Con información de La Nación / GDA
El tenista español Carlos Alcaraz, segundo en el ranking mundial por detrás de Novak Djokovic, se instaló en Buenos Aires para competir —y tratar de defender el título— en el Argentina Open, el segundo de los cuatro torneos ATP de la gira sudamericana sobre polvo de ladrillo.

Acompañado por seis personas, entre los que se encuentran su papá (Carlos), uno de sus hermanos (Álvaro), su entrenador Juan Carlos Ferrero y su preparador físico Alberto Lledó, hizo su primer ensayo en la tarde-noche del domingo, en una de las canchas auxiliares del Buenos Aires Lawn Tennis Club. Estaba programado que se entrenara en el court central, pero al demorarse el último partido de la clasificación en el estadio central, se cambiaron los planes y el público se quedó sin la posibilidad de verlo.

Según informaron diversos periodistas presente en los alrededores, el entrenamiento del joven de 20 años se desarrolló a puertas cerradas, con la cancha cercada, y eso solo le permitió a quienes estaban en la fila más alta del estadio principal seguirlo a lo lejos.

“¿Cómo andamos? Todo bien, todo bien. Feliz de volver por aquí”, dijo Alcaraz, con calidez, durante la tarde, al descender de una camioneta en la que se traslada la delegación del dos veces campeón de Grand Slam (US Open 2022 y Wimbledon 2023). Una de las personas que integra el equipo durante estos días, tal como sucedió el año pasado durante la primera visita de Alcaraz a Buenos Aires, es el guardaespaldas Evaristo Sanguinetti.

Es la estampilla de Carlitos: está constantemente a su disposición y también es una fuente de consulta por a la hora de elegir qué restaurante o sitio turístico visitar. Durante su vida profesional, Sanguinetti fue custodio de figuras como Madonna, los Rolling Stones, Diego Maradona, Usain Bolt y Antonio Banderas. Y también acompañó a leyendas del tenis como Roger Federer (cuando el suizo jugó exhibiciones en Argentina) y Rafael Nadal, cuando el español compitió en el ATP de Buenos Aires.