En un terreno de 12 mil metros cuadrados, la arquitectura original de la casa se impone por su contundencia. Sostenida por sólo cuatro postes de hormigón armado, la planta de dos pisos conforma una gran estructura con losas de techo y ataduras, que hacen que la casa tenga cierto movimiento. El proyecto de renovación previó la construcción de una suerte de club house propio, destinado al relax, con spa, bodega y demás amenities. A su frente espectaculares paneles giratorios actùan como esculturas con funciones de brise-soleil.
Vista impactante de la entrada a la casa, que permite apreciar las formas de hormigón en su real tamaño. ellas esconden el ingreso a la planta superior. Un pasadizo con baranda de hierro, delata el acceso. Arriba, se ven los tensores que soportan la estructura.
Arriba, en la planta baja, un amplio espacio vidriado recibe a los visitantes que encuentran un lugar de espera o descanso previo al ingreso formal a la residencia. El ambiente se comunica con el club house a través de un sendero con techo de cristal y acero, que no interfiere con la vista del entorno. Abajo, la déco del recibidor en tonalidades pastel alude a la presencia cercana de la enorme piscina y del lago. Por lo demás, los verdes siempre exhuberantes gracias al clima del país vecino, no pasan desapercibidos.
A través de una escalera oval en mármol y vidrio, se accede al primer piso donde se distribuyen las diferentes áreas de la casa.
Al trasponer la puerta de entrada, un corredor custodiado por dos imponentes paneles de hierro calado, sirve de anuncio sobre lo que viene: grandes áreas consagradas al diseño y el confort.
La planta sorprende por su magnificencia; la arquitectura se impone y determina tres áreas de estar, unidas visualmente por el parquet que va de pared a pared. La madera del piso se repite en muebles hechos a medida y en el lambriz y las puertas corredizas que comunican o separan los ambientes. Amplios ventanales están condicionados por las curvas de una construcción omnipresente.
El mobiliario y la déco hacen gala de toques modernosos y eclécticos, a la vez. Así, lo evidencia el chesterfield blanco, junto al sofá tapizado en pana espigada; o el par de gemelos en tela cuadrillé, con importantes poltronas detrás, tomadas por un rojo vivo. La araña del comedor impone su estilo frente a tanta audacia. Los adornos, el naranja de las sillas tuteándose con los anturios, las líneas locas del dressoir; cada detalle importa.
En el ala opuesta a los ambientes de servicio, las habitaciones principales, disponen de vestidor y baño en suite. Para cuidar la privacidad el arquitecto y paisajista Leme mejoró la acústica de la casa. Lo mismo ocurrió con la iluminación, que se volvió automatizada y sustentable, al funcionar gracias a los paneles solares fotovoltaicos, instalados en el techo.
La reforma llevada a cabo en esta propiedad sumó aspectos sustentables únicos. Se construyeron dos tanques subterráneos pensados para almacenar agua de lluvia y se aplicó un sistema para tratar a las aguas grises y así usarlas como riego del jardín. Arriba, un mural de mosaicos descansa bajo los importantes pilares que ponen la casa a tierra. Abajo, el espejo de agua de la piscina, la vegetación y las esculturas imponen arte y diseño también al jardín.