Gripe aviar en Uruguay: “Las gallinas empezaron a cabecear, estaban atolondradas, pensé que las habían envenenado”

Del asentamiento El Monarca al parque Talice, la gripe aviar ya está acá. El gobierno gastará 386.000 dólares para comprar vacunas. El gran temor es que el virus entre a las granjas de la industria.

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El interior de una granja de “gallinas libres” de la avícola El Jefe cerca de Montevideo.
Foto: avicola.

Por Sebastián Cabrera
La iglesia La Cruz de Cristal está justo en la esquina de ruta 8 y Camino del Oriente. Acá, frente a ese templo en el noreste de Montevideo, se extiende el último asentamiento de la capital antes de entrar a Canelones; unos pocos metros más allá la ruta atraviesa el arroyo Carrasco y sigue rumbo a Pando. No es el único centro religioso en las casi 20 manzanas que ocupa un barrio en el que viven unas 800 familias y que en rigor son tres asentamientos pegados: sobre la ruta 8 está El Monarca, más atrás viene Don Márquez y hacia el sur La Rinconada. Las iglesias están por todos lados, muy presentes en este punto empobrecido de Montevideo: al menos seis o siete templos, de diferentes religiones, se pueden ver tras una rápida recorrida por las calles de tierra.

Matías Andrada, un gomero de 50 años que es concejal vecinal, llega en su bicicleta, pasa por el costado de la iglesia y se presenta con la mejor de sus sonrisas para oficiar de guía por la zona.

Hasta acá, hasta este precario barrio que nació hace ya unas tres décadas y donde predominan las casas de material más que las de chapa, donde se ve una pobreza digna si es que eso existe, llegó la gripe aviar.

El Monarca tuvo sus fugaces minutos de fama a fines de abril de 2020 porquefue el primer asentamiento del país con un caso de covid-19. Casi tres años después, ironías del destino, hace unos días volvió a ocupar los titulares en los medios de comunicación porque se detectaron los primeros casos de H5N1 en Montevideo, una cepa altamente patógena de gripe aviar que lleva décadas circulando por el mundo pero jamás como ahora. Se expandió, con una rapidez que asombra a los científicos, por Europa y ahora por América, salvo en Brasil y Paraguay, donde no se han denunciado casos. La enfermedad ha causado millones de muertes de aves en todo el globo, ya sea por el efecto del propio virus o por los animales que hubo que sacrificar. El gran miedo en todos los países, y Uruguay no es la excepción, es que la gripe ingrese al circuito comercial, a las granjas de las avícolas, como ya pasó en un montón de sitios. Ahí las pérdidas económicas son altas, nadie lo duda.

En Argentina, por ejemplo, ya fueron sacrificadas unas 700.000 aves en un mes, en toda Europa fueron 50 millones en un año, en Estados Unidos casi 60 millones desde 2022 y en México van casi seis millones.

El contagio a seres humanos por ahora es muy limitado y siempre ha sido por contacto con las aves, como se relata en un recuadro más abajo, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que hay que prepararse para una posible pandemia de gripe aviar en los humanosporque existe riesgo de que la cepa de influenza aviar mute y salte a los mamíferos. Hasta ahora eso solo ha ocurrido en casos específicos como en visones, nutrias y lobos marinos.

Volvamos a El Monarca: se detectó el virus en 10 gallinas de traspatio el sábado 12 de marzo, en una casa de este asentamiento. Antes, el 13 de febrero, se había confirmado la enfermedad en un cisne negro en Laguna Garzón en Maldonado (se confirmarían más de 100 muertes ahí), después murieron 70 gallinas en San Gregorio de Polanco, Tacuarembó, también se detectaría un nuevo foco en cisnes de cuello negro en Estación Tapia, Canelones, y otro en Solymar. Esta semanala Intendencia de Flores cerró el Ecoparque Talice, después que murieron por influenza aviar nueve cisnes de cuello negro. En total hasta este sábado había siete focos, ya que en Tacuarembó hubo dos, y la emergencia sanitaria está declarada desde el pasado 15 de febrero.

—Esta es la universidad de la política —dice el concejal Andrada, se baja de la bici y saluda a los que pasan a su lado—. Acá en El Monarca es toda gente laburante, con preocupación de poblar bien.

Un comercio que vende carne y pollos, en el asentamiento El Monarca donde se detectaron los primeros casos de gripe aviar en Montevideo.
Un comercio que vende carne y pollos, en el asentamiento El Monarca donde se detectaron los primeros casos de gripe aviar en Montevideo.
Foto: Juan Manuel Ramos.

Su misión es intentar encontrar al vecino que tenía las gallinas. Aún no sabe quién es, pero tras un par de charlas ubica un dato clave: “Es allá, al lado de aquel auto”, le dice alguien y señala una calle que baja rumbo al arroyo. Allá vamos.

En realidad la casa, de paredes de ladrillo a la vista sin terminar, está del lado de Don Márquez, un barrio que se llama así en honor a un señor de apellido Márquez que custodiaba el terreno y dejó poblar el lugar antes de morir.

Andrada aplaude y al rato aparece caminando desde el fondo un hombre cuarentón de andar lento y encorvado, torso desnudo y pucho en la boca. Jaime (no es su nombre real, lo modificamos para preservar su identidad) confirma que sí, que en su casa estaban las gallinas con gripe aviar.

Cuenta que todo empezó hace unas dos semanas, cuando una mañana vio que una de sus 23 gallinas estaba “como atolondrada, cabeceando pa' abajo”. Al mediodía ya eran tres, entonces se preocupó, buscó el número del Ministerio de Ganadería y llamó.

—Yo no sabía cómo era la gripe aviar, ¿viste? Al principio pensé que me las habían envenenado —cuenta— pero me preocupé por los síntomas de las bichas. Les dije y vinieron a verlas.

Los funcionarios del Ministerio de Ganadería hicieron el test a las gallinas. Un primer análisis rápido, tomando muestra de la “cloaca” de los animales, dio negativo, pero a los dos días volvieron para avisarle que un segundo test —de resultado más lento— había dado positivo. Ahí volvieron a analizar a las gallinas enfermas y 10 dieron positivo.

Asentamiento El Monarca.
Asentamiento El Monarca.
Foto: Juan Manuel Ramos.

Entonces se llevaron todos los animales, incluso los sanos, para sacrificarlos. Varias eran “gallinas preciosas” de raza Orpington, dice Jaime. El hombre, exempleado de una empresa de seguridad, tiene una incubadora casera y se dedica a vender pollos de raza, huevos y conejos. Como ocurrió en otros casos, se hizo una zona de vigilancia a 10 kilómetros alrededor del lugar pero Jaime era el único en la zona con gallinas.

—Yo se las di en una buena al ministerio porque, si se me enferma una, se me enferman todas —dice.

—Obvio —acota Andrada, el concejal.

Concejal Matías Andrada del asentamiento El Monarca.
Concejal Matías Andrada del asentamiento El Monarca.
Foto: Juan Manuel Ramos.

Después que se llevaron los animales, desinfectaron el predio y le dejaron un producto para que él lo siga aplicando. Tiene que esperar cerca de un mes antes de volver a traer aves.

—Aparte me contaron que me las iban a abonar. Dije: “ta, golazo”.

—¿El ministerio paga las gallinas que se lleva, entonces?

—Sí, supuestamente me las pagan, me lo aseguraron. Yo hablé con uno de los “mandamás” del ministerio.

—¿Y cuánto pagan?

—No me dijeron. Yo bromeando le dije que son más de 20.000 pesos porque las razas no costaron dos pesos. También me dijeron que me iban a traer aves para reposición.

—El gobierno tiene que hacerse cargo —agrega el concejal, quien es militante blanco.

Por ahora solo le dejaron una canasta del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), pero desde Ganadería dicen que el pago por las aves sacrificadas es algo que no está decidido, que está en evaluación. Esa “es una definición macro en carpeta pero no está resuelta”, dice a El País el ministro Fernando Mattos.

GRIPE AVIAR

¿Cuán habitual es el contagio a humanos?

Una niña ecuatoriana de nueve años empezó con síntomas de gripe el 27 de diciembre pasado tras convivir con unas gallinas infectadas. El 3 de enero la ingresaron en estado crítico al CTI con una neumonía muy grave. La niña estuvo a punto de morir, según confirmó la infectóloga Greta Muñoz al diario El País de España, pero, tras semanas con ventilación mecánica y antivirales, se recuperó y fue dada de alta el 17 de febrero. Este fue el primer caso notificado de infección humana en América Latina. De hecho, en toda América solo hubo dos casos, según explica el ministro de Ganadería Fernando Mattos. Desde los primeros contagios registrados en 1997 se han reportado unos 870 casos en personas en todo el mundo y la mitad murieron, pero no hay indicios de transmisión persona a persona. La última muerte fue la de una niña de 11 años en Camboya, el 24 de febrero pasado.

Ahora se viene la vacuna.

Lo que sí está decidido es la vacunación: el jueves pasado el ministro anunció la compra de 10.000 dosis. Eso tendrá un costo inicial de unos 386.000 dólares, según confirma Mattos a El País, pero “si la epidemiología lo determina habrá que dar no solo dos, sino una tercera o cuarta dosis” y ahí los costos subirán.

Las dosis llegarán de México y Francia en unos 15 a 20 días. La vacunación será obligatoria pero no universal: en esta primera etapa solo entrarán las gallinas ponedoras y reproductoras. Es decir, quedarán exceptuados lo que se conoce como pollos “parrilleros” (que son los que se venden para comer), esto ante la recomendación técnica del comité de vacunación de la Dirección General de Servicios Ganaderos pero además por intereses comerciales y la posición de los propios productores de pollos debido a que aún hay muchos países que colocan barreras a la entrada de productos derivados de animales vacunados.

La vacuna no es la salvación, claro está, sino apenas “un elemento más” porque la cobertura inmunitaria es parcial, dice el ministro. Se habla de una cobertura menor al 50% y hay diagnósticos variados en los países que ya han empezado a vacunar contra la influenza, como México, Perú, Ecuador o China.

La situación actual, en la visión del ministerio, es de circulación viral y con “mayor riesgo” de que H5N1 entre a las granjas de producción. En cada galpón suele haber de 10.000 a 15.000 pollos y, si se confirma la presencia del virus en un lugar con tan alta concentración, hay que sacrificar al galpón entero.

gripe aviar
Funcionarios con medidas de protección en una granja.

Desde la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (CUPRA), que representa a las avícolas más importantes, ven el tema con preocupación ya que, según explica el director ejecutivo Federico Stanham, el virus “está siguiendo las etapas que sigue en todos lados, primero aparece con aves migratorias, después pasa a las aves silvestres autóctonas, luego aves de traspatio, que son las gallinas o pollos sueltos” y por último llega a la producción comercial, que es donde genera “un daño enorme”. Esta última etapa aún no llegó en Uruguay, pero los entendidos saben que es difícil que eso no suceda.

¿Qué pasaría si eso se concreta? ¿Se han cuantificado las posibles pérdidas económicas? Mattos estima que el valor de perder un solo galpón con miles de pollos puede rondar los 70.000 dólares. Desde CUPA trabajan en los números y aún no tienen una cifra para todo la industria. “Lo bueno es que puede afectar a uno, dos o tres galpones y quedar ahí. Si pega en pocas granjas comerciales, el daño es acotado para el país pero muy perjudicial para el que le toca”, dice Stanham. En Argentina, donde el virus entró rápido a la producción comercial, “en la primera granja, una de pollos parrilleros, sacrificaron como 200.000 pollos”, recuerda.

Joaquín Fernández, presidente de la Asociación Latinoamericana de Avicultura y de la Asociación de Productores Avícolas Sur, además de propietario de la avícola El Jefe, es más radical y dice que el efecto económico puede ser “devastador” por los costos que implicaría.

Granja de gallinas de avícola El Jefe.
Granja de gallinas de avícola El Jefe.

El sector.

Se estima que la cadena productiva avícola genera más de 4.000 empleos, contando las granjas, las plantas de incubación y las plantas de elaboración de alimentos.

Pero hay un elemento importante: cerca del 70% de la producción está en la zona del santoral en Canelones, por lo que si los brotes aparecen ahí el efecto puede ser complicado. “Si tenemos la desgracia de que el virus caiga en esa zona, tendremos un problema grave de abastecimiento, estará en riesgo la soberanía alimentaria”, dice Fernández, “habría que apelar a la importación de huevos y pollos, no sé de dónde, por ahora solo Paraguay y Brasil no tienen brotes en América Latina”. Otros países no viven estas situaciones “por las dimensiones que tienen”, sostiene el empresario.

Cuando se confirma que hay virus en un galpón, se mata a todos los animales, luego se entierran con cal y se desinfecta el ambiente. La etapa de limpieza profunda puede durar entre uno y dos meses para erradicar por completo la presencia del virus, y luego recién volver a poblar. Para las empresas, entonces, la consecuencia es la pérdida de la producción esperada, que es diferente en pollos parrilleros que en gallinas ponedoras. En el primer caso se reponen los animales y en tres o cuatro meses hay producción normal otra vez, en el segundo caso el proceso es mucho más largo y dañino porque se pierde el patrimonio y parte importante del ciclo de producción. Puede llevar más de dos años volver al punto inicial, dice Fernández, de la avícola El Jefe.

“Para el productor de huevo es complicadísimo”, explica el empresario, “recién tendrá el primer huevo a las 16 o 17 semanas de vida” y hay diferentes lotes, “ningún productor tiene todo de la misma edad para ir rotando la producción”.

Además, las gallinas ponedoras tienen más riesgo de contagiarse porque están más tiempo vivas (los pollos parrilleros se faenan a los 45 días) y la “susceptibilidad” de contagio es más alta.

Es clave, apunta el ministro Mattos, que los propios productores no cometan errores y apliquen las medidas de protección (ver recuadro más abajo) a rajatabla. “El virus puede entrar hasta en un camión con ración que no tenga la debida desinfección, y esa operación es diaria”, explica.

Las medidas que aconsejan aplicar en las granjas

Tanto el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca como el Ministerio de Trabajo y las gremiales empresariales hacen hincapié en las medidas de bioseguridad decisivas para intentar evitar que la influenza aviar entre a los galpones de la industria avícola. Esas medidas van desde restringir al máximo todo contacto con personas que vienen del exterior a las granjas y prohibir las visitas a lavar y desinfectar los vehículos que entran. También que los empleados de las granjas usen mascarillas, desinfecten los zapatos, apliquen protección de calzado y manos y hasta ropa descartable si es posible. También, que existan mallas metálicas “antipájaros”, algo que ya se usa desde antes de la llegada del virus. Muchas de estas medidas se empezaron a aplicar “lentamente” desde el año pasado pero ahora con el apuro de la llegada del virus se trabaja “a paso redoblado”, dice Federico Stanham de la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (CUPA). “El gran tema es que estas medidas se apliquen siempre con un alto nivel de exigencia y sin excepciones”, dice el representante empresarial.

El ser humano en principio no es un transmisor biológico del virus, pero sí puede llevarlo en la ropa o en los zapatos, según dicen los especialistas. “Es como la aftosa, lo llevás a todos lados”, dice Stanham.

A Jaime, el dueño de las gallinas infectadas en El Monarca, no le hicieron test para ver si se había contagiado de gripe aviar. Sí lo visitaron del Ministerio de Salud Pública para consultarlo por los posibles síntomas y le aconsejaron que no se coma los huevos crudos de sus gallinas, algo que antes hacía. “Me siguieron llamando dos o tres veces a la semana, a ver si tenía algún síntoma”, relata. Él se siente lo más bien de salud, solo espera que le paguen las gallinas que se le llevaron. Lo necesita en forma urgente para salir adelante. Este fue un golpe duro, uno más para un desempleado de cuarenta y pico de años en la periferia de Montevideo.

—Acá sigo esperando —dice y agacha la cabeza—. Soy capaz de ir a prender fuego el ministerio si no me pagan.

INFLUENZA

Preguntas y respuestas sobre la gripe aviar

¿Cómo empezó? La influenza aviar fue identificada por primera vez en Italia a finales del siglo XIX, pero una variante de H5N1 (una cepa altamente patógena) fue detectada en 1996 en el sur de China y luego en Hong Kong hubo 18 casos asociados en humanos. Este linaje de H5 ha tenido mucho éxito en su expansión en todo el mundo, “ha generado más brotes en las aves que todos los anteriores”, dice Ruben Pérez, profesor titular de Genética Evolutiva en la Facultad de Ciencias. Desde Reino Unido, el veterinario uruguayo Eduardo Loedel, quien es especialista en avicultura y en estos días se encuentra allí asesorando sobre gripe aviar, explica que es una enfermedad distinta porque “los pájaros no reconocen fronteras” y se trata de un “virus complejo con gran capacidad de recombinación y por lo tanto puede evadir las vacunas que se utilizan”.

¿Cuál es la alarma principal? “El impacto comercial y la expansión, que antes no se había observado. América del Sur, por ejemplo, estuvo libre durante mucho tiempo de influenza aviar altamente patógena”, dice Ruben Pérez. Y opina: “Es indudable el efecto antropogénico, hay que reflexionar en los efectos que tenemos en el ecosistema y en el planeta tierra, eventos como este yo creo que no son casualidad, hay un efecto de la humanidad en la biósfera”.

¿Cómo se transmite? Se puede propagar muy fácil de aves silvestres a aves de corral. Algunas aves silvestres pueden ser portadoras de los virus de la influenza aviar sin parecer enfermas, pero las aves de corral, como los pollos y las gallinas, pueden enfermarse gravemente y morir a causa de algunos virus de la influenza. El contagio es por inhalación, por contacto con secreciones de aves enfermas, nasales, saliva y materia fecal. También puede ser transmitida por objetos como ropa, calzado, agua y alimentos que estuvieron en contacto con animales enfermos.

¿Cuáles son los síntomas? En aves pueden ir de una muerte súbita a diarrea, regurgitación, adelgazamiento, plumas anormales, comportamiento anormal como caídas, inclinación de la cabeza, giro de la cabeza y cuello, marcha en círculos y hasta parálisis. En personas los síntomas pueden ser fiebre, tos, irritación de garganta y dolores musculares, infecciones oculares, neumonía y en algún caso enfermedades respiratorias graves.

¿Qué hacer frente a un ave enferma? No tocarla. De hacerlo, se puede contagiar o contagiar a otros animales y superficies. Las personas que trabajan en avícolas deben tener “precauciones extras” tanto en ropa como zapatos y tapabocas, también higiene de manos, uso de guantes y gafas, dice Adriana Delfraro, profesora agregada de virología de la Facultad de Ciencias. Ante sospechas de la presencia del virus hay que comunicarse con la Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente (denuncias.dinabise@ambiente.gub.uy) o con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (avesnotificaciones@mgap.gub.uy).

¿Es peligroso el consumo de pollo o huevos? No hay riesgo. El animal muere en 24 horas y un animal enfermo no va al frigorífico. Y si pasara, el virus no se concentra en el músculo del animal. Sin embargo, se recomienda para evitar cualquier otra contaminación la correcta manipulación de la carne cruda y los huevos: no compartir los cuchillos o tablas en las que se corta la carne cruda con otros alimentos, buen lavado de utensilios con agua caliente y detergente y lavarse las manos luego de tocar carne y huevos.

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