golf
La golfista dominó las competencias en el Río de la Plata por dos décadas; después fue a Estados Unidos y ganó el Abierto profesional, el torneo más importante del mundo
Una de las actividades más entretenidas y a la vez controvertidas del deporte es elegir a los mejores de cada especialidad a través del tiempo: el más grande del año, de la década, de todos los tiempos. Por cada opinión hacia un lado, habrá corrientes que llevarán mil hacia otros sitios. Este cronista decidió apostar en este juego y anuncia su punto de vista: la mayor figura uruguaya de un deporte individual en toda la historia fue una mujer.
La conquista del Abierto profesional de Estados Unidos de 1955 inclina la balanza de los méritos hacia Fay Crocker (1914-1983), indiscutida mejor golfista femenina de América del Sur en todos los tiempos y la número uno más allá de sexos en Uruguay.
Sin desconocer el papel que cumplieron inolvidables figuras en diversos deportes, ninguno llegó tan lejos como ella en su actividad. Debe recordarse por ejemplo que ningún tenista nacido en esta tierra ganó el torneo de Wimbledon. No hubo pilotos uruguayos en lo más alto del podio del Mundial de Fórmula 1 ni de las 500 Millas de Indianápolis. Tampoco atletas que hayan conseguido una medalla de oro olímpica, ni boxeadores campeones del mundo en la época en que existía un único monarca indiscutido en cada peso. Del repaso quedan afuera los deportistas de equipo, en especial los futbolistas, pues muchos fueron campeones del mundo vistiendo la Celeste, la aurinegra o la tricolor. Y la dupla Bernal-Iroldi conquistó varios títulos universales en pelota, pero eran dos.
Fay Crocker alcanzó el 2 de julio de 1955 el máximo lauro que puede alcanzar una jugadora de golf en el mundo: el Abierto de Estados Unidos. Hoy su nombre significará poco para los aficionados fuera del ambiente del golf, donde sigue siendo recordada y venerada, pero en las décadas de 1950 y 1960 era una celebridad deportiva uruguaya, cuyos triunfos ocupaban las primeras planas de los diarios hasta volverse sinónimo de golf.
Lo increíble de su trayectoria es que cuando empezó a jugar, en la década de 1920, poquísimas mujeres compartían su afición. Por supuesto, esas colegas no representaban rivales de cuidado. Está claro que la competencia estimula el desarrollo de las aptitudes en cualquier campo, pero no fue su caso. Ella se hizo practicando sola o jugando con su familia. Además, existía únicamente una cancha de golf en todo el país, y era de solamente nueve hoyos: la ya desaparecida del Montevideo G. C. en el Cerrito de la Victoria.
Su abuelo. Ernest Osborne Crocker, de origen estadounidense, ganó en 1896 el primer torneo de golf que se organizó en el país. Su padre, Federico, y su tío Allen también fueron figuras en la primera mitad del siglo XX. Federico practicó diversos deportes e incluso defendió a Nacional y la Selección uruguaya de fútbol. Helen Carson, su madre, fue de una de las primeras golfistas femeninas y representó su mayor rival cuando era niña. La primera gran victoria de Fay llegó cuando tenía 16 años, en el Campeonato Nacional de 1931, tras superar finalmente a su madre.
Por lo general, jugaba desde el tee (lugar de salida) de los torneos de hombres, pues el recorrido femenino es más corto. E incluso una vez ganó el Abierto de Montevideo para caballeros (1938).
Sin rivales en Uruguay, acostumbraba viajar a Buenos Aires para participar en torneos allí, donde el golf tenía mucha mayor difusión. De esa forma disputó 18 veces el Campeonato Argentino y lo ganó en 14 ocasiones, la primera vez a los 17 años en 1932, la última en 1953. En todos esos años sumó 74 triunfos y apenas cuatro derrotas. La revista El Golfer Argentino consideró esta marca como un récord mundial.
Cuando se quedó sin adversarias también en Argentina decidió que era tiempo de probar suerte en el profesionalismo de Estados Unidos: el circuito LPGA, todavía hoy el más importante del mundo para damas. Empezó cuando tenía casi 40 años de edad, pero sumó 12 títulos hasta su retiro en 1960.
El más relevante, está dicho, resultó el Abierto de Estados Unidos de 1955, disputado en el Wichita Country Club del estado de Kansas. “Juego al golf desde los seis años y esta es la culminación. He llegado a la cúspide de mi carrera”, declaró entonces a la prensa local. Ese ’55 fue elegida como la golfista del año por la asociación de periodistas estadounidenses de ese deporte.
Fue la primera vez que un sudamericano obtenía un Major de golf. El segundo fue Roberto De Vicenzo, en el Open Británico de 1967. Y ninguna otra mujer de este continente consiguió repetir su hazaña. La única gran diferencia con el golf actual son los premios: Fay ganó 2.000 dólares aquella vez; la coreana Park Sung-hyun obtuvo 900.000 por su victoria en el U. S. Open 2017.
Después de su retiro, Crocker siguió vinculada al golf como profesora. Muchos de los principales golfistas de Punta Carretas aprendieron con ella. Por ejemplo, las integrantes del equipo femenino que conquistó la Copa Los Andes en 1969, el primer lauro para Uruguay en este torneo sudamericano. Estaba claro que Fay había nacido para dejar su marca en el golf.