Elecciones municipales
Si bien es el favorito para ganar el domingo, Carlos Moreira evita a la prensa y se apoya en sus soldados más fieles para afianzar un respaldo que se ve amenazado por la oposición.
Aunque las noticias que llegan desde Colonia presagian un álgido clima electoral, la primera impresión que deja un recorrido por la ciudad es de apatía. Por sus calles abunda la cartelería de los principales candidatos, pero hay pocos comités y están prácticamente vacíos. El decorado está, pero no se siente la energía de los votantes.
De vez en cuando alguien se acerca a levantar una lista o a preguntar en qué circuito le toca votar. Los jingles se pisan entre sí y se reproducen como un disco rayado ante un público escaso. Cada tanto aparece dando vueltas un autoparlante con publicidad. El único puesto de venta de banderas está en números rojos: son las 16 horas de un martes, falta poco más de una semana para las elecciones y todavía no concretó una sola venta.
El vendedor dice que no sabe nada de política y que está ahí por la comisión de 30 pesos: no le importa quién gane el domingo 27. Una respuesta más o menos parecida expresan la mayoría de los transeúntes entrevistados para este informe.
No saben.
No opinan.
¿No votan?
El aparente desinterés llega al extremo de unas señoras que aseguran desconocer el polémico episodio que sacudió la recta final de las elecciones nacionales, cuando se viralizaron unos audios en los que Carlos Moreira —tres veces intendente de Colonia y actual candidato favorito— le insinúa a una edila que a cambio de sexo aceptaría renovar unas pasantías.
Este asunto le costó al reconocido dirigente la desvinculación de Alianza Nacional —el sector liderado por Jorge Larrañaga—; generó su renuncia al Partido Nacional (cuando el Directorio se aprontaba para expulsarlo) y la dimisión de su candidatura al Senado.
Además, provocó una controvertida investigación penal que terminó dilucidando un entramado de traiciones políticas y rencillas personales. Si bien la Fiscalía determinó que las grabaciones de la edila fueron manipuladas —aunque ella y su pareja, el exdirector de Turismo Andrés Sobrero, aseguran que presentaron más pruebas del acoso que sufrió— y tres dictámenes diferentes resolvieron archivar la denuncia de cohecho, concusión y abuso innonimado de funciones, ahora, a días de la votación, resurgió otra investigación.
La pesquisa responde a una denuncia que presentó el Frente Amplio siete meses atrás y que busca comprobar si hubo o no irregularidades en la renovación de pasantías —entre otras pruebas— a los hijos de directores de distintas áreas de la comuna. La acusación quiere ahondar en la conclusión que arrojó en febrero la Junta de Transparencia, respecto a que la comuna incumplió con las normas sobre pasantías que Moreira había promovido.
Entre los opositores al exintendente se habla de respeto hacia el fallo judicial, pero también deslizan un cuestionamiento ético a su candidatura bajo el lema del Partido Nacional. En tanto, los moreiristas ven estas elecciones con ojos de revancha. El eslogan que se lee en las pancartas es un mensaje claro: “Ahora más que nunca”, desafía, como si el resultado midiera la lealtad del pueblo coloniense hacia su caudillo más fuerte, “traicionado” e “hiperjuzgado desde Montevideo”, plantean algunos dirigentes cercanos.
En estos últimos días hay muchas recriminaciones moviéndose. Quienes respaldan a Moreira acusan al Frente Amplio de usar a la Justicia y “actuar con desesperación” para “tirar” al candidato predilecto (con el 42% de la intención de voto). Jorge Mota, el hombre fuerte de la izquierda (con 36%, según la encuesta de Opción Consultores), está confiado en que el pueblo “harto del clientelismo” elegirá cambiar la pisada tras 60 años de gobiernos blancos. Y Nibia Reisch, la opción preferida del Partido Colorado, reclama que la encuesta que todos citan “sacó la foto” (le da 8% al partido) antes de que ella entre a la cancha. También está dispuesta a combatir “el clientelismo y amiguismo” que “todos reconocen”.
Entonces, si el ambiente está tan cargado, ¿qué significa esa no respuesta de los colonienses en las calles? ¿Será apatía o será recelo?
¿No lo vieron a Moreira?
Su nombre está en el 80% de los afiches de la vía pública, incluso en uno que subraya “el hombre de las mil gauchadas”. El candidato favorito recibe los mensajes en WhatsApp solicitándole una entrevista para este informe pero no los responde; luego los deja de leer. Tampoco contesta el teléfono. Uno de sus secretarios anuncia que no va a hablar. Algunos de sus soldados más leales, en cambio, sí lo hacen.
El primero en mostrarse dispuesto es Mario Colman, el joven abogado que Moreira había elegido como candidato a ocupar la banca de diputado. Según la historia que se difundió hasta ahora, esta elección habría causado el enojo de Sobrero —actual pareja de la edila, quien también fue amante de Moreira— que derivó en los audios.Tras la polémica, el apoyo que recibió el dirigente catapultó a su protegido, desplazando el favoritismo que tenía Ricardo Planchón, otro que ahora lucha por dirigir la comuna.
Ricardo Planchón: el amigo del presidente
La oficina de Ricardo Planchón, empresario y director de Desarrollo Humano y Juventud, parece bendecida por el único cuadro que ostentan sus paredes: una fotografía de Luis Lacalle Pou luciendo la banda presidencial. Compartieron bancada de diputados y Planchón fue —junto a Carlos Enciso y Álvaro Delgado— uno de los primeros aliados del sector Aire Fresco. En las pasadas elecciones internas, su lista (12) fue la más votada y él se perfilaba como el candidato a diputado, pero tras la polémica de los audios de Carlos Moreira y el apoyo que suscitó en el electorado local, la banca quedó en manos de su protegido: Mario Colman. Tras el triunfo de Lacalle Pou, el dirigente dice que rechazó “alguna oportunidad” de integrar el gobierno nacional (aunque aceptó integrar la Comisión Administradora del Río de la Plata) para apostar por segunda vez a la intendencia. Un mes atrás, Delgado hizo público el apoyo a su candidatura. La principal carta que usa es su juventud (48 años), posicionándose como la renovación nacionalista que visualiza en la gestión de la comuna “más que la obra pública, la iluminación y la limpieza”. Pondrá el foco en las políticas sociales y en las inversiones. Para rescatar al turismo pretende generar más atractivos, como un camping y un parque acuático, e incorporar la ruta de playas desde Santa Ana hasta Cufré. Propone un sistema de monitoreo de cámaras con una brigada municipal con móviles para asistir a la Policía, la creación de un centro de prevención y rehabilitación de adicciones, una secretaría de género (para apuntalar la participación femenina especialmente de la mujer rural) y un instituto de bienestar animal. Promete que el gabinete se reunirá cada lunes y recorrerá asiduamente todas las localidades, a la par que dotará a los municipios de recursos para fomentar la descentralización.
—Los candidatos del Frente dicen que votar a Planchón es votar a Moreira, pero yo no vengo a ayudar: vengo a ganar. El único adherido al partido soy yo y mi campaña la financia mi bolsillo.
—¿Quiénes lo votan?
— Me votan jóvenes, mujeres y personas mayores. La brecha de 30 a 55 años prefiere a otros. Se dice que la ciudad de Colonia no perdona el éxito y a mí me ha ido bien.
A falta de Moreira, Colman repasa los ejes del plan de gobierno que redactó. Para generar empleo la comuna quiere “salir a vender a Colonia como un lugar de inversiones”. Propone abrir una ventanilla única con una pata en Buenas Aires “que ayude a los inversionistas a resolver algunos problemas”, como parte de un paquete que vendrá acompañado de exoneraciones de impuestos. A corto plazo, hay un compromiso de dar financiamiento a las pequeñas y medianas empresas golpeadas “por una crisis que antecede a la pandemia”; también asesorándolas y con postergaciones tributarias.
Además, se crearán jornales solidarios (trabajo temporal en la comuna) para unas 200 personas. Para rescatar al turismo argentino-dependiente, se pondrá el foco en extender el promedio de 30 horas de permanencia en el departamento, desarrollando el turismo en las distintas localidades a través del fortalecimiento de las rutas (como la del queso y la del vino) y culminando la recuperación del complejo turístico Nicolás Mihanovich. La Plaza de Toros es visualizada por Moreira como la puerta de entrada a otro mojón turístico, al que le augura un éxito similar al del barrio histórico.
Tal y como lo ve Colman, Moreira aspira a ganar por cuarta vez “para dejar un legado”. Los entretelones de su candidatura vienen cargados de simbolismo. Para empezar, consiguió el apoyo de 11 listas, “prácticamente cuatro veces más que las veces anteriores”. También lo respaldan 65 candidatos a alcaldes. El apoyo de los convencionales duplicó el mínimo necesario (33%) para proclamarlo candidato y terminó “prestándole” votos a Eduardo López (de Cabildo Abierto, pero postulante bajo el lema del Partido Nacional).
—¿Qué está queriendo decir esto?
—Que acá se vive una realidad muy distinta de cómo se percibe desde Montevideo. Hoy por hoy la sociedad está hiperjuzgando desde un Everest ético en el que todo lo pone en una balanza complicada y hay que conocer la historia en el detalle para comprender por qué aparecieron esos audios. La gente de Colonia prefiere entender que es un gran administrador y que lo que le pasó fue una traición.
—¿Entonces este caos lo fortaleció?
—Preguntale a la sociedad.
La sociedad no sabe o no contesta.
¿Por qué?
Walter Godoy —director de la Unidad Pymes, exdirector de Turismo y acérrimo moreirista desde hace dos décadas— cree que la gente “se excusa con la indecisión” porque “no quiere que la juzguen” por decir en voz alta que lo va a votar. Su olfato le indica que más de la mitad de ese 14% de indecisos que captó la encuesta de Opción lo apoyará. A modo de ejemplo, cuenta que algunas personas en lugar de ir al comité le mandan un mensaje de texto pidiéndole que les arrime una lista.
—Lo ha llevado con orgullo y altura. Ha aceptado las reglas y hoy Moreira está por encima del Partido Nacional. Va a ganar con votos del partido y de fuera también. Vos acordate que ser moreirista acá es como ser de un cuadro grande: estamos acostumbrados a festejar victorias.
Pero, ¿qué simboliza Moreira para lograr tanto apego del electorado?
El análisis de Godoy coincide con el de Claudia Maciel, secretaria de la Junta Departamental y su jefa de campaña. Sus dos primeras gestiones (1995-2005) simbolizan una bisagra en el cambio de paradigma de la matriz económica; el pasaje de una Colonia industrial a otra que se volcó a los servicios turísticos tras la declaratoria de Colonia del Sacramento como Patrimonio Histórico de la Humanidad. Este viraje —según su lectura— permitió sobrevivir al cierre de Sudamtex en 2001 y a la crisis de 2002 y vivir un posterior bienestar económico.
En la segunda etapa (2015-2020) Moreira afianzó políticas para la juventud (que hoy están en el ojo de la tormenta), concretó obras visibles y encaró el prometido reacondicionamiento del complejo Mihanovich. La suya es una de las cuatro intendencias que logró superávit. Pero esta noticia que le da fama de “buen administrador”, para sus contrincantes es un punto en contra: significa que no gastó suficiente en obras o que cobró demasiados impuestos, dicen Mota y Reisch.
—Que él sea el favorito quiere decir “tu pueblo te apoya”, es su Colonia devolviéndole su lugar —dice Maciel.
A pesar de la edad (73 años) y aún en tiempos de pandemia, el candidato “es incansable”, dice su jefa de campaña. Pero, ¿dónde está ahora?
Que en Montevideo.
Que visitando a su hermana.
Que en Rosario.
Que en Conchillas.
Nadie sabe —nadie quiere— dar una pista con precisión.
Alguien dirá:“Si está cómodo, ¿por qué va a arriesgarse a dar una entrevista una semana antes de las elecciones?”
La posible sorpresa.
Son las 18 horas y Mota, el candidato con más apoyo del Frente Amplio, el que se acerca a Moreira con el 36% de la intención de voto, encabeza una caravana de autos con chapas uruguayas y argentinas. Van unos 1.500 metros y siguen sumándose: son muchos.
En la calle algún vecino osado dice que, siendo esta la tercera vez que se candidatea, Mota logró despegar porque “ahora sí es una cara conocida”. Otra votante lo explica así: “La izquierda local no solía tener candidatos populares. Pero Mota fue durante 15 años director departamental de Salud, y sigue atendiendo como médico. ¡Fue el pediatra de mis hijos! Siento que lo conozco, ¿entendés?”.
Tal vez para que lo conozcan mejor, unos meses atrás la editorial Hurí reunió algunas de las reflexiones que comparte en redes sociales en un libro que tituló “Trazas, pensamientos en red” que él ahora dedica a esta cronista. “Toda mi esperanza en la generación tuya... sé como sos”.
Mota mira el mapa de Colonia con otros ojos: lo mira —como el título de su libro— en red. Tras recorrer durante 15 años el departamento, cree que hay “una desconexión entre las localidades” que él está dispuesto a romper. Para ello pretende ahondar en la descentralización, “considerada problemática para las gestiones anteriores”.
Si bien los intendentes no tienen la potestad de crear nuevos municipios en su ejercicio, explica que hay un resorte legal que es “crear comisiones especiales de vecinos donde entiendas que son importantes y dar el mensaje a la Junta para que en el próximo gobierno sí se creen”. Eso quiere hacer. “Voy a formar un congreso departamental de municipios que se reúna trimestralmente”.
El corazón de su propuesta es generar una cadena de valor turística y productiva que visualice a Colonia como “un pequeño país” que se autobastezca de empleos, no necesite del exterior y que priorice que lo que se produce en el departamento se quede allí. Para ello, plantea que las pymes productoras de alimentos reciban ayuda de la comuna para comprar maquinaria. “Organizaremos ferias comunitarias con valor de evento turístico para la venta directa, además de adquirir stands en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana, costeando el transporte de la mercadería”.
También pretende trabajar para que vuelva al departamento la Universidad de la República:para eso necesita docentes residentes y que las carreras tengan relación con las necesidades locales.
—Yo siempre dije que los partidos son instrumentos. Si gano, al día siguiente la bandera del Frente se dobla, se guarda y sacó la comunitaria.
—¿Cómo explica que el Frente Amplio gane en las elecciones nacionales pero pierda en las municipales?
—Por el clientelismo. Es horrible porque también abarca a la gente que me vota. Recibo mensajes en mi celular que dicen ‘hola doctor, lo voy a votar, ¿tiene listas para repartir?’ Le contesto que sí, que pase a buscarlas por el local; ‘ta, lo que le pido es algo para mi hijo”. Y yo les respondo que no funciona así.
Con mayor discreción, pero con presencia constante, el rostro de Reisch va copando la vía pública. La candidata colorada es reconocida por su dedicación: en el período pasado, como diputada, presentó 186 pedidos de informes y hoy investiga el colector argentino que arrojará a 37 kilómetros de las costas de Colonia los desechos de 6 millones de familias y 5.000 empresas.
Le ofrecieron ser secretaria de Salud y dijo que no; se manejó su nombre como ministra de Medioambiente y dijo que no: quiere ser electa intendenta para “sacar al pueblo de Colonia adelante”.
Se propone promover un programa de microcréditos para las mipymes que no acceden a los créditos bancarios por su escala, y para aquellas que no pueden costear un alquiler, crearía incubadoras que funcionen en fábricas vacías con deudas de contribución. Y trabajaría en la marca Colonia con una ruta gastronómica. A los jubilados y pensionistas que cobren el mínimo, les exonerará la mitad de los impuestos; y buscará ampliar la oferta educativa para atraer nuevos residentes y convertirse en una ciudad universitaria. Además prevé auditorias “para combatir el clientelismo”.
Ahí está.
Entonces llega un mensaje. Moreira está en su Nueva Helvecia natal, reunido en el Centro Helvético —del que fue directivo— con un grupo de jóvenes.
Son unos 20. Termina el acto. Suena Vilma Palma e Vampiros; sirven pebetes. Tenemos una agradable conversación de cuatro minutos mientras, a sus espaldas, sus asesores hacen formar en dos filas, para una repentina fotografía grupal, a los jóvenes que estaban sirviéndose comida.
Repasa su trayectoria; habla del Complejo Mihanovich; se entusiasma.
—(...)Y estamos tratando de que (Luis Alberto) Heber (ministro de Transporte) acceda a reconstruir el viejo muelle de madera donde llegaban los barcos. Ahí se tomaban un trencito que los llevaba hasta el hotel casino. Va a ser fabuloso, yo creo que con esto cambiamos la historia.
—¿Se siente respaldado?
—Muy respaldado. He sufrido circunstancias muy difíciles y el pueblo de Colonia me ha ayudado porque me conoce.
—¿Le ayudó a levantar el ánimo?
—Nunca se me cayó.
¿Qué pasará con el régimen de pasantías?
La edila Patricia Gaona integra la comisión de pasantías y asegura que el sistema de selección “es transparente”. Según detalla, se toman 100 pasantes cada seis meses. La condición es que tengan entre 18 y 24 años; para algunos puestos se valora su escolaridad y para otros su situación económica. Las pasantías se pagan $ 8.000, implican una jornada laboral de cuatro horas y se pueden renovar a pedido de un director por seis meses más. Tras recibir información de la comuna, la Jutep halló que hubo extensiones hasta por seis períodos, y que no se cumplió con una calificación de “excelente”” ni el sorteo ante un escribano. Si bien Moreira anunció que presentaría un proyecto para mejorar el mecanismo, aún no lo ha hecho. Jorge Mota, candidato por el Frente Amplio, cree que la intención es buena y la mantendría de ser electo, pero trabajaría en acompañar esa primera experiencia laboral de “contenido”.