INFORME
Siete referentes de varias disciplinas hablaron de lo que se hizo, lo que se hace y lo que se debe hacer para acercarnos a la igualdad de género.
El rol de la mujer siempre ha sido muy cuestionado sin importar su profesión y el deporte no escapa a esta situación. Hoy, en un nuevo Día Internacional de la Mujer, la lucha por los derechos de igualdad de género no cesa. No hay que bajar los brazos. Hay que seguir. Y ese es el camino que eligen varias protagonistas del deporte uruguayo.
Es que en base a esfuerzo, personalidad y por supuesto, capacidad, varias mujeres se ganaron un lugar en su disciplina. Un lugar que con la ayuda de otras compañeras hizo más fácil el camino para las juveniles y futuras promesas que en algunos deportes ya no sienten una mirada tan estigmatizante como antes.
Pero nada es fácil en entornos que históricamente fueron ocupados por hombres. Claudia Umpiérrez (39) y Valentina Dorrego (35) son dos mujeres que no solo marcan las faltas en la cancha. Las árbitras de fútbol y básquetbol, respectivamente, aseguran sin titubear haber sufrido discriminación por su género. “En este aspecto siempre pongo un ejemplo bien gráfico: cuando quienes debían evaluar mi rendimiento y decidir los ascensos me decían ‘arbitrás bien, pero el fútbol no está preparado para que haya mujeres en Primera División’. Con el paso de los años y ya habiendo accedido a la máxima categoría y demostrar que tenía la misma capacidad que un hombre para dirigir cualquier partido, me halagaban diciéndome, ‘arbitrás como un hombre’”, le contó a Ovación Claudia Umpiérrez.
Dorrego expresó que ahora se está más “acostumbrado” a ver mujeres arbitrando, pero que en sus inicios y según dijo a Ovación “había un poco de rechazo desde todos los estamentos del básquetbol”.
Valentina sostiene que mejoró el panorama pero en el camino fue víctima de hechos desagradables. “Una situación que no llegó a ser acoso, aunque sí lo entendí como fuera de lugar, fue cuando viajé a un Sudamericano en Bolivia. Contraté un gimnasio para entrenar esa semana y quedaba a unas cuadras del hotel. Obviamente iba a entrenar con ropa deportiva. Nada exuberante ni nada descubierto. Era un pueblo donde las mujeres usaban vestimenta originaria del lugar. Un día estaba saliendo del hotel y me paró el recepcionista y me dijo que él iba a pedir que me pusieran guardia para ir al gimnasio. Yo le dije que solo eran tres cuadras, y me dijo ‘lo que pasa que estás generando como un poco de ruido, sola y vestida así, capaz que te pasa algo’. En ese mismo viaje en una llegada al hotel había extranjeros esperando que yo llegara para hablarme. Y eso por ser mujer, porque no tengo una actitud provocadora. Fue simplemente por estar con ropa deportiva”.

Valeria Colmán (31) juega al fútbol en Nacional y en la selección uruguaya. Además entrena a las formativas tricolores. Ella también ha tenido que aguantar que la señalen por su género y así fue su relato a Ovación: “En la escuela siempre jugaba en los recreos y estaba la etiqueta de ‘machona’ y ‘varoncito’ porque a veces los niños son crueles, pero a mí no me importaba y mis amigos y el entorno cercano me acompañaron en eso. Sobre todo en el barrio: iban a invitarme a jugar, yo era una más y no tuve mucha discriminación en sí”.

Dolores Moreira (23) ya tiene dos presencias olímpicas en su haber compitiendo en vela y se transformó en una referente de este deporte por su empuje, dedicación y resultados obtenidos. Lola contó que no sufrió rechazo, pero sí discriminación: “Un día que entrenando en optimist con la selección uruguaya un entrenador del extranjero le decía a mis compañeros ‘dale che, nos les puede ganar una mujer’”.
Cierto contraste
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En otras disciplinas no lo viven tan así. María Pía Fernández (26), atleta olímpica que compitió en los 1.500 metros de Tokio 2020, contó que desde pequeña compartió viajes y campamentos con varones de su equipo y entrenadores, pero nunca fue señalada: “Siempre fui una de las pocas mujeres en los viajes y muchas veces la única, pero nunca sentí discriminación. Al contrario, hubo mucho respeto y valores por parte de mis entrenadores y compañeros. Eso me ayudó mucho en mi carrera porque después me tocó viajar sola o con gente que no conozco y aprendí qué era lo correcto y qué no”.

En handball pasa algo similar al atletismo porque es un deporte más nivelado en Uruguay. Alejandra Scarrone (28), jugadora de la selección uruguaya, sostuvo que nunca sintió rechazo o discriminación por ser mujer ni tampoco fue víctima de acoso: “Viajé mucho sola y a veces muy lejos, pero no me pasó nada de eso. El miedo siempre está y hay que estar alerta a las situaciones que se pueden dar”.

Otra disciplina en la que el hombre y la mujer suelen convivir y mucho es la natación. Inés Remersaro (29) fue dos veces olímpica -Londres 2012 y Río de Janeiro 2016- y consultada al respecto le dijo a Ovación que “nunca viví una situación puntual de ese tipo. Por suerte la natación es un deporte equitativo y se compite en mi caso contra otras mujeres en base a tiempos. Si bien fuera de la competencia el entorno es bastante masculinizado por entrenadores, preparadores físicos y dirigentes, desde 2014 en la federación uruguaya hay una presidenta mujer -Verónica Stanham- pero históricamente siempre fueron hombres los que estuvieron en los roles de poder”.
Es momento de cambiar
Pese a estos matices, hay diferencias que se mantienen y si estas mujeres tienen las mismas capacidades que un hombre que se desempeña en su actividad, lo lógico sería que recibieran la misma remuneración. Pero el mundo de lógico tiene poco y esto no siempre se cumple.
Los árbitros ganan por partido “lo que está dispuesto para cada duelo”, explica Claudia, aunque esto no quiere decir que reciba lo mismo que un hombre. “En Primera División tenemos jueces internacionales: somos dos mujeres, una árbitra asistente y yo, y por el mismo partido los internacionales varones ganan un 12% más que nosotras, ya que en el fútbol masculino no nos consideran árbitras FIFA. Sí recibimos ese aporte en partidos de femenino. Es algo realmente increíble porque FIFA no hace diferencias en el escudo. En Uruguay siguen sin considerarlo de esa forma. Las chicas que participan de Copa Libertadores y Sudamericana masculina, ganan el mismo salario que los varones”, explica Umpiérrez agregando que “en torneos femeninos el honorario es inferior y si participan hombres cobran lo mismo”.

En el básquetbol pasa algo similar. Según Valentina Dorrego, a nivel nacional “recibimos el mismo pago, pero cuando se trata de torneos FIBA masculinos por lo general el monto es mayor. Ni que hablar con los jugadores hombres. No solo que todos tienen sueldo y la mayoría de las jugadoras mujeres no lo tienen, sino que de las pocas mujeres que tienen sueldo obviamente el de los hombres se despega”.

Visibilidad en los medios
La mayoría de las entrevistadas cree que aún falta apoyo de los medios en estos temas porque “vende menos” y allí se forma un “círculo vicioso”, dice Inés Remersaro, pero Dorrego sostiene que ha mejorado, aunque todavía hay mucho por hacer: “No se tendría que destacar la difusión de la mujer. Se tiene que difundir a los deportistas. Hay mujeres que están a nivel o son mejores que otros hombres. Es verdad que ahora se le da mayor difusión, otro enfoque o destaque a actividades que son hechas por una mujer, pero creo que no tendría que ser así. Yo quiero que se muestre a una deportista por los logros u objetivos que alcanza, por la preparación, por los entrenamientos, por los torneos o por lo que sea, pero no por el solo hecho de ser mujer”.
Referentes
La uruguaya Mariana Corbo, exasistente, fue realmente muy importante para las árbitras de la generación de Claudia. “Fue de las primeras en viajar y conocer de primera mano las exigencias y experiencias de FIFA en los torneos”, cuenta Umpiérrez, que se designa a sí misma como “resiliente en el deporte, luchadora fiel a convicciones, profesional y disciplinada”, pero no referente, como tampoco lo hace Dorrego: “Esa palabra me queda grande”.
Scarrone admira a Bruna de Paula, brasileña que juega en Francia, pero a su vez se siente una referente en el handball para las nuevas generaciones y así se lo han transmitido. A Lola Moreira le pasa algo parecido. “Caí en la realidad de que era referente cuando escuché un día a una madre decir que su hija se había acercado al club a intentar navegar cuando me vio en los diarios y en la televisión. Eso me sorprendió. En la vela se da que uno prueba por algún familiar que practique esto o por algún amigo”.
Avance colectivo

Todas estas mujeres luchas con sus ideales para lograr la superación personal, profesional y por supuesto, la del género. Pero es una cuestión en la que para avanzar, toda la sociedad tiene que tirar para el mismo lado. “Si queremos árbitros profesionales debemos invertir más en su preparación, capacitación y en los recursos disponibles para trabajar durante la semana. Los árbitros deberían ser un equipo más en el torneo y prepararse como tal para minimizar los errores”, indica Claudia. “Insistir, persistir, resistir y nunca desistir”, dice .
Colmán también tiene su receta: “Mi rol en el deporte lo tengo como algo personal y es poder generar la conciencia de que si la jugadora no hace cosas por sí misma nada le caerá del cielo. Tiene que hacerse escuchar, pensar en el colectivo y unirse para ir logrando sus diferentes objetivos”.
“El futuro del crecimiento del deporte femenino no está en conseguir cuotas sino luchar por demostrar que nos merecemos estar ahí porque podemos hacer lo mismo que los hombres. Tenemos que afrontar la lucha con esa actitud”, cerró diciendo Pía.
Con valentía, amor propio y dedicación, las mujeres le hacen frente a las diferencias, no bajan los brazos y siguen luchando por la igualdad de género. Ese es el camino.