Una de las primeras preguntas que hace Verónica Gómez a quienes le escriben es la siguiente: “¿Viste el video en Facebook de la vieja loca que grita porque están talando un árbol?”. A lo que ella misma responde: “Bueno, esa vieja loca soy yo”. El video que está enviando desde hace semanas a todos sus vecinos fue filmado por ella misma. Allí se puede ver a un hombre a punto de talar un árbol que está sobre una duna, mientras ella, gritando detrás de la cámara, le dice que no puede hacerlo porque “no les pertenece”. Ha recibido consultas durante los últimos días porque es “la abanderada”, según sus vecinos, de las quejas en contra de un barrio privado que se instaló a pocos metros de su casa en la zona de Laguna del Sauce en Maldonado.
Este lugar, cercano a Portezuelo y Solanas, en las afueras de Punta del Este, está a menos de tres kilómetros de la rotonda en donde se cruzan la ruta Interbalnearia y la ruta 12. Ahí se está dando una “lucha”, según Verónica Gómez, que incluso llevó en las últimas horas a que la Intendencia de Maldonado ordenara una inspección de la zona.
El barrio se llama Acres de Solanas y se constituyó como tal en 2016. Para Verónica, la llegada del proyecto a la zona fue “invasiva” y “violenta en su manera de relacionarse con los recursos naturales existentes”. Esas fueron las palabras que ella misma escribió en la carta que fue enviada esta semana a la división de Urbanismo de la comuna. Con una ansiedad por explicar los detalles de la situación y varios perros ladrando en el fondo, la mujer de 61 años -que además es arquitecta- camina por el bosque detrás de su casa a la que llama “ranchito” moviendo las manos continuamente para mostrar cuáles son -según ella- los límites del sendero municipal que Acres de Solanas no estaría respetando.
A pesar de que son solo cinco los terrenos de Laguna del Sauce que están frente al barrio privado, todos los vecinos -después de haber escuchado a Verónica- aseguran que existe una usurpación del espacio verde que tienen detrás de sus propiedades. La arquitecta logró conseguir más de 60 firmas de vecinos de la zona para enviar a la intendencia. Esto aunque siempre se consideró “un bicho” en el barrio y recién ingresó al grupo de WhatsApp de la zona para defender el reclamo. También visitó la Unión Vecinal de Punta Ballena y Lagunas del Sauce y del Diario en una de sus reuniones mensuales y puso sobre la mesa el problema, que fue apoyado por la organización. Y finalmente fueron ellos, “que conocen bien cómo presentar este tipo de queja para que no termine traspapelada en la intendencia”, quienes lo elevaron a la comuna, cuenta la mujer.
La reivindicación es la siguiente: para los vecinos, Acres de Solanas se apropió de una franja de terreno boscosa que tiene una extensión de unos 350 metros de largo y entre siete u ocho metros de ancho y es “de propiedad municipal y uso público”. Haciendo referencia a la historia del lugar, ellos aseguran que el arquitecto catalán Antonio Bonet, quien habría diseñado la zona de Solanas y Laguna del Sauce, estipuló que todos los terrenos privados de allí tengan “pulmones verdes” en su parte trasera y se forme un espacio para ser transitado por cualquier vecino.
Verónica y quienes acompañan su reclamo aseguran que “son varios los planos” que muestran esa franja boscosa como espacio público “que siempre estuvo”, sin embargo, el plano del barrio privado que fue aprobado por la Dirección Nacional de Catastro no da cuenta de ese “pulmón” entre los terrenos. Con fecha 20 de mayo de 2016, Paseo Campero S.A., que figura como el propietario del terreno, obtuvo el visto bueno de la Intendencia de Maldonado para delimitar el fraccionamiento de las 13,8 hectáreas que componen el barrio privado. Haciendo zoom a donde se ubica la casa de Verónica y la de sus vecinos, se puede ver claramente que no hay un espacio público en el medio ni parece para nada similar a los planos originales.
Desde el barrio privado aseguran que el reclamo no tiene sentido, porque la franja boscosa ya no existe y ahora pasó a ser de su propiedad. A pesar de que eso es cierto y así lo demuestran los papeles, la situación no es tan simple porque la directora general de Urbanismo de la Intendencia de Maldonado, Soledad Laguarda, dice que le “quedan dudas” al respecto y ya determinó la visita de un grupo de agrimensores a la zona que se concretará en los próximos días. Estos tendrán como objetivo “entender mejor” cómo es el reclamo de los vecinos y observarán cómo son los límites de cada fraccionamiento, a pesar de que la comuna haya aprobado los planos de Acres de Solanas en 2016.
Así, tanto el barrio privado como los vecinos esperan por la última palabra de la intendencia.
El bosque codiciado.
Ubicada a pocos metros de la ruta 12, la ruta sobre la que se encuentran decenas de chacras marítimas y otras cuantas en las sierras, la entrada de Acres de Solanas es como la de cualquier barrio privado. Hay una garita de seguridad en la puerta y una barrera que prohibe el paso.
“Solo puede pasar si es propietario o tiene una visita agendada con la inmobiliaria”, dice el guardia que se asoma a ofrecer una tarjeta con un celular perteneciente a la inmobiliaria boutique Mc Nutt, que tiene la exclusividad sobre los 60 lotes de Acres de Solanas. Según la página web, hay 38 que todavía están disponibles para comprar y 22 que fueron vendidos. De acuerdo al metraje de cada uno, el precio de los terrenos oscila entre los 80.000 y los 300.000 dólares. Hay algunos de 1.400 metros cuadrados y otros de 3.000 metros cuadrados. Los gastos comunes son de aproximadamente 200 dólares por mes e incluye vigilancia de 24 horas.
Los barrios 100% privados están permitidos en el departamento de Maldonado, a diferencia de lo que pasa en Montevideo, y por eso se puede limitar el ingreso de personas. Sin embargo, para los vecinos es necesario “liberar la vía pública creada con el fraccionamiento Acres de Solanas, mediante el retiro de todos los elementos (barreras de acceso, rejas y portera) que impiden el libre tránsito y que asegure la continuidad de la trama de circulación pública”. Así lo manifiesta el texto que recibió la intendencia el miércoles pasado.
Mientras mueve las ramas para pasar y saluda a tres vecinos a los que citó “para que den testimonio”, Verónica señala una calle de su barrio que ahora tiene una portera para ingresar. Se trata del ingreso lateral a Acres de Solanas por la calle llamada Laguna de Anastasio y, según aseguran, “no se puede cortar porque pertenece al barrio”. Esa es la segunda reivindicación que hacen a la comuna fernandina después de la liberación de la franja boscosa. Por esa calle pasan camiones con materiales para edificar las casas que se están construyendo en el barrio nuevo.
Gerardo y Mariana son los últimos vecinos en sumarse a la recorrida por la zona. Compraron una casa allí hace ocho años y, aunque viven en Montevideo, van a la laguna todos los fines de semana del año. Rompieron con ese régimen y decidieron ir hasta ahí a pesar de que es miércoles y son las 10 de la mañana. Su casa tiene dos pisos, una escalera de piedra que lleva hasta la puerta principal y también está rodeada de eucaliptus.
Mientras sostiene a su perro Totó, Mariana dice que construir sobre “el pulmón verde que pensó Bonet” es “una amenaza innecesaria” para la zona. Su esposo es más gráfico: “Esto es como en las películas de Pixar cuando llega la corporación malvada y rompe con todo. Un poco así nos sentimos”.
Lo dice mirando una casa que está en plena construcción dentro del barrio privado y a la que se puede llegar desde el jardín de la suya. La casa, con un obrero trabajando, fue hecha en donde había una duna y varios árboles que fueron talados, de los que todavía quedan los troncos cortados. Desde la franja boscosa que reivindican los vecinos, la casa se ve como si estuviera un piso más abajo, porque la duna ya no está y quedó en cierto desnivel.
La cuarta vecina citada por Verónica es Ana Elisa Mattson, conocida en el barrio como Tokiti. Aunque vive en una chacra sobre la ruta 12 que está a algunos kilómetros de Laguna del Sauce, hace algunos años compró junto a su esposo dos terrenos allí “como plan B” por si en el futuro “es difícil mantener la chacra”. Ella también es arquitecta y siente que sus terrenos “perdieron valor” con la llegada de Acres de Solanas y sostiene: “Me preocupa porque el día de mañana, si yo tengo que vender el título de propiedad, dice que tengo un espacio verde que ahora no está. Entonces tengo un documento que dejó de ser válido”.
Durante la caminata por la zona, Tokiti le pregunta a Verónica: “¿Vamos a ver qué pasó con Auschwitz?”. A lo que la mujer le contesta: “Sí, vamos para ahí”. Le llaman Auschwitz a un cercado en uno de lo bordes del fraccionamiento, frente a la casa de otro vecino, aunque la comparación hace ruido porque poco tiene que ver el sitio con un campo de concentración. El cercado, que fue colocado en noviembre del año pasado, consiste en varios postes de hormigón y un alambrado de púas, según dicen los vecinos.
Después de que ese cerco fue colocado, otro vecino decidió “hacer justicia por mano propia”, según Verónica, y quitó los postes de hormigón, que hasta ahora siguen allí, pero están tirados en el pasto.
Según asegura a El País Martín Falcioni, abogado de Acres de Solanas, la empresa decidió denunciar penalmente al vecino señalado como el autor del hecho y la investigación sigue en proceso. “Los hechos muestran que el fraccionamiento cuenta con todos los permisos necesarios y está todo en regla. Ellos dicen que hay un pasaje que se debe respetar, pero ya no existe. Manejan planos que no están actualizados”, subraya el abogado, quien es conciso y no se explaya mucho sobre el tema.
Los vecinos saben de la existencia de los planos aprobados por la Intendencia de Maldonado, sin embargo, no les prestan demasiada atención porque los consideran “equivocados” a pesar de que cuentan con el visto bueno de la comuna. “Ellos saben que hay una ilegalidad en esos planos y por eso no han cercado todo, sino hubieran ya levantado un muro acá”, dice Verónica con indignación durante la charla del miércoles. Sin embargo, solo 48 horas después la realidad sería otra, porque desde su casa vio cómo trabajadores de Acres de Solanas comenzaron a cercar una parte del terreno en discusión con postes de madera y alambrado. Según su versión de los hechos, los trabajadores realizaron el trabajo siendo custodiados por una guardia policial.
Por lo tanto, cuando se produzca la visita de los agrimensores de la intendencia al lugar, el bosque que separa las casas de vecinos de Laguna del Sauce con los terrenos del barrio privado estará dividido por un cerco.
El rol de la naturaleza.
Más allá de los reclamos por el espacio físico, específicamente por esa zona boscosa que está en discusión, los vecinos también dicen que “lo profundo del asunto” está en la preservación del medioambiente. Ellos acusan a la empresa de haber realizado “un proceso de deforestación, destrucción y apropiación” de la zona, siendo el barrio un “depredador de los recursos naturales”.
Desde Acres de Solanas creen que eso “no tiene sentido” porque no hubo “ninguna falta” con el medioambiente y dicen que allí se trabaja “según las necesidades de cada construcción”. A pesar de que se vendieron más de 20 terrenos en el complejo, las construcciones todavía son pocas y, desde los bordes del barrio, se pueden ver unas cuatro casas en obra.
El rol clave de la Laguna del Sauce en la crisis del agua
Más allá de lo que pasa entre vecinos, la Laguna del Sauce tuvo un papel clave durante la crisis del agua que vivió el país durante los últimos meses a causa de la sequía. El intendente de Maldonado, Enrique Antía, dijo en rueda de prensa hace algunas semanas que, pese a la sequía en el campo, el departamento cuenta con agua de la Laguna del Sauce que está “en muy buenas condiciones”. Antía también dijo en su momento que “el país se da cuenta de la falta de agua recién cuando falta en Montevideo”.
Gerardo Michelín, otro de los vecinos de la zona, cree que se trata de un lugar “único en el mundo” porque “combina muchas singularidades”. “Por un lado está la laguna que a la vez convive con algo de lo que fue el Arboretum Lussich en la zona, que es una de las reservas forestales más importantes de la región, y a eso se le suma el legado de Bonet que pensó las construcciones de acá en función de la naturaleza”, cuenta. Hace algunos años se prohibió la circulación de vehículos con motor como lanchas y gomones en la Laguna del Sauce, con el fin de “preservar el medioambiente”, según los vecinos.
Más allá de las casas de particulares y la laguna, a pocas cuadras de donde viven los vecinos que ahora reclaman se encuentra el Hotel del Lago, que recibe cada fin de semana en sus campos de golf a buena parte de los residentes de la zona que practican el deporte. Si se compra terreno en Acres, hay “acceso directo a las exclusivas canchas de golf del Club del Lago”, según se publicita.
Mientras se coloca un nuevo cerco para marcar el territorio del barrio privado, los vecinos de Laguna del Sauce esperan la visita de la Intendencia de Maldonado para ver si pueden recuperar un espacio verde que no existe en los planos. La inspección puede ser una oportunidad para volver a recuperarlo o para que se confirme la potestad de la empresa. La historia aún no terminó.
Uno de cada dos barrios privados es en Maldonado
En 2002 Uruguay tenía un total de 20 barrios privados. En 2018 la cifra pasó a ser de 72. Un año después, un informe acerca de la expansión de este fenómeno en el país elaborado por el economista Rodrigo García para la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial del Ministerio de Vivienda señaló que eran 90. Para este año se espera que la cifra se haya convertido en un número aún mayor, aunque no hay un relevamiento que lo confirme.
Según el informe del Ministerio de Vivienda, 45 de esos 90 barrios privados se ubican en el departamento de Maldonado, es decir, la mitad del total. Al igual que en Canelones, Maldonado permite la realización de barrios 100% privados, algo que no sucede en Montevideo, en donde solo se permite la modalidad de “barrio jardín” o barrios semiprivados. También hay barrios cerrados en Mercedes, Lavalleja, Paysandú, San José y Soriano. Sumado a que Salto próximamente tendrá su primer barrio privado.