Gigantes de Cemento, austeridad cruda.

Breve recorrido a través de un momento histórico en el que los arquitectos se despojaron de lo ornamental para rendir culto a los materiales y a las estructuras, desafiando las convenciones estéticas de la época. De paso, cargaron de monumentalidad la fisonomía de las ciudades del mundo.

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Panteón del Cementerio de la Chacarita (1871) también llamado Cementerio del Oeste, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Panteón del Cementerio de la Chacarita (1871) también llamado Cementerio del Oeste, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
CPAU Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo.

El Brutalismo fue un movimiento arquitectónico que se dio entre los años 50' y 70', como parte del movimiento moderno. En el afán de romper con lo establecido, esta corriente se apoyó en la creencia de que la nueva arquitectura debía basarse en la responsabilidad ética de encontrar la belleza en la sinceridad constructiva. Es decir, en el material en su forma más pura y auténtica.

En un contexto de posguerra, muchos países adoptaron este estilo para reconstruir viviendas masivas, y otros edificios gubernamentales. Había muy pocos recursos y debían utilizarse con eficiencia; por eso esta estética se asocia con la austeridad, la igualdad y la justicia.

En 1966, el arquitecto británico Reyner Banham escribió un artículo titulado The New Brutalism: Ethic or Aesthetic? (El Nuevo Brutalismo: ¿Ética o Estética?), publicado en la revista The Architectural Review; donde utilizó por primera vez el término de origen francés béton brut, que significa: concreto crudo. Es así que surge una arquitectura despojada y descarnada cuyo nombre, Brutalismo, lo etiqueta y define, tal vez sin hacerle verdadera justicia.
“Cualquier discusión sobre el Brutalismo se desviará si no se tiene en cuenta el esfuerzo brutalista por ser objetivo con la realidad. El Brutalismo intenta hacer frente a una sociedad de producción en serie, y sacar una poesía áspera de las fuerzas desconcertadas y poderosas que intervienen. Hasta ahora, se ha discutido el Brutalismo estilísticamente, mientras que su esencia es ética”, escribió Reyner Banham en dicho artículo. Sus afirmaciones, condensaban las características más fundamentales de esta corriente, que llegó para reforzar la resistencia y la fuerza de las obras que se levantaban, exponiendo no solo una arquitectura austera y casta, sino mostrando también los materiales que componían su lógica tanto constructiva como estructural. Además del hormigón armado (al que igualmente se le denominaba piedra líquida), el acero, el vidrio, el ladrillo, la piedra y la madera dijeron presente, y se prestaron para completar el combo.

Primeros exponentes

Unité d´Habitation de Le Corbusier en Marsella Francia.
Unité d´Habitation de Le Corbusier en Marsella Francia.
Unité d´Habitation de Le Corbusier en Marsella Francia.

Los arquitectos pioneros en llevar adelante esta corriente, fueron el suizo francés Le Corbusier (1887-1965) y el germano-estadounidense Mies van der Rohe (1886-1969). El primero concebía la arquitectura como “una máquina para habitar”, lo que lo llevó a pulir la funcionalidad y lo racional de los espacios, para responder a las necesidades humanas y sociales del momento. El segundo incursionó en la innovación de los materiales como el vidrio y el acero. Ambos influyeron mucho en el desarrollo del Brutalismo. Una de las obras más difundidas en esta clave, fue el proyecto de viviendas Unité d’Habitation en Marsella, Francia, considerada una obra maestra de Le Corbusier. Su construcción tuvo como objetivo crear unidades multifamiliares para reubicar a los ciudadanos desplazados tras los bombardeos que sufrió la ciudad francesa durante la guerra.

Edificio de la Biblioteca Geisel (1869-1970), de William L. Pereira, en la Universidad de California en San diego, Estados Unidos.
Edificio de la Biblioteca Geisel (1869-1970), de William L. Pereira, en la Universidad de California en San diego, Estados Unidos.
Shutterstock

A raíz de este edificio, el estilo y el uso del hormigón armado se extendieron rápidamente entre los arquitectos de todo el mundo. Entre ellos, la pareja de arquitectos y urbanistas ingleses, Alison Smithson (1928-1993) y Peter Smithson (1923-2003) que adoptaron estas nuevas consignas y comenzaron a dejar todo a la vista, incluso las tuberías, mostrando las entrañas del edificio. Estos recursos se volvieron estéticos, visuales y plásticos. Alison y Peter Smithson, contribuyeron e influenciaron con su obra a la comprensión y la promoción del Brutalismo como un estilo arquitectónico distintivo y relevante para su época.

Teatro Nacional de Londres, por Denys Lasdunen (1976).
Teatro Nacional de Londres, por Denys Lasdunen (1976).
Shutterstock

El edificio Robin Hood Gardens, en Londres completado en 1972, fue una fiel muestra de su labor. Sin embargo en 2017, el complejo fue demolido, planteando un fuerte debate sobre la preservación del patrimonio arquitectónico y la necesidad de la renovación urbana. Con muchos adeptos y otros tantos desertores, este es uno de los estilos más polémicos de la historia moderna de la arquitectura. Su monumentalidad e impacto visual se vio empañado por el paso de los años, que deterioraron el hormigón de muchas construcciones, dando paso a un rechazo; que sumado a su relación con la época de posguerra, colaboró a que estos monstruos de cemento se vieran anticuados y hostiles, alterando el paisaje urbano

Gimnasio del Club Atlético Paulistano,SP_Restored.jpg
Gimnasio del Club Atlético Paulistano (1961), de Paulo Mendes da Rocha, San Pablo, Brasil.
Paulo Mendes da Rocha

Del otro lado del mundo, en Latinoamérica, se destacó el arquitecto Paulo Mendes da Rocha (1928-2021), quien llevó adelante esta corriente. Una de sus obras más emblemáticas fue el Gimnasio del Club Atlético Paulistano, inaugurado en 1961, en San Pablo, Brasil. En 2006, fue galardonado con el Premio Pritzker. Otro gran exponente fue el gran modernista de Río de Janeiro, el arquitecto João Filgueiras Lima, con su Centro de Exposiciones del Centro Administrativo da Bahía, Brasil; construido en 1974.

Edificio del Banco de Londres y Sudamérica, de Clorindo Testa, Buenos Aires.
Edificio del Banco de Londres y Sudamérica, de Clorindo Testa, Buenos Aires.
Wikipedia.
Centro de Exposiciones del Centro Administrativo de Bahía, Brasil.
Centro de Exposiciones del Centro Administrativo de Bahía, Brasil.

Mientras, en la vecina orilla se destacó el arquitecto Clorindo Testa (1923-2013), de origen italiano-argentino, también modernista, quien introdujo los principios brutalistas en la ciudad de Buenos Aires. Algunas de sus obras más destacadas fueron: la Biblioteca Nacional, el edificio del Banco de Londres y Sudamérica en Buenos Aires, y el Panteón del Cementerio de Chacarita (recientemente nombrado patrimonio), entre otras. También resaltan Tomás Lugo, Jesús Sandoval y Dietrich Kunckel, con la construcción del Teatro Teresa Carreño (1983) en Caracas, Venezuela.

Teatro teresa Carreño (1983), de Kunckel, Sandoval y Lugo, Caracas, Venezuela.
Teatro teresa Carreño (1983), de Kunckel, Sandoval y Lugo, Caracas, Venezuela.
Jose Ferrer A.

Adaptaciones en Uruguay

Urnario Municipal del cementerio del Norte, declarado monumento histórico, obra del Arq. Nelson Bayardo y José Tizze, Montevideo.
Urnario Municipal del cementerio del Norte, declarado monumento histórico, obra del Arq. Nelson Bayardo y José Tizze, Montevideo.
Manuel Machado

Para conocer de primera mano cómo fue que el Brutalismo llegó a nuestro país y cómo los arquitectos del momento lo adoptaron, PAULA se reunió con la arquitecta Paula Durán, docente en Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) en el Instituto de Historia, y docente de la Licenciatura en Diseño Integrado; y con el arquitecto Christian Kutscher, también docente de la FADU, y actualmente coordinador del Centro de Patrimonio. Bajo el ala de su análisis, nuestro país no tiene muchas edificaciones netamente brutalistas, siendo el caso más emblemático el Urnario Municipal del Cementerio del Norte (Avenida Burgues 4259).

Urnario Municipal del cementerio del Norte, declarado monumento histórico, obra del Arq. Nelson Bayardo y José Tizze, Montevideo.
Urnario Municipal del cementerio del Norte, declarado monumento histórico, obra del Arq. Nelson Bayardo y José Tizze, Montevideo.
Urnario Municipal del cementerio del Norte, declarado monumento histórico, obra del Arq. Nelson Bayardo y José Tizze, Montevideo.

“El Urnario, es considerado como la obra magna de la arquitectura nacional vinculable al Brutalismo”, afirma Kutscher, y agrega: “a diferencia de Europa, en ese período de la historia, nuestro país vivía tiempos de bonanza y crecimiento. Esto influyó en la manera en que los arquitectos uruguayos hicieron las adaptaciones de este estilo. A lo que respondemos, haciendo hincapié en que “el Brutalismo tiene que ver justamente con la veracidad con la que se muestra el material, tanto al exterior como en el interior de las construcciones. Un recurso que emerge y se muestra auténtico formando la estructura, dejando a la vista todas las cicatrices del proceso como ornamento. La sinceridad constructiva fue lo que realmente definió a esta vanguardia de arquitectos, que compartían la necesidad de crear un discurso ético con un fuerte compromiso con la sociedad y su realidad”.

Ambos docentes entienden que tomando ciertas licencias, hay varias obras de arquitectos nacionales que pueden asociarse con la estética y el impacto visual que propone el Brutalismo.

El Hongo (1954), obra del Arq. Walter Domingo y Leonel Viera, Tacuarembó.
El Hongo (1954), obra del Arq. Walter Domingo y Leonel Viera, Tacuarembó.
El Hongo (1954), obra del Arq. Walter Domingo y Leonel Viera, Tacuarembó.

Algunos ejemplos son: El Hongo, obra del arquitecto Walter Domingo con la colaboración de Leonel Viera. Se construyó en Tacuarembó en 1954, como parte de lo que fue la proyección de un centro barrial. Su forma impactó en los habitantes que hoy la identifican como una escultura y punto de referencia.

Facultad de Ingeniería del Arq. Julio Vilamajó, en el barrio Parque Rodó, Montevideo.
Facultad de Ingeniería del Arq. Julio Vilamajó, en el barrio Parque Rodó, Montevideo.

Otros ejemplos en los que destaca la expresividad del material, son las gradas del Hipódromo de Maroñas o de Salto, y también la represa de Salto Grande. De hecho, la arquitecta Paula Durán lleva actualmente adelante una investigación que estudia la represa como parte de la obra de Mario Roberto Álvarez (arquitecto argentino, destacado en hormigón expuesto). “Si bien la construcción de la represa es posterior al período en que se da el Brutalismo (se construyó en los 70'); su estructura ingenieril es un caso donde el material constructivo emerge en su condición natural como parte de la estética del conjunto.

Cilindro Municipal
Imagen del cilindro Municipal, hoy demolido.

En Uruguay hubo momentos de desfasaje donde las nuevas tendencias llegaban tarde y otras se mantenían en boga por mucho más tiempo. Por lo que muchas obras son apropiaciones del estilo adaptadas a nuestra realidad y a nuestro tiempo”. La obra de Eladio Dieste, que se puede asociar con las búsquedas de expresividad y autenticidad del material donde el recurso del ladrillo expuesto lo convierte en un objeto estético de la obra. Bajo el mismo paraguas, Kutscher menciona construcciones como el Cilindro Municipal (demolido en 2014), el arco de Salinas, o el puente de La Barra de Punta del Este, como ejemplos “donde la fuerza de lo material es la esencia de la obra, y se impone como una escultura o monumento en el paisaje. En este mismo sentido, se puede entender que la obra de la Facultad de Ingeniería de Vilamajó (1894-1948), es una construcción de características modernas donde la carga de materialidad visual se puede vincular a una estética Brutalista.

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