CONMEBOL
Sin invitados, sin el doble organizador, con críticas de los futbolistas y en un país donde no todos la quieren, el torneo continental recibe muchos golpes.
No hay dudas, la pandemia de coronavirus empezó a deformar lo que iba a ser una Copa América de gran difusión internacional. El maldito COVID-19 que empezó en Wuhan convirtió al torneo en una Copa nómada y al trofeo le están apareciendo machaques por todos lados.
Es una historia sin fin. Cayendo, cada día, un peldaño más abajo. El sueño de un torneo organizado por dos países, forjando una lucha entre Sur y Norte se desvaneció por completo y con alternativas políticas y económicas que no han hecho otra cosa que manchar la historia del certamen de selecciones más antiguo del mundo.
Si hasta desde Brasil, ahora el designado para suplir a Colombia y Argentina como anfitrión, se levantan voces de protesta por su realización. Y no solo de periodistas, sino de estados que le remarcan al presidente Jair Bolsonaro y a Conmebol (Pernambuco, por ejemplo), que ellos no quieren ser anfitriones del torneo continental.
Pero vayamos paso a paso para comprender este periplo errante que se ha recorrido para terminar designando a Brasil como nuevo organizador de la Copa América y nada menos que dos años después de la que llevó adelante en 2019.
Los dos grupos integrados por seis selecciones: el A con Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay y Australia y el B con Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Qatar perdió a los invitados en febrero de este año, cuando Gonzalo Belloso, director de desarrollo de Conmebol, reveló que por problemas de calendario ambos combinados nacionales se bajaban del campeonato. Este hecho se vivió por culpa del coronavirus, porque la Copa se iba a disputar en junio de 2020 y no un año más tarde. Esa postergación afectaba el calendario de Qatar y de Australia porque se juntaba con el desarrollo de las Eliminatorias del Mundial y de la Copa Asia 2023.
Conmebol no ocupó los lugares libres y tampoco armó un calendario nuevo. Lo único que se determinó es que las selecciones iban a tener jornada libre el día que les tocara enfrentar a sus rivales asiáticos. Al final, eso se alteró y Uruguay, por ejemplo, ya tenía su estreno continental enfrentando a Argentina.
La retirada de Australia y Qatar pudo significar un golpe de marketing y económico para el torneo, pero no se perdía emoción ni expectativa, porque la gran lucha continental siempre está centrada en los cruces de los combinados sudamericanos.
Los problemas más grandes vinieron después. En abril Colombia empezó a vivir una ola de manifestaciones por la determinación del presidente Iván Duque de cambiar la política tributaria. Las demandas no cesaron y se afectó el normal desarrollo de las copas continentales, con idas y vueltas de Conmebol incluido de mudar partidos a Asunción en algunos casos y fijando otros en ciudades colombianas cuando no debieron desarrollarse.
El 21 de mayo, después de haber comprobado que Colombia no podía ofrecer garantías para cuidar a las delegaciones y ante el pedido cafetero de postergar el torneo al mes de noviembre, Conmebol tomó la decisión de bajar a Colombia como organizador, pero no alteró el plan de jugar al fútbol desde el 13 de junio. El comunicado oficial dijo: "Ante la solicitud formal del gobierno colombiano de reprogramar la CONMEBOL Copa América para el mes de noviembre, la Conmebol informa lo siguiente: “Por razones relacionadas al calendario internacional de competiciones y a la logística del torneo, resulta imposible trasladar la Copa América 2021 al mes de noviembre".
La búsqueda de una nueva programación de los partidos que estaban fijados para realizarse en Colombia puso los ojos en Argentina. Aunque desde Buenos Aires en primer lugar se había dudado de la posibilidad de ser el socio de Colombia en la organización de la Copa, al final levantaron la mano para ser el único anfitrión.
La reunión entre Conmebol y el gobierno argentino del 26 de mayo pareció dejar resuelto que la copa se iba a realizar en forma íntegra en Argentina. Sin embargo, la presión política que se ejerció en el hermano país volvió el tema a foja cero.
El domingo 30 de mayo Conmebol sacudió al mundo al informar que "En atención a las circunstancias presentes ha resuelto suspender la organización de la Copa América en Argentina. La CONMEBOL analiza la oferta de otros países que mostraron interés en albergar el torneo continental”.
La reunión urgente del Consejo de Conmebol entregó de forma unánime el voto a Brasil para que albergue la Copa más ambulante de la historia. Y, según cuentan en Globoesporte.com fue la CBF la que le pidió al Presidente Jair Bolsonaro que el Gobierno diera una mano para que Conmebol pudiese organizar el certamen.
La designación de Brasil no ha hecho otra cosa que sumar críticas desde todos los rincones del continente, incluso desde suelo norteño, porque se alega que el fútbol irá al país que registró hasta el domingo 462 mil muertos por coronavirus.
El capitán de la Selección uruguaya, Diego Godín, se mostró preocupado por el desarrollo del certamen y en conferencia de prensa dijo: “Lo que queremos es tener garantías para todos los actores de la Copa América, para la gente, el staff y los jugadores. Que tengamos la tranquilidad”.
En el diario Lance, en tanto, se consideró que “una vez más, la política sanitaria se deja de lado. La vacunación contra Covid-19 en Brasil es lenta, los casos aumentan y las muertes no se detienen”. Pese a ello, con las abolladuras que lleva encima, la Copa va para ahí.
Hay cuatro estados que levantan la mano
São Paulo, Bahía, Cuiabá y Amazonas son los estados que de manera inmediata se pusieron a disposición de la CBF y de la Conmebol para ser anfitriones de la Copa América de Selecciones. La negativa llegó de Brasilia, Pernambuco, Rio Grande do Norte, Minas Gerais y Rio Grande do Sul. Si no hay otras propuestas, los compromisos de la Copa América de Brasil 2021 podrían desarrollarse en Morumbí, Arena Corinthians, Arena Pantanal (Mato Grosso) y Arena de Amazonia (Manaos). Además de Maracaná, que sería nuevamente el escenario de la final, justamente donde Brasil conquistó la última edición en 2019.
La negativa de Pernambuco y de Rio Grande do Norte dejaría al torneo sin los estadio de Recife y Natal, los que en principio habían sido considerados que podían ser los anfitriones de los combinados sudamericanos que pertenecen a la zona norte del continente.
La definición del fixture y del desarrollo del campeonato sudamericano, que tienen que hacer las autoridades de Conmebol y de la CBF, queda claro que depende en gran parte de la determinación que tomen los estados brasileños.
La Selección uruguaya de fútbol trabajó en el Complejo Celeste con 20 futbolistas. En horas de la mañana se sumaron Sergio Rochet, Giovanni González, Camilo Cándido, Juan Ignacio Ramírez y Facundo Torres y Nicolás De La Cruz. En el trabajo vespertino participaron Matías Viña y Giorgian De Arrascaeta, quienes habían arribado ayer a Uruguay en horas del mediodía.
Diego Godín y la ilusión de “ir a ganar la Copa número 16”
El "Faraón" dijo sobre la Copa América: “Pensamos en la posibilidad de jugar, con la ilusión de poder ir a ganar la número 16 para Uruguay, algo histórico. Lo vivimos con esa alegría”. Y añadió: “Somos conscientes que con todas las pérdidas y el montón de cosas horribles que están pasando en el mundo, tenemos la responsabilidad de llevar alegría y pasión a los hogares”.
Gabriel Ávalos entre los nuevos de la selección paraguaya
El delantero Gabriel Ávalos, de 29 años y exfutbolista de Peñarol, es uno de los seis nuevos que el técnico argentino Eduardo Berizzo convocó para la Selección de Paraguay que el 3 de junio será rival de Uruguay en el Centenario. Los otros cinco jugadores son: Julio Enciso (17), Alexis Duarte (21), Braian Ojeda (20), Hugo Martínez (21) y Héctor David Martínez (23).