HISTORIAS
A los 91 años, el ganador del bronce en Helsinki, repasó con Ovación lo que fue su logro en 1952 y analizó qué chances tienen Bruno Cetraro y Felipe Klüver de repetir o superar su gesta.
Miguel Seijas tiene 91 años, pero hace 69 alcanzó la gloria en los Juegos Olímpicos de Helsinki ganando la última medalla celeste en remo. Junto a Juan Antonio Rodríguez, también en doble scull, Seijas ganó el bronce y a pocas horas de la chance de que la gesta se repita o se supere gracias a Bruno Cetraro y Felipe Klüver, dialogó con Ovación.
"Nosotros estábamos un poco desahuciados y pudimos entrar en la final. Ahí logramos terminar terceros y el oro lo ganó Argentina a la que le habíamos ganado antes en Valparaíso. Era un bote muy fuerte de última generación que caminaba solo, pero también nosotros nos habíamos entrenado mucho", recordó Seijas.
"Al principio estaba decepcionado por haber salido tercero, pero Rodríguez, que ya había ganado (bronce) en Londres, después me decía que para Uruguay era un ganador. Hoy con 91 años estoy viendo con mi hijo los Juegos Olímpicos y me acuerdo de cada cosa y conseguir la medalla para Uruguay me hizo grande para la vida, para la familia, para todo. Me ayudó a crecer", confesó.
Respecto a Cetraro y Klüver, con quien reconoció haber estado en contacto hasta hace poco, sostuvo: "Los he visto muy bien. Uruguay llega unos Juegos Olímpicos y cree que enfrente tiene dioses. Después que te sentás en el bote, el Dios lo tenés vos porque sos uruguayo".
"Cuando estás arriba del bote sos otra persona y no te achicás porque te entrenaste mucho tiempo, hiciste muchos sacrificios y, muchas veces, sin ayuda", sostuvo Seijas. "Por supuesto que los voy a ver, les deseo lo mejor porque además Uruguay lo necesita para seguir creciendo", agregó.
Al ser consultado sobre cómo se vive una competencia de este nivel, indicó: "Ahí vos estás muy nervioso, es normal eso. Pero cuando te subís al bote, todo cambia. Yo decía 'esta gente no me gana' y al final ser un olímpico es un honor en el mundo entero. Lo he comprobado porque siempre he tenido ese don y me ha ayudado mucho en la vida".
Si algo se le ha destacado a los remeros uruguayos en Tokio es la arremetida final y Seijas sostiene que eso era algo que incluso él trabajaba mucho: "Así era como nosotros corríamos. Salíamos flojos de abajo y en los últimos 500 metros estábamos enteros para empezar a pasar gente y ganar, por eso llegábamos en condiciones. La mayoría sale muy rápido, pero cuando llega a los últimos momentos ya no tienen piernas, en cambio nosotros teníamos".