La Nación / GDA
Ben Shelton tiene una chispa diferente. No jugó al tenis hasta los 11 años y estuvo sin viajar fuera de su país hasta enero pasado, con 20. Nacido en 2002, en Estados Unidos, en el estado de la Florida, donde se acostumbró al calor y la humedad, se encumbró como el más joven de su país en llegar a las semifinales del US Open desde Michael Chang en 1992.
Zurdo, de sonrisa fácil y de 1,93 metros, logró semejante marca al vencer a su compatriota Frances Tiafoe (10° del mundo) por 6-2, 3-6, 7-6 (9-7) y 6-2, en el cierre de la sesión nocturna de Flushing Meadows. Hizo enloquecer al público del Arthur Ashe, el estadio de tenis más grande del circuito. Y ahora va por todo. Su próxima cita, este viernes, será frente a una leyenda: Novak Djokovic, el 23 veces campeón individual de Grand Slam.
Shelton, ahora sí, continúa el camino de su papá, Bryan, que alcanzó su ranking ATP más destacado en marzo de 1992, siendo 55°, en una década dorada para el tenis masculino estadounidense. Además, llegó a los octavos de final de Wimbledon desde la clasificación en 1994, derrotando al por entonces segundo favorito, el alemán Michael Stich, en la primera ronda. También Lisa, la mamá de Ben, tiene cierta conexión con el deporte de las raquetas, al ser hermana del antiguo número 4 mundial de dobles Todd Witsken.
Después de dos temporadas en el tenis universitario, fueron sus resultados en el circuito profesional los que impulsaron a Shelton a dejar los estudios. En julio del año pasado, siendo el 281° del ranking, perdió en la segunda ronda del ATP de Atlanta frente a John Isner (durante años el mejor estadounidense del tour) en una batalla de tres sets. Pocos días después alcanzó la tercera ronda de un Masters 1000, en Cincinnati, venciendo a Lorenzo Sonego (56°) y al quinto preclasificado, Casper Ruud. Ganó tres Challengers (en Charlottesville, Knoville y Champaign, todos sobre superficie dura y bajo techo), irrumpió en el top 100 en noviembre pasado y finalizó el año siendo el 96° del ranking.
El 27 de diciembre de 2022 utilizó por primera vez su pasaporte para viajar; no lo había necesitado ni para irse de vacaciones. Jugó la clasificación del ATP de Adelaida 1, en enero (perdió en la primera ronda con el local James Duckworth). En el torneo siguiente, en Auckland, venció al argentino Sebastián Báez y cayó con el francés Quentin Halys. Luego llegó el Abierto de Australia y sorprendió a todos llegando a los cuartos de final. Con 20 años, se transformó en el hombre estadounidense más joven en pisar esa instancia en Melbourne desde 1982.
“A veces hay que apagar el cerebro, cerrar los ojos y simplemente golpear la pelota”, dice el zurdo Shelton (su padre compitió como diestro). Actual 47° del mundo, ya se aseguró un salto de 28 posiciones, hasta la 19° (que aumentará si vence a Djokovic, claro).
Shelton es dirigido comercialmente por TEAM 8, la empresa de representación fundada por Roger Federer, uno de los ídolos de Ben, y su agente, Tony Godsick (esposo de Mary Joe Fernández). Es más: el estadounidense es una de las dos figuras del tenis que se visten con la marca On, cuyo accionista es el suizo (Iga Swiatek, todavía número 1 del mundo hasta este lunes, luce la misma firma).
El jugador construye su poder desde el servicio. Intimida. Se cree que es la mecánica de lanzamiento de la pelota que adquirió en el fútbol americano la que, en cierta medida, le permite realizar los saques poderosos que luce sobre la cancha. Puede generar velocidad (contra su compatriota Tommy Paul, en los octavos de final, conectó dos saques a 149 millas, es decir a casi 240 km/h), pero también logra generar tiros con efecto y pimienta. Muchos segundos servicios llevan tantas revoluciones que pican por encima de los hombros de los rivales.
Las semifinales del último grande de la temporada lo ubicarán ante el desafío más espinoso de su fresca carrera. Deberá seguir sacando bien, aunque, se sabe, la devolución de Djokovic es una de las mejores de todos los tiempos. Además, si hay algo que el serbio no hará es desmoralizarse por estar jugando ante un local: tiene marca de 12-0 en singles contra estadounidenses en el US Open y acaba de derrumbar a otro local como Taylor Fritz (por 6-1, 6-4 y 6-4).
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