Como protagonista de los brindis luego del trabajo y de las fiestas entre amigos, o incluso como aperitivo en una cena formal, el gin vive un momento de auge mundial. Es que potenciado por nuevas inspiraciones e ingredientes botánicos provenientes de múltiples regiones y culturas, la bebida renovó su encanto. No en vano, esta explosión de hierbas, vegetales, frutas y especias usadas para imprimir un sabor único, define una nueva era para la cocktelería, ya que solo o acompañado, el gin es un elemento infaltable en la barra de casas y bares. Ni que decir en el arsenal de los cada vez mejor provistos mixólogos amateurs. En este sentido Tanqueray ha sabido liderar el camino por casi 200 años, gracias a su inquebrantable atención a la calidad.

Todo comenzó en 1830, cuando Charles Tanqueray estableció su destilería en Vine Street. En el londinense barrio de Bloomsbury, el emprendedor comenzó a experimentar con los mejores elementos botánicos del mundo, y de hecho, el legado de sus viajes vive en toda la gama de gins de su marca. En el proceso llegó a desarrollar la friolera de 300 recetas y fruto de toda aquella investigación nació la fórmula del Tanqueray London Dry. En base a bayas de enebro, semillas de cilantro, raíz de angélica y regaliz, la bebida inmediatamente se ganó el título de gin más fino del mundo, y desde entonces define el standard para todos los London Dry Gin.

Dos siglos después, el producto se elabora según la misma receta secreta, y cada botella lleva un sello que es símbolo de calidad y excelencia en destilación. El elixir se presenta en una ya emblemática botella, inspirada en la coctelera de tres piezas muy popular durante la Ley Seca, y encarna la vibrante elegancia de los locos años 20’. La piña, símbolo por excelencia de la hospitalidad en la Inglaterra de 1830, aparece en el escudo de la familia Tanqueray y adorna todas las botellas de la Tanqueray Distilling Company.

Sutiles y versátiles, los espirituosos de la firma tienen una personalidad única. Comenzando por el clásico London Dry, esta ginebra se mantiene fiel a sus inicios, y se disfruta mejor con abundante hielo, agua tónica y un gajo de limón, pero también sirve de base para una amplia variedad de tragos.

A su vez, inspirado en las aventuras andaluzas de Charles Tanqueray, que le llevaron a los naranjales de Sevilla en la década de 1860, el gin Flor de Sevilla es único y complejo, e incorpora los legendarios cítricos, flor de azahar y los cuatro ingredientes botánicos de la ginebra clásica de la casa. Frutado y ácido, tiene el sabor intenso y agridulce del soleado clima mediterráneo, y es el preferido para darle un toque veraniego a los cocktails clásicos.

Tanqueray

Por su parte, el Royale Dark Berry es un destilado suntuoso que evoca la ascendencia francesa de Charles Tanqueray. La receta incluye grosellas negras con toques de vainilla, realzados por un sabor que recuerda a las orquídeas negras.

Diageo

Esta propuesta de Gin Tonic clásico sorprende con un twist floral y afrutado gracias al sabor natural de las bayas francesas y a la vainilla que aporta Tanqueray Royale.

Ingredientes
40 ml de Gin Tanqueray Royale Dark
150 ml de agua tónica premium
Arándanos
Hielo

Equipamiento
1 copa balón
1 medidor Jigger
1 cucharilla de bar

1. Agregar abundante hielo a una copa balón. Añadir la medida de gin y completar con agua tónica muy fría.
2. Remover ligeramente para integrar.
3. Decorar con arándanos.

Tanqueray

Este trago sube de categoría al Gin Tonic clásico. Con un corazón cítrico, le pone un toque refrescante a los días soleados y es ideal para una tarde relajada y burbujeante.

Ingredientes
30 ml de Gin Tanqueray NºTen
150 ml de agua tónica Premium
Abundante hielo
Un gajo de pomelo

Equipamiento
1 copa balón
1 medidor Jigger
1 cucharilla de bar

1. Agregar hielo a tope en una copa balón y verter 30 ml de Tanqueray N°Ten.
2. Añadir 150 ml de agua tónica premium y dar una sola vuelta con la cucharilla.
3. Decorar con un gajo de pomelo.

Finalmente, el Gin Tanqueray Nº Ten, catalogado como ultra premium, es el resultado de dos años de experimentación. Como dato de color, vale saber que se elaboró en una pequeña olla de la década del 50’, apodada Tiny Ten. Destilado en pequeños lotes con los cuatro botánicos originales de London Dry, a los que se les suman pomelos, naranjas, limas y flores de manzanilla, ofrece una explosión de cítricos frescos en cada sorbo. Además, es la única bebida blanca en haber ganado un puesto en el salón de la fama de los premios del sector, los San Francisco Spirits Awards.