Washington Olivera (63) hizo historia. Primero, en Wanderers, y después, durante su corto trayecto en la selección uruguaya allá por los '70. Zurdo, veloz, encarador, endemoniado, un puntero-puntero de los que corría pegado a la raya y no sólo era asistido, también era goleador. El exjugador está en Chile y habló de esta selección uruguaya.
Su aparición en el equipo bohemio fue rutilante. Empezó a dejar su huella en el 74, cuando con un gol suyo, Wanderers clasificó por primera vez a la Copa Libertadores. Eliminó a Nacional de la Liguilla y fue el primer equipo chico en ir a la Copa. Todo un acontecimiento para la época. "Esa noche fue inolvidable... teníamos un cuadrazo, pero nunca imaginamos dejar afuera a Nacional, era impensado", recuerda hoy en el lobby del Sheraton, donde se aloja la Celeste, y se encuentra un ex-compañero suyo de aquel equipo bohemio: el maestro Oscar Washington Tabárez, un zaguero que se hizo impasable en una jornada que marcó un hito en el fútbol uruguayo.
A Olivera le decían "Trapo", y así se fue haciendo conocer en el fútbol grande. Pasó por Peñarol, Cobreloa y la selección uruguaya. "Era difícil jugar en la selección, nada que ver con lo que es ahora. Me tocó ser parte de un gran plantel, pero no tuvimos éxito. Quedamos eliminados con Bolivia y Venezuela... teníamos todo para clasificar al Mundial de Argentina 78 y no pudimos. Fue un golpe durísimo", recuerda.
Precisamente, Olivera fue el autor del gol con el que Uruguay empató en Caracas ante Venezuela. Pero para poder clasificar había que ganarle a Bolivia en La Paz, y no se pudo. Fue una frustración grande. "Ni me lo digas... fue tremendo. Aquella selección tenía jugadores bárbaros, pero éramos muy jóvenes. Creo que el mayor era Morena, los demás apenas si teníamos 20 años o cerca....".
El "Trapo" fue verdugo de los grandes en las Copas del 80 y 81, vistiendo la casaca del Cobreloa. "Les hice los goles en el Centenario", dice con orgullo, y eso le valió ser reconocido en todo Chile, porque por aquellos años, el Cobreloa representaba al fútbol trasandino como ningún otro equipo. Fue dos veces finalista de la Libertadores.
"Me gustó Chile y me quedé. No me fui más", recalca. "Tengo una tienda, "Trapo Deportes" en Osorno, a 1.000 kilómetros de Santiago. Me vine para estar con la selección. Es un orgullo esta selección, nada que ver con lo que era antes, donde jugar por Uruguay era más un problema que una satisfacción. No se disfrutaba, eran tiempos difíciles, y se ganaba de vez en cuando. Tampoco se clasificó al Mundial de España 82, era bravo... ¡había que jugar en esas selecciones!".
"En Peñarol jugué un par de años y me sentí muy bien. Recuerdo a Dino Sani (entrenador brasileño) me llamaba y me decía. "Yacaré... ¿qué te pasa?"... Nada mister, todo bien, tranquilo... tranquilo que juego. Era un personaje, se pasaba preocupando por los jugadores, estaba siempre detrás de uno".
Lejos de Uruguay, pero cerca de la Celeste, tan cerca que su corazón sigue latiendo como cuando corría por la punta izquierda. "Tengo una escuelita de fútbol con 65 niños, y todos me preguntan por Uruguay".
Washington Olivera, un crack que no se olvida de cuando le decían "Trapo" y les ganaba a todos.
ELIMINATORIASJOSÉ MASTANDREA, ENVIADO