Buenos Aires - Los equipos de mayor convocatoria del fútbol argentino atraviesan oscuras experiencias en la Copa Libertadores, pues River Plate cayó eliminado pese invertir casi U$S 27 millones en fichajes, mientras Boca se tambalea.
"Yo no me rindo y por eso voy a seguir", afirmó el entrenador de River, Daniel Passarella, poco después de la derrota del jueves ante el austero Caracas FC (3-1), que, además, había sufrido la sanción de cuatro jugadores horas antes del pleito.
"El fracaso existe a partir de la rendición y yo no me rindo", insistió Passarella, quien días atrás había sido insultado por los seguidores de River en una derrota por el torneo nacional.
Más hiriente aún fueron los cánticos que ensayaron los parciales de River a favor de Ramón Díaz, un ex entrenador del club que actualmente está al frente del puntero del torneo local, San Lorenzo.
El presidente de River, José María Aguilar, dijo a una emisora de radio local que el club "seguirá apoyando el proceso futbolístico de Passarella".
El DT asumió que él es el responsable de los malos rendimientos del equipo tanto en la Libertadores como en el torneo local, mientras que Aguilar advirtió que "el domingo habrá insultos y silbidos" de los seguidores.
"Esas son las reglas del juego, pero vamos a seguir", enfatizó el dirigente, quien había quedado jaqueado meses atrás cuando la barrabrava de River desató una batahola, con disparos y cuchilladas, dentro del club.
La Justicia investigó a Aguilar por sus presuntos vínculos con los seguidores violentos y el estadio Monumental fue clausurado por cinco fecha para el torneo local en medio de un escandaloso episodio de violencia.
Passarella exigió la contratación de numerosos futbolistas, entre ellos el goleador Mauro Rosales (Ajax de Holanda), a lo que accedió el club con gastos cercanos a los U$S 27 millones.
La Copa Libertadores era la prioridad de River en la temporada, pues la ganó por última vez en 1996, pero la caída ante Caracas FC dejó al técnico por tercera vez consecutiva sin poder prosperar en la cita continental.
Una encuesta realizada a través de su portal de Internet por el diario deportivo Olé arrojó hoy como resultado que el 67,9% de los seguidores de River creen que los problemas del equipo se arreglarían con la salida de Passarella.
Unos 11.360 hinchas votaron a favor del despido del técnico, en tanto que 5.366 (32,1%) opinaron que la responsabilidad de la mala campaña no es sólo del técnico.
La escuadra "millonaria", como se conoce a River, sumó hoy más entuertos, pues Passarella castigó a Ariel Ortega con la marginación del partido del domingo ante Belgrano de Córdoba, por no presentarse al entrenamiento del viernes.
Ortega, un ex internacional argentino, lucha para combatir su adicción al alcohol y es un jugador protegido por el técnico, pero se enojo por no haber sido citado para el pleito con Caracas.
Encima, River deberá enfrentar a su eterno rival, Boca Juniors, por el torneo local dentro de quince días, en un partido que puede definir la marcha de ambos en el torneo Clausura local y que, según la prensa local, será decisivo para el futuro de Passarella.
Boca, en tanto, aún con posibilidades de acceder a los octavos de final en el Grupo 7 de la Libertadores, viene de caer 3-0 ante Cienciano de Perú en humillante traspié.
"Boca dio un paso hacia atrás en madurez como equipo", reflexionó el entrenador de Boca Juniors, Migual Angel Russo, llamado en diciembre pasado para hacer resurgir al club tras la crisis que desató la gestión del entrenador Ricardo La Volpe al perder el título nacional que parecía estar en sus manos.
Russo le había dicho a los jugadores de Boca que lo único que les pedía ante Cienciano era terminar el partido con once hombres en el campo y evitar las expulsiones.
Pero una infantil acción de Neri Cardozo (arrojó una segunda pelota al campo de juego y terminó expulsado), dejó a Boca con diez en el primer tiempo y expuesto a la velocidad de Cienciano y al desgaste de la altura dobre el nivel del mar de Cusco.
Cienciano suma 9 puntos, seguido por Boca con 7, Toluca de México con 6 y Bolívar de Bolivia con 4, en una apretada definición pues los dos últimos tienen un partido menos.
Boca deberá vencer de local en la última fecha a Bolívar y esperar que lo favorezcan otros resultados para asegurarse el pase a la siguiente ronda.
En tres partidos consecutivos, Boca sufrió expulsiones por acciones inesperadas de algunos de sus jugadores.
"Los jugadores son los primeros que están arrepentidos por las tarjetas rojas, no nos tiene que volver a suceder", se esperanzó Russo, entrevistado por La Nación.
El DT evitó imaginar un eventual acuerdo entre Toluca y Cienciano, dirigidos por entrenadores argentinos (Américo Gallego y José Basualdo), para plasmar un empate en la última fecha que los ubique en la siguiente ronda en perjuicio de Boca.
"Hay partidos que se tienen que jugar, veremos que pasa", deslizó Russo, aún con leves esperanzas.
ANSA