PASE PROFUNDO
En 1930 se dio la receta perfecta para que el profesor Juan Carlos Ceriani creara el “juego de salón” que hoy practican alrededor de 200 países .
La creación del Fútbol de Salón fue como una ecuación perfecta, como marcada por el destino. Los ingredientes se fueron agregando uno tras otro hasta que Juan Carlos Ceriani, un profesor de Educación Física de la Asociación Cristiana de Jóvenes, escribió su nombre y el de Uruguay en la historia del deporte mundial.
En la vieja ACJ de la esquina de Colonia y Río Negro, donde hoy funciona el Club Juventus, un joven Ceriani de 23 años le encontraría la solución al problema de los vidrios rotos por parte de sus alumnos en uno de los gimnasios del club.
Había sido una década más que exitosa en lo deportivo para Uruguay, que después de ser campeón olímpico en París 1924 y Amsterdam 1928, ganaría la primera Copa del Mundo de FIFA en 1930. La euforia por el fútbol era total y los pupilos de Ceriani no querían jugar al basquetbol o al voleibol con la mano, querían patear la pelota a como diera lugar. Y no importaba si rompían las ventanas.
Receta perfecta:
Pero al profesor se le ocurrió una idea. Al igual que James Naismith (creador del básquetbol) Ceriani concurrió al Springfield College en Massachusetts, donde obtuvo su título, y ahora era su turno de dejar un legado. Tomó unas tizas para dibujar los arcos en las paredes, hizo una pelota más pesada y que no picara mucho con trapos y cuero y se valió de Naismith, el voleibol y el waterpolo para redactar las once reglas que dieron nacimiento al fútbol de salón.
“Las conquistas sirvieron para darle identidad a un país que no la tenía. La camiseta celeste y el fútbol cumplieron un rol de tremenda importancia para la historia de nuestro país porque el fútbol se convirtió en un verdadero embajador del Uruguay. Cuando todavía había muchas personas que eran venidas de otros lugares, encontraron a través del fútbol un motivo de unión con el resto de la gente”, afirma Alfredo Etchandy, palabra autorizada para hablar del deporte, que fue un agente socializador para la época.
“Hay tres factores que son fundamentales para el deporte uruguayo: la creación de la Comisión Nacional de Educación Física, la instalación en 1909 de la ACJ y los residentes ingleses que trajeron el fútbol y fundaron la mayoría de los clubes”, afirma el abogado y actual presidente de la Organización Nacional Antidopaje.
Desde entonces se empezó a jugar al fútbol de salón, pero no se hizo de forma organizada sino hasta 1965, cuando el Club Banco República y el Sporting Club del Uruguay firmaron el acta fundacional de la Federación Uruguaya de Fútbol de Salón, que Gabriel Delmonte presidió por 22 años.
Delmonte describe a Ceriani como un tipo “divertido, amable, muy curioso, de esos personajes de antaño que tenían valores humanos tremendos inculcados en su vida”. Juntos vieron el primer Mundial; pero aún falta para llegar eso.
Lucha de egos:
A la creación de la FUdeFS la siguió la de la Confederación Sudamericana de Fútbol de Salón con torneos en la región. En 1971 se dio el gran paso: se fundó la Federación Internacional de Fútbol de Salón. Su presidente fue João Havelange, hasta que ingresó a FIFA en 1974, y dejó entonces su lugar a Januário D’Aléssio. Los dos brasileños tuvieron mucho más en común que el mismo cargo en la FIFUSA.
Ambos eran dueños de compañías de seguros: Havelange era dueño de la cadena Bradesco y D’Aléssio de Bandeirante. “Ya de por sí había una rivalidad entre ellos dos”, cuenta Delmonte, que dice que todo empeoró entre ellos en los años que siguieron.
“Cuando en 1982 D'Aléssio organiza el primer Mundial de Fútbol de Salón en Brasil, desata la furia de Havelange que, viendo el éxito que tuvo, hace nacer en FIFA el fútbol 5 y empieza a hacer algunos torneos independientes de ese deporte”.
Uruguay terminó tercero en esa Copa del Mundo que ganaron los locales. Siguió la de España 1985, donde la Celeste fue quinta. Ese año se creó la palabra ‘futsal’.
“FIFA decía que por llamarnos ‘Fútbol’ de Salón le pertenecíamos al fútbol. ¿Qué pasa? La FIFA igual toma la palabra ‘Futsal’ y eso provoca alguna distorsión en la información del deporte y hace que nosotros tengamos que tomar acciones legales”, explica Delmonte, que en 2008 y presidiendo la FUdeFS le ganó un juicio a la AUF y en nuestro país. “Futsal” está prohibida para la Asociación Uruguaya de Fútbol.
En 1988 llegó el Campeonato Mundial de Australia, Uruguay nuevamente fue quinto pero Brasil no pudo conseguir el tricampeonato. Paraguay fue campeón por primera vez y el dolor para los brasileños fue tan grande que se marcharon de FIFUSA a FIFA. “Eso llevó a un congreso que se hizo en San Pablo, donde hubo 29 países que pidieron seguir por el deporte independiente y siete que se fueron a FIFA”.
Brasil tuvo una pronta revancha porque al año siguiente FIFA organizó su primera Copa del Mundo en Países Bajos y la tristeza de la final ante Paraguay quedó en el olvido tras la consagración ante el local en Rotterdam.
Pasaron varios mundiales de ambas federaciones y en el del 2000 de la FIFA en Guatemala, dirigentes del fútbol de salón intentaron una unificación del deporte. FIFUSA ya no existía y la Asociación Mundial de Futsal (AMF) tomó su lugar. Gabriel Delmonte viajó con Ricardo Alarcón, presidente de AMF, para reunirse con Joseph Blatter en Zurich. “Hasta el día de hoy nos mantenemos en esta situación que no le sirve a nadie. Esa discordia que hubo entre Havelange y D'Aléssio llevó a tener las cosas muy tirantes como para que la unificación procediera”, lamentó el directivo uruguayo.
La mejor generación:
Los años 1996 y 1997 estarán en la memoria de los salonistas de ley por siempre. Todo comenzó el 24 de septiembre del 96 cuando, en el gimnasio del Club Atenas, Nacional derrotó a San Antonio de Paraguay por 4-1 y se quedó con el Campeonato Sudamericano de Fútbol de Salón. Ese plantel tricolor con Javier Píriz al arco, Miguel Aguirre Zabala, Gustavo Silva, Nicolás Moliterno y Claudio Guerra, entre otros, sería la base de las dos mejores presentaciones de la selección uruguaya en Mundiales de FIFA y AMF.
“Con Nacional marcamos una época, en la que nos conoció mucha gente también porque el deporte se transmitió. El Canal 5 pasaba fútbol de salón y creo que agarramos una linda época. La información no era tanta, Nacional se leía mucho en los diarios y nosotros salíamos siempre; ganábamos y se marcó una época. Esa misma generación compitió por Uruguay en el 94 en Argentina y fue terceraM en el 97 segunda y marcó creo el mejor momento de Uruguay”, recuerda Moliterno, uno de los mejores jugadores que tuvo el deporte en Uruguay y que luego se convirtió en entrenador.
El Fútbol Sala ya había arribado a la AUF, se había disputado el campeonato en 1995 con la presencia estelar de Nacional y Peñarol y la Celeste de la Asociación se preparó en el Cilindro Municipal para el Mundial de España a fines de 1996, en donde fue sexta. Esa fue una de las tres participaciones de Uruguay en los últimos siete mundiales y en la que tuvo el mejor resultado.
“La FIFA había convocado a todas las federaciones madres a que tenían que adoptar el fútbol de salón como propio y le puso Fútbol Sala”, explica Kevork Kouyoumdjian, que integró la primera comisión, presidida por Atanasio Aguirre, junto a Axel Fuchs y Mario Gandini.
“Evidentemente nos complicó mucho la vida. Yo no fui a ver un solo partido organizado por la AUF”, admite Delmonte. “No se trata de uno ganarle al otro sino de saber que los dos nos estamos perjudicando al estar separados”, añade.
“En la selección de AUF estaba Rolando ‘Chopo’ Muniz de técnico, con el profesor Marcelo Tulbovitz. Se armó un plantel con jugadores del medio y se trajo en esa oportunidad al ‘Cubano’ Guerra, al ‘Pipi’ Piñeyro y a ‘Chocolondo’ Nuñez, que jugaban en España. La mayoría eran de acá y estaba Roibal, Varela, Imperio, Moliterno, Aguirre Zabala, ‘Pico’ Rodríguez. Se conformó una buena selección y se vieron los resultados. Tuvimos un buen Mundial. Difícil llegar a las finales con los monstruos que había, como España y Brasil”, cuenta Kouyoumdjian, quien ahora se encarga del Fútbol Playa en AUF.
Con muchos jugadores que se repitieron en la convocatoria, la selección de fútbol de salón tuvo su Mundial en México 1997 y, con un segundo puesto, alcanzó la mejor participación en torneos de AMF.
“Ahí conseguimos el vice-campeonato del mundo porque perdimos una final tremenda con Venezuela (0-4), que aunque te parezca mentira tenía un equipazo”, agrega Delmonte. “Allí se juega profesionalmente este deporte. En esa final no pudimos contar con el arquero, el ‘Coco’ Píriz, y fue tremendo no haber contado con él porque era una figura extraordinaria”.
“Tal vez ahí tuvimos el mejor nivel. En Argentina obtuvimos el tercer lugar en 2004, que nos valió un premio Charrúa. Y en México casi tocamos el cielo porque sinceramente tuvimos la mejor delegación que logramos juntar. La mayoría de los jugadores ahora son técnicos como Miguel Aguirre Zabala y Nicolás Moliterno, el Coco Píriz ya está retirado, pero había un equipo que daba para más. Pensamos que lo podíamos conseguir, pero la historia quiso que fuéramos vicecampeones del mundo”, recuerda Delmonte.
No solo jugadores:
El fútbol de salón de la FUdeFS y el fútbol sala de AUF no solo compartieron y comparten muchos jugadores a lo largo de la historia. Moliterno y Aguirre Zabala son los primeros ejemplos pero Fabián Hernández estuvo en los dos últimos mundiales de ambas federaciones y Nicolás Ordoqui, goleador histórico de Peñarol, también se le unió a ‘Mincho’ pues jugó el último Mundial de AMF en Argentina.
También mantienen la esencia del juego aunque difieren en algunas reglas. “No son caprichos sino que responden a las dimensiones en las que se juega”, dice Mario Luna, quien un día vio un aviso de un curso de árbitros e ingresó. “Nunca se me ocurrió que íbamos a hacer 40 partidos por mes”, confiesa.
Las reglas que difieren entre uno y otro deporte son que en el Fútbol de Salón los laterales y córners se hacen con la mano y no con el pie; el saque del arquero tiene que picar antes de pasar la mitad de la cancha y el golero tampoco puede pasar la mitad del campo para jugar la pelota con los pies. En el Fútbol Sala de FIFA el arquero tiene toques libres solo si pasa mitad de cancha.
Moliterno jugó en las dos variantes del deporte y ve al fútbol sala “más moderno”. “Se modernizó con el mundo. Las reglas lo mejoraron mucho y me gusta más que el fútbol de salón. Los gimnasio de fútbol de salón son más chicos que los de fútbol sala y eso hace que no todavía no haya llegado esa modernización al interior”, dice.“Todas esas reglas se aplican en la realidad por las dimensiones del terreno”, coincide Luna. “Vos en 40x20 metros que el golero pase la mitad de la cancha no te molesta porque no tiene potencia. Y lo que para mí tiene de bueno es que al no jugar con el golero te obliga a jugar para adelante”, opina Luna, que conoce del fútbol de salón porque lo arbitró y del fútbol sala porque su hijo Agustín defendió a la selección, Banco República y Peñarol.
Luna es de esos enamorados de su profesión. El buen trato con los jugadores lo diferenció, es de los árbitros más respetados del ‘salonismo’ y tiene una anécdota que lo define. “El último clásico en fútbol de salón lo arbitro yo en el 94 y me esperaron una semana para que los arbitrara porque me había ido al Sudamericano”.
También los clubes:
Las dos variantes del deporte tienen más cosas en común: los jugadores, reglas y obviamente equipos. Nacional y Peñarol fueron de los primeros en pasarse a la AUF en tanto la FUdeFS siguió siendo fuerte en el interior, con varios campeonatos regionales que componen el Uruguayo, aunque perdió a unos de sus clubes emblema.
A pesar de que pasó a la Asociación Uruguaya de Fútbol hace más de una década, Old Christians sigue siendo el equipo que más finales disputó en el Fútbol de Salón y en la AUF tampoco le fue nada mal al ‘trébol negro’. Ya tiene tres estrellas y una marca registrada: hacerse fuerte con jugadores de la casa. Parecido es el caso de Urupan, hace tres años llegó a AUF y siempre fue animador, alcanzando las semifinales de los playoffs.
Mientras tanto, el reinado en la FUdeFS corresponde a JAVE de Treinta y Tres. El equipo naranja, que tiene entre sus filas a Fabricio Santos, Martín Aldave y Fabián Hernández, que también juegan para Rio Branco en AUF, se quedó con cuatro de los últimos seis títulos y es el actual campeón. En la Asociación Uruguaya de Fútbol el último campeón es Peñarol, que con diez títulos es el más ganador seguido por Nacional que tiene nueve. Cuando ambos estaban en el Fútbol de Salón, los tricolores lideraban en la estadística.
Desde que la FIFA llegó al deporte creado por el profesor Ceriani y la rivalidad entre Havelange y D’Aléssio lo quebró en todo el mundo, dejando dos federaciones independientes en la mayoría de los países, mucha agua ha corrido bajo el puente en la especialidad. Uruguay, siendo un país chico en cantidad de habitantes, no puede darse el lujo de seguir dividido.
Las últimas participaciones de las selecciones no fueron las mejores y sus equipos lejos están del nivel de mediados de los años noventa, cuando los jugadores charrúas llegaban a Europa.
La selección uruguaya de AUF se quedó en la puerta de la clasificación al Mundial de Lituania y la Celeste de la AMF lo jugó en Misiones el año pasado y quedó eliminada en la primera ronda.
Los goles de Uruguay en el último Mundial AMF
Limar asperezas, ¿será el momento de trabajar en conjunto?
A priori, los protagonistas abren camino a un diálogo en el que el deporte sería el beneficiado:
“Siempre es posible cuando hay un poco de intención. El tema es que se dé el momento; tal vez hasta ahora no se ha dado pero yo no cierro las puertas, porque los jugadores no tienen que pagar el precio de los errores de los dirigentes”, opina Gabriel Delmonte.
“La pelea desde la cúpula de Havelange y D'Aléssio era imposible que se arreglara desde abajo. Yo soy del fútbol de salón porque estuve vinculado toda mi vida y lamento que haya pasado esto pero es la realidad y hay que aceptarla como tal. Me gustaría que trabajaran en conjunto porque siempre es mejor la unión que el enfrentamiento”, dice Alfredo Etchandy.
Los jugadores, verdaderos protagonistas, también opinan en la misma dirección. Fabián ‘Mincho’ Hernández, multicampeón con JAVE en FUdeFS, campeón con Río Branco en AUF y presente en los dos últimos Mundiales de ambas selecciones cree que en las reglas del juego “cambia mucho” pero que “sería bueno que se unificara y se pudiera organizar un torneo a nivel nacional con equipos de todo el país”.
"Esta es una eterna discusión. Desde que empezó el fútbol sala que no se pudieron asociar. Hay una gran rivalidad pero los que pagan la situación son los jugadores. En realidad estaría bueno pero pasa más por los dirigentes”, opina Nicolás Moliterno.
“Uruguay podría ser mucho más fuerte si se unieran, si hubiera un consenso, un camino único para seguir. Pero siempre están esas viejas rencillas y ahí es donde se complican las cosas. Pero sería muy bueno que algún día se sentaran a hablar y ver si pueden encontrar un camino que los pueda llevar a una unificación y trabajar en conjunto”, es el parecer de Kevork Kouyoumdjian.
“Yo siempre digo: para los cuatro gatos que somos tendríamos que estar juntos. Acá tendríamos que tirar todos para la misma camiseta. Vamos a unirnos, por favor. Lo que hay que hacer es que alguien lo proponga. Tenemos que dejarnos de jorobar. ¿Cómo lo unificaremos? Veremos las reglas, son pocas las diferencias. En Uruguay no podemos darnos ese lujo”, afirma Mario Luna.
“Mi sentir es: ojalá que el día de mañana se pudiera unificar todo por el crecimiento del deporte. Son muy pocas cosas las que separan. El tema es político y no solo a nivel nacional, es algo a nivel de FIFA y la AMF también. Estaría bárbaro que fuera un deporte solo para darle el crecimiento que realmente se merece”, piensa Leonardo Oper, actual presidente del Ejecutivo del Fútbol Sala de AUF, al tiempo que mantiene reuniones para sumar más equipos en 2021 con el objetivo de tener un campeón nacional.