Por Diego Domínguez
En tiempos de alta sensibilidad social, motivados especialmente por la condena a jóvenes vinculados al rugby en Argentina, hablar de deportes de contacto no es tarea sencilla. La ebullición por el caso de Fernando Báez Sosa entremezclada con el desconocimiento hacia el bare nuckle (boxeo a puño limpio) en Uruguay solo se puede evaporar cuando un aventurero en la materia, como Gastón Reyno, desembarca para charlar frente a la cámara de su celular y explica algunas matices entre las artes marciales mixtas y su nuevo rubro: “En bare nuckle hay que ser mucho menos salvaje y más técnico, porque donde pegue mal, me rompo la mano”.

“Los deportes de combate justamente no son violentos. Capaz que sí mucho más agresivos, pero me resultan mucho más violentos dos hinchas de fútbol matándose por dos colores de una camiseta, o adentro de una cancha los insultos al juez, al otro técnico, o a veces golpes. Eso para mí es violencia. Sí es más agresivo lo nuestro, pero cuando suena la campana el 99,9% de los peleadores se abrazan, se respetan”, dice a Ovación. “Entiendo el estigma; parte del desconocimiento. Se dice que todos los rugbiers son patoteros o que todos los peleadores son violentos, pero en realidad no es así”, insiste.

Pese a ser un especialista del golpe, el Tonga (36) está lejos de considerarse “un violento”. Todo lo contrario: su éxito está en saber medirse, controlar las emociones y tener a su cuerpo dominado, como si jugara de memoria. “Físicamente me siento mejor que cuando tenía 23. En aquel momento yo no entrenaba como tengo que entrenar. Capaz que hacia ocho horas de bolsa y no era lo que me servía, porque no iba a estar peleando ocho horas. Salía a correr una hora y no iba a estar peleando una hora. Hacía demasiado sin sentido”, reconoce.

Foto: Leo Mainé

Su trabajo como comentarista en la televisión, que realiza desde hace tres años para ESPN KnockOut, lo motivó para cambiar de disciplina, pero no de área. Seguirá dentro de las artes marciales, solo que ahora se probará sin guantes y con unos nudillos particularmente crecidos: “Al principio me llamaba mucho la atención el ruido del hueso en la cara, pero, lejos de decir ‘esto no me gusta, no es lo mío’, dije: ‘Voy a aprender y lo voy a hacer’. No quiero tener 70 años y decir: ‘¿Qué hubiese pasado si no lo hubiese hecho?’. Haber superado todos esos miedos personales te hace crecer. No es tanto a dónde llegás, sino en quién te convertís. No sé cuántas personas en el mundo pueden decir que les apasiona todo de su trabajo”, expresa.

“Endurecer los nudillos sabía que era cuestión de tiempo. Le tenía que dar a una madera japonesa que se llama makiwara y las primeras semanas era difícil, se me iban pelando, pero ahora tengo los nudillos duros”, añade.

Su primera prueba será el próximo viernes frente al estadounidense Daniel Van Sickle en el evento KnuckleManía 3. La pelea, fijada en la ciudad de Albuquerque, Nueva México, se transmitirá en exclusiva por Star + y será dentro de la categoría 155 libras (70 kg). “Siento como un dejavú de lo que pasó con las artes marciales mixtas. Cuando empecé a pelear en la jaula en Uruguay el MMA no era conocido y en las notas tenía que explicar las reglas, qué valía, qué no valía y cuál era la diferencia con el boxeo. Hoy el MMA es cool, pero en aquel momento no era conocido y no había tantos practicantes. Me parece que con el bare nuckle va a pasar lo mismo: cuando lo vean, se den cuenta y les guste, vamos a tener más uruguayos practicándolo”.

Foto: Twitter Gastón Reyno.

El Tonga Reyno se ha cruzado en más de una oportunidad con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, con quien mantiene una relación cercana. “Creo que es lo que tiene Uruguay: somos tan pocos que nos conocemos todos y nos damos para adelante. Somos como una familia”, resume.

El primer encuentro entre ambos, relata el boxeador, fue pocos días antes de que Lacalle asumiera la Presidencia, en marzo de 2020. “Cuando él asumió fui a conocerlo y me tiró muy buena onda. Para mí, es un orgullo conocer al presidente y creo que para cualquier persona en el mundo lo es. Pero soy completamente apolítico, no voto en Uruguay”.

Desde Estados Unidos, donde vive desde hace más de 10 años, intenta seguir a todo compatriota que destaque por alguna parte del mundo: “No conozco ningún otro saltador largo del mundo, pero para mí el mejor es (Emiliano) Lasa. En vela nunca vi una regata, pero es Lola Moreira. Y ni te digo Santi Urrutia, que es mi hermano... como corredor si me das a elegir entre él y Hamilton voy con Urrutia”, bromea.