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Alimentación intuitiva: un camino alternativo

Las proyecciones para el año nuevo puede tener tantos propósitos como personas, sin embargo, hay uno que es constante: hacer un detox de las fiestas. En Come sin hacer dieta, Estefanía Fernández y Victoria Lozada, proponen revisar creencias y aprender a escuchar el cuerpo y sus necesidades.

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Buenos y malos hábitos alimenticios.
Buenos y malos hábitos alimenticios.
Vasilii_Bond/Shutterstock

Todos los alimentos pueden coexistir cuando se practica una alimentación compasiva. En un esquema como este ni el brócoli es el gran salvador ni los bizcochitos los emisarios del infierno. La clave, sostienen dos nutricionistas que hacen furor en redes sociales, es la mentalidad que se tiene sobre la alimentación y el propio cuerpo. Por eso es importante entender cómo los pensamientos influyen en la manera de relacionarnos con la comida y reaprender a percibirnos, para identificar las señales corporales como el hambre y la saciedad.

Hacer las paces con la comida, y respetar y aceptar el propio cuerpo, está en la base del modelo de alimentación intuitiva que promueven Estefanía Fernández y Victoria Lozada en Come sin hacer dieta (Editorial Grijalbo, 2023), disponible en formato electrónico en Uruguay. El libro es una guía que intenta echar por tierra toda una cultura existente alrededor de la dieta y dirigirse a un público abierto a reconsiderar, evidencia científica mediante, por qué tantos regímenes alimentarios no funcionan. Para conocer un poco más su propuesta, PAULA conversó por videollamada con Victoria Lozada, desde Berlín, y Elisa Fernández, radicada en Madrid.

–¿Cómo surgió la idea de escribir Come sin hacer dieta?

–Victoria Lozada (VL): desde hace mucho tiempo veníamos hablando de la desinformación y la confusión que hay con respecto a la salud en general, pero específicamente sobre las dietas. Llevamos muchos años investigando por qué no funcionan. Veíamos la ineficiencia de hacer una dieta, a pesar de que eso era lo que nos habían dicho que teníamos que hacer, y encontramos un universo que habla de la salud para todas las tallas y la nutrición más integrativa, más amable. Mediante la investigación y varios cursos y seminarios que hicimos, nos dimos cuenta que este enfoque era más eficiente y que tenía más sentido y coherencia que lo que veníamos haciendo. Entonces, vimos que era muy necesario escribir un libro no solo con la información que encontramos, sino también contando cómo lo llevamos a la práctica diaria y de largo plazo, para que las personas tengan una mejor relación con sus cuerpos, con los alimentos y que, básicamente, dejen las dietas a un lado y cambien a hábitos saludables sin sufrir ni pasar hambre. Romper la mentalidad de dieta es el primer paso que recomendamos para empezar a darnos cuenta de todo esto.

–¿Qué es la mentalidad de dieta?

–VL: es el hecho de creer que necesitamos modificar nuestro cuerpo a toda costa para encontrar bienestar. La mentalidad de dieta es restringirte en un restaurante porque engorda la comida. La mentalidad de dieta es, básicamente, todas las creencias, información y mitos que tenemos almacenados en el cerebro sobre las dietas. Muchas son irracionales. Algunas pueden tener fundamento, o en algún momento lo tuvieron, pero la ciencia evoluciona y va cambiando. Como lo del colesterol y el huevo o que ciertas frutas a partir de tal hora no se pueden comer. Y más allá también. No solo con alimentos sino con creencias de cómo es nuestro cuerpo, de qué merecemos o no por nuestra corporalidad, si no nos vamos a casar nunca por ser gordas; cosas de ese estilo, que se dicen mucho. Tenemos una mezcla bastante compleja con un montón de reglas y creencias sobre nuestro cuerpo y nuestro valor, y sobre los alimentos que a veces ni nos damos cuenta que están ahí. Por eso, la primera invitación, es a cuestionar estas ideas.

Portada del libro: Come sin hacer dieta, de Estefanía Fernández y Victoria Lozada De La Peña.
Portada del libro: Come sin hacer dieta, de Estefanía Fernández y Victoria Lozada De La Peña.

Revisar el concepto de Índice de Masa Corporal (IMC), entender por qué las dietas no funcionan y qué le pasa al cuerpo cuando se hacen restricciones alimentarias. Preguntarse para qué quiero adelgazar, qué es la obesidad o cómo se aprende a escuchar el cuerpo, es parte de lo que se aborda en este libro que propone adoptar comportamientos saludables para sentirse bien más allá de la obsesión por seguir tal o cual dieta. Editorial Grijalbo. Desde Uruguay disponible en formato electrónico.

–¿Qué lugar ocupa en este esquema la alimentación intuitiva?

–Estefanía Fernández (EF): es el otro camino. Nosotras no nos cerramos a que todo el mundo sí o sí tiene que hacer alimentación intuitiva. Si es verdad que es un camino que planteamos, como la alimentación consciente, que realmente está dentro de la alimentación intuitiva. Proponemos autoconocernos. Nosotros nacemos con señales corporales intactas desde que somos bebés. Lloramos cuando tenemos hambre y dejamos de mamar cuando nos saciamos y poco a poco esto se va rompiendo por factores externos, se va perdiendo. Entonces ya no sabemos qué nos gusta o qué nos sacia o incluso cuándo tenemos realmente hambre o qué tipo de hambre tenemos. En alimentación intuitiva uno podría pensar “como lo que quiero las veces que quiera”, pero en realidad tenemos que hacernos preguntas: ¿realmente me apetece este alimento?, ¿en este momento me viene bien? Quizás ahora me apetece una galleta, pero voy a estar todo el día en la calle. Entonces ayuda pensar: “¿qué me viene bien?”, Sí, me como la galleta, pero incorporo otras cosas más, una fruta y unos frutos secos que sé que me mantendrán más saciado durante el día. Pienso si estoy pasando por una emoción y me permito la galleta, pero veo si realmente tengo otras herramientas para gestionar esta emoción. No ignorarás la nutrición, pero no será lo más importante. Habrá otras cosas igual de importantes para que tu realmente te conozcas y puedas llevar una alimentación acorde a ti.

Dietas
Dietas
Melica/Shutterstock

Las autoras tienen distintas redes sociales con una comunidad de miles de seguidores. En Instagram se las encuentra como @stefyactiva y @nutritionisthenewblack. Además, ambas conducen el podcast Esto es Nutrición en la plataforma Podimo y comparten información en https://estoesnutricion.com/

–Hace 100 años el doctor español Gregorio Marañón advirtió en su ensayo titulado Gordos y flacos sobre los riesgos de la grasa abdominal y la importancia de la prevención en alimentación, sorprende cómo volvemos a poner sobre la mesa propuestas que parecen de sentido común. ¿Como ven esto en base a su experiencia?

–VL: claro, alimentación intuitiva es comer, normal. Ha estado muy envenenada nuestra relación con la alimentación por tantas cosas que han surgido en los últimos cincuenta, cien años, ha habido muchas olas que han impulsado esas ideas de querer modificar nuestros cuerpos, que se vean de cierta forma, y al final se trata de aprender a comer después de tantos estímulos y condicionantes. Todo eso ha influenciado a que tengamos que volver a los orígenes de cómo simplemente comer y ya. En el libro mencionamos muchos casos de alimentación intuitiva, pero no seguimos tal cual el método original porque creemos que muchas cosas podrían adaptarse a nuestro tiempo. Fue creado en los noventa y todo va cambiando. De hecho, nuestro libro de aquí a unos años lo tendremos que reeditar.

–Ustedes tienen una comunidad muy grande de lectores y oyentes en el podcast Esto es nutrición, pero ¿cómo llegan a ese lector que debería conocer estas ideas y aún sigue enganchado a las dietas?

–EF: creo que todavía no llegamos a esa generación más joven. Una madre me contó que quería leer el libro junto a su hija de 16 años, pero no sabemos más, no hemos tenido mucho feedback en ese sentido. Cuando hablamos, sobre todo de los temas más polémicos, los que hacen más ruido son los que están en contra. Pero no sabemos cuántos están de acuerdo con este camino, pero que no dicen nada.

–¿Cuáles son los temas más polémicos?

–EF: sobre todo cuando hablamos de corporalidades. Cuando de repente hay una persona gorda que aparece con nosotras en una entrevista es cuando llegan las polémicas. Empieza el discurso que dice: “esto no es sano”, cuando la persona simplemente está contando algo como “yo compro ropa en equis tienda”. Y la respuesta es que estar en ese tipo de cuerpo no es sano. Y nosotras nos preguntamos ¿qué tiene que ver?

–Hay una idea muy asociada a la delgadez con la salud y a la gordura con la enfermedad, ¿como se resuelve ese dilema?

–VL: para nosotras esas categorizaciones son complicadas y peligrosas. Solamente por decir una palabra ya estamos patologizando un cuerpo sin tener ni idea. Nosotras no usamos la palabra obesidad, pero vamos a suponer que sí lo hacemos. Ya con eso, a nivel científico y a nivel social, viene una asociación de enfermedad, de que es una persona vaga, que no se cuida, que es perezosa. La mayoría son asociaciones negativas sobre la persona. Todo esto sin conocer su estado de salud real, porque no sabemos cómo está. No sabemos los resultados de sus analíticas o como son sus conductas y sus hábitos. Solo por decir que es una persona con obesidad ya está enferma. Solo por existir. Por eso a nosotras nos parece que es importante también el cuidado del lenguaje. Tiene que cambiar y ha habido ya propuestas a nivel médico, pero todavía es muy pronto. Lo mismo creemos sobre el Índice de Masa Corporal (IMC), que es otra de las críticas que hacemos y que argumentamos en el libro. El IMC es una fórmula superdesactualizada y que se creó con un propósito diferente al de medir salud.

–Lo que parece más complicado entonces es tener la disposición para cambiar hábitos, ¿es así?

–EF: la mayor dificultad es la historia. Es todo lo que pasó esa persona. Es decir, una persona que tiene 35 o 40 años que lleva desde los 8 años a dieta, esta persona está harta de escuchar de nutrición, de tener que restringirse, de tener todos los eneros que ponerse a hacer una nueva dieta. Esa persona está completamente perdida, ya no sabe nada de sus señales corporales. Y es normal que cuando le dicen: “vamos a intentar movernos de una manera que disfrutes”, sienta rechazo, porque solo conoció el movimiento, el ejercicio, como una forma de castigo. Todo eso hay que reconciliarlo y trabajarlo poco a poco para poder verlo desde otro punto de vista y no desde la obligación o desde el sufrimiento.

–¿La fuerza de voluntad en este camino dónde queda?

–VL: nosotras no creemos mucho en la fuerza de voluntad. La motivación siempre se te puede acabar, esto es así en cualquier proceso de cambio que vayas a hacer. El entender por qué empezaste y el recordar porqué vale la pena y tener una comunidad que te ayuda, es más importante que la fuerza de voluntad y la motivación. La motivación muchas veces no viene del punto que debería venir. Viene desde el deberías perder peso para ser delgada, cuando más bien recomendaríamos que tu motivación fuera lo quiero hacer para sentirme bien, para tener más energía, para conseguir mejor sueño, mejores digestiones. Es más bien un tema de compasión, de disciplina también, pero una disciplina amable. Una amabilidad con firmeza, donde puedas seguir tus pasos de la alimentación intuitiva y del autoconocimiento añadiendo la parte de compasión y de aceptación. Requiere de otras herramientas aparte del esfuerzo y la voluntad, que se acaban.

-¿Qué es la alimentación intuitiva?

-Es un término que fue acuñado en 1995 por Evelyn Tribole y Elyse Resch. Desde entonces han cambiado muchas pautas de comportamiento y por eso es importante revisar las ideas sobre lo que es o no adecuado en términos alimentarios. La nutrición es una ciencia en evolución constante, sin embargo, en términos generales los principios de la alimentación intuitiva son: bienestar integral, comer lo que nos sienta bien, escuchar a nuestro cuerpo cuando tiene hambre, y parar sabiendo que ya llegamos al punto de saciedad, descansar lo suficiente y movernos sin tener que sentir que es un castigo. ¿Se trata de que puedas comer lo que te da la gana? No. La alimentación intuitiva es conocida también como el método de la antidieta porque promueve la libre, pero saludable, selección de los alimentos, sin necesidad de prohibiciones. Es decir, elegir la alimentación consciente, es buscar la manera de ser parte de un círculo virtuoso donde se eliminen tantísimas reglas y mitos acumulados. La meta es lograr un beneficio integral para el día a día, sumar confianza y autoestima.

–¿Cómo se puede empezar a comer sin hacer dieta? ¿Qué tipo de menú sería el más adecuado?

–EF: en ese aspecto no proponemos un plan de comidas en concreto, sino que proponemos que, por ejemplo, en las comidas, sobre todo si son comidas donde queremos estar saciados por más tiempo, tengas tres grupos de alimentos, los macronutrientes, o que tengan al menos proteínas, grasas y carbohidratos. Mientras más variedad de alimentos más nos va a saciar y que podamos ver diferentes colores en el plato, porque también en este aspecto vamos a ver la parte de la satisfacción que es una de las que más se deja de lado en las dietas. Voy a tener en cuenta también el placer. Por ejemplo, a pesar de que estoy combinando estos tres tipos de alimentos, me pregunto, “¿le añadiría algo más?, ¿y si le agrego esa fruta a esta ensalada?, quizás me gustaría más, porque me encanta ese toque dulce y salado”. Esas cosas hay que tenerlas en cuenta, no solo por la nutrición sino también por el placer. Al final, normalmente, este es otro de los problemas de las dietas. La persona quiere comer todo lo que se le atraviesa y es porque está en búsqueda de ese placer.

–¿Cómo se logra esto?

–EF: escuchándome. Viendo qué cosas me gustan. “Me habían dicho que el brócoli es sano y a mí no me gusta, definitivamente. Lo hice de mil maneras, entonces lo descarto”, pero puedo incorporar otro tipo de verduras. Entendiendo esto y que podemos ir respetando las señales de hambre. Pensar, “tengo hambre física en este momento y me dijeron que tenía que comer tres veces al día, pero entre comidas me está dando hambre y llegó a la cena queriendo comer, pero lo hago demasiado rápido y en demasiadas cantidades”. Quizás es porque tienes hambre mucho antes de ese momento. Como decíamos, hay tantas reglas, que al final preferís ignorar tu hambre y esperar a la cena cuando podrías tratar de autoconocerte y decir, “vale, necesito comer algo entremedias”. Por eso, nosotras no tenemos un planteamiento de comidas, porque cada persona es un mundo y la disponibilidad de tiempo y la actividad que desarrolla da más o menos hambre durante el día. Incluso como mujeres cíclicas también vamos cambiando a lo largo del mes.

Estefanía Fernández y Victoria Lozada De la Peña, con su libro.
Estefanía Fernández y Victoria Lozada De la Peña, con su libro.

–¿Seguir una alimentación intuitiva es una cuestión de actitud?

–VL: pocas veces nos preguntamos ¿qué necesito hoy?, ¿que me apetece hoy?, ¿que textura quiero? Es como que hay que comer esto, hay que comer lo otro, como un mandato. En vez de hacerlo así, podemos hacernos preguntas: ¿me apetece comerme una merienda o me la como solo porque hay que comerla? No estamos en conexión con nada de eso y estas preguntas nos pueden acercar (a nuestra necesidad) o incluso, a veces, a decirnos no lo sé, porque no somos unas máquinas de intuición todo el tiempo. Y tampoco esa es la idea, pero sí ir practicando ese músculo para estar más en contacto con esas señales corporales que han estado inhibidas y que están confundidas porque no saben cuándo les estamos prestando atención.

Un 95 por ciento de las dietas fallan y solo un 5 por ciento de las personas que empiezan una dieta pueden mantenerla a largo plazo. Por eso, en Come sin hacer dieta las autoras proponen revisar creencias y aprender a escuchar nuestro cuerpo y sus necesidades. ¿Qué mejor momento que este para empezar?

Minibio de las autoras

Estefanía Fernández es licenciada en nutrición y dietética egresada de la Universidad Central de Venezuela y máster en nutrición deportiva en la Escuela Universitaria Real Madrid de la Universidad Europea. Desde hace cuatro años es nutricional coach para Adidas Runners Madrid. Participó en diferentes congresos de nutrición en España, México y Alemania. También es autora de Entrena tu alimentación.

Victoria Lozada De la Peña es nutricionista, egresada también de la Universidad Central de Venezuela, y se especializa en trastornos de la conducta alimentaria. Trabaja bajo el modelo de alimentación intuitiva y Health At Every Size (Salud en todas las tallas), un movimiento que promueve la liberación, la diversidad corporal y una cultura libre de dietas. También es autora de La buena nutrición, ¿Por qué comes como comes? (ambos de Plataforma Editorial) y Todos a la mesa (Beascoa).

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