ENVIADO / LYON, FRANCIA
El partido era una final y se jugó como tal. Desde el kick-off hasta el minuto 80, los dos equipos fueron al frente y buscaron el triunfo, pero la victoria cayó del lado de Los Teros, que lograron su primer éxito en el Mundial de Rugby 2023.
Y no fue un triunfo más para Uruguay. Fue especial. Tan especial que también pasó a ser memorable, porque fue el triunfo de las convicciones, del trabajo, de la lucha, del esfuerzo, de la planificación y del sí se puede.
Se puede competir a este nivel, se puede hacerle frente a rivales poderosos que compiten permanentemente en la elite del rugby internacional y se puede ser favorito y ganar.
Los Teros lo demostraron. Los Teros volvieron a dar una lección de amor propio, pero también de juego cuando pudieron y de entrega cuando el partido exigía otra cosa.
Es que muy pocas veces el seleccionado uruguayo se enfrentó a un escenario como el de ayer que lo ponía en lo previo como gran favorito. Y menos en un Mundial.
“Nunca favoritos, siempre desde atrás”, dice la canción “Descolgando el cielo” del Pitufo Lombardo. Y esa frase le calza como anillo al dedo no solo al deporte, sino que a todo el pueblo uruguayo que por idiosincrasia y por historia, siempre la rema de atrás.
Y no muy diferente es la cuestión en el deporte. No sobra nada y faltan un montón de cosas, pero allá siempre va el uruguayo. A dar batalla, a pelear y en este caso como en Francia 2023, a competirle de igual a igual a los poderosos.
El equipo de Esteban Meneses le hizo frente al anfitrión con un estadio en contra, le peleó a Italia y estuvo a 40 minutos de hacer historia y luego de ese duro golpe, el plantel se levantó y fue al frente ante Namibia, un rival en los papeles inferior, pero que ayer en Lyon salió a jugar su final y así quedó demostrado desde el inicio del encuentro.
Con un try de intercepción antes de cumplirse el minuto de juego, el equipo africano sorprendió. En 11’ ya ganaba 14-0 y se encendieron las alarmas en Uruguay.
Pero en la cancha estaban Los Teros, esos que jamás van a dar un partido por perdido, esos que nunca van a dejar de pelear por el compañero de al lado y esos que siguen demostrando que no hay techo y que la historia continúa escribiéndose paso a paso.
Y Uruguay mejoró, tuvo pasajes de su juego, pudo plasmar su idea, empezó a funcionar el line, el scrum, el maul y aparecieron los tries.
Pero el partido era palo y palo. Namibia aprovechó cada error celeste y sumó puntos que lo mandaron al descanso en ventaja de 20 a 12.
El partido estaba ahí y Los Teros lo sabían. Sabían que si había ajustes y que si la cabeza funcionaba, lo otro venía solo.
Y así fue. Aparecieron los líderes, llegaron más tries y todo comenzó a funcionar. El ataque fluyó y la Celeste llegó a una marca histórica en la Copa del Mundo porque ayer en Lyon terminó consiguiendo su primera victoria con punto de bonificación ofensiva al apoyar cuatro tries.
A eso se le sumó una gran defensa que se puso firme, que aguantó y que generó dos amarillas y una expulsión en Namibia, que dicho sea de paso, jamás bajó los brazos y terminó siendo un rival de una brutal exigencia.
Pero Uruguay fue más, pudo más y logró más. Otra vez Los Teros superaron las adversidades, pero en esta ocasión, elevaron su propia vara porque fueron de banca y se calzaron ese traje que les terminó quedando muy bien en la máxima cita del rugby.
Y es cierto que no se cumplió el objetivo de ganar dos partidos como estaba previsto y eso dolió puertas para adentro, pero también es cierto que la Celeste estuvo a la altura en los tres partidos que lleva disputados hasta el momento en esta Copa del Mundo y eso es un mega avance para el rugby uruguayo, que hoy debe sentirse más que orgulloso de tener una selección que se plantó cara a cara contra Francia, el anfitrión y uno de los grandes favoritos al título, que estuvo a 40 minutos de vencer a Italia, un equipo del Seis Naciones, y que quedó como favorito ante Namibia y se llevó el triunfo con autoridad y con bonificación incluida.
Pero el Mundial no terminó ayer para Los Teros y ahora, los celestes tendrán ese partido que todo jugador de rugby quiere tener: frente a los All Blacks de Nueva Zelanda.
Será el primer enfrentamiento en la historia ante los neozelandeses y tendrá un tinte emotivo porque además, será el cierre de la participación uruguaya en su quinta Copa del Mundo.
Pero jamás habrá que olvidar la gesta de Lyon, porque el de ayer fue el triunfo de un equipo que se levantó y se repuso de un duro golpe, del equipo que confía en sus integrantes y en sus comandantes, del equipo que hace ilusionar a todo un país con que se puede seguir haciendo historia. Por eso, el de ayer fue el triunfo de las convicciones.