Lucas Guimaraes - O Globo (GDA)
El surf se volvió un deporte con mucha visibilidad en los últimos años y esto se debió, en gran parte, a su ingreso a los Juegos Olímpicos desde 2021. Asimismo, hay una modalidad que genera mucho asombro en propios y extraños, y que se observa en varios recortes de redes sociales: la de big wave (olas gigantes).
Pese al entusiasmo de los deportistas y su dedicación por alcanzar esas olas enormes, la categoría tiene un dilema crónico en su práctica: la medida exacta del tamaño de la oscilación surfeada. Pero, para este segundo caso, hay una solución directamente desde Nazaré, en Portugal, una de las cunas más famosas de este tipo de olas.
Esta precariedad en la medición de olas contribuye a la adversidad en los campeonatos para completar puntuaciones y registrar marcas históricas. Por eso, el oceanógrafo de Colab +Atlantic, Luis Pedro Almeida, creó la herramienta Big Wave Tracker, que funciona como una especie de VAR (Video Assistant Referee), tecnología que ayuda a los árbitros de fútbol a tomar decisiones más precisas en las jugadas decisivas.
Nacimiento de la idea
La idea surgió de una conversación con un colega sobre las posibilidades de medición con video estéreo (usar dos cámaras para capturar imágenes desde diferentes ángulos y calcular la profundidad) y LIDAR (una herramienta que emite pulsos láser para medir distancias precisas y mapear el entorno en 3D), tecnologías científicamente probadas.
“Surgieron controversias sobre cómo el WSL (World Surf League, ente rector de los surfistas profesionales) medía la altura de las olas. A finales de 2020, la propia WSL elaboró un informe científico para decidir entre los surfistas Maya Gabeira y Justin Dupont que habían surfeado la ola más grande del año en Nazaré. El informe, elaborado por científicos y expertos en medición de olas, destacó la dificultad de determinar qué ola era más grande utilizando sólo fotografías y filmaciones, ya que este enfoque hacía subjetiva la identificación de la base y la cresta de la ola”, dijo Almeida a O Globo.
Ante esto, se presentó un proyecto a António José Correia (Tozé), del Fórum Oceano y ex alcalde de Peniche, conocido entre los surfistas como “el alcalde más cool del tour”; Walter Chicharro, entonces alcalde de Nazaré; y Francisco Spínola, de WSL Europa. Sin embargo, la ejecución no sería tan sencilla de llevar a cabo, principalmente porque no había ningún inversor.
“Los primeros pasos del proyecto se dieron en 2021, sin financiación, y el esfuerzo y la perseverancia de las personas implicadas fueron fundamentales. Mi estudiante de doctorado, Matheus Vieira, y yo empezamos a tomar medidas en Nazaré con un par de cámaras GoPro. Aunque los resultados iniciales fueron prometedores, pronto nos dimos cuenta de que, para medir olas gigantes, necesitaríamos equipos capaces de capturar olas a mayores distancias”, relató.
Además de esta primera barrera, el objetivo principal, que era la medición, sería el principal desafío a afrontar. Las alturas superiores a los 15 metros fueron vistas como un "dilema universal para la oceanografía y la ingeniería", ya que los equipos tradicionales como boyas u otro tipo de sensores no funcionan adecuadamente en condiciones de alta turbulencia.
Las mediciones comenzaron a realizarse a través de fotografías y filmaciones realizadas por fotógrafos profesionales, utilizando un enfoque geométrico simple: se utiliza como escala el tamaño del surfista o moto de agua de la imagen. A partir de ahí es posible definir visualmente el punto de la base y la cresta de la ola, así, la altura se determina sumando el valor de la escala entre la base y la cresta de la ola.
¿Cómo funciona?
De esto surge la idea de medir la superficie del océano en 3D a lo largo del tiempo. Este método permite medir olas extremas sin necesidad de estar físicamente en el lugar, a cierta distancia, y determina objetivamente la altura de las olas, donde la base y la cresta corresponden a los valores mínimo y máximo extraídos directamente de los datos.
En 2022, el proyecto fue financiado por la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (FCT). Con los fondos disponibles se creó el primer prototipo del Big Wave Tracker. Sin embargo, el 2024 marca un momento delicado para los creadores, ya que la inversión no debería renovarse. Luis Pedro Almeida considera que, como la funcionalidad científica ya está comprobada, es el momento de buscar ayuda del capital privado y de las industrias.
“En la práctica, también está abriendo nuevos horizontes científicos, tanto en el desarrollo tecnológico como en el estudio de los procesos que dan origen a estas olas. El proyecto utiliza tecnología de video estereoscopía que consiste en el uso de un par de ondas alineadas cámaras que miden la misma superficie del océano desde diferentes ángulos”, describió el oceanógrafo a O Globo.
Con el avance del instrumento, el surf impactaría de varias maneras. Actualmente, el dispositivo aún es poco utilizado, existiendo sólo una muestra instalada en el Fuerte São Miguel Arcanjo, en Nazaré, Portugal. Y, si se introduce, puede ayudar a reducir las decisiones equivocadas al practicar el deporte.
“Quienes se enfrentan a las olas gigantes de Nazaré ponen constantemente en riesgo sus vidas, donde una sola decisión equivocada puede tener consecuencias fatales. Estos deportistas están muy preparados, al igual que sus equipos. Las posibilidades son innumerables, pero es crucial que este proceso de integración tecnológica se lleve a cabo de manera cuidadosa y colaborativa, incluyendo la opinión y crítica de los surfistas y de todos los involucrados en el deporte”, agregó Almeida.
Carlos Burle destacó que la creación del dispositivo puede ayudar a transformar el deporte. “Creo que es realmente genial, porque la herramienta parece ser muy específica para surfistas de olas grandes. Todos los días hago esta lectura usando estas herramientas, es una decisión muy grata para mi día”, le dijo a O Globo.
El surfista brasileño Lucas Fink, primer no estadounidense en ganar el United Skim Tour, también piensa en cambiar el deporte y cómo la herramienta puede resultar útil en la vida cotidiana. “Creo que suma. Te ayudará en todos los deportes, pero especialmente en el surf de olas grandes. Podremos hacer un mejor uso de estas misiones. Además de tener más precisión en los datos, tener más impacto con esta información, y eso es algo que falta mucho en la categoría”, sentenció.
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