BPS cambia modelo de viviendas para jubilados: la historia del complejo con la mitad de apartamentos vacíos

La realidad del sistema de viviendas esconde una fuerte pelea interna entre los directores del organismo

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Complejo Habitacional 86 del BPS.
Complejo de viviendas 86 del BPS.
Estefania Leal/Archivo El Pais

Para llegar a la casa de Amanda hay que subir tres pisos por escalera. Vive acá hace tres años y antes esperó cinco para que se la dieran. Ahora ya está por pedir el cambio, tiene ganas de irse. “Además de que quiero estar más cerca de mi familia y de los médicos, este lugar es demasiado húmedo y no me hace bien”, dice mientras saca sillas de plástico en la pequeña sala de estar que es el centro de su apartamento. Como cobra una jubilación menor a 19.500 pesos por mes y no es propietaria ni titular de otros programas de vivienda, Amanda puede acceder a esta vivienda que le proporcionó el Banco de Previsión Social (BPS) en el marco del Programa de Soluciones Habitacionales.

Al igual que ella, el resto de sus vecinos -que también son jubilados- del complejo 86 del BPS ubicado en la calle Carlos Tellier del barrio Tres Ombúes, en el oeste de Montevideo, también se quejan de la situación edilicia y la falta de atención.

Lo cierto es que toda la realidad alrededor de este tipo de complejos, que hoy son más de 250 en todo el país, esconde también un conflicto interno entre los directores del BPS, que difieren en algunas cifras y en la forma de manejar el asunto.

Después que Amanda hace un recorrido por su casa mostrando cómo el bidet del baño no le funciona y que parte del techo en la entrada tiene agujeros por los que se ven las varillas de hierro que salen entre el hormigón, baja las escaleras hasta los bancos que están en el medio del complejo y forman una suerte de plaza de barrio. Allí hay seis mujeres y un hombre sentados aprovechando el sol para apaciguar los nueve grados de temperatura.

Jubilados que viven en el complejo 86 del BPS.
Jubilados que viven en el complejo 86 del BPS.
Foto: Estefanía Leal.

Todos se quejan sobre las condiciones de sus viviendas: la mayoría de los reclamos tienen que ver con las fallas edilicias y la falta de mantenimiento. “Cuando pido algo porque se me rompe me dicen que lo tengo que arreglar yo misma”, dice una de las mujeres mientras apoya los codos en su andador. Ella vive acá hace ocho años y no entiende por qué “cada vez hay más casas vacías”. En el complejo 86 de Tres Ombúes hay 120 viviendas. Hoy 52 están desocupadas, según un conteo realizado por la comisión de vecinos. Los jubilados que viven en las 68 restantes se preguntan por qué hay tanta desocupación y esperan recibir a más vecinos para “no estar tan solos”, según dice Amanda, pero lo cierto es que el BPS tiene otros planes para ese complejo al igual que para otros en el resto del país.

Tras un convenio con el Ministerio de Vivienda -que explicaremos más adelante-, el Banco de Previsión Social entregará parte de sus complejos habitacionales a la cartera a cambio de que esta le ofrezca otras casas para jubilados. Según el presidente del BPS, Alfredo Cabrera, al complejo 86 ya no se le están asignando nuevos jubilados para que se muden porque “la idea es que se vayan todos de ahí” y el Ministerio de Vivienda se haga cargo de su gestión.

Pero los vecinos, por ahora, parecen no estar al tanto de eso. Nadie les avisó. Sin embargo, desde hace algunas semanas ven a funcionarios con la campera de polar del Plan Juntos -que depende de Vivienda- trabajando en los apartamentos vacíos.

Una señora que se sentó a escuchar las quejas de los demás jubilados en la pequeña plaza hace uno de los pocos comentarios positivos: “Lo bueno de acá es que uno termina haciendo cariño con los vecinos como si fuesen familia y sabemos que cualquier cosa que nos pase se puede tocar la puerta y van a estar ahí”. Este complejo, además de tener alambrado alrededor de toda la manzana que ocupa, cuenta con guardias de seguridad durante las 24 horas del día. Uno de ellos que cumple el turno de la tarde cuenta que la zona “no es tan peligrosa” y que en los últimos dos años prácticamente no han ocurrido episodios de violencia. “Lo que sí es impresionante acá son las pocas visitas que tiene esta gente. Siempre digo que son personas que están acá y todos se olvidaron de ellos”, relata.

Complejo Habitacional 86 del BPS.
Complejo de viviendas 86 del BPS.
Estefania Leal/Archivo El Pais

Aunque es cierto que existen disputas internas dentro del directorio, el BPS actualmente trabaja en la presentación de un plan piloto para “cambiar el modelo” del programa de viviendas para jubilados con el fin de que pase a ser “más flexible”, según indica a El País el presidente del organismo. Cabrera cree que el diseño del programa para brindar viviendas a jubilados “responde a una definición tomada a la salida de la democracia” que, a su juicio, “debe ser modificada porque falta otro tipo de solución”.

“Cuantas más viviendas tiene el banco, más gasta de su presupuesto, que está pensado para construir, en mantenimiento y reparación. Es un programa que en el mediano y largo plazo cada vez va a tener más costos y no tiene mucho futuro. Por eso vamos a tratar de modificarlo”, dice y prefiere no adelantar detalles de ese “cambio de modelo” que se presentará “en las próximas semanas” y no necesariamente se vincula al convenio de transferencias de hogares que ya existe con el Ministerio de Vivienda.

Guerra interna.

El Programa Soluciones Habitacionales que hoy funciona dentro del BPS tiene más de 6.000 beneficiarios y es algo así: los jubilados que cumplen con los requisitos necesarios se anotan y quedan en una lista de espera hasta finalmente acceder a una vivienda. Una vez que tienen su nueva casa, las personas entran en un régimen de comodato. Lo único que pagan es la luz. Mientras cumplan todas las condiciones para vivir ahí -o sea, no ser dueños de otra propiedad ni recibir una jubilación superior a los 19.500 pesos- se pueden quedar.

Lo que sucede “frecuentemente”, según indican desde el organismo, es que muchos jubilados “dejan de ser autovalidas” debido a su estado de salud y, si lo solicitan, pueden acceder a lo que se llama “cupo cama” en donde el propio BPS los traslada a un hogar de ancianos y se hace cargo de sus cuidados.

Además de acceder a la vivienda o a un cupo cama, el BPS también da subsidios de alquiler a los jubilados inscriptos en el Programa Soluciones Habitacionales que estén en la lista de espera para conseguir una vivienda y hayan quedado en situación de calle.

Una de las viviendas vacías en el Complejo Habitacional 86 del BPS.
Una de las viviendas vacías en el Complejo Habitacional 86 del BPS.
Estefania Leal/Archivo El Pais

Más allá de lo formal que tiene el proceso, es el representante de los empresarios ante el BPS, José Pereyra, quien puso el tema sobre la mesa cuando hace un mes dijo ante la Cámara Empresarial de Maldonado que la situación del programa es “calamitosa” y “verdaderamente triste”.

Pereyra asegura que anteriormente se desconocía el estado de las viviendas porque entre los jerarcas políticos del BPS se considera al organismo “como si fuera Las Vegas” y piensan que “lo que pasa en el BPS debe quedar en el BPS” y asegura: “Nosotros queremos romper con eso”. Pereyra, quien pertenece al movimiento Un Solo Uruguay, dio varias entrevistas sobre el tema e incluso visitó a la Comisión de Legislación del Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de Diputados. Allí dijo que hay unas 400 viviendas que están vacías y que “hace falta estar más pendientes de la gente”.

Después de sus denuncias públicas, los otros seis directores del BPS emitieron un comunicado en conjunto diciendo que las expresiones de Pereyra eran “lesivas de la dignidad de los beneficiarios y su forma de vida, y de los funcionarios que realizan con dedicación su tarea” además de que “perjudican y estigmatizan el Programa de Soluciones Habitacionales de la institución”.

Vivienda desocupada en el Complejo Habitacional 86 del BPS.
Vivienda desocupada en el Complejo Habitacional 86 del BPS.
Estefania Leal/Archivo El Pais

La tensión entre Pereyra y el resto del directorio es tal que, según él, en una de las últimas reuniones “en un momento dado hubo una invitación a pelear”. Pero para el resto de los directores, Pereyra está generalizando con respecto a la situación en la que se encuentran las viviendas y busca “armar un show” alrededor del tema que es “puro humo” y así utilizar su puesto en el BPS como “plataforma electoral”. Así lo manifiestan fuera de grabador.

El integrante de Un Solo Uruguay afirma: “No solamente hay un tema con el abandono edilicio sino también un abandono físico de la persona que ya no puede ni siquiera cuidarse a sí misma y los asistentes sociales del BPS tampoco van a los complejos”. Para él, estos lugares se han convertido en “cementerios de gente viva” por las condiciones en las que se encuentran estas personas “vulnerables, de bajos recursos y avanzada edad”.

Pero Alfredo Cabrera cree que hay un “punto clave” a tener en cuenta a la hora de juzgar las condiciones en las que viven los jubilados de los complejos: “Al interior de cada vivienda cada uno vive como quiere porque estamos hablando de personas adultas y capaces que llevan su vida de la manera que creen conveniente. Aunque sí somos responsables de otorgar la vivienda y del mantenimiento general de los complejos, nosotros no tenemos una curatela sobre ellos. Se escucharon planteos sobre el mal olor en algunas viviendas o por gente que vive con muchos animales, pero esas no son cosas sobre las que podamos incidir nosotros”.

Alfredo Cabrera. Foto: Estefanía Leal.
Alfredo Cabrera, presidente del BPS.
Estefania Leal/Archivo El Pais

El presidente del BPS asegura que “es cierto que hay complejos en donde hacen falta reparaciones, pero no se debe generalizar todo por lo que pasa en uno en particular”, en referencia a la situación del 86 de Tres Ombúes.

Por su parte, Ariel Ferrari, representante de los jubilados ante el directorio, cree que el problema que existe en algunas viviendas del BPS tiene que ver con la falta de funcionarios. “Hoy tenemos algunos asistentes sociales que tienen que atender a más de una localidad o lugares del interior en donde una persona está encargada de todo el departamento y no le da para cubrirlo de manera adecuada”, sostiene Ferrari al respecto. Los asistentes sociales deben visitar los complejos semanalmente y en el número 86 de Tres Ombúes todos los jubilados consultados aseguran que no lo hacen.

Con respecto a la cantidad de viviendas del BPS que hoy están vacías, Cabrera dice que la cifra que dio Pereyra de 400 es “difícil de asegurar” porque “nunca es un número estático” teniendo en cuenta que algunos piden cambiar de complejo, otros dejan una vivienda para ir a un hogar residencial y otros fallecen estando allí.

“Hay un movimiento permanente que hace que todos los meses haya una boca de entrada y otra de salida. Permanentemente entran y salen jubilados de las viviendas”, subraya.

El “trueque” con el ministerio.

Más allá de que el BPS está terminando de perfeccionar un “nuevo modelo” para cambiar la lógica mediante la cual otorga viviendas a jubilados, lo cierto es que ya se están haciendo algunas modificaciones a los complejos de vivienda de todo el país.

Los cambios de ahora tienen que ver con “las categorías y tipologías” de las viviendas que el Banco de Previsión Social ofrece, según el presidente del organismo. Un tipo de vivienda que se dejará de usar es la llamada Núcleo Básico Evolutivo (NBE). Se trata de edificios construidos en la década de 1990 que fueron pensados para quienes obtienen su primera vivienda y luego evolucionan con esta. La mayoría de esos edificios terminaron integrándose al programa del BPS para jubilados en los últimos años y hoy buena parte de estos viven en un Núcleo Básico Evolutivo. Según Cabrera, la mayoría “no son construcciones de buena calidad con el paso de los años” y por eso se está haciendo el traslado de este tipo de complejos al Ministerio de Vivienda.

Operario del Plan Juntos, del Ministerio de Vivienda, trabajando en el Complejo Habitacional 86
Operario del Plan Juntos, del Ministerio de Vivienda, trabajando en el Complejo Habitacional 86
Estefania Leal/Archivo El Pais

El convenio con la secretaría de Estado es así: el BPS le da tres viviendas que son NBE y a cambio el ministerio le da al banco una ubicada en un complejo nuevo construido para beneficiarios de los planes de Vivienda. Por lo tanto, los jubilados que pasen a vivir en estos complejos convivirán con usuarios del Ministerio de Vivienda, que en su mayoría son familias jóvenes. “Yo no creo conveniente que todo un edificio esté destinado a que vivan solo jubilados porque me parece que es algo bueno tener en un mismo lugar a personas jóvenes y mayores, que sean familias grandes o personas solas”, sostiene Cabrera. “Hace bien a la calidad de vida convivir con diferentes y por eso estamos yendo por ese camino”.

El “trueque” por el que tres viviendas del BPS se cambian por una del ministerio se basa en un acuerdo firmado entre los organismos en 2005, que le otorga a ambos las potestades para acordar las formas de transferencia de viviendas.

En el caso del complejo 86 de Tres Ombúes, por ejemplo, el traspaso al Ministerio de Vivienda empezó el año pasado y ya se han transferido 12 Núcleos Básicos Evolutivos a la cartera, que está haciendo reparaciones y luego colocará a beneficiarios del Plan Juntos allí.

Otras 43 viviendas del lugar están “en proceso de transferencia”, según afirma Cabrera, y la intención del BPS es seguir sacando a los jubilados de allí progresivamente “hasta que el complejo quede sin beneficiarios del Banco de Previsión Social”.

“Actualmente el BPS no adjudica más viviendas en ese complejo, porque cuando se intentó ofrecerlas, lo cierto es que la gente las rechazaba y quedaban vacías porque están lejos de los servicios médicos y además se ubican en zonas rojas de inseguridad. Haber recibido el rechazo de las personas mayores hizo que el BPS decida deshacerse de estas y que pasen al Ministerio de Vivienda”, dice el presidente del organismo.

El traslado no siempre es fácil, desde ya. Al tratarse de persona mayores, es “frecuente”, según Cabrera, que algunos no quieran irse del sitio. “Tienden a querer quedarse cuando ya han construido una red de vinculación en el lugar”, asegura. Algo de esto se ve con claridad en el complejo 86, en donde todos se conocen y se juntan a tomar mate a diario.

Mientras se define el futuro de los complejos que hoy son administrados por el BPS, los usuarios de algunos de estos se quejan de la falta de atención y mantenimiento. Muchos serán transferidos a lugares que hoy están siendo construidos por el Ministerio de Vivienda, pero otros preferirán quedarse en el lugar que llaman hogar. Y lo es.

Artigas: el lugar con más “intrusos” en las viviendas del BPS

“Si el complejo de Tres Ombúes está en malas condiciones, ni te imaginás lo que es el que está en Artigas”, dice uno de los integrantes del equipo de José Pereya, representante de los empresarios ante la directiva del Banco de Previsión Social (BPS).

Según una auditoría interna del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de mayo de 2022 a la que accedió El País, Artigas es el departamento que tiene el mayor número de “intrusos” en las viviendas que administra el BPS. En total son 80 las personas identificadas que se instalaron en los complejos que administra el Banco de Previsión Social. Le sigue Montevideo con un total de 34 intrusos en los complejos.

“En Artigas estos lugares ya pasaron a ser un negocio inmobiliario, en donde entrando a Facebook se ve que se ofrecen las viviendas de gente muerta, por ejemplo. Y como no hay ningún control surge un negocio ahí”, dice Pereyra y asegura que ya realizó una denuncia formal con respecto a la situación de Artigas.

En el caso del complejo ubicado en el barrio Tres Ombúes en Montevideo, actualmente no hay ocupantes ilegales en ninguna de las 120 viviendas, a pesar de que casi la mitad del total están vacías. Esto tiene que ver con que todo el complejo está cerrado con un cerco y hay guardias de seguridad durante las 24 horas.

Según la auditoría realizada por el MEF, son cuatro los departamentos en los que no se reportó ningún intruso dentro de los complejos del BPS. Estos son: Río Negro, Lavalleja, Flores y Cerro Largo.

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