Patrimonio Botánico: reliquias de los jardines

Con la misión de salvarlas del olvido, Inés Díaz de Licandro se abocó a rastrear los cultivares de rosas heritage del país. Esa minuciosa labor, que la llevó a recorrer el Uruguay y a sortear diversos obstáculos, se cristalizó en un libro cargado de información e historias, que se publicará en breve. Pasen y lean.

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Baronne Henriette Snoy
Baronne Henriette Snoy
Picasa

Cuando en 2016, un tornado asoló la ciudad de Dolores, en Soriano, el lugar se volvió un escenario de tragedia y destrucción. Sin embargo, un rosal ubicado en el corazón de la ciudad, logró sobrevivir al caos que el fenómeno atmosférico dejó a su paso. “No se sabe qué rosa es. Solo tiene nombre de estudio y por eso se la llama ‘la rosa de la plaza de Dolores’. Está en la plaza Constitución, estimamos que desde principios de siglo XX, y aunque resistió el tornado, por una mala poda casi se pierde para siempre. Gracias a que algunos vecinos la habían reproducido en sus casas, se pudo plantar de nuevo”, explica Inés Díaz de Licandro.

Apasionada de las rosas, la estudiosa cuenta la historia para demostrar con qué facilidad pueden desaparecer para siempre las especies vegetales. En este caso, la rosa no solo se salvó, sino que la Junta Departamental de Soriano la declaró de interés patrimonial y la incluyó en el registro de elementos de valor patrimonial del departamento. “Este es un ejemplo de valorización, hasta donde yo sé, único. Porque en el mundo han habido rosedales muy importantes, que fueron arrasados. El del cementerio de Sacramento, en California, era famosísimo por la magnitud y diversidad de sus ejemplares, pero hace unos años las retiraron, lo que fue una gran pérdida”, comenta la floricultora como contracara de lo sucedido en Dolores.

“Aquí también pasa. La plaza de Solís de Mataojo tenía cantidad de rosas antiguas preciosas. Fui con una amiga francesa, bisnieta de quienes obtenían las rosas té en el siglo XIX y había una que no sabíamos qué era. Decidí volver cuando estuviera en flor para tomar muestras pero cuando fui, no quedaba nada. Habían arrancado todo para pavimentar los caminos de la plaza. Eso muestra una falta de sensibilidad tremenda porque así como hay bienes materiales que hay que proteger, también los hay inmateriales, más frágiles aún, que debemos preservar”. Y a eso mismo se abocó Díaz de Licandro, cuando en 2016 comenzó de motu proprio a registrar e identificar las rosas patrimoniales del Uruguay, proyecto que cristalizó en un libro de próxima publicación.

Rosa especie en estudio "CAAR002-Especie ruta".
Rosa especie en estudio "CAAR002-Especie ruta".
Inés Díaz de Licandro.

Heritage o patrimonio

Díaz explica que durante muchos años la World Federation of Rose Societies, de la cual es vicepresidente para Sudamérica, intentó definir las rosas heritage o patrimoniales con criterios que a la postre resultaban demasiado arbitrarios. “Luego de muchas discusiones, en la Convención de 2017 en Eslovenia, el Comité de Conservación y Preservación votó una definición consensuada. Preceptivamente, se considera rosa patrimonial a cualquier rosa silvestre (o especie), y a los híbridos de esas especies; a cualquier rosa no identificada; y a cualquier rosa que tenga una importancia especial por su obtención, por sus características botánicas, o por su historia”.

Para ilustrar este último punto, la uruguaya se refiere a la rosa ‘Peace’, creada por Francis Meilland en Lyon, poco antes de la Segunda Guerra Mundial. El francés llamó a su cultivar ‘Madame A. Meilland’, y temeroso de que pudiera perderse a consecuencia del conflicto bélico, envió material de injerto a Italia, Turquía, Alemania y Estados Unidos. Solo cuando terminó la guerra se supo que la rosa había sobrevivido y como los destinatarios no habían podido comunicarse entre sí, la habían nombrado de diferentes formas. En Italia, ‘Gioia’; en Alemania, ‘Gloria Dei’. En Estados Unidos se llamó ‘Peace’, ya que su nombre se anunció el día en que cayó Berlín.

Cuando en mayo de 1945, Alemania firmó su rendición, los delegados que formaron Naciones Unidas encontraron sobre la mesa de su primera reunión un ejemplar. “Hasta se habló de que la rosa influyera en los hombres para que reinara la paz. Es una flor muy emblemática y por eso, aunque es moderna, se la considera patrimonial”, ilustra la experta mientras recalca la importancia de relativizar la definición preceptiva. “Las rosas que están en riesgo de extinción son una reliquia para el país. El patrimonio natural implica una valorización individual y social que hace que deba ser preservado. Ese fue mi criterio en esta investigación”.

Rosas ubicadas en un pueblo del oeste del país.
Rosas ubicadas en un pueblo del oeste del país.
Inés Díaz de Licandro.

Trabajo de hormiga

El libro, que se publicará también en inglés para los estudiosos del exterior, viene a resolver el vacío de información que hay en el país respecto a su acervo de rosas patrimoniales. Incluye capítulos dedicados al nombre de las rosas; al concepto de rosa patrimonial y de patrimonio botánico; a la metodología usada en la investigación; al Rosedal del Prado, y a las variedades que llegaron al país, entre otros temas. “Empecé a olfato, usando la lógica y el sentido común. Y resultó que era lo que había que hacer. Lo primero fue averiguar qué había en Uruguay, y para eso tuve que recorrer, rastrear, preguntar, ver, inventariar. Luego, identificar lo que no se conoce, cuando era posible. Y finalmente, tratar de conservar y reproducir ese patrimonio, que es valioso”.

La tarea fue dura. Rastrear implicó recorrer cada localidad del país, de punta a punta. “Iba calle por calle, formando una cuadrícula. Veía una rosa, paraba, sacaba foto, hablaba, y había gente a quien de repente eso le resultaba intrusivo. Por eso hay que presentarse, no atropellar. Son cuidados que vendrían a ser el protocolo de un rastreador. Cuando conseguí bibliografía, estudié, y aquello que hacía por intuición y respeto, lo terminaba leyendo en los libros”.

El proceso de identificación fue lo que llevó más tiempo y hubo obstáculos de todo tipo. “Es un trabajo titánico. Hay que armar fichas botánicas y para eso hay tener buenas muestras, pero uno tiene lo que encuentra. También hay que ver de qué fuentes se dispone: libros, catálogos de época, dibujos, xilografías, acuarelas, pinturas. Otro tema es el color, hay variedades que cambian con la luz, con la estación y además, la manera de describir las rosas en el siglo XIX era diferente a la del siglo XX”. Cabe recordar además que en el Río de la Plata no hay rosas autóctonas. “Todas fueron traídas por pioneros, viveristas, gente que venía en lo barcos: Larrañaga, Pérez Castellanos, españoles, y franceses como Pierre Margat, que en su diario las menciona. El vivero de (Domingo) Basso también es muy importante. Con lo que conseguí hice un estudio sobre qué se trajo, y de dónde. Incluí las colecciones de rosas y rosedales a nivel mundial, y las tendencias históricas”. Gracias a esa información, pudo contrastar sus hipótesis a la hora de identificar ejemplares. “Saber qué llegó al Uruguay es un elemento que brinda mayor confianza a la conclusión. No se puede tener un cien por ciento de certeza porque no hay contra que comparar, pero para lo que está extinto o cuasi, este material sirve de elemento de confrontación”.

Inés Díaz de Licandro.
Inés Díaz de Licandro.
Pablo Rivara.

Conclusiones

De acuerdo a Díaz de Licandro la rosa genera emoción, apego y siempre tiene una historia. "A veces, los ejemplares más espectaculares están en los lugares más humildes, y se cuidan porque los plantó una abuela o bisabuela, hace cien años. Hubo una época, hacia 1870, en que la sociedad uruguaya era rica y las clases acomodadas se miraban en París. Hubo una impregnación muy profunda de lo que venía de Europa a nivel de bienes y de cultura. La rosa se insertó en todos los estratos sociales y tenerlas era motivo de orgullo”.

Si esa riqueza botánica no se preserva, desaparecerá, y en el caso de las rosas patrimoniales de Uruguay, Díaz de Licandro advierte que al tratarse de un legado de la inmigración, se perderá también un aspecto de la historia misma del país.

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