En los últimos años, el término pandemia se escuchó mucho en relación a la COVID-19, y vaya si causó alerta y preocupación. Sin embargo, hace décadas que la humanidad padece otra grave pandemia, y no precisamente de causa infecciosa, sino por sobrepeso y obesidad. Así lo advierte el doctor Jorge Facal, director médico de Pronokal Uruguay, quien señala que la OMS estimó en 2022 que 764 millones de adultos padecen estas dolencias en el mundo.

El profesional explica que la obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial, de evolución crónica y recidivante, y que además está asociada a otras afecciones como diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensión arterial, enfermedad hepática esteatósica, hiperuricemia, apnea obstructiva del sueño, y osteoartritis, entre otras. Además, la obesidad no solo es un factor de riesgo en el desarrollo de varios tipos de cáncer, sino que la esperanza de vida disminuye a medida que aumenta el índice de masa corporal (IMC). Pero no todas son malas noticias. Basta saber que una pérdida de peso de entre el 5 y el 10 por ciento reduce el riesgo y previene el desarrollo de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, y dislipidemia, entre otras. Cuando esta supera el 15 por ciento, se puede lograr la remisión de diabetes mellitus tipo 2 y disminuye la aparición de insuficiencia cardíaca y la mortalidad cardiovascular.

Eso sí, para encarar un tratamiento de reducción de peso es necesario entender el funcionamiento del tejido adiposo, que además de reserva energética, es un órgano endócrino que produce hormonas y sustancias que, entre otras cosas, regulan el apetito y la saciedad. Además de estar constituido por adipocitos, en el tejido adiposo existen otras células, como macrófagos y linfocitos. Cuando una persona se vuelve obesa, los adipocitos aumentan de tamaño, causando un estado inflamatorio crónico: lipoinflamación. Esto lleva a la producción de sustancias proinflamatorias que perpetúan ese estado, y de hormonas que disminuyen las señales de saciedad. Asimismo, hay una disminución de ácidos omega 3, DHA y EPA, necesarios para resolver la inflamación. Y la persistencia de esos bajos niveles hace que macrófagos con actividad pro-inflamatoria permanezcan en el tejido. Cuando una persona baja de peso se producen cambios en los mediadores circulantes del apetito y de la saciedad que favorecen la recuperación del peso, de ahí, lo frecuente del “efecto rebote”.

Por todos los motivos señalados, es fundamental tratar el sobrepeso y la obesidad mediante un enfoque multidisciplinario, que obtenga resultados perdurables en el tiempo, con cambios en los hábitos de alimentación, y la incorporación de actividad física, para lograr un nuevo estilo de vida.

El doctor Facal aclara que no todos los tratamientos son iguales. “Bajar de peso no se trata solo de comer menos y ejercitarse más. De esta forma se baja de peso pero no se sostiene en el tiempo, ya que no se actúa sobre la persistencia de inflamación crónica de bajo grado”.

En este sentido, el método Pronokal (PNK) cumple con las condiciones necesarias para un abordaje idóneo, ya que se basa en una dieta cetogénica muy baja en calorías, reducida en grasas e hidratos de carbono, normoproteica, y que incluye la incorporación de proteínas de alto valor biológico combinadas con DHA, a través de la fórmula exclusiva de Protein-DHA. Además, asegura una adecuada suplementación de minerales, oligoelementos y vitaminas, junto con el aporte de ácidos grasos omega 3 de alta calidad, con adecuada proporción de DHA y EPA para corregir las señales de hambre y saciedad a nivel cerebral, evitando la recuperación de peso.

El método PNK asegura un descenso de peso rápido, seguro, sin apetito, con niveles importantes de adherencia, y sostenido en el tiempo. Estos resultados están avalados por más de 40 trabajos en publicaciones científicas de alto nivel académico, en las que se demostró que se trata de un método de calidad, que asegura el impacto para mejorar la calidad de vida y las alteraciones metabólicas asociadas con el sobrepeso y obesidad. Para concluir, el doctor Facal destaca que el descenso de peso se logra a través de la pérdida de masa grasa, sobre todo de grasa visceral, que es la asociada con el desarrollo de otras enfermedades, pero se preserva en cambio masa muscular. De hecho, esto se producen en una relación 20 a 1; es decir, que por cada 20 kilogramos de descenso de peso, solo 1 es de masa muscular. n

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