Por la educación

El objetivo de esta fundación nacida con el milenio, es mejorar la formación que reciben niños y adolescentes de contextos críticos de Montevideo, asegurándoles la continuidad de todo el ciclo escolar y liceal. Vale conocer el sistema de padrinazgos que financia las obras, así como los nuevos desafíos asumidos. Álvaro Tarabal, presidente de la institución, nos pone al día.

Compartir esta noticia
Niños con Alas
Pablo Rivara

Cuando Álvaro Tarabal se acercó por primera vez a la Fundación Niños con Alas, hace por lo menos una década, no sospechaba lo que se iba a encontrar ni el grado de compromiso personal que iba a asumir con este programa. “Empecé apadrinando a un chico con dos o tres amigos, que nos juntamos para eso. Me parecía muy interesante el trabajo que se hacía, no solo en el sentido de la colaboración económica, sino en brindarle apoyo a un niño en edad escolar que lo necesitaba; darle una contención emocional y que me pudiera tener como referencia de algo diferente a lo que vivía a diario. Porque uno sabe que los niños que atiende el programa provienen de contextos complicados, pero nunca llegamos a imaginarnos realmente las situaciones que viven estos chicos y sus familias”, recuerda el abogado y escribano, quien desde diciembre de 2023 asumió la presidencia de la institución por los próximos cuatro años.
Tarabal explica que los chicos a los que se apoya asisten a colegios privados ubicados en zonas de contextos críticos de Montevideo. Si bien estas instituciones no pertenecen a la fundación, sí reciben financiamiento y apoyo en el desarrollo de los programas educativos.

Para su funcionamiento, los colegios cobran una cuota mínima a los alumnos, en el entendido de que es necesaria una contraprestación para que las familias perciban efectivamente el apoyo que se les otorga. “Si no se valora ese esfuerzo, el chico dice que no quiere ir, o que prefiere irse a jugar a la calle, a los padres no les importa porque no sienten que haya una obligación.

Obviamente, la cuota es mínima, y en general hay mucho atraso; pagan lo que pueden. El resto lo asumen los padrinos de cada niño, quienes se hacen cargo del costo de la educación de un ahijado. En Primaria esto equivale a 800 dólares anuales, y eso ayuda a los colegios en su financiamiento, porque si fuera por esa cuota de las familias, los institutos ya habrían cerrado". Asimismo, el directivo asegura que esa combinación de financiar la educación de un niño y ser un referente, por mínimo contacto que se tenga, resulta muy beneficiosa, y para el padrino, es muy reconfortante. La población atendida por los cinco colegios apoyados por Niños con Alas es de 1.500 alumnos, de los cuales cerca de 700 están amparados por el sistema de padrinazgos. “Ellos reciben el beneficio directo, pero de forma indirecta, también lo hace el resto de los chicos porque ese financiamiento permite que todo el colegio siga funcionando".

Álvaro Tarabal
Álvaro Tarabal
Pablo Rivara.

El patrocinio también alcanza lo académico puesto que la fundación se preocupa en ofrecer apoyo en la mejora de la educación y en las técnicas que se aplican, también con los textos, e incluso en el entrenamiento de los profesores, a quienes se les facilitan becas para formarse en métodos como el Singapur para la enseñanza de las matemáticas. "Tenemos otros programas puntuales, como por ejemplo, de alimentos. Esos colegios, salvo uno, son de doble horario, y ofrecen almuerzo y merienda. Y todos esos planes hay que financiarlos”. De ahí, las numerosas actividades artísticas, que la fundación organiza a beneficio de su programa.
Adicionalmente, Niños con Alas fue reconocida por el Ministerio de Economía como entidad amparada en la Ley 18.834 de Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal,
lo que permite importantes beneficios tributarios a las empresas donantes. “Todos los años presentamos presupuestos para ser aprobados por el Ministerio de Economía. Bajo esa ley, el Estado les devuelve a los donantes casi las dos terceras partes de lo que aportaron en certificados de impuestos. En ese sentido, el Estado nos da una mano bárbara”.

Vocación por el otro

“El equipo humano que está en los colegios es excepcional. Se trabaja en contextos muy complicados, en los que enfrentan todo tipo de adversidades. Cuando uno va a los colegios, se los ve muy prolijos, ordenados, los chicos están impecables; allí se preocupan no solo por su educación, sino por cómo van vestidos con el uniforme, si están alimentados, pero es una realidad dura”. Para ilustrar el punto, Tarabal cuenta una anécdota que le sucedió con una ahijada. “Anualmente hay fiestitas a las que los padrinos podemos ir para ver a los chicos, charlar con ellos, llevarles algún regalito. A ellos les fascina conocer a su padrino y contarle cómo les va porque es un contacto con un mundo que ven
muy lejano. Y mi ahijada, una niña divina de unos seis años, me trae el cuaderno.

Noté que estaba como si se hubiera mojado y le digo ‘¡ay! Se te cayó el cuaderno al agua’, y ella me dice, ‘no, padrino. Es que cuando llueve, en mi casa entra el agua’. Me quería morir, pensaba ‘¿cómo no se me ocurrió?’. Ahí
te das cuenta de esa otra realidad tan dura que viven”. El sistema de la fundación admite
que la vinculación personal con cada ahijado sea discrecional de cada padrino o madrina, quien decide cuánto avanza en la relación; si se conocen o no, si se ven una o dos veces al año, o regularmente. Lo que sí se recomienda es que en caso de establecer un vínculo con los niños y sus familias, se haga gradualmente. “Uno tiene que entender que no puede inmiscuirse en sus vidas. Porque las familias lo ven a uno como un apoyo, en principio, económico, para solucionarles la formación escolar de uno de sus hijos, pero uno tiene que entender que se entra en un entorno desconocido. Hay que andar con pies
de plomo porque nunca se sabe la realidad que hay detrás”, advierte. Sin perjuicio del grado de acercamiento con el ahijado, la fundación envía regularmente los boletines de
calificaciones de los niños a sus padrinos, para que estos estén al tanto de su evolución. Las coordinadoras de la fundación, que al igual que todo el equipo de Niños con Alas trabaja de forma honoraria, son el enlace con los colegios, -y ahora los liceos también- por lo que están interiorizadas de lo que allí sucede. “Se trata de gente que desde hace años está dedicándose a esto, y son las que están más cerca de los colegios y de los directores, que están atentos a los problemas diarios. Son la
primera línea”.

Lugar de encuentro

Esos problemas cotidianos que menciona Tarabal abarcan desde casos de desnutrición de alumnos, los cuales se atienden de forma inmediata, a actos vandálicos y robos de infraestructura, como sucedió en un colegio, que instaló focos nuevos en la fachada y en menos de 48 horas fueron arrancados, o la nueva sala de computadoras, en otro instituto, que no llegó a los tres días de uso. “Es realmente difícil de entender, pero ahí están los colegios desde hace años, y es súper importante que se mantengan porque son verdaderos faros en medio de esa noche oscura y tormentosa que a veces viven los chicos. Si el colegio tira la toalla, esos 200 o 300 ahijados quedan a la deriva”, reflexiona Tarabal. Tan es así que hace unos años el
equipo de la fundación comenzó a notar que alumnos ya egresados de Primaria, en lugar de volver a sus casas luego de concurrir al liceo del barrio, volvían al colegio que los había visto crecer. “Iban y se sentaban en el patio. Es que durante seis años ese fue su segundo hogar. Nos planteamos qué hacer con ellos, y surgió el programa de apoyo a estudios secundarios con profesores para que cuando fueran al colegio, se instalaran en un salón a estudiar y hacer los trabajos para el liceo. ¿Qué paso? Que no solo venían esos chicos, sino que traían a sus amigos. Sin desmerecer a la cantidad de familias excepcionales que apoyan la educación de sus hijos contra viento y marea, y hacen un esfuerzo enorme, también hay otros chicos con familias muy castigadas, entonces para ellos, el colegio es un lugar donde se sienten atendidos, contenidos y seguros”.

Planteado el desafío, Niños con Alas comenzó con el sistema de padrinazgos para alumnos de liceo. Esto cubre Ciclo Básico, a un costo de 1.100 dólares por año, y los tres años posteriores, por un monto de 1.400 dólares anuales. “Tenemos ya cerca de 200 chicos apadrinados en liceo a través de un convenio
con Fundación Sofía, que justamente gestiona liceos. Esta institución nos hace un precio especial para pagar la cuota. Estamos muy contentos, es más desafío, más trabajo, más carga para la recaudación, pero vemos que da sus frutos y ya tenemos hasta cuatro o cinco becados en la universidad”, resume con orgullo.

Sí, se puede

Entre los egresados de los colegios y liceos apadrinados por la Fundación Niños con Alas, Tarabal cuenta casos de superación especialmente conmovedores, que atesora su equipo. “Tenemos un programa que se llama Vuelta a clase, en el que ofrecemos charlas motivacionales, sobre todo a los alumnos de 6° año. Invitamos a personas exitosas, a jugadores de fútbol, a periodistas, a que vengan a interactuar con los estudiantes, les cuenten sus historias de vida y los impulsen a seguir adelante”. Este año, a sugerencia de la
agencia de comunicación con que Niños con Alas trabaja para difundir su labor, la institución invitó a ex ahijados a protagonizar la campaña. “Sabíamos que teníamos maestros, algún músico, algún ingeniero. Dijimos ‘vamos a tratar de buscar y empezamos a preguntar en los colegios, que saben mejor que nadie qué fue de los egresados. Encontramos unos casos de éxito divinos. Por ejemplo, Facundo, quien al terminar la escuela en uno de los colegios nuestros; se buscó un liceo que lo becara, estudió trabajando, se enfermó de cáncer y lo superó. Se propuso ser médico, y consiguió en la Universidad Católica una beca, y trabaja allí para financiarla. Está en 4° de Medicina y dio una charla que ponía los pelos de punta, cómo les habló a los chiquilines, entusiasmándolos para seguir adelante. Luego, una chica de otro colegio, cuando terminó se consiguió una beca en un liceo, hizo un curso de peluquería para
pagarse estudios de Comunicación en la Universidad Católica, se recibió con un esfuerzo tremendo, y hoy ocupa un cargo importante en una entidad de gobierno”.

Entre otros casos que cuenta con detalle, Tarabal destaca la voluntad manifiesta de estos ex ahijados del programa, de devolver el apoyo que recibieron. “Hay una chica que se especializó en enseñanza para contextos críticos, y como había participado en un programa de estudio de inglés, se presentó a un llamado de la Embajada de Estados Unidos para un intercambio de perfeccionamiento en su área, y se fue a California a formarse.

Cuando a todos estos chicos los escuchás, ahijados de la fundación que se desarrollan, sortean mil y un obstáculos, asumen desafíos y los ves creciendo... Cuando se los contacta, son los primeros en decir que sí, y en querer devolver lo que ellos recibieron”.

Don Bosco, Camino Maldonado.
Don Bosco, Camino Maldonado
Pablo Rivara

Pasito a pasito

Acerca de los planes para el futuro, el presidente de Niños con Alas señala que es preciso tener cautela. El sistema de padrinos goza de buena salud y el número de personas y empresas dispuestas a colaborar con la educación de los niños uruguayos no solo se
mantiene sino que se incrementa; en algún momento se estancó y entonces la fundación decidió difundir su labor.

“Es un compromiso importante, aunque los padrinos no están obligados a cubrir los seis años, pero tenemos muy pocos que abandonen. La pregunta que nos planteamos ahora es si seguimos avanzando en las distintas etapas de la educación, o nos mantenemos en Primaria, que lo venimos haciendo muy bien. El primer pasito lo dimos, con el liceo, y con respecto a la universidad, tenemos que ser muy cautos e ir despacio.

A los padrinos, cuando terminan el ciclo, normalmente les preguntamos si quieren volver a apoyar a un niño en Primaria y responden que sí. Ahora les preguntamos si desean seguir con su ahijado en liceo y aceptan. Pero eso nos obliga a tener que buscar a alguien para sustituirlo. Tenemos que hacer números finos y un balance porque los colegios realmente necesitan nuestro apoyo
financiero. El liceo está un poco más firme, en la universidad tenemos algunos chicos, y estamos viendo cómo ir acercándonos con algunos casos especialmente.

El trabajo es arduo pero tenemos buena respuesta, y a medida que se vaya conociendo más el trabajo de la fundación, esperamos que más gente se vaya sumando”, concluye.

Los colegios

Con el objetivo de mejorar la calidad de la enseñanza de niños y adolescentes en situaciones vulnerables, Niños con Alas apoya cinco colegios, ubicados en barrios de contexto crítico en Montevideo, que tienen en común su formación en valores y su compromiso con la sociedad en la que están inmersos.

  • Colegio Jesús Isaso
  • Cerro Norte
  • Nuestra Señora de Montserrat
  • Tres Ombúes
  • Colegio Federico Ozanam
  • Barrio Puerto Rico
  • Colegio Obra Banneux
  • Casavalle
  • Obra Social y Educativa Don
  • Bosco - Camino Maldonado

En números

  • 1.500 niños reciben apoyo de la Fundación.
  • 1291 ahijados egresados de Primaria.
  • 624 niños apadrinados por Niños con Alas.
  • 477 ahijados en Primaria.
  • 147 ahijados en Secundaria.
  • 5 colegios que reciben apoyo económico.
  • 9 programas extracurriculares.
  • 0 deserción.

Datos de contacto

Fundación Niños con Alas
Bvar. España 2926. Apto. 701.
Tel.: 2712 3270.
[email protected]

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar