RUSIA 2018
Jugó cuatro temporadas en el fútbol croata y fue compañero o enfrentó a varios de los que estarán ante Francia.
Pablo Munhoz, el volante que nació en Defensor Sporting, supo vestir la camiseta de Nacional y hasta llevo la cinta de capitán en la selección uruguaya en la época de Carrasco, jugó cuatro años en Croacia, en el Hajduk Split. Fue compañero de varios de los futbolistas que jugarán la final mañana frente a Francia y a otros, como a Modric, los enfrentó.
Munhoz se fue a Croacia a los 20 años. En ese momento, a principios de 2004, jugaba en Defensor Sporting y su representante lo quería llevar a jugar a Italia, a la Fiorentina, pero como no tenía pasaporte comunitario, decidieron que hiciera una escala previa en Croacia, donde se admitían más extranjeros por equipo. u201cLa idea era que despuntara en otra parte, para llenar más el ojo de los italianosu201d, contó Pablo en su casa de Parque Batlle, mientras le preparaba el desayuno a su hijo Johan, de casi dos años.
Fue lo más difícil pero querían que se quedara:
u201cAl principio no me sentía cómodo por no poder comunicarne. Estaba como enojado y eso repercutía a nivel futbolístico. Pero después, a medida que empecé a entenderme con los compañeros, comencé a rendiru201c, contó quien por algo defendió cuatro años al Hajduk Splity y querían que se quedara. No pudo ser, su representante Bentancur no quiso que siguiera. u201cY yo era inexperienteu201d, dijo.
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u201cEse año el equipo jugaba Champions League y eso fue lo que más me sedujo. Entré a mirar, en aquel momento no había tanto Internet como ahora, pero me gustó mucho la hinchada, la forma en que viven el fútbol, y la ciudad que es hermosau201d, relató. Obviamente, su gran inconveniente fue el idioma. u201cLos primeros tres o cuatro meses fueron muy difíciles. Tenía un traductor, pero a veces no iba. La dificultad para entenderles, por ejemplo en las charlas técnicas, era muy grande. Tanto que llegó un momento en que me dije que o hacía un esfuerzo y empezaba a entender o me tenía que ir. No me quedaba otra. Me propuse quedarme seis meses a ver si lograba comenzar a comprender el serbio croata, uno de los dos dialectos que se hablan en Croacia. Iba con el diccionario en la mano y de a poco empecé a entender y a hablar. Y me quedéu201d.
Hoy Munhoz sigue recordando el idioma y mantiene contacto con amigos y excompañeros. Es más, hace un tiempo le pidió a Perisic, que le mandara un video para pasarle a los niños de la escuelita de fútbol u201cNegrolu201d que tiene en Pirápolis, donde también defiende al Tabaré. Equipo que alterna con Danubio de Dolores.
Con otro que tiene asiduo contacto es con Nikola Kalinic, el que fue expulsado del Mundial por haberse negado a entrar al final del partido con Nigeria. u201cMe hablo siempre con él, pero después que pasó eso no quise preguntarle nada. Le mandé un mensaje a otro compañero y me dijo que estaba loco de la cabezau201d, dijo riendo quien jugó con Perisic, con el arquero Kalinic y con el lateral izquierdo Strinic. u201cY a otros los conozco de enfrentarlos y de compartir comidas. En el Dinamo de Zagreb, que es el clásico rival, jugaba un brasileño nacionalizado, Eduardo Da Silva, con quien hice buena relación y, entonces, nos juntábamos y allí jugaba Modricu201d.
El día que conoció a Suker y le contó que jugaba con él al Play:
u201cUn día estaba en un barcito, de los que allí abundan, tomando un café con un compañero y vino un señor y me saludó en perfecto español. Yo no sabía quién era y mi compañero me explicó que era el exfutbolista Davor Suker. Al rato di la vuelta y fui a pedirle disculpas porque no lo había conocido. Le dije que yo jugaba con él en el Play Station. Y estuvimos ratazo charlandou201d, contó Pablo.
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A Munhoz le causa una gran alegría que Croacia esté en la final. Es más, desde que Uruguay quedó eliminado comenzó a hinchar por sus excompañeros y conocidos. u201cYo sé de su potencial, de su tozudez europea. Son muy tácticos y muy fuertes, todos de físicos muy grandes, enormes, menos Modric. Son muy estructurados. Juegan 4-4-2 o 4-3-1-2 y de ahí no se mueven. Pero no es un fútbol muy diferente al nuestrou201d, relató.
u201cTienen una gran organización deportiva, no sólo en el fútbol, también en otros deportes como el waterpolo y el básquetbol. Son muy organizados y no hacen locuras. Le dedican mucho tiempo a todas las disciplinas. Es para envidiarlosu201d.
Un exvecino suyo, con quien sigue en contacto le deseó suerte para la Celeste y le dijo antes de que comenzara el Mundial, que la final iba a ser Croacia-Uruguay. u201cIban pasando los partidos y me escribía: acordáte. Ahora me mandó un mensaje diciéndome que fue una lástima que Uruguay no llegara, pero que él me había advertido que Croacia jugaba la final. Y varios me escribieron en Facebook diciéndome que van a ser campeones. Que tienen todo: buenos jugadores, carácter y que andan con suerte también. Y son muy patriotas. En el ómnibus cuando íbamos a jugar a otra ciudad siempre cantaban sus canciones de la patria y llevaban una bandera en el bolso. Creo que eso también influye. Y es consecuencia de la guerra. Siempre me impresionó eso de ellos: aman su país. ¡Ojalá que sean u2018pravciu2019! (campeones)u201d.
El pequeño Johan cambió su vida; lleva el nombre por Cruyff:
Pablo fue solo a Croacia, pero al tiempo se le unió su novia, Stefania. Para ella fue aún más difícil, pero al tiempo encontró una vecina que hablaba español. La ciudad, Split, que es hermosa y rodeada de playas, ayudó. u201cEs un centro turístico y te deslumbra. Vivíamos frente a la costau201d, contó Pablo. Hoy son los felices padres de Johan, de casi dos años. Le puso el nombre en honor a Cruyff.
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El brazalete celeste es de sus mejores recuerdos:
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Pablo Munhoz jugaba en Defensor Sporting cuando fue citado a la selección uruguaya que dirigía Juan Ramón Carrasco. Fue durante las Eliminatorias para el Mundial de Alemania en 2006: en el partido frente a Chile, que vencieron los celestes por 2 a 1. Munhoz, salió a la cancha desde el vamos y con la cinta de capitán en su brazo. Cabe recordar que Carrasco tenía por costumbre rotar a los capitanes. Pero hasta el propio volante se sorprendió.
u201cQueda el recuerdo, pero no mucho más que eso. Pero es lejano. Lo recuerdo con cariño y con orgullo que tuve aquel pasaje por la selecciónu201d, dijo el volante.
u201cQue me pusiera de capitán me sorprendió sí, yo era muy joven. No sentí presión, pero sí la responsabilidad por lo que significaba. Además, era la primera vez que me citaban a la selección mayor y que me dijeran que iba a ser el capitán fue algo muy fuerte. Hoy es un lindo recuerdo que tengo. Creo que el más grande después del nacimiento de mi hijou201d, contó el volante que nació en Rivera hace 35 años y defendió 12 camisetas en su carrera, cuatro de ellas en clubes del exterior.