PROPUESTA BAJO ANÁLISIS
¿El allanamiento nocturno podría ser una herramienta eficaz para combatir el microtráfico? Jueces, fiscales y trabajadores policiales dan su punto de vista. La mayoría considera que los riesgos son mayores a las ventajas. Para algunos policías este procedimiento sería "un suicidio".
Durante los 11 días que el senador Jorge Larrañaga lleva recolectando firmas para modificar la Constitución (necesita unas 250.000) y así imponer cuatro medidas que combatirían la inseguridad, las voces a favor y en contra de permitir los allanamientos nocturnos —la iniciativa que más ha resonado— demuestran que hay lugar para un debate sobre algo que se suponía inamovible.
Para Larrañaga, "quitar este candado de la Constitución" es una de las soluciones para sofocar al narcotráfico, atacando lo que se conoce como microtráfico o narcomenudeo que se da en las bocas, para así "vivir sin miedo". La norma prevé que el ingreso de la Policía a una casa en horas de la noche solo es posible si el "jefe del hogar lo permite". Por eso, si hay una persecución y el delincuente se mete en una vivienda, la fuerza pública solo ingresa si se lo permite su dueño.
Otro procedimiento habitual es acordonar la zona donde se presume que está el sospechoso y aguardar a que amanezca para allanar. Larrañaga dijo en una entrevista con radio Sarandí que esto es "de una ingenuidad galopante".
Unos días atrás, el senador José Mujica apoyó esta propuesta: "A una boca hay que entrarle de noche, de madrugada y cuando sea", dijo. El ministro Eduardo Bonomi opinó que lo que hay que hacer es "afinar" la forma en que se está trabajando y que "no se necesita una reforma de la Constitución para eso". El fiscal de Corte Jorge Díaz lanzó que "hay un trabajo conjunto entre la Fiscalía y la Policía que puede mejorar tejiendo confianza y trabajando", pero también dijo que "Uruguay es el único país de la región que no tiene allanamientos nocturnos".

En medio de esta polémica, Miguel Barrios, policía y estudiante de abogacía, recuerda que desde noviembre el nuevo Código de Proceso Penal permite allanar a cualquier hora cuando se trata de violencia doméstica. Explica: "Si se presenta una denuncia y ocurre un evento violento en el domicilio durante las primeras 48 horas, la Policía puede ingresar sin la anuencia del fiscal y sin la orden del juez. Frente al pánico que generó en algunas personas la posibilidad de permitir esta medida, quiero decirles que existe esta legislación que, para mí, ya tiró la barrera del artículo 11".
No va a cambiar nada.
Si la última palabra la tienen los jueces, ¿consideran que permitir el allanamiento nocturno es una herramienta eficaz para combatir el microtráfico? Alberto Reyes, presidente de la Asociación de Magistrados del Uruguay, extendió esta consulta a sus colegas y todos coincidieron en que "nunca les pasó que se frustrara un procedimiento por este impedimento". Todos lo ven como "innecesario".
Entre las opiniones (anónimas) recabadas entre varios jueces, alguien dijo: "Es más un tema de seguimiento policial y detección de las bocas como hasta ahora, utilizando los elementos actuales como la intervención telefónica, incluso agentes encubiertos. Los allanamientos nocturnos no son una solución eficiente para combatir el flujo de narcóticos". Otro magistrado fue más tajante: "Iría en desmedro de una investigación seria. Investigar para allanar o detener y no a la inversa. Últimamente se piden allanamientos diurnos sin resultados" (...) "Me ha pasado de procesar a 19 personas (familiares, vecinos del delincuente) y esa misma noche esa boca volvió a estar funcionando. No va a cambiar nada".
Otro juez mencionó el riesgo que conllevaría para cumplir las instrucciones fiscales: "Va a servir para que impugnen los abogados defensores por eventuales transgresiones en la realización de la diligencia". Por su parte, Reyes opina: "El asunto de las bocas y el narcomenudeo pasa por adoptar algunos protocolos o técnicas de investigación antes que por entrar a los hogares de noche". El ministro de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Chediak, coincide: "Deben agotarse las herramientas de lucha contra el delito. Soy bastante poco proclive a las reformas a nuestra ley fundamental".

Carlos Negro, fiscal de Crimen Organizado, se opone al cambio ya que para él se trata de "una rebaja de garantías para los ciudadanos en función de supuestos resultados" que, de acuerdo a su experiencia, cree que "no serán los imaginados". "Las grandes cantidades de droga ingresan al país por otras vías y el allanamiento no es una de las formas eficaces para combatirlo", argumenta.
Sin combate.
Para los trabajadores policiales la noche más que un horario es un espacio. Un espacio peligroso: la boca del lobo. Distintos sindicatos departamentales consultados consideran que esta idea ignora las carencias de la Policía, sobre todo las que tienen en el interior del país, donde el personal escasea.
Dardo Ribeiro, presidente del Sindicato Policial de Artigas, teme que de habilitarse los allanamientos nocturnos, "se multipliquen los copamientos". Dice que en la conflictiva localidad de Tomás Gomensoro hay tres oficiales por turno para cubrir una población de 7.000 habitantes; en Bella Unión son siete para 15.000. "Mientras allanamos una casa nos copan otra, porque los delincuentes saben que estamos trabajando mal, que somos pocos y que el estrés es mucho. Saben que tenemos cinco camionetas en el taller esperando repuestos y que hay comisarías sin vehículo", dice.
Richar Ferreira, que preside el gremio de Rocha, describe los riesgos de la noche así: "No hay buena visión, lo que te obliga a tener una mano ocupada con una linterna. Estas casas suelen tener la luz cortada a propósito. No tienen puerta y usan "campanas" en todas las cuadras avisando quién entra y quién sale. No estamos preparados para enfrentarnos a esto". Su colega de Artigas plantea: "Nuestras prácticas son de cuatro horas al año. Tiramos 10 tiros y listo. ¿Cómo haríamos para sobrevivir a estos allanamientos sin una formación especial?"
Robert Da Luz, presidente de la Unión de Policías de Maldonado, reconoce que los allanamientos nocturnos podrían ser una medida efectiva para recabar pruebas "porque en la noche es cuando se mueve más el narcotráfico, e incluso es cuando se llevan a las bocas cosas robadas, entre ellas armas".
Acordonar la zona por la noche — como sucedió hace pocos días en San Carlos para revisar el domicilio de Néstor Correa Balladares, alias "el Buñuelo"— le parece "poco práctico". "Tenés entre ocho y 10 policías esperando a que amanezca cuando esos efectivos podrían estar en la calle", opina. Y advierte que los policías hoy no saben cómo enfrentar un combate que podría derivar de un allanamiento nocturno. "Conseguimos a un entrenador de defensa personal que aceptó entrenarnos gratis, pero dos años después el ministerio nos negó la iniciativa", cuenta.

José Ferreira, directivo del sindicato de Treinta y Tres, opina que el cambio de las reglas podría "sofocar" a los delincuentes pero que, tal y como está la Policía hoy, "sería un suicidio". "Lo que se necesita son prácticas para estar preparados mental y físicamente para enfrentar a los delincuentes".
Patricia Rodríguez, líder del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo, cree que en la noche se podrían conseguir más pruebas y no cree que la falta de preparación los imposibilite, sino que se necesitan herramientas jurídicas para actuar con respaldo. Advierte: "Hemos perdido autoridad frente al delincuente y eso tiene que cambiar".

Esteban Arriada, secretario del Movimiento Policial Democrático de Buenos Aires, explica que cada provincia tiene su propio Código Procesal Penal. En Buenos Aires el allanamiento se permite en la noche.
"Son muy comunes en los casos que se consideran de alto riesgo, ya que la Policía cuenta con el factor sorpresa". Quienes proceden son grupos de élite. Por un lado, cada una de las 32 jefaturas cuenta con un Grupo de Apoyo Departamental entrenado para allanamientos. Y por otro, también se encarga de esta tarea la División Especial Halcón.
"Tienen entrenamientos y equipamientos especiales. El máximo riesgo es lo que se llama enfrentamiento en un cuarto cerrado, es decir que una vez que se entra no se puede salir. Para lograr soportar esa presión máxima se entrena el estado mental del efectivo", cuenta.
Arriada acaba de recorrer Uruguay entrevistándose con sindicatos locales y opina: "Considero que se necesita mucho tiempo y dinero para alcanzar los niveles necesarios para garantizar la integridad física de los ciudadanos que están dentro y alrededor de los domicilios a allanar en la noche, además de la de los policías. Según constaté, el problema de Uruguay es la falta de control que hay en las fronteras, que es por donde ingresa la droga. Habilitar los allanamientos sería ponerle un parche a un problema mayor".