.
“En el equipo de reglas en total éramos 60 personas. Y entre todos se cumplieron los diferentes papeles. Algunos fuimos los que caminamos, otros eran los rovers, que son como supervisores por si necesitás ayuda y también controlan el ritmo de juego. Además está el Comité del Campeonato que son los que establecen las condiciones de la competencia, definen las reglas locales que se aplican y tienen la decisión final en cualquier situación que se pueda presentar dudosa”, explicó.
En Uruguay, Magdalena era una competidora de primera línea, pero tras establecerse en Lima, tener sus hijos y trabajar como ingeniera química, pasó a dedicarse al golf en forma meramente recreativa. Sin embargo, para continuar vinculada al deporte hizo cursos del Royal & Ancient de Saint Andrews (una de las dos entidades rectoras del golf a nivel global, junto a la Asociación de Estados Unidos). A medida que avanzaba en la exigencia, más le gustaba la nueva actividad. Ingresó hace unos años en el directorio de la Federación Peruana y comenzó a arbitrar torneos de creciente importancia. Hasta que la invitaron al Open 2023, disputado en el Royal Liverpool, la misma cancha donde el argentino Roberto De Vicenzo logró su máximo título en 1967.
A Villar le tocó cada día con un grupo diferente de jugadores, hasta que el día decisivo le tocó estar con el grupo de los punteros y de sus escoltas, algo que ella calificó de “impresionante”. La recomendación de los organizadores para los árbitros era que permanecieran fuera del alcance de las cámaras de televisión, por lo cual salió muy poco en las emisiones. “Caminamos por los costados del fairway, unos 15 pasos detrás de los jugadores y siempre mirando la pelota”, relató.
Fue un Open “muy tranquilo” en cuanto a temas reglamentarios, dijo. “Lo más frecuente fueron consultas por obstrucciones inamovibles temporarias, como las gradas, los carteles de publicidad o las cámaras. Generalmente las situaciones en las que intervienen los árbitros se dan en torneos con amateurs, sobre todo de alto hándicap. Los que juegan el Open son muy profesionales”, detalló.
Este año volverá a ser convocada para arbitrar en los Juegos Panamericanos y la Copa Los Andes. “Espero que tener más Majors”, aseguró.
El Open se disputa desde 1860, rotando la sede entre varios clubes de Gran Bretaña. El de este año tuvo lugar entre el 20 y el 23 de julio, con una bolsa de premios de 16 millones y medio de dólares y lo ganó el estadounidense Brian Harman.
El arbitraje del continente tuvo un solo representante en el torneo más importante del planeta en lo que tiene que ver con el golf. Y es uruguaya.