SILVIA PEREZ
Nació en Dallas, Texas, el 18 de setiembre de 1971. Hijo de una madre soltera, ya desde niño se caracterizó por su espíritu indomable y transgresor. A los 13 años participó en un triatlón infantil. Casi no se había preparado, pero ganó. Siguió en el deporte y a los 15 años comenzó a enfrentarse con profesionales. Al poco tiempo anunció que sería el mejor del mundo.
Su potencial y carácter llamaron la atención de la Federación Estadounidense de Ciclismo, que lo reclutó. Durante esa época, salía a entrenar y se iba tan lejos que llegaba al límite con Oklahoma. Entonces debía llamar a su madre para que lo fuera a recoger con su auto. En el 89 fue campeón amateur, y un año más tarde, durante su primera carrera internacional en Japón, Lance hizo todo lo que su entrenador le había dicho que no hiciera. Al finalizar la competencia, el técnico, lejos de reprenderlo, le aseguró que sería campeón del mundo, pero agregó que tendrían que trabajar mucho.
En el 92 corrió su primera carrera profesional para el equipo Motorola. La primera competencia internacional como profesional fue en San Sebastián, España, y terminó último, a 27 minutos del ganador. Un año después, ganó 10 títulos, incluido el Campeonato del Mundo.
Viajó a Italia buscando mejorar técnicamente y ganó su primera etapa del Tour de France, pero todavía era muy joven para una prueba tan dura y dos días más tarde abandonó. En el Campeonato Mundial de Oslo siguió por primera vez las indicaciones de su entrenador y se mantuvo en el pelotón. Finalmente, bajo lluvia y con suelo resbaladizo atacó y no pudo ser alcanzado, ni siquiera por Indurain.
En el Tour del 95 murió su compañero de equipo Fabio Casartelli en un descenso. Armstrong siguió corriendo, ganó la etapa y se la dedicó al italiano.
CANCER. En octubre del 96, su vida no podía rodar mejor. Acababa de cumplir 25 años, lo había contratado el equipo francés Cofidis y estaba entre los cinco mejores ciclistas del mundo. Sin embargo, comenzó a notar que se cansaba más de lo habitual y descubrió que se le había inflamado un testículo. Recibió la terrible noticia: tenía cáncer. Sintió miedo por primera vez en su vida. Para peor el cáncer se extendió rápidamente por su cuerpo y llegó a los pulmones y el cerebro. Le ordenaron neurocirugía urgente y quimioterapia. Le practicaron tres operaciones. Su cuerpo de atleta fue fundamental para soportar los duros tratamientos, pero su espíritu no se quedó atrás. Cinco meses después del diagnóstico, y en plena quimioterapia, ya corría 80 kms. en bicicleta en terreno plano.
De todos modos, nadie creía que podría volver a la normalidad y mucho menos a competir. El equipo Cofidis respetó su contrato hasta el final, pero no lo renovó. Los únicos que confiaron en él fueron los del US Postal, un equipo nuevo que se animó a contratarlo.
En el 98 volvió a competir. En su primera carrera fue decimocuarto y en la segunda prueba se bajó de la bicicleta. Estaba muy cansado de luchar contra el cáncer y estuvo a punto de abandonarlo todo. El apoyo de su esposa Kristin Richard, con quien se había casado unos meses antes, fue fundamental.
TOUR. Su cuerpo había cambiado mucho. Ya no era el atleta de enormes espaldas, se había transformado en un ser ligero y esbelto. Sin embargo, decidió volver a la carrera más dura del mundo: el Tour de France. Nadie creía que ese texano, que había tenido cáncer podía ganar la prueba más difícil del mundo. Tiró por tierra todas las especulaciones que decían que estaba acabado y en el 99 ganó por primera vez. Ese mismo año fue padre de un varón a quien llamaron Luke.
En el 2000 volvió a vencer el Tour, obtuvo el premio Príncipe de Asturias y ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney. Ganó nuevamente el Tour de France en el 2001, 2002 y ayer volvió a entrar con la "maillot" amarilla a París.
CRITICAS. A pesar de su inexplicable e increíble historia, no todos simpatizan con el ciclista norteamericano. En Europa tiene sus detractores. Las críticas aumentaron cuando se divulgó la noticia de que durante las competencias descansaba en una camara hipóxica, que simula una altura de 5.000 metros, lo que le permite aumentar mucho su rendimiento. También se le ha acusado de dopaje, o de la ingestión de ciertas drogas a causa de su enfermedad. El les sale al cruce: "estoy cuestionado por el simple hecho de ser ciclista. Todos lo estamos, pero hasta que no se pruebe lo contrario, soy inocente. Mi sangre y mi orina están limpias".
SUERTE. Después de su recuperación, escribió su biografía en "Mi vuelta a la vida": "prefiero ser un superviviente del cáncer que un ganador del Tour, por lo que la enfermedad hizo por mí como ser humano. Hoy soy un mejor hombre, mejor marido, hijo y padre. Si alguna vez tienen una segunda oportunidad, aprovéchenla", recomienda.
Hoy en día, Armstrong siente una inmensa gratitud para con su familia, que se amplió con la llegada hace poco más de un año con las gemelas Isabella y Grace, y sus amigos, que siempre estuvieron a su lado. Creó la "Fundación Lance Armstrong" para ayudar a los enfermos de cáncer y recién ahora puede entender el significado de una carta que le envió otro de los enfermos durante los tratamientos: "tú aún no lo sabes, pero somos tipos con suerte".