TENIS

Nadal, a sus 35 años, dio la vuelta a un partido prácticamente perdido para levantar, por segunda vez, el trofeo de Australian Open y deshacer el empate histórico con el serbio Novak Djokovic y el suizo Roger Federer, que también habían ganado veinte “grandes” cada uno.

El tenista español no decayó a pesar de ceder las dos primeras mangas a su rival, número dos del mundo y que disputaba su segunda final en el Melburne Park.

Después de casi seis meses apartado del circuito por lesión y 476 días después de ganar su último Roland Garros, Nadal consiguió elevar su cosecha de títulos a veintiuno, más que nadie en la historia de este deporte, luego de cinco horas y veinticinco minutos de partido.

El español no encontró rival que le hiciera sombra sobre el polvo de ladrillo durante casi 20 años, pero ha demostrado sobradamente que es más que el rey de la tierra batida.

En Melbourne por ejemplo, solo se impuso en dos ocasiones pero posee uno de los mejores ratios de victorias/derrotas. Pero el título que ganó ayer le permite no solo desempatar con los máximos ganadores de 20 “grandes”, sino convertirse en el segundo jugador en la era Open (desde que se juega en 1968), después de Djokovic, en haber conquistado al menos en dos ocasiones cada uno de los cuatro torneos “grandes”.

Con 90 títulos, 21 de ellos en Grand Slam, 209 semanas como número 1 del mundo, cuatro Copas Davis y dos medallas de oro olímpicas, en individual y en dobles, Nadal tiene, a sus 35 años, un palmarés impresionante, incluso superior al de Nole y Federer.

El propio Nadal valora especialmente sus dos victorias sobre la hierba de Wimbledon, en 2008 y 2010, sobre todo la primera de ellas, al término de un partido legendario ante el campeón suizo. Aunque es sobre la tierra batida, el terreno más lento pero el más exigente para la cabeza y para las piernas, donde su arte alcanzó la perfección. Durante más de una década, de abril a junio, fue casi imbatible: 395 partidos ganados de 430 disputados, casi un 92% de victorias.

Sus coronas en París, repartidas en tres bloques, de 2005 a 2008, de 2010 a 2014 y de 2017 a 2020, fueron sus obras de arte. Nunca campeón alguno logró ganar tantas veces un mismo Grand Slam.

Tampoco nadie pudo ganar 81 partidos consecutivos en tierra batida, récord establecido entre abril de 2005 y mayo de 2007, ni cosechar 62 títulos en esa superficie.

Como si eso fuera poco, con esta consagración pasó a ser el tercer tenista más veterano en alcanzar la gloria en un Slam con 35 años y 241 días y se situó por detrás del local Ken Rosewall con 37 años, 62 días, y Federer con 36 años, 173 días.

Nadal tiene una marca positiva ante sus mayores rivales: 10-4 con Federer y 10-7 con Djokovic. En finales 5-4 ante Nole y 6-3 con el suizo.

Nadie desde que se estableció la Era Open, en 1968, había conseguido el título en el Melburne Park después de perder las dos mangas iniciales. Nadal fue el primero. Solo cinco tenistas habían logrado un volteo similar en finales del Grand Slam. El último fue el austríaco Thiem, en la final de US Open de 2020 ante Zverev.

Además, Nadal ha remontado tres veces un 0-2 en sets como lo hizo el domingo, después de cinco horas, contra el tenista ruso.

Tuvo 175 rivales en Grand Slam y solo tiene récord negativo 0-1 con seis: Brown, Darcis, Pouille, El Aynaoui, Blake y Srichaphan.

El número cinco del mundo ha disputado 66,663 puntos en su carrera en Grand Slams, y ha ganado el 55% de ellos.