Los Juegos Olímpicos son el anhelo de cualquier deportista uruguayo que —sin ser el fútbol que tiene su Mundial con bombos y platillos, marketing, prensa y promoción— entrena, viaja, compite y lucha con escaso apoyo, pero con los bolsos llenos de ilusiones. Siempre.

Y esa tenacidad y perseverancia le permite a Uruguay hoy estar en la antesala de la gran cita del deporte que tendrá 25 atletas celestes en nueve disciplinas buscando superar diferentes objetivos: desde disfrutar de una soñada clasificación hasta intentar —por qué no— subirse al podio, algo que este país no logra desde la épica medalla de plata conquistada por Milton Wynants en la prueba por puntos de ciclismo de Sídney 2000.

Pero seamos claros y sinceros: ¿puede Uruguay conquistar una medalla olímpica? La meta es tan utópica que ya se transforma en un sueño, pero como dicen por ahí, si lo soñás, sucede. Entonces, soñemos un poco.

Es que hay varios que sueñan en grande y que tienen sus razones más que válidas para hacerlo. En primer lugar y por experiencia —y rendimiento— reciente, vale la pena mencionar a Bruno Cetraro —Diploma Olímpico en Tokio 2020 junto a Felipe Klüver—, quien de cara a este ciclo se fue a vivir a Sevilla para entrenar y competir con los mejores. Logró su cupo en París 2024 y su objetivo es claro: con 26 años quiere llegar a la final del single scull de remo.

Pero si hablamos de presente, el de Los Teros Seven en rugby y el de Fernando Diz y Hernán Umpierre en vela habilita a soñar en grande más allá de las dificultades que hay en el camino.

La ovalada no la tendrá fácil ya que en fase de grupos enfrentará a rivales como el anfitrión Francia, el bicampeón olímpico Fiji y el siempre bravo Estados Unidos. Pero si el equipo de Ivo Dugonjic gana un partido —dependiendo de otros resultados— podría meterse en cuartos de final —asegurarse el Diploma Olímpico que se le otorga a los ocho mejores de cada prueba— y luego, ojo con el cruce de cuartos porque este equipo ya demostró que le sabe y le puede jugar de igual a igual a cualquier contrincante. Y si está en un buen día, podrían llegar gratas sorpresas desde el Stade de France.

En cuanto al momento de Fernando Diz (24 años), y Hernán Umpierre (23 años), estos gurises que estuvieron en el camino a Tokio 2020 sin alcanzar la clasificación, lograron su pasaje a París 2024, ganaron la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023, hicieron podio en el Princesa Sofía de España y vienen de consagrarse en el Campeonato Europeo, torneo en el que compitieron palo a palo con los mejores rivales y muchos de ellos estarán en la prueba de 49er de vela, clase que en Uruguay no tiene competencia y es por eso que están obligados a navegar siempre en el exterior. Pero la ilusión es más que válida y por supuesto, fundamentada.

@BRUNOCETRAROOLY

En vela también dirá presente Dolores Moreira, la sanducera que con 25 años va por sus terceros Juegos Olímpicos luego de Río 2016 y Tokio 2020. Lola tiene más experiencia y llega a París tras un ciclo olímpico de varios vaivenes —con algunos cambios importantes incluidos— pero con el temple necesario como para cumplir sus objetivos en la Marina de Marsella y seguir con la constante: mejorar su posición final en la clase ILCA6.

Y si de experiencia se trata, la de Emiliano Lasa (34 años) está comprobada y en París tendrá sus terceros Juegos Olímpicos. Tras lograr el Diploma en Río 2016, en Tokio 2020 arañó la final de salto largo —quedó afuera por un centímetro— y ahora va por esa meta. Sería el cierre de una maravillosa carrera deportiva a nivel olímpico para Emiliano, que deberá competir contra marcas muy elevadas, aunque de pelear y luchar ya sabe bastante. ¿Tendrá un último baile?

El atletismo estará representado también por dos exponentes que de luchar contra adversidades saben y mucho como Santiago Catrofe y María Pía Fernández.

El fondista de 25 años tendrá su primera experiencia olímpica y buscará mejorar sus marcas en la prueba de los 5.000 metros que tiene exponentes de primer nivel internacional, mientras que la trinitaria de 29 años va por su revancha y luego del sabor amargo que dejó su condicionada actuación —debido a una lesión muscular— en Tokio 2020, quiere seguir siendo la mejor uruguaya en 1.500 metros.

Foto: Instagram

El resto de la delegación de Uruguay en los Juegos Olímpicos de París 2024 tiene a varios debutantes en la gran cita del deporte y otros que van por mejorar actuaciones anteriores.

Si de estrenos se trata, el de María Sara Grippoli es el más esperado ya que la competidora de 19 años no solo será abanderada de la delegación celeste este viernes 26 de julio en el río Sena junto a Emiliano Lasa, sino que además llega a la cita haciendo historia ya que será la primera representante del taekwondo uruguayo en los Juegos Olímpicos y además, la primera mujer de nuestro país en competir en un deporte de contacto.

Pero hay más debuts olímpicos. Uno será el de Matías Otero (26 años), quien buscará seguir mejorando su performance internacional en canotaje, y otro el de Eric Fagúndez(25 años), quien se encargó de devolver al ciclismo uruguayo al ámbito olímpico luego de Londres 2012 y tendrá la difícil tarea de completar una exigente prueba de ruta de 273 kilómetros.

Foto: COU

La natación por su parte, tendrá al debutante Leonardo Nolles (21 años) en los 100 metros libres y a Nicole Frank (20 años) en los 200 metros combinados. Ambos se metieron en París 2024 por el cupo de universalidad y el objetivo es claro: mejorar sus marcas.

Por último, lo de Mikael Aprahamian no hace más que describir en cuerpo y alma el espíritu de lucha del deportista uruguayo. Y no solo en referencia a su disciplina —el judo— sino por cómo logró con 36 años una nueva clasificación a los Juegos Olímpicos. Luego de haber estado muy cerca de un verdadero batacazo en Tokio 2020 cayendo ante el sueco Robin Pacek, buscará cumplir con otro muy buen papel.

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Si hay algo que sabe el uruguayo es vivir bajo presión, pero los Juegos Olímpicos son el escenario perfecto para salir de ese lugar, aunque claro está, no es tan fácil.

Es que el deportista uruguayo siempre quiere más, pero no siempre se puede conseguir el objetivo o el resultado esperado más allá de soñarlo una y otra vez, y al someterse al juicio de la opinión pública, el hecho de no conquistar una medalla olímpica puede ser catalogado como fracaso.

Pero esa palabra está bastante alejada de la realidad y no corre para esta delegación de 25 celestes que durante cuatro años —y en algunos casos más— dejaron todo para cumplir la primera meta: clasificar a los Juegos Olímpicos.

Una vez logrado ese objetivo, ahora viene el otro y en 25, todos tienen uno diferente. Algunos se trazaron metas más ambiciosas que otros, pero todos van con la premisa de disfrutar de esa gran fiesta y por supuesto, dejarlo todo por Uruguay.