Cannabis legal en problemas: falta stock en farmacias, clubes venden “por fuera” y anuncian variante más fuerte

A más de 10 años de aprobada la ley, el sistema funciona mal. Conseguir marihuana en las farmacias es una misión difícil y muchos recurren al mercado gris. Gobierno lanza un llamado a nuevas empresas

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Marihuana
Marihuana en bolsas que se entregan en farmacias.
Foto: Fernando Ponzetto.

Matías se inscribió en el registro para comprar marihuana en farmacias hace solo dos meses. Lo que buscó ser una solución, se convirtió en un problema; en realidad en un nuevo problema para él. Ya que en estos dos meses solo una vez logró comprar una bolsita de cinco gramos en una farmacia del Centro de Montevideo, después de perder tiempo consultando en varias de forma directa y también en la web que existe para reservar de forma digital.

Matías suele consumir marihuana que le dan amigos que están registrados en clubes o que también compran en farmacias. Pero la rutina de “estar siempre mangueando es un embole”, admite este joven de 28 años. Más cuando él puede pagar por flores de cannabis de calidad. En la farmacia el precio cambia según la variante, pero la más cara sale 500 pesos por bolsa.

La realidad de Matías es la misma de muchas otras personas: el sistema legal que se inventó en Uruguay es complicado para el consumidor. Más de 10 años después de aprobada la ley que era parte de una batería de medidas para combatir la inseguridad y el narcotráfico y ocho desde que el sistema está vigente, la marihuana llega un día a la semana a las farmacias -en la zona sur del país es los martes- y ese mismo día se acaba. Daniel Radío, secretario general de la Junta Nacional de Drogas (JND), reconoce el problema: “Si tuviéramos más capacidad de producir seguro que venderíamos más, eso está claro”.

Daniel Radío en Torre Ejecutiva. Foto: Estefanía Leal
Daniel Radío en Torre Ejecutiva.
Estefania Leal/Archivo El Pais

La venta aumentó cuando se incorporó la nueva variedad Gamma, que tiene un 15% de Tetrahidrocannabinol (THC), mientras que las dos variedades que circularon desde un inicio, Alfa y Beta, tienen un porcentaje menor al 9%. La Gamma se considera una variedad con efecto psicoactivo alto, mientras que las otras dos se catalogan como “medio/bajo”, según el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca).

O sea, la Gamma “pega más” pero a la vez es muy difícil de conseguir, dicen consumidores consultados por El País. Por lo que siguen cayendo en el “mercado gris”, ese donde se compra en forma ilegal marihuana cultivada legalmente en los clubes o por autocultivadores. O la otra, que muchos no quieren, es tener que comprar en una boca, donde además venden todo tipo de sustancias: cocaína, pasta base o drogas sintéticas.

Dos dueños de farmacias que dispensan cannabis en Montevideo dicen a El País que ahora hay más consultas y que muchas veces tienen que dejar de atender el teléfono: “No se puede trabajar, te enloquecés”. También explican que no siempre llegan las mismas cantidades y que tienen que dar la cara por un problema de stock que les excede.

El País intentó consultar a propietarios de farmacias del interior, pero no respondieron. Llamadas cortadas en el acto, o respuestas tajantes: “No estoy autorizada para dar información” o, peor aún, “no sé por qué llaman, no te vamos a decir nada, no queremos hablar”.

La falta de stock llevó al Ircca a realizar un llamado para nuevas empresas interesadas en producir cannabis recreativo. Hoy hay tres en funcionamiento: Faises (la única que queda del primer llamado, hecho en 2015) y dos del segundo llamado, en 2019, Legiral y Jabelor.

Este tercer llamado busca aumentar la capacidad de producción, pero esto va a llevar un tiempo. Una vez que pasen los trámites, las plantas tendrán que comenzar su proceso biológico, se estima que recién en diciembre de 2025 estarán listas para ser vendidas (y fumadas).

Pero antes de eso hay más noticias. Con los actuales proveedores, las tres empresas que funcionan en un predio estatal cerca de la ciudad de Libertad en San José, habrá a fin de año una nueva variante, adelanta Radío a El País, que tendría un THC alto, con más “pegue” incluso que la variante Gamma.

A pesar de todos los problemas, los datos del Ircca muestran cómo año a año crece la cantidad de consumidores registrados y también aumenta la producción, pero a una velocidad más lenta. El año pasado se produjeron 2.767 kilos; es la primera vez que se pasa el límite de las dos toneladas anuales, cuando cada una de las empresas tiene como máximo esa producción autorizada. Pero ni todas juntas lo habían logrando hasta ahora.

 Producción y venta farmacia anuales

Ingenieros agrónomos que trabajan en las plantaciones de cannabis recreativo explican que la producción no es mayor porque se necesita un tiempo para aprender el comportamiento de la planta. Además, hay que tener en cuenta que todo se realiza en invernáculos y se cosecha muchas veces en “contraestación”.

Hay una curva de aprendizaje, lo que les lleva realmente a saber qué hay que hacer con la planta y cuánto tiempo se tiene que secar. Ese proceso específico lleva tiempo y lo da la experiencia.

Mercado gris

Jimena ahora consume cannabis de farmacia. Antes estuvo en el registro de autocultivadores pero una mudanza más un bebé le sacaron el tiempo que las plantas necesitan. “Siempre me gustó la jardinería, por eso elegí invertir y tener mis propias plantas y saber qué estoy fumando”, dice. Luego reconoce que no es fácil llevar todo el proceso, que alguna planta se le moría y que tuvo problemas con vecinos que la denunciaron. Pero resume: “Nada se compara con el saber que estás fumando lo que vos cosechaste”. Por estos días está viendo de dejar la marihuana de la farmacia y pasarse a un club. “Lo estamos evaluando para que lo haga mi pareja, porque comprar en farmacias es imposible: nunca hay y, la verdad, no estoy para esperar cada martes a ver si tengo suerte”, dice Jimena, de 38 años.

plantas de marihuana.
Plantas de marihuana.

Con su esposo también compran mucho en “el mercado gris”: les vende un amigo que es socio de un club y no llega nunca a consumir los 40 gramos semanales. Estar en un club tiene un costo variable, puede ir desde los 5.000 a los 8.000 pesos mensuales.

Por lo general los que venden su marihuana lo hacen en cantidades de 10 gramos: es imposible hablar de un precio estándar porque depende de la variedad. Pero un precio promedio puede ser 2.500 pesos los 10 gramos. Claro: sustancialmente más cara que la que se vende en farmacias, donde los cinco gramos salen 500 pesos. Pero ahí se paga calidad, explican.

Es común (aunque no legal) que los clubes vendan por fuera, es decir a personas que no son socias; es algo muy difícil de controlar. También tienen listas de espera, para que cuando una persona se va, pueda ingresar otra. El máximo es 45 personas.

Rodrigo Pullares, productor cannábico, responsable técnico de clubes y cultivos medicinales, dice que la comparación más clara es con el vino. “Podés comprar un Tannat, un Cabernet. Todo es vino, pero no es igual”, explica.

Rodrigo Pullares,
Rodrigo Pullares, Productor Cannábico, responsable técnico de clubes y cultivos medicinales.
Foto: Cedida.

Como muchos de los que están en el mundo cannábico desde hace años, Pullares dice que en la normativa uruguaya tendría que existir la figura de dispensario de cannabis. “Hay que dar a otros lugares la posibilidad de vender, no solo las farmacias; hay que flexibilizar. Es una pena, porque los clubes hoy en día producen lo mismo que las farmacias, y es una curva que crece, año a año abren más”, dice el responsable técnico de clubes. En los datos del documento Mercado regulado del cannabis 2023, publicado por el Ircca, se ve con claridad la evolución ascendente de la cantidad de personas registradas como miembros de clubes. Hay 13.687 personas que son miembros y 392 clubes de membresía.

Los dos datos crecen juntos. De hecho, es muy difícil conseguir lugar en un club. Pullares cree que se debería de dar un cambio en la normativa, y que la JND junto al Ircca tendrían que permitir al menos que en un mismo predio funcionara más de un club. “La lógica es tener quiosquitos: abrís uno, abrís otro y en un momento decís, ¿por qué no podés tener un supermercado?”.

Eso sería un punto medio entre la producción a gran escala de las empresas habilitadas, y la más artesanal que realizan los clubes, con personas que ya vienen de años trabajando con diferentes semillas y tiene un gusto desarrollado por el tema. En este sentido, para Pullares sería razonable que los clubes le pudieran vender a las personas registradas de forma directa, o quizás mejor a las farmacias.

Desde el gobierno tienen muy claro la existencia del “mercado gris”. Radío explica que hay un cálculo formal realizado. “Del total de usuarios de cannabis que hay en Uruguay, más o menos la mitad se abastece en el mercado regulado. Un 20% sigue concurriendo al mercado ilícito, al narcotráfico tradicional, y el 30% se cubre por este mercado gris”.

Para el jerarca es lógico que exista un mercado gris, pero dice que no es un elemento negativo en su totalidad. “El mercado gris ha evolucionado de la misma manera que el regulado, es una marihuana que no viene del narcotráfico”, dice el secretario general de la JND.

Hagamos un poco de historia. La ley 19.172 de regulación y control del cannabis, votada en diciembre de 2013, se lanzó originariamente con la idea de “combatir al narcotráfico”. Y era parte de un paquete de 15 disposiciones para enfrentar la creciente inseguridad pública.

Lo cierto es que lo del cannabis fue lo que más ruido generó, algunos creyeron que luego quedaría en nada como tantos temas, que el Parlamento nunca aprobaría algo así. Pero en los meses siguientes, en medio del gobierno de José Mujica, Uruguay llegaría a las tapas de diarios de todo el mundo.

El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, dijo una tarde de 2012 en la que anunció la medida: “Acá rigen las leyes de la economía; quien venda la mejor calidad y más barato, termina con el narcotráfico”. El proyecto tenía varios objetivos: habilitar y regular la venta de marihuana para sacarle mercado al narcotráfico, bajar la cantidad de homicidios producto de la guerra entre bandas e incluso reducir el consumo de pasta base. Casi nada de eso se cumplió, aunque tampoco hay pruebas de que haya significado el inicio de un consumo mayor, como algunos alertaban desde la entonces oposición.

En el Ircca trabajan 30: ¿cómo se financia?

El Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) se encarga de controlar todo lo referido al cannabis, tanto el recreativo como las licencias para producción industrial o para uso farmacéutica. Alrededor de 30 personas trabajan allí. El presupuesto, según datos brindados por el organismo creado en los gobiernos del Frente Amplio, es mixto: reciben por Rendición de Cuentas unos 31 millones de pesos y el resto, que es menos dinero, se cobra por licencias e intermediación de la venta en farmacia.

La junta directiva del Ircca designó a Diego Serrano como nuevo director ejecutivo, tras la renuncia de Juan Ignacio Tastás, según informa El Obsevador. Tastás fue denunciado por “persecución, hostigamiento y tratos degradantes”.

Menos controles

Algunos de los referentes consultados para este informe creen que en su momento fue una buena ley, un inicio de un proceso, pero que con los años se estancó y no mejoró ni se adaptó a los problemas que fueron surgiendo durante la aplicación. Muchos de los cuales no necesitan ser modificados por ley, sino solamente a nivel de resoluciones del Ircca.

Diego Olivera, exsecretario general de la Junta Nacional de Drogas, dice que el llamado a nuevas empresas es necesario, pero no suficiente. “Habría que flexibilizar la regulación. Permitir a las empresas diferenciarse entre ellas para tener más incentivos a producir una cantidad mayor”, dice Olivera.

Diego Olivera.
Diego Olivera, exsecretario general de la Junta Nacional de Drogas
Foto: Leonardo Mainé

En el sistema actual las empresas no compiten por precio ni por calidad, ya que venden a un mismo precio y solo desarrollan las variedades que el Estado les permite. Este elemento es señalado como problemático por asesores de las empresas que producen cannabis recreativo, que consideran que se debe flexibilizar, es decir cultivar variables que estudien y consideren más productivas.

Otro elemento sobre la mesa es la extensión de los puntos de venta. Hoy hay 40 farmacias habilitadas pero casi todos los departamentos de la zona centro del país no tienen ni una.

Mapa de las farmacias

Desde el inicio estuvo también el problema con el sistema financiero, que hoy las farmacias pueden sortear pero que fue un gran palo en la rueda. Es que los bancos internacionales rechazaban las cuentas por considerar que estas empresas se dedicaban al narcotráfico.

Olivera, el exsecretario de la JND, opina que el problema es de fondo, que la normativa privilegia el control y que hay que ir de forma paulatina a un sistema que dé más libertad, hasta llegar a uno que sea 100% comercial, con eliminación del registro pero manteniendo el control de la edad en los puntos de venta.

Hoy hay 70.774 personas registradas para retirar de las farmacias, pero Olivera opina que hay usuarios que no están dispuestos a registrarse. “No quieren que sus datos personales estén en un sistema centralizado en el Estado, porque temen que algún día ese dato pueda ser público y los perjudique”, explica.

Mientras que el propio Radío se lamenta por no haber logrado avanzar lo suficiente con los cambios que se propuso, como generar otros espacios de venta, la marihuana para los turistas y la medicinal, el porro se sigue vendiendo de manera ilegal y compartiendo de forma comunitaria. Parecen ser muchos los uruguayos que quieren comprar marihuana legal, pero no la consiguen y caen en el “mercado gris”, en su dealer de confianza, o los ayuda un amigo que tiene acopio de sobra. O consiguen en la farmacia, si hay suerte, es martes y queda algo de stock.

Flores en casa.

Existen más cultivadores que los que se registran

Una de las tres vías que propone la ley vigente es poder tener la producción en casa: realizar todo el proceso, desde la germinación de la semilla hasta que esta se convierte en planta madura para cosechar flores. Esto lleva tiempo, gusto y espacio para tener las plantas en el hogar.

planta de marihuana
Planta de marihuana.

Actualmente hay 11.868 personas anotadas en los registros del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), pero este número puede ser más alto; puede haber más personas que plantan. El mayor dato histórico fue de unas 14.000 personas. Cada tres años se debe volver a renovar el trámite y muchas personas no lo hacen, apuntan en el Ircca. Y dicen que, cuando se está por vencer, se envía un correo electrónico para notificar. En cambio, Julio Rey, referente de la Federación de Cannabicultores del Uruguay, cuenta que el sistema no siempre funcionó de forma adecuada: ha pasado que muchos autocultivadores no estaban en regla y no lo sabían.

Para Rey, esto que sucede con el registro es uno de los tantos problemas. “En su momento fue muy buena la ley pero ahora, a 11 años de regular la marihuana, no hay accesibilidad real. Tenemos que mejorar la ley”.

Rey dice que hay que “blanquear” lo que pasa: la gente accede del intercambio con los autocultivadores y de los clubes. “Ya vieron que no hay zombies en las esquinas, y la teoría de que es la puerta de entrada a otras drogas está demostrada, que no existe”, dice Rey.

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