Una nueva página del Uruguay Open se cerró, con la lluvia como protagonista en el día de la final. Así y todo, Diego Pérez, su director, se concentró en destacar el reconocimiento que tuvo el torneo a raíz de la participación de Diego Forlán y contó algunas de las vivencias más insólitas que implica su rol.
-¿Qué fue lo que más te sorprendió o qué diferencia encontraste con otras ediciones del Uruguay Open?
-Lo de (Diego) Forlán fue algo increíble. Sabíamos que iba a haber interés por parte de los medios de comunicación y del público en general, pero nunca esperábamos lo que pasó. Desde la cobertura internacional hasta salir en el New York Times, la BBC, Mundo Deportivo, Marca. No estábamos acostumbrados a tener tanta atención y fue una locura lo que generó Diego. Creo que lo que genera no es solo por buen profesional y deportista y excelente futbolista sino también por lo buena gente que es y por cómo lo perciben.
-¿En qué aspectos se vio el impacto?
-Estuvimos sold out cuatro días antes. Anunciamos que jugaba el miércoles a las 20:00 horas y en un día se agotaron todas las entradas. El día de juego eran insoportables las llamadas: todos los que trabajamos en la organización y las empresas que participaron del Uruguay Open recibimos pedidos especiales. “Por favor, me vengo de no sé dónde, me muero por ir”. Tuvimos que negarnos a todo. Ese fue el efecto Forlán.
-¿Cuando a él se le preguntó dijo que se iba a seguir dedicándose a torneos ITF +40, pero no aclaró si volvería a jugar en el Uruguay Open u otro torneo profesional. ¿Lo vas a volver a invitar? ¿Hablaste algo con él?
-Él va a tener, siempre que quiera, una invitación. No hablé nada, pero, por ejemplo, ahora en enero es el Punta del Este Open y yo estaría encantado (de que jugara). Pero no tengo idea. Esto surgió después de cruzarnos y decir “che, ¿qué hacés? Ah, ¿estás jugando un poco más serio al tenis? ¿Y fuiste a competir?”. Lo que sonaba al principio como algo que era imposible que sucediera creo que le quedó en la cabecita y él quiso vivir una experiencia, en la que, más allá del resultado, lo sentí muy cómodo y viviéndola con mucha naturalidad. Si él quisiera, sabe que puede jugar en cualquiera de los torneos que yo organice de acá a que me muera. Pero no estoy esperando eso.
-¿Cómo arranca y termina el día del director del torneo?
-Hace las cosas más insólitas que te puedas imaginar... Generalmente, soy de los últimos en irse. Le doy mucha importancia a la sala VIP, porque ahí recibimos a los sponsors y a sus invitados, entonces forma parte de mi trabajo atenderlos y que estén bien. Antes de irme, empiezo: “¿Guardaron todo? ¿Pusieron la tele bien? Que no queden las bebidas desordenadas”. El día lo arrancaba a las 5:45 mandándole un mail a todos los patrocinadores con un informe del día anterior. La situación requiere que no puedas estar dormido.
-¿Qué dicen los jugadores?
-En la entrega de premios, (Hugo) Dellien dijo: “Estaba cansado, no sabía si venir o no, pero al final me siento como en casa”. El Carrasco Lawn Tennis es una maravilla. Los jugadores lo aprecian, están cómodos en el barrio y tienen una cantidad de canchas para entrenar.
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