OVACIÓN EN BRASIL
El Mané Garrincha fue inaugurado en 1974 y remodelado para el Mundial de 2014. Un año antes recibió un partido de Copa Confederaciones y en 2016 recibió algunos partidos de los Juegos Olímpicos.
Cuatro guardias de seguridad se ríen a carcajadas en el único lugar que un largo vallado que encierra a todo el estadio Mané Garrincha se corta. Sentados en una mesa en la parte de afuera de un container que oficia de oficina, los funcionarios tienen la autoridad sobre una barrera que es la única vía de acceso al estadio.
Para ingresar se debe presentar una acreditación de organización o prensa. De otra manera, como apelando a ser de otro país o estar trabajando, los esfuerzos son en vano.
Pero lograr ingresar a este estadio sin público, tal como le sucederá a Uruguay este viernes, a las 21:00, en su debut en Copa América ante Argentina, resulta sorprendente. El Mané Garrincha fue inaugurado en 1974 y remodelado para el Mundial de Brasil 2014. Un año antes recibió un partido de la Copa de las Confederaciones y en 2016 recibió algunos partidos de los Juegos Olímpicos.
Tras la inauguración este estadio se convirtió en un lugar multiuso con infraestructura de primer nivel. Tiene capacidad para alrededor de 70.000 personas sentadas en unas prolijas butacas rojas que generan una cuidada estética de las tribunas.
Otra cosa que llama la atención de este estadio es su parte superior, ya que es semi techado y cuenta con un espacio que deja ingresar luz natural. El techo cuenta con paneles solares que abastecen la energía que utilizan.
Usualmente el estadio Mané Garrincha no es utilizado ya que ni en Brasilia ni en el Distrito Federal hay equipos que necesiten una infraestructura tan grande ya que disputan la cuarta categoría de Brasil o el torneo regional.
A pesar de no esperar público, en columnas y muros interiores del estadio hay cartelería con “las 11 jugadas contra el COVID-19”. Un póster en el que se imita una formación de un equipo de fútbol pero que cada jugador representa una acción para evitar la transmisión del coronavirus. Si bien no habrá hinchada, sí acompañarán miembros de la organización y prensa.
Mané Garrincha no fue el nombre que recibió el estadio en sus comienzos sino que fue bautizado como Governador Hélio Prates da Silveira pero en la década del 80 cambió y paso a homenajear a Garrincha, bicampeón del mundo con la selección brasileña en los años 1958 y 1962 y considerado uno de los mejores delanteros en la historia de la verdeamarela.
En los alrededores el panorama demuestra que no hay mucha actividad. Uno de sus estacionamientos funciona como depósito de ómnibus de una empresa local que tiene cerca de 50 unidades aparcadas en perfectas hileras.
En otro, apostado sobre una avenida muy transitada de Brasilia, se encuentran dos sitios de autotest de coronavirus en los que los usuarios pueden realizarse análisis de coronavirus en diversas modalidades.
En la tarde de este jueves la selección uruguaya debe realizar el reconocimiento de campo y el viernes debutará ante Argentina. Algunas lonas con leyendas alusivas a la copa intentarán disimular las tribunas vacías pero el Mané Garrincha tiene características que invitan a mirar a las gradas a pesar de la falta de gente.