La final del Campeonato Uruguayo de fútbol playa pareció eterna como el torneo que arrancó en octubre y culminó, entre otoño e invierno, a fines de mayo. Pero Cerrito y Peñarol le subieron un poco la temperatura a la arena y estuvieron a la altura en una final para el infarto, con una paridad indiscutible y que se se definió en una tanda de 16 penales tras un 7-7 en el tiempo regular.

Peñarol hizo un gran año, venía de consagrarse campeón en femenino y quería ser el rey absoluto del fútbol de arena pero enfrente estaba Cerrito que, además de alcanzar el tri-campeonato, quería conseguirlo de manera invicta. De lado del carbonero y a la orden de Daniel Molina, muchos jugadores de experiencia y desnivelantes como Nicolas Bella, Matías Cabrera y Lucas Ibáñez. En el equipo auriverde, un proyecto al mando de Miguel Ángel Presa que ya lleva casi diez años, cuenta con dos buenos arqueros y las figuras de Gonzalo Cazet, Enzo Ortíz y Facundo Abad, que no tuvo minutos en la final por estar aún recuperándose de una lesión.

Primer tiempo:
Los condimentos estaban dados y la final fue espectacular. La figura del primer chico fue Pablo Torena, uno de los arqueros de Cerrito, decisivo en los primeros minutos. Tapó dos ocasiones de gol de Peñarol y asisitó a Facundo Cedrés para abrir el marcador.

Pero aparecieron los jugadores de experiencia del mirasol. Matías Cabrera se cobró una falta para empatar el partido y, segundos más tarde, Nicolás Bella desbordó y asistió a Ignacio Mancini que lo daba vuelta solo cuatro minutos después del gol de Cerrito. Fue una muestra de lo que sería la final. Cedrés volvió a convertir para la igualdad pero en los segundos finales Juan Manuel Iturriaga aprovechó un error en defensa para devolver la ventaja al aurinegro.

Segundo tiempo:
Y si de figuras hablamos, uno de los protagonistas de la noche fue Enzo Ortíz que convirtió el tercero para que el auriverde llegara nuevamente a la igualdad y, tras ella, el mejor momento de Peñarol. Facundo Cordero puso el cuarto del aurinegro y Lucas Ibáñez, de cabeza, el quinto para sacar la única diferencia de más de un gol en la noche.

Parecía que Peñarol, que estaba bastante sólido, podía seguir de largo pero Cerrito está para luchar y, como a lo largo de todo el año, se repuso una vez más ante un resultado adverso. A falta de quince segundos para terminar el segundo chico, Brandon Maverino puso el descuento para el 4-5 parcial que ilusionaba a los defensores del título.

Tercer tiempo:
En el último chico se lucieron algunas de las figuras del encuentro. Ortíz nuevamente anotó para empatar transitoriamente pero Ibáñez dejó por el camino al arquero para darle la ventaja a Peñarol. Y otra vez, aparecieron el carácter y la rebeldía de Cerrito. A falta de poco más de un minuto para el final uno de los hombres de la selección, Gonzalo Cazet, puso el 6-6 y en la última jugada tuvo el campeonato en una chilena que se fue ancha.

La definición llegó al tiempo suplementario de tres minutos y, como era de esperarse, hubo más goles. Ortíz, de tijera, llegó a su hat-trick para adelantar a Cerrito e Iturriaga lo empató para Peñarol estirando la agonía hasta los penales.

Penales:
Con 14 goles en el tiempo regular, los jugadores estaban con la pólvora seca y los penales fueron la prueba. Ambos equipos rotaron a sus arqueros y se patearon 16 penales. Peñarol falló dos y la suerte estuvo del lado de Cerrito que consigue su tercer título al hilo, de manera invicta y representará a Uruguay en la próxima Copa Libertadores de fútbol playa.