Excelente movida de marketing; resultado acorde (1-6, 2-6) a lo que cualquiera podría esperar de un debutante no profesional en un torneo de tenis, que sí lo es. Diego Forlán se dio el gusto en el Uruguay Open y dejó por un momento la silla de exfutbolista para calzarse el traje de tenista. Federico Coria fue el compañero del show, anoche.
En una ráfaga (algo menos de 50 minutos de partido), la dupla boliviana conformada por Federico Zeballos y Boris Arias no tuvo piedad y barrió por tierra la ilusión del público que, por momentos, vivió el partido camuflado de hinchada de fútbol. Hubo ovaciones para Forlán, gritos que irrumpieron el silencio ensordecedor -tan típico en el tenis- y arengas que le robaron más de una sonrisa a los jugadores, como, por ejemplo, la de un hombre que gritó sentado al lado de Diego Lugano y se fue de boca: pasó de decir un alargado “¡vaaamos, Diego!” a tildar de “bobo” al boliviano que le tiró un misil cuando estaba en la red.
El partido se evaporó tan pronto como se colmó el Carrasco Lawn Tennis, que tuvo entradas agotadas desde el lunes y se llenó como pocas veces se había visto. La presencia de casi 90 periodistas, el secretario de Deporte, Sebastián Bauzá, y otras figuras del espectáculo casi pasaron desapercibidas ante miradas que recaían sobre cada revés y derecha.
Coria, que lo acompañó tanto y cuanto pudo, no es un especialista en dobles y eso se notó. La culpa lo llevó a tomar el micrófono para pedir “perdón” por no haber mostrado el nivel que seguramente pretendía. Pero lo que el argentino en realidad obvió fue que entre los asientos hubo muchos fanáticos escondidos que, de antemano, le estaban agradecidos por ser un tenista-youtuber, que en su canal muestra semanalmente las vivencias más insólitas que vive un profesional.
Final en el Carrasco Lawn Tennis. Excelente movida de marketing; resultado (1-6, 2-6) acorde a lo que se esperaba. Diego Forlán salvó dos match points, pero no pudo evitar el tercero y quedó afuera del dobles del Uruguay Open junto a Federico Coria en 50 min. @ovacionuy pic.twitter.com/HZ1rWO2Sdx
— Diego Domínguez 🌐 (@Digadoma) November 14, 2024
Cuando todos los corazones latían, cuando más miradas caían sobre el porte de Forlán, fue cuando más hizo hincapié su compañero en decirle que fuera “para adelante” (aun cuando su entrenador reconoció esta semana que era mejor jugando desde el fondo de la cancha). Le chocaba el puño cada vez que se acercaban y festejaba como si estuviera jugando un Grand Slam cuando ganaba con su saque. Hasta parecía querer aplaudirlo junto a la tribuna en cada punto.
Forlán, sin embargo, quedó en el debe con su servicio y se notó a las claras por la potencia con la que lanzaban los derechazos Arias y Zeballos, que no son ningunos nenes de pecho: ganaron 14 títulos en pareja, fueron campeones del Challenger de Asunción esta temporada y el año pasado finalistas del Uruguay Open. Así y todo, el sueño del pibe se cumplió y ahora el show debe continuar.
La cálida bienvenida del Carrasco Lawn Tennis esta noche para el jugador sensación. El ídolo celeste que cambió el fútbol por el tenis y provocó que se agotaran las entradas para su debut: “De este club de siempre y para toda la vida, ¡Diego Forlán!”. @ovacionuy pic.twitter.com/GrBuGaxjOa
— Diego Domínguez 🌐 (@Digadoma) November 14, 2024
La conferencia de prensa de Forlán
La gesta de Diego Forlán en un torneo profesional de dobles fue, en parte, responsabilidad de Ignacio Carou, jugador del equipo uruguayo de Copa Davis, que le insistía desde el verano para que se animara: “Por iniciativa de Nacho, que me había insistido en jugar, y Fede (Coria) que aceptó, se dio la posibilidad de jugar y tener el privilegio de jugar en un torneo profesional”. A continuación, expresó: “Me preparé para, por lo menos, no pasarla tan mal y poder disfrutar, y fue lo que hice. Así que la verdad agradecido a toda la gente que vino, llenaron el estadio, espero que hayan disfrutado un poquito con Zeballos y Arias que son dos grandes tenistas, más alguna de Fede y alguna mía espero que hayan disfrutado un lindo tenis”.
En el final, reconoció que había que tener “valentía” para jugar y que finalmente se atrevió a hacerlo: "No es algo que había imaginado ni lo había soñado, pero estoy agradecido por la oportunidad”.