Así vivieron los uruguayos el partido de Uruguay y Corea del Sur en la Intendencia de Montevideo

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Hinchas uruguayos en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Foto: Sofia Berardi

ALENTANDO

Tanto en la capital uruguaya y en Doha los fanáticos vibraron y disfrutaron con mucha intensidad el debut de la Celeste en el Mundial de Qatar 2022.

Diez menos cuarto de la mañana. Ya empezaban a correr las gotas por las frentes, pero no importaba. En minutos hacía su estreno Uruguay. Bebés, niños, adultos y abuelos. Trabajadores uniformados, entre ellos unos que alquilaron un palco encima del techo de un camión, influencers y streamers de varias nacionalidades.

Diez minutos después la explanada de la Intendencia de Montevideo se tiñó de celeste y blanco. La ilusión era casi palpable y cuando el himno salió a jugar el partido, unas 350 personas corearon el debut mundialista de Uruguay ante Corea del Sur. Como ya es tradición, los hinchas se reunieron a alentar en 18 de julio y Ejido frente a la pantalla gigante del IMPO.

Trabajadores de distintas empresas, personas con uniformes de trabajo de toda la zona se acercaron al lugar a unirse a celebrar. Algunos a escondidas de sus jefes y otros felices porque les vino bien el horario tempranero de Qatar.

Húngaros con pelucas y banderas de Uruguay, coreanos, chinos y otros extranjeros que también se sumaron a ver a la selección celeste. Incluso hubo una streamer coreana relatando el partido desde el medio de la explanada.

Casi al unísono sonaban los reproches por las faltas hacia los futbolistas uruguayos y cualquier tranque o remate cercano al arco era recibido con mucha euforia. Al tiempo que cuando hubo un tiros libre o córner gritaban: “medio gol”. Al ingreso de Edinson Cavani la masa festejó, igual fue con el resto de los cambios, pero sin duda que el del Matador fue el que más se gritó, así como el posible penal que el juez no le cobró a Rodrigo Bentancur. El único momento en el que hubo silencio fue cuando Son quedó tendido en el césped.

Los hinchas cantaron varias veces la tradicional canción “Soy Celeste” y cuando agregaron siete minutos de adición, todos festejaron. Los balcones de la Intendencia le ganaron el lugar de privilegio al David y se convirtieron en palcos. En frente se hicieron presentes los funcionarios del IMPO se asomaron por la ventana cual rey. Los delivery se instalaron en la primera final y los choferes de los ómnibus que pasaban hacían fuerza para no levantar la cabeza.

En el entretiempo la baldosas hicieron su aparición y la sombra cotizó como el caballo perdedor. A la vuelta helados y refrescos entraron a jugar el complemento. El ambiente cambió y los errores de los futbolistas uruguayos ya no se perdonaron tanto.

El “Soy Celeste” resurgió y el nuevo hit uruguayo no se cantó, al menos en masa. Cero a cero. 11:50. Pitazo final e inicio -o regreso- a la jornada laboral. El celeste se difuminó y dos mascotas del Mundial de Qatar que bailaban en diagonal a la Intendencia levantaron el ánimo de algunos un poco consternados por el empate.

Hinchas uruguayos en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Foto: Sofia Berardi
Hinchas uruguayos en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Foto: Sofia Berardi

Los hinchas cantaron varias veces la tradicional canción "Soy Celeste" y cuando agregaron siete minutos de adhesión, todos festejaron.

Hinchas uruguayos en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Foto: Sofia Berardi
Hinchas uruguayos en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Foto: Sofia Berardi

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