Enviado a París - Francia
Después de la suspensión del torneo clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por covid-19 y tras esa gran cita en la que el canotaje uruguayo no pudo decir presente, Matías Otero hizo un clic en su vida y se propuso cambiar radicalmente su forma de entrenar, de competir y hasta su forma de vivir.
Quería cumplir su sueño: clasificar a los Juegos Olímpicos. El camino fue largo, con piedras, con vaivenes y con mucha dedicación, pero finalmente tuvo recompensa y el uruguayo de 26 años cerró ayer un capítulo inolvidable de su carrera tras terminar en el puesto 14 de la categoría K1 1000 metros de canotaje en París 2024.
“Hice una apuesta como la de irme a España a vivir. Y cuando me fui vi cómo era entrenar en serio. Me enseñaron a entrenar de nuevo, a reprogramar mi forma de entrenar. Ahí me di cuenta que me encantaba entrenar y que obviamente me encanta ir rápido en su sana medida. Es una de las cosas más gratas que tengo: subirme a un bote y poder ir rápido. Pero para ir rápido en un bote de estos hay que demostrarlo en este tipo de competencias, donde están los más rápidos de verdad. Entonces el clic fue querer ir más rápido y es una sensación que tenés que vivirla para poder entenderla porque cada deporte tiene sus satisfacciones y la mía en el canotaje es esa: ir más rápido”, le contó Matías Otero a Ovación en zona mixta tras la última competencia que ayer tuvo en los Juegos Olímpicos que París.
Y tras cumplir un sueño que apareció por el año 2016, el uruguayo ahora quiere más, pero no se olvida de todo lo que hizo para llegar hasta donde llegó.
“Para Tokio 2020 lo intenté, pero se suspendió el clasificatorio por covid-19 y además, yo no era una persona tan disciplinada. Entonces después de Tokio 2020 dije ‘esto no va más así porque yo quiero ir a los Juegos Olímpicos’. Era mi sueño y tenía que esforzarme mucho más de lo que lo venía haciendo hasta ese momento”, contó.
Fue así que Otero, motivado por esa clasificación olímpica, no bajó nunca los brazos, sino que todo lo contrario: “Decidí esforzarme y apostar al sueño que tenía desde 2016, cuando fui en junio a un clasificatorio olímpico al que no fui a participar porque estuve en otra categoría, pero ahí mismo me di cuenta de que eso era lo máximo a lo que se podía aspirar en mi deporte. Desde ese día tenía la clasificación en mi cabeza pero recién desde 2020 me lo puse como un asunto serio porque para que las cosas y los sueños se hagan realidad uno debe trabajarlos. Y así fue”.
En tres años de exigencia, dificultades y aprendizajes, el mayor aprendizaje para Matías Otero estuvo sin lugar a dudas en París 2024, donde enfrentó a los mejores de su categoría: “Aprendí que acá nadie te regala nada, que todas las posiciones realmente importante y que es tan importante competir en una Final A como en una Final B. Creo que el nivel es muy parecido y para mi si hoy (por ayer) algunos de mi serie corrían en la Final A, se mezclaban porque es lo que veo yo y lo repito, porque nadie te regala nada”.
Otero cerró ayer la participación en sus Juegos Olímpicos y lo hizo primero en la serie 1 de las semifinales, instancia en la que quedó noveno con un tiempo de 3’48”91 y pasó a la Final B, donde fue sexto con un registro de 3’30”48 cerrando en el puesto 14 de la general.
El uruguayo quedó por detrás del sudafricano Hamish Lovemore (3’27”94), del alemán Anton Winkelmann (3’28”04), de los españoles Francisco Cubelos (3’28”10) y Adrián Del Río (3’29”42), y del belga Artuur Peters (3’30”29).
Tras la competencia y en zona mixta, Otero expresó: “Me voy con un gusto amargo, pero también muy feliz pese a cómo se terminó la carrera que no fue como lo tenía planeado”.
Al momento de hablar cuál era su objetivo en París 2024, Otero no dudó: “El plan era conseguir un Diploma Olímpico. Teníamos los tiempos y teníamos el trabajo, entonces sabíamos que se podía, aunque no salió y por eso el sabor amargo”.
Ni bien llegó a la meta, en su rostro se vio una gran sonrisa. “Salí alegre a pesar de la mala semifinal. También tuve una sonrisa en varios momentos dándome cuenta que estaba en un Juego Olímpico y porque al terminar miré la tribuna - que es inmensa- y te llena saber que estás compitiendo con los más grandes”, apuntó.
Esta experiencia en los Juegos Olímpicos de París 2024 le sirvió y bastante al uruguayo que ya tiene buenos planes: ponerse a trabajar para clasificar a Los Ángeles 2028. “Lo veo como un punto de partida a nivel mundial o mejor dicho olímpico, y ya me voy a enfocar para Los Ángeles”, sentenció.
Matías Otero plantó en París una semilla que buscará hacer germinar en Los Ángeles y demostró que va por el camino correcto. Se puede.