Enviado a París – Francia
El taekwondo uruguayo hizo historia en los Juegos Olímpicos de París 2024 yMaría Sara Grippoli fue la protagonista, pero detrás de ella hay un equipo y ese equipo tiene a Daniel Lee como cabeza ya que es el entrenador de la atleta de 19 años que el miércoles tuvo su debut en la categoría -49 kilos.

Y si de historia se trata, la de Daniel Lee es particular, pero no deja de ser importante para esta disciplina ya que su padre, el 8° dan Byung Sup Lee fue quien introdujo el taekwondo en Uruguay en 1975, cuando ya estaba instalado en nuestro país buscando un futuro mejor para él y para su familia.

“Nací en Argentina por conveniencia de mi familia. Mi padre se vino primero a Uruguay, se separó de mi madre por ese viaje y ella llegó seis años después. Luego quedó embarazada y decidieron tenerme en Buenos Aires porque en esa época para los coreanos era difícil moverse por el Mercosur y mis padres ya tenían documento brasileño, uruguayo y querían el argentino por las dudas. Así que nací en Buenos Aires pero a la semana ya estaba en Montevideo”, le contó Daniel Lee a Ovación.

Daniel tiene 45 años y encabeza en Uruguay la Academia Lee que por supuesto tuvo a su padre como fundador y a él como un gran aprendiz. “Mi padre llegó en 1967 a Montevideo e introdujo luego el taekwondo en el país. Y ahí, viste cómo es, tu padre dando clases, vos mirando, te querés meter. Y en aquella época no había niños, era más duro y mucho más fuerte el entrenamiento. Pero yo quería entrenar hasta que mi padre me dijo ‘te dejo hacer pero sin molestar’. Empecé los 4 años y acá estoy (risas)”.

El camino de Daniel en esta disciplina siguió y en el año 2000 empezó a competir por Uruguay en torneos internacionales. Estuvo en los Juegos Odesur 2002 ganando la medalla de bronce en los de 2006, año en el que ganó la plata tras perder la final con Sebastián Crismanich, el argentino que luego fue oro olímpico en Londres 2012. “Fue una carrera relativamente corta para lo que es el alto rendimiento”, recordó.

Se retiró en 2006 pero su amor por el taekwondo no caducó. La familia y el trabajo ganaron terreno, tal como suele sucederle a mucha gente, pero continuó como entrenador y hoy es una de las máximas referencias de esta disciplina en el Uruguay.

Tal es así que es uno de los entrenadores de la selección uruguaya de taekwondo, deporte que con la presencia de María Sara Grippoli en París 2024 hizo historia ya que la atleta de 19 años se transformó en la primera mujer de nuestro país en defender a la Celeste en un deporte de combate en los Juegos Olímpicos.

Foto: AFP.

Lee habló también de cómo se maneja el taekwondo en Corea del Sur, su país de origen, en comparación con Uruguay. “Allá a los niños ya se lo inculcan en la escuela, desde muy chiquitos, pero después lo tienen en el liceo y hasta hay una facultad que se dedica solo al taekwondo y se compite en torneos interliceales, interuniversitarios y nacionales. Todo el mundo lo puede practicar y a la vista está el nivel que tienen”, contó Daniel.

En Uruguay hoy el taekwondo, según Daniel Lee, tiene un tema a resolver y así lo describió: “Cuando mi padre fundó la Federación Uruguaya de Taekwondo era la única federación, pero después algunos se abrieron y se pusieron a dar clases por su cuenta con alumnos de alumnos enseñando y se empezó a ramificar, pero por fuera de la federación. Hoy la realidad es que hay muchos más practicantes de taekwondo en el Uruguay pero que no están federados y al no estarlos no pueden competir en torneos como los Juegos Olímpicos por ejemplo”.

El objetivo a largo plazo es unificar y el entrenador de Sara Grippoli explicó lo siguiente: “Hay un tema de costos porque la mayoría de los que están por fuera de la federación no asumen el pago de exámenes, matrículas, inscripciones a torneos. Todo tiene un costo y por ahí a varios entrenadores no les sirve eso. Pero si se logra unificar hay algo claro y es que se podrían captar más talentos de los que actualmente tenemos”.

Trabajo, familia y vocación

Foto: Enrique Arrillaga.

Daniel Lee tiene 45 años, es casado y tiene dos hijos. Además de ser entrenador de taekwondo, trabaja en Zona Franca de Aguada Park desde hace 10 años. “Anteriormente tuve otros trabajos”, remarcó.

De todas maneras, la pasión por el taekwondo tiene su lugar en el corazón y en la agenda de un entrenador que sigue siendo de los más destacados en nuestro país que con el esfuerzo y trabajo de la federación y el grupo de instructores que forman parte del staff, apuestan a seguir creciendo.

El hecho de haber tenido a María Sara Grippoli en París 2024 fue un gran punto de partida y así lo expresó Daniel Lee: “Yo creo que dejamos una huella imborrable al ser la primera vez que Uruguay se clasificó a los Juegos Olímpicos y demostramos que si entrenás se pueden conseguir cosas. Esto nuestro país nunca lo había logrado y demostramos también que podemos hacerlo a pesar de adversidades económicas, de preparación y de todo tipo. Esto que pasó con Sara es como un empujó que nos motiva a todos a trabajar más y mejor a nivel federativo y también a nivel de nación, de estado, porque se dejó en claro que se puede venir a competir a unos Juegos Olímpicos”.

Ahora, la uruguaya de apenas 19 años se convirtió en una referente del taekwondo de Uruguay y de eso no quedan dudas. Los mensajes que Sara recibió tras el combate con la española Adriana Cerezo en el Grand Palais, las llamadas y la repercusión que tuvo su actuación en París son una fiel muestra de eso. De eso se deberá agarrar la federación para buscar un crecimiento en base a una planificación.

Es por eso que muchos niños y no tan niños que practican esta disciplina en nuestro país tienen un espejo y un ejemplo de hasta dónde se puede llegar, pero hay limitantes y así lo explicó Daniel Lee: “Con este empujoncito del debut olímpico la idea es tratar de que esto se transforme como en una bola de nieve, que vaya creciendo el taekwondo de a poquito y que más gente se anime al alto rendimiento. El tema es que en Uruguay el alto rendimiento no lo tenemos bien desarrollado y este deporte se practica más como un pasatiempo o diversión, sin pensar en un objetivo olímpico. Y eso es lo que tenemos que apostar a cambiar después de este hecho histórico”.