El viaje, 88 años antes

El viaje a París demandó dos meses, entre el barco y la gira

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LUIS PRATS

La selección olímpica uruguaya llegará a Londres y un segundo después ya lo sabremos, porque la televisión, Internet o Twitter lo avisarán. Para los Juegos de París 1924, la delegación celeste partió en barco el 16 de marzo de aquel año y arribó a la capital francesa el 17 de mayo, luego de una larga travesía y una dura gira por España. Sin embargo, seguramente cualquiera de los 18 jugadores actuales daría todo por seguir, paso por paso, el camino de los pioneros hasta la medalla de oro.

El relato de la aventura de aquel equipo uruguayo -en verdad aventura, porque iban a conocer un mundo nuevo- comenzó mucho antes, cuando el presidente de la AUF, Atilio Narancio, hipotecó su quinta de Maroñas para financiar el viaje y el dirigente Casto Martínez Laguarda se anticipó a la travesía para gestionar amistosos en España.

"Gira financiada. Embarquen", avisó Martínez Laguarda a través de un telegrama, luego de dos meses de gestiones. La delegación tomó el vapor Desirade, que después de realizar escalas en Río de Janeiro, Dakar y Lisboa, por fin llegó a su destino en Vigo, el 7 de abril. La gira, concertada a veces simplemente a cambio de comida, alojamiento y algunas pesetas, incluyó partidos ante los principales clubes españoles. Los buenos resultados conseguidos abrieron los ojos de propios y extraños sobre las posibilidades de triunfo en el torneo de París.

LOS VIAJEROS. El plantel estaba integrado inicialmente por Andrés Mazali (Nacional), Pedro Casella (Belgrano), José Nasazzi (Bella Vista), Humberto Tomassina (Liverpool), Pedro Arispe (Rampla), Fermín Uriarte (Lito), José Leandro Andrade (Bella Vista), José Vidal (Belgrano), Pedro Zingone (Liverpool), Alfredo Zibechi (Nacional), Alfredo Ghierra (Universal), Pascual Somma (Nacional), Pedro Etchegoyen (Liverpool), Pedro Petrone (Charley), Pedro Cea (Lito), José Naya (Liverpool), Héctor Scarone (Nacional), Santos Urdinarán (Nacional), Angel Romano (Nacional) y Zoilo Saldombide (Wanderers). Antes de llegar a París, fueron enviados de regreso Uriarte y Somma. En España se incorporó Antonio Urdinarán, hermano de Santos, radicado desde hacía tiempo en ese país, y luego se agregó como arquero suplente Leonidas Chiapara, un estudiante de arquitectura uruguayo becado en Francia, que tiempo antes había atajado en Uruguay Onward. Las listas previas de jugadores son un invento reciente...

EN TREN. De Madrid, última escala española, los uruguayos viajaron en tren a París. Allí encontraron más sorpresas, porque la Villa Olímpica designada para el alojamiento no era más que un grupo de casillas de madera, dignas de un campo de concentración. Los delegados se movieron para encontrar otro sitio y al final alquilaron un caserón en la zona de Argenteuil, que alquilaron por un precio conveniente. Desde allí podían ir caminando al estadio de Colombes y, de paso, pasear por una ciudad que entonces era considerada la capital del mundo.

Mucho ha cambiado de París 1924 a Londres 2012, salvo el celeste de las camisetas. Les toca a los jugadores de hoy encontrar más coincidencias.

"Qué pena muchachos, ¡vinieron de tan lejos!"

Uruguay debutó en los Juegos Olímpicos de 1924 frente a Yugoeslavia. Los rivales se habían visto días antes, en una práctica. Carlos Manini Ríos cita en la enciclopedia 100 Años de Fútbol que los futbolistas celestes, advertidos de la presencia de los europeos, simularon todo tipo de torpezas. Uno de ellos se les acercó y les dijo: "¡Qué pena muchachos que nos toque jugar con ustedes! ¡Vinieron de tan lejos!". El epílogo de la anécdota es que Uruguay venció 7 a 0 . Queda una duda, sin embargo: ¿En qué idioma habló aquel yugoeslavo con los uruguayos?

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