Balance de temporada

Según los datos publicados por el Ministerio de Turismo acerca del primer mes del año, más de medio millón de turistas ingresó al país, registrándose un incremento del 10,45 por ciento en el gasto de estas personas, respecto a enero de 2024. Asimismo, se constató un tránsito récord por el Aeropuerto Internacional de Carrasco y un aumento en el turismo de cruceros. El verano prometió, y al parecer cumplió, pero más allá de estas cifras por demás alentadoras, ¿cuál fue la percepción que operadores, veraneantes y locales tuvieron de este verano, particularmente en nuestro balneario estrella?
Una buena pregunta para hacerle a Alfredo Etchegaray, empresario, relacionista público e investigador, vinculado a Punta del Este desde su infancia, transcurrida primero junto al faro, en el casco viejo, y luego en Pinares, donde vivió junto a su familia. Multifacético, montó allí su oficina de prensa y relaciones públicas; fue Dj, ambientador y organizador de eventos y fiestas emblemáticas, entre tantas otras facetas, con conocimiento profundo del resort y del público que lo frecuenta, así como de las inversiones que allí se desarrollan, con una visión única de las dinámicas del lugar.

–¿Qué balance le merece este verano 2025?

–Esta temporada de Punta del Este fue muy buena en facturación para los comercios y en cantidad de visitantes. También en términos de nuevos residentes y tendencias de crecimiento en general, gracias al efecto “motosierra” del presidente argentino Javier Milei, que niveló los costos de la Argentina comparados con los de Uruguay, atacando el déficit y terminando con los subsidios estatales del vecino país.

–Operadores hoteleros y gastronómicos comentaron que se alargó el verano, ¿a qué lo atribuye?

–La temporada continuará siendo cada vez más larga debido a los nuevos residentes, a una mayor vida social, a que hay más acontecimientos culturales y deportivos, a que abrieron nuevos colegios y propuestas de esparcimiento, además de decenas de agradables cafés y variedad de servicios.

–Mencionó el efecto del presidente Milei en Argentina, ¿cómo influyó la situación de Brasil?

–Brasil fue competencia por sus bajos costos debido a su inflación, que cubrió con su déficit y bajaron los costos imprimiendo más moneda, pero la nivelación de los costos con Argentina sumado a las experiencias de mayor nivel, tanto emocionales como de satisfacciones logradas por el residente y el visitante de Punta del Este, compensaron esa diferencia de precios. En general, las buenas temporadas se originan cuando la diferencia de cambio favorece al turista, pero hay que recordar que también fueron apuntaladas a principios del siglo XX, cuando se inició la conectividad a través de los vapores, luego los trenes y en el futuro, lo será mediante una oferta aérea atractiva y tentadora en baja temporada.

Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

–¿Cómo inciden los nuevos residentes en la vida del balneario?

–Los nuevos residentes de Maldonado y la prolijidad en el mantenimiento de la ciudad, han hecho de Punta del Este un nuevo Carrasco, un enclave de naturaleza, limpieza y menor estrés. La diversidad cultural aportada por la gran variedad de personas provenientes de otras culturas también enriquece los servicios y las mentes de los uruguayos, generando una corriente de innovación, actividades y trabajo. Tal como en la vida, la evolución es clave para la supervivencia y el crecimiento.

–¿Son realmente altos los precios de Punta del Este?

–Los precios y costos son los que prefiera el consumidor, sea turista o residente. Frutas y verduras se consiguen en las ferias, hay actividades culturales, parques y museos con entrada libre, y el rango del valor de las viviendas se inicia en 50 mil dólares y puede llegar a superar los 20 millones. Algunos residentes y trabajadores del exterior utilizan los servicios gratuitos del Estado en materia de salud, educación, capacitación práctica para oficios, y también en cuanto a alimentación y alojamiento. Es cierto que algunos supermercados y servicios públicos del Estado incrementan sus costos por estar ubicados en Maldonado, y eso es algo con lo que no estoy de acuerdo. El origen de los costos altos está vinculado a la ineficiencia administrativa del aparato estatal, que está obeso y burocrático. Numerosos comerciantes destinan casi todos sus ingresos a sobrevivir y a cubrir sus costos operativos. Además, enfrentan grandes obstáculos para acceder a habilitaciones y permisos, para obtener créditos razonables y para encontrar personal capacitado que tenga actitud, disciplina y voluntad de trabajar con espíritu emprendedor.

–¿Está vigente la disyuntiva histórica entre convertir al balneario en un enclave selecto o un destino masivo?

–Elegir entre un balneario selecto o un destino masivo es algo del pasado; el consumidor de alta gama es ideal, pero se trata de un segmento muy limitado para subsistir. Punta del Este, como Uruguay y otros destinos, requiere de todos los segmentos y de todos los niveles; el nivel económico medio es el que se mueve más, el que más incentiva la economía y el que logra llenar todos los servicios de hotelería, gastronomía y otros. Todos son necesarios y pueden coexistir ordenadamente.

–¿Considera que proyectos controversiales, como el de Cipriani en San Rafael, y el truncado en la Ballena, afectan la identidad del balneario?

–Los proyectos controversiales han sido parte de toda la historia de Punta del Este, y también de Montevideo: el Palacio Salvo, Zona América, el antiguo proyecto inicial del Hotel San Rafael, el Hotel Conrad, hoy Enjoy, los shoppings y casi todas las torres de la Mansa y la Brava, edificios como el Santos Dumont, el Vanguardia y hasta los recientes Surfside, Fendi, Venetian y Le Jardin, entre otros. El caso de Punta Ballena es especial ya que el ideal es conservarla como área pública de usufructo para todos. Sin embargo hay que considerar los derechos de los propietarios en un país que debería respetar la seguridad jurídica. El proyecto de Giuseppe Cipriani, de gran trayectoria y currículum internacional, logró recuperar el decaído edificio del Hotel San Rafael y será, sin lugar a dudas, una exitosa herramienta de marketing para el balneario. Por otra parte, las torres muy altas -y estas tres son las más altas-implican un exceso de sombras y concentración en las primeras líneas de las ramblas. Una solución creativa, que contemple a todas las partes -que no creo que sea aceptada por las mentes conservadoras de los uruguayos-, sería por ejemplo, un gran banco de arena paralelo a las costas, que reconstruya los lenguajes originales de la arquitectura del 1900; el cual podría reubicar las playas más alejadas de estas grandes torres, y crear un atractivo turístico cuyo costo se auto sustentaría con los nuevos propietarios, dejando a los edificios sobre playas calmas y cálidas, y generando dos nuevas segundas playas al frente del Punta del Este del 1900. El renacer del balneario de baja altura sería un proyecto sin costo, que puede replicarse en Montevideo, utilizando geo-tubos de arena.

–¿Cómo evalúa la experiencia del turista en Uruguay? ¿Qué hay que mejorar?

–La experiencia emocional de los turistas y la satisfacción de los residentes, apuntando a la calidad de vida, es fundamental, y por eso hay que escucharlo. Hay que hacer encuestas entre estos públicos para corregir el rumbo. En ese sentido, el uso de aplicaciones que informen la diversidad de servicios y eventos de todo el año; estacionamientos y servicio de shuttles eléctricos para evitar ómnibus enormes, con gases tóxicos y ruidosos; el control estricto de los ruidos de escapes de las motos y autos, así como de equipos de audio de alta potencia; y fomentar y apoyar con premios a los comercios y servicios que tengan componentes culturales e históricos, así como balcones llenos de plantas y flores, son algunas ideas para mejorar la experiencia. También, sumar alimentación saludable en los kioscos, donde solo ofrecen bebidas con glucosa y aspartamo, y alimentos con conservantes. Tampoco debería rechazarse ninguna embarcación ni actividad náutica por falta de lugar; hay que planificar la infraestructura acompañando la demanda. El transporte público eléctrico y frecuente ayudaría a bajar la densidad de motos y autos. Asimismo, es importante la capacitación gratuita y obligatoria a todo el personal de servicio en cuanto a idiomas y actitud. Hay que mejorar la estética de la terminal de ómnibus y sumar servicios… Y hay mucho más. Por supuesto, tanto uruguayos como extranjeros se quejan del extremismo en las multas. Hay argentinos que han llegado a perder sus autos cuando van a pagar la multa y les hablan de 20 mil dólares.

–¿Hacia dónde tendrían que apuntar el Ministerio de Turismo y la Intendencia?

–El Ministerio de Turismo y la Intendencia podrían concentrarse en ofertas de conectividad en baja temporada. También en mejorar la creación y difusión de contenidos, actividades y servicios para esa época. Asimismo, es necesaria una eficiente difusión internacional online, de bajo costo y alto impacto, de todo lo que brinda el turismo de Uruguay, además de las opciones de inversión. Finalmente, bajar sus costos operativos, y mejorar su eficiencia administrativa y mejorar la competitividad de Uruguay.

–¿Estamos encaminados a un turismo de todo el año en Punta?

–El turismo y trabajo para todo el año se logran con las sugerencias anteriores y con una capacitación práctica y actualizada para todos los servicios y trabajadores. Se necesita mayor educación pública bilingüe en las áreas de oficios, ciencia y tecnología. En síntesis: evolución, creatividad, actitud y eficiencia. Lo importante es preguntarse, ¿qué estamos haciendo hoy para proyectar un mejor mañana? Punta del Este, y Uruguay en general, se consolidan como refugio universal de paz y libertad, con una creciente tendencia a recibir residentes de culturas variadas, como rusos y sudafricanos, latinos, europeos y estadounidenses. Hay que seguir mejorando en desempapelar la burocracia, bajar el excesivo costo de vida, evolucionar hacia los primeros puestos en educación mundial y siempre trabajar en la calidad de vida y experiencias de ciudadanos y turistas.

El Pais Uruguay.