QUÉ PASA

A 10 años de la histórica ley, hay un récord de matrimonios gay, pero faltan ajustar derechos por paternidad

Los legisladores de 2013 creían que habría un uso bajo de la norma, tal como pasa con las parejas heterosexuales, pero se dio lo opuesto.

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Sergio Miranda y Rodrigo Borda fueron la primera pareja del mismo sexo en casarse en el Registro Civil en 2013.
Sergio Miranda y Rodrigo Borda fueron la primera pareja del mismo sexo en casarse en el Registro Civil en 2013.
Archivo El País.

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En uno de esos días fríos de abril que anuncia la inminente llegada del invierno fue que Sergio Miranda y Rodrigo Borda partieron de su casa más felices que nunca. El sol aún no había salido, pero no esperaron a que sonara el despertador porque la ansiedad por llegar a la cita que tenían agendada superaba cualquier sueño. Los esperaban a las siete de la mañana. Llegaron cinco minutos antes.

El cielo seguía oscuro y había muy poca gente en las calles del Centro de Montevideo. Estacionaron el auto y quedaron atónitos con lo que estaban viendo. Había dos cámaras de televisión esperándolos: la llegada de la primera pareja del mismo sexo que se anotaría ese día en el Registro Civil para casarse. Era el año 2013. Estaban a punto de hacer historia.

¿Qué se entiende por matrimonio? ¿Es un sinónimo de amor, o no? ¿Hay otras cosas que vienen con él? ¿Es más importante para algunas parejas que para otras? A 10 años de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario en Uruguay la legislación cambió la vida de cientos de parejas gay, pero en su momento generó críticas de algunos sectores políticos y simplemente le dio lo mismo a algunos otros. Sin embrago, en lo que todos están de acuerdo ahora es que su rol como un símbolo de apertura de derechos va mucho más allá que lo práctico de la ley en sí misma.

Sergio y Rodrigo se conocieron militando por los derechos del colectivo gay en la década de 1980. Recuerdan que, en aquel momento, lo normal era ser “más bien tímido”, porque la militancia en sí implicaba dar la cara y eso era “realmente peligroso desde todo punto de vista”. Algo que hoy ya no se da, o por lo menos no siempre.

“Tenemos amigos que literalmente perdieron sus trabajos y se vieron obligados a irse de la casa de sus padres cuando verbalizaron su sexualidad”, dice Miranda, y se le sigue poniendo la piel de gallina. Pero cuando en 2012, durante el gobierno de José Mujica, los temas vinculados a la llamada “agenda de derechos” comenzaron a discutirse en el Parlamento, el matrimonio igualitario dejó de ser algo inalcanzable para Sergio, Rodrigo y la población homosexual en Uruguay, que nunca lo habían contemplado como una posibilidad en su juventud.

Sergio Miranda y Rodrigo Borda.
Sergio Miranda y Rodrigo Borda.
Foto: Estefanía Leal.

Al hablar con ellos sobre sus casi 10 años de matrimonio, es claro que el romanticismo no ocupa el rol principal de la charla. Esto no tiene que ver con el cariño que se tienen pero sí con que, según ellos, cuando decidieron casarse tuvieron la sensación de “tener que hacerse cargo” y lograr “demostrar que la ley tendría un efecto inmediato”. Ese parece haber sido el verdadero motivo detrás del Sí que dieron. En decir, sintieron una responsabilidad y hay un porqué: en ese momento se hablaba de que el casamiento era un acto administrativo en desuso por las parejas heterosexuales, por lo tanto era visto como innecesario darle la posibilidad a parejas homosexuales.

Finalmente, el 22 de agosto se casaron frente a una multitud. Estaban sus seres queridos, pero también asistieron autoridades, activistas y medios de comunicación. Fueron la primera de más de mil parejas del mismo sexo que se casaron en un Registro Civil del Uruguay. “Cuando salimos de la boda, en la puerta había una medialuna gigante de trípodes con cámaras y nos invadió un enjambre de micrófonos. Ahí nos vino un poco de miedo a la exposición, pero sabíamos que era importante hacerlo. No por Sergio ni por Rodrigo particularmente, sino porque la noticia del matrimonio igualitario en Uruguay debía tener un alto nivel de repercusión en el mundo”, cuenta Miranda, quien hoy trabaja como director de la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo.

Uruguay fue el segundo país latinoamericano después de Argentina en habilitar que dos personas del mismo sexo contraigan matrimonio civil. Después, a partir de 2018, la mayoría de los países de la región emularon esta norma. Sin embargo, en el mundo todavía son mayoría los países que consideran ilegal el matrimonio igualitario. En nuestro país, la conquista de los derechos para las personas que pertenecen a la comunidad LGBTQ+ ha sido tal en los últimos años, que al mirar los archivos periodísticos de la discusión parlamentaria en abril de 2013, pareciera que se estuviera estudiando otra época de la historia.

De Don y Doña a contrayentes.

Se estimaba que serían pocas las parejas del mismo sexo que se casarían después de 2013, incluso desde la comunidad gay, y que la tendencia acompañaría lo que sucede con las parejas heterosexuales. Pero las cifras no dicen lo mismo. Mientras los casamientos entre personas de distinto sexo disminuye a cifras históricas, a partir del año de la promulgación de la ley la tendencia entre los matrimonios homosexuales es creciente.

En 2013 se casaron siete parejas del mismo sexo; en 2016 fueron 96; en 2019, 175 y en 2022 -hasta el mes de noviembre- sumaron 240, marcando el récord histórico. Así se detalla en un pedido de acceso a la información pública realizado por El País al Registro Civil. La información no es nacional y solamente comprende a las Oficinas de Estado Civil de Montevideo, Ciudad de la Costa y Las Piedras, porque del resto del país “no se tienen datos estadísticos dado que las inscripciones se realizaron en los libros físicos”, según informa el organismo.

Gif aumento de matrimonios igualitarios

¿Qué explica la suba en los últimos 10 años? Para Adriana Boggio, inspectora del Registro Civil, el incremento tiene que ver con que la ley “se fue conociendo de a poquito” y “en un principio los casamientos eran entre parejas que habían militado para obtener la legislación y estaban particularmente informadas, pero hoy por hoy ya es algo que está instalado en la sociedad”. Boggio plantea que dentro del propio registro hubo dificultades para aplicar correctamente la ley debido a la cantidad de documentos que se cambiaron porque se expresaban en términos de “don y doña”, además de las palabras que debían pronunciar los oficiales al realizar las ceremonias, como el novelesco “acepta por esposo o acepta por esposa”. Agrega: “A nosotros ya no se nos casa un hombre con una mujer, sino personas. Son simplemente contrayentes”.

El primer artículo de la ley fue el que generó más debate en el Parlamento del 2013, en donde el Frente Amplio tenía mayoría parlamentaria. Este modificó el artículo 83 del Código Civil por el siguiente: “El matrimonio civil es la unión permanente, con arreglo a la ley, de dos personas de distinto o igual sexo”. Ante ese cambio la Conferencia Episcopal del Uruguay emitió un comunicado en el que dijo que “llamar de manera igual a realidades desiguales, so pretexto de igualdad, no es justicia sino asimilaciones inconsistentes que solo harán que se debilite todavía más el matrimonio”, dejando clara la postura de la Iglesia Católica en contra de la legislación.

Pero más allá de las autoridades religiosas, hubo posiciones negativas a la ley en todos los partidos. En el Partido Nacional, uno de los principales opositores fue el expresidente Luis Alberto Lacalle -que en ese momento era senador por Unidad Nacional- quien dijo que el proyecto no debía llamarse “ni matrimonio ni igualitario” porque el origen etimológico de la palabra matrimonio (matris munium) tiene que ver con la maternidad de la mujer. “Salvo que haya el deseo de desdibujar la palabra matrimonio no se la puede hacer decir algo que no dice”, dijo en su momento. En filas del Partido Colorado, todos los diputados votaron a favor, pero en la Cámara de Senadores Alfredo Solari fue el único que votó en contra.

En cuanto al entonces oficialismo, que impulsó la norma, el único en contra fue el senador frenteamplista Carlos Baráibar. Los motivos de su postura tienen que ver con la posibilidad de tener hijos que se permite en la ley a las personas del mismo sexo. Pero eso ya lo veremos más adelante.

Volviendo a la discusión parlamentaria, otro de los legisladores que no acompañó el proyecto fue Luis Lacalle Pou, hoy presidente de la República. ¿Por qué? Para Lacalle Pou, al igual que su padre, utilizar el término matrimonio era incorrecto, de hecho él mismo había presentado algunas semanas antes un proyecto para la unión civil de personas del mismo sexo que nunca obtuvo luz verde, pero que en los hechos era similar. La gran diferencia era hablar o no de matrimonio y equipararlo con el que ya existía para las personas heterosexuales.

Hoy, sentado en una banqueta con su marido Horacio Correa a su lado, custodiado por una biblioteca en la que guarda el registro de los programas de radio y televisión que condujo a lo largo de su carrera, Sergio Puglia cree que “es entendible por qué Luis votó lo que votó”. “Él estaba en contra por un asunto semántico, porque no le caía bien la palabra matrimonio. Algo esperable entendiendo que viene de una cuna católica. Creo que a la gente hay que darle la posibilidad de crecer y evolucionar, que es justamente lo que él ha hecho”, opina Puglia y Horacio asiente con la cabeza.

Sergio Puglia y Horacio Correa.
Sergio Puglia y Horacio Correa.
Foto: Francisco Flores.

Es cierto que el actual presidente ha manifestado más de una vez que se arrepiente de su voto negativo en 2013, incluso durante la campaña electoral de 2019 le dijo al periodista Ignacio Álvarez lo siguiente: “Si volviera atrás, la votaría”. Otros de los exlegisladores que se posicionaron en contra fueron el colorado Pedro Bordaberry y la nacionalista Verónica Alonso, que al igual que Lacalle Pou estuvieron invitados al casamiento de Sergio Puglia, que se celebró tres años después de la aprobación.

La ceremonia fue una verdadera fiesta del espectáculo. Asistieron dos expresidentes, modelos, actrices y actores, parlamentarios, “porque todos son amigos”, dice Puglia entre risas y describe ese día como “un sueño”. “Para mí era como estar pisando las nubes, una sensación de una cumbre de realización muy importante”, cuenta emocionado. A los pocos segundos se vuelve a poner serio y cuenta la anécdota con la que hizo pública su sexualidad. A pesar de haber tenido una larga carrera en los medios, Puglia nunca había mencionado su preferencia sexual hasta que en una visita al programa Consentidas (Canal 10) Sara Perrone le preguntó cuáles eran sus deseos para el año 2016 que estaba por comenzar. A lo que el comunicador respondió: “Casarme con Horacio”.

A diferencia de Sergio Miranda y Rodrigo Borda, Puglia no tenía la intención de enviar un mensaje a nadie. Todo lo contrario. No se siente cómodo con el concepto de “tener que salir del closet” y anunciar las preferencias sexuales porque se considera “de otra época” en la que “no había necesidad de eso y cada uno hacía lo que quería sin gritarlo a los cuatro vientos” y agrega: “O por lo menos así lo viví yo”.

Sergio tiene el protagonismo de la conversación y Horacio lo mira atentamente. Él vuelve sobre el concepto del “marco legal” que da el matrimonio a las parejas del mismo sexo y le dice a Horacio: “¿Vos te acordás dónde tenemos guardada la libreta?”. Puglia cuenta más de un caso conocido de parejas de hombres en donde dos “compañeros de vida” son “separados por la muerte” y uno “queda en la calle”, porque no le correspondía ninguno de sus bienes al no haberse casado.

VOTACIÓN

Puglia: "El Partido (Nacional) tiene que abrir la cabeza"

A partir de las Elecciones del 2019 Sergio Puglia manifestó su preferencia política por primera vez y apoyó a Luis Lacalle Pou como candidato a la Presidencia. Hoy Puglia integra la Comisión de Cultura del Partido Nacional, después de haber recibido una oferta de la vicepresidenta Beatriz Argimón y el presidente del partido, Pablo Iturralde.

En la votación del 2013 por el matrimonio igualitario, la mayoría de los legisladores que votaron en contra pertenecían al Partido Nacional, algo que Puglia entiende como “un simple dato de la realidad”. El comunicador sostiene al respecto: “Creo que el partido tiene que modernizarse y abrir la cabeza un poco más, pero hay que dar la oportunidad de hacerlo. Gracias a Dios hoy hay una juventud increíble y existe una Comisión de Diversidad que funciona activamente”.

Además, Puglia apuntó contra el Frente Amplio por haberse “adjudicado toda la responsabilidad” de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo porque el proyecto se aprobó “gracias a los votos de todos los partidos”. “Creo que la votación hoy sería muy distinta y sería interesante no politizarla como ocurrió en ese momento”, dice el comunicador.

Más allá de lo pomposo del show, el casamiento de Sergio Puglia en 2016 también significó la visualización mediática del matrimonio igualitario a través de una figura pública o, como dice él, “por alguien que es querido por las doñas María”. De parte de esas “doñas María” es que el comunicador asegura haber recibido la mayor cantidad de aplausos. “Esa gente me paraba en el supermercado cuando hacía las compras. Me paraban y me preguntaban dónde estaba Horacio para felicitarlo. Siempre digo que eso es fantástico. También el cuidacoche de acá enseguida de casarnos nos dijo: ‘los felicito porque hay que tener huevos para hacer lo que hicieron’”, cuenta con orgullo.

El asunto familiar.

Para Magdalena Bessonart y Daniela Buquet, que todavía no cumplieron su primer mes de casadas, el incremento en la cantidad de personas del mismo sexo que deciden casarse tiene que ver con que “la posibilidad es nueva”. “Lo hace más deseable el saber que se puede hacer. Se vuelve más atractivo porque sabés que por ahora podés hacerlo, porque tampoco sabemos qué va a pasar en el futuro si se decide recortar este tipo de derechos”, sostiene Magdalena, militante del colectivo Ovejas Negras desde hace más de una década.

Una de las palabras que más se puso sobre la mesa durante la discusión parlamentaria fue “familia”. Legisladores como Baráibar se manifestaron en contra de la ley debido a que esta daba la posibilidad de ser padres a las personas del mismo sexo. En aquel momento, Baráibar opinó que los únicos que pueden adoptar y concebir hijos son hombres y mujeres en pareja de tipo heterosexual. Y por eso se opuso. Pero la ley se aprobó de todas formas y actualmente Uruguay permite que las parejas homosexuales se conviertan en padres de la misma manera que una pareja heterosexual, aunque hay algunas excepciones.

En el caso de la adopción, la ley avala tanto a dos hombres como a dos mujeres a hacerse cargo de un niño y adoptarlo. El principal problema surge entre los que se inclinan por la reproducción asistida. Magdalena y Daniela, por ejemplo, piensan en tener un hijo biológico en el futuro. En el caso de que alguna de las dos decida llevar adelante el embarazo con una donación de esperma, la otra, que no está embarazada, también sería reconocida como madre. Esto no sería posible si no estuvieran casadas.

Magdalena Bessonart y Daniela Buquet.
Magdalena Bessonart y Daniela Buquet.
Foto: Archivo.

“Nosotras no nos casamos específicamente para eso, pero sí es algo que contemplamos a la hora de decidirlo”, cuenta Magdalena. Según ellas, “son muchas” las mujeres que se casan para poder reconocer a un futuro hijo en conjunto, porque de lo contrario, la integrante de la pareja que no se embaraza debe realizar el trámite de adopción después del nacimiento del niño y no es la madre inicialmente para el Estado. Pero si están casadas, el proceso se hace en conjunto y ese hijo es de ambas.

Eso no pasa en las parejas heterosexuales que no necesitan casarse para que ambos padres reconozcan a sus hijos, incluso cuando hay un donante de óvulo o de esperma. En este sentido, Marisa Dellepiane, ginecóloga especialista en Medicina Reproductiva, cree que “buena parte de los problemas” alrededor de la reproducción asistida para las parejas del mismo sexo tienen que ver con que la norma que regula estos tratamientos se promulgó antes de la Ley de Matrimonio Igualitario. Dellepiane subraya: “Es importante dejar claro que para que nazca el niño no es necesario que las dos mujeres estén casadas, incluso en las clínicas de reproducción se suele trabajar con ambas madres y nunca se pregunta si son casadas o no. Ahora bien, la incongruencia es que cuando está el producto de gestación si no están casadas no pueden reconocerlo las dos y solamente lo hace la madre biológica”.

La especialista cuenta que participó de una demanda que dos de sus pacientes hicieron contra el Estado para poder reconocer a su hijo sin estar casadas, y lo consiguieron. “Yo declaré como testigo diciendo que hubo voluntad de las dos porque eran pareja y habían venido a todas las consultas juntas, entonces el chico después quedó inscripto como hijo de ambas”, dice.

En el caso de los hombres, Dellepiane lamenta no tener consultas “para poder ayudarlos a ser padres”, porque la ley uruguaya no permite la subrogación para esos casos. La especialista considera que es “una grave falla” haberlos dejado por fuera de la ley. Actualmente las parejas de hombres que quieren ser padres biológicos de un niño deben viajar al extranjero y subrogar un vientre. Luego pueden ingresar al país e inscribir al niño como hijo de los dos, algo para lo que no existe ningún impedimento.

Con una legislación vanguardista y testimonios que van desde la militancia hasta el enamoramiento y el querer formar una familia, el matrimonio igualitario en Uruguay parece haber abierto la puerta para volver a fomentar el casamiento entre los uruguayos, a pesar de que aún quedan huecos de desigualdad.

EN EL MUNDO

¿Dónde sigue siendo ilegal?

  • Uruguay fue el segundo país de la región en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. El primero fue Argentina en 2010. En el mundo, Uruguay fue el decimosegundo en 2013.
  • En América Latina son cuatro los países que aún no legalizaron la unión entre personas del mismo sexo: Paraguay, Perú, Bolivia y Venezuela. El último país en votar a favor del matrimonio igualitario fue Cuba en 2022.
  • Hay 67 Estados miembros de la ONU que actualmente consideran un acto criminal la homosexualidad. Más de la mitad de estos se encuentran en el continente africano.
  • Algunos países como Italia no legalizaron el matrimonio igualitario, pero tienen una “unión civil” para personas del mismo sexo, en donde se les adjudican buena parte de los derechos del matrimonio, excepto la adopción de hijos.

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