BAJO LOS TRES PALOS
Cuando pocos pensaban que el Faraón tenía que ser titular en el debut, el defensa demostró su calidad con un buen rendimiento contra Corea del Sur.
La realidad es que pocos le tenían fe a Diego Godín. Quizás algunos argumentos eran válidos. ¿El principal? Su falta de actividad en los últimos meses, donde solo había jugado 160 minutos en 90 días. ¿Otro? Que enfrentábamos a una selección con jugadores rápidos y nada ilusos, todo lo contrario. Pero lo que cuestionaban al Faraón se olvidaban de un elemento que pocos jugadores tienen: la jerarquía. Jerarquía para jugar partidos de primer nivel; jerarquía para usar la experiencia a su favor ante situaciones adversas; jerarquía para jugar bien un partido clave a pesar de haber sido un año complejo desde todo punto de vista.
Hubo quienes pensaron que Godín no tenía que ir al Mundial. Que ya estaba viejo. Que Diego Alonso le tenía que dar la oportunidad a un zaguero joven. ¿Cómo el DT va a dejar afuera al capitán del barco? Godín es ese tipo de jugadores que, además de lo que pueda llegar a dar adentro de la cancha, suma montones afuera. Y tiene algo que nos gusta a los uruguayos: humildad. Nunca una declaración arrogante o fuera de lugar, siempre con los pies sobre la tierra.
“Tenía una lesión crónica que venía arrastrando y sufriendo, soportando el dolor. Pero el momento delicado que atravesábamos en la Eliminatoria, sumado el cambio de equipo, me arrastró y me llevó a no poder parar, a seguir apretando los dientes”, dijo un Godín convencido de que había hecho lo correcto, pues no quería tirarse del barco en el peor momento de Uruguay, después de la fea derrota contra Bolivia, que nos había dejado séptimos y contra las cuerdas. Esa declaración habla a las claras de su rol de líder, de su convencimiento que un capitán -sin importar la circunstancia-no puede dejar a su grupo en el peor momento. Es algo que aplica para otros ámbitos de la vida.
“Trabajé dos meses mañana, tarde y noche. Metí como un caballo. Bajé tiempos de recuperación. Volví antes de lo que los médicos me aconsejaban. Volví a entrenar y a competir y poco a poco me fui poniendo lo mejor posible”, agregó a Ovación unas horas antes de sumarse al grupo en Abu Dabi antes del certamen.
Godín hizo todo para llegar lo mejor posible al Mundial. Las decisiones las tomó pensando en la selección a pesar de las críticas que le llegaron desde Atlético Mineiro y Vélez, sus clubes. Y ayer la cancha habló del sacrificio que hizo el capitán de Uruguay, que se transformó en el futbolista más longevo en jugar una Copa del Mundo con la Celeste. Godín tendrá que seguir demostrando en Qatar que está a la altura del Mundial, pero lo que nadie le puede reprochar es su compromiso y algo que pocos tienen: su jerarquía.