Corazón tecno para adaptarse al virus: cómo conseguir trabajo y ayuda online

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APLICACIONES REFORMULADAS

Distintos tipos de empresas creadas con una estructura tecnológica capaz de responder a las diferentes necesidades que trajo la pandemia se readaptan para aprovechar este momento y crecer.

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El mensaje que se viralizó en pocas horas decía: “Si conocés personas que se hayan quedado sin trabajo y quieran trabajar, además de contribuir a esta emergencia social, pueden anotarse en este link por rubro de preferencia. Es para trabajar en los locales en que el Mides está colocando gente”.

Fueron tantas las personas que lo compartieron que incluso lo recibió Mauricio Pintado, socio fundador de Zafrales, la empresa que había lanzado la convocatoria —aunque sin mencionar la parte del Ministerio de Desarrollo Social— y cuyo sitio colapsó debido a la sobrecarga de registros que entraron en apenas 24 horas.

En siete días, más de 6.000 personas completaron un formulario online en busca de trabajo, y varias aclararon que se ofrecían como voluntarias para tareas relacionadas con la emergencia sanitaria. El 18% eligió el rubro salud y cuidados —5% de estos son inmigrantes— y el resto optó por distintas áreas de servicios.

Zafrales es una pequeña empresa con cerebro y corazón tecnológico. La plataforma, activa desde 2017, se especializa en la contratación virtual de personal zafral y temporal para distintos sectores de la economía. El funcionamiento es así: el trabajador crea un usuario en donde indica qué tipo de tareas sabe realizar; el personal de la plataforma lo entrevista telefónicamente para confirmar su currículum; la empresa interesada lanza una convocatoria y un algoritmo busca coincidencias entre las personas registradas; aquellas que cumplen con el perfil reciben un mensaje de texto en su celular y aceptan o no la propuesta.

Inicialmente la meta era abastecer de este tipo de mano de obra previamente seleccionada a los negocios agropecuarios, que se quejaban de padecer de un fuerte ausentismo, una rotación intolerable y demasiados conflictos laborales. Con el tiempo, los clientes fueron variando e incluso hubo partidos políticos que la utilizaron para contratar personal que repartiera listas durante la campaña.

Ahora, aunque la demanda en el agro persiste, la firma se propuso ampliar su base de datos de 24.000 trabajadores para reunir perfiles especializados en medicina, enfermería, cuidado de enfermos y de personas mayores, y tareas de limpieza. Sus directores prevén que cuando el personal de la salud activo comience a mermar —como sucedió en la mayoría de los países con el virus— ellos podrán dar una respuesta veloz a la distancia de un click, cobrando una comisión que varía de US$ 1 a 10 en función de la urgencia, la cantidad de trabajadores y jornales solicitados.

Este es uno de los ejemplos de empresas que saben que cuentan con una estructura tecnológica adaptable a las necesidades que trajo el coronavirus.
Y no pierden el tiempo.

Zafrales comenzó a ofrecerse a distintas instituciones públicas y privadas y ya tiene su primer encargo: ocho educadores para un trabajo social.

Boom de freelancers.

El pedido de confinamiento para contener los contagios, y la reducción de la actividad en varios sectores, provocó un crecimiento notable de la creación de usuarios en las plataformas que conectan a trabajadores independientes (llamados freelancers) con empresas para realizar trabajos puntuales y determinados.

El procedimiento es similar al de Zafrales: el trabajador crea un usuario y recibe propuestas de acuerdo a su expertis, que acepta o no.

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Charla de capacitación de la plataforma Zafrales.

Sebastián Siseles, vicepresidente internacional de Freelancer.com, plataforma líder en el rubro, informa que hay 48.090 usuarios uruguayos: el doble de los que había 10 meses atrás ¿Esta cifra se disparó desde la pandemia? A nivel mundial sí (trepó a 42 millones de usuarios), y aunque el volumen de trabajo de estos días le impide analizar cuánto de la explosión oriental podría estar relacionada con la llegada del coronavirus, presume que bastante.

Aumentó la oferta de freelancers, pero también la demanda. “Lo más interesante es que muchas empresas de todo tamaño, pero especialmente las grandes, nos están contactando a fin de empezar a usarnos más intensivamente ante la necesidad de seguir produciendo sus bienes y servicios ahora de forma online, evitando así el contacto cara a cara”, anuncia.

Las áreas con mayor demanda siguen siendo tecnología de la información y diseño, pero también se requieren muchos servicios menos calificados y a nivel local, como ejecutar tareas que requieren la entrega de algún producto en un lugar determinado, tan característico por estos días de cuarentena global.

En tanto, Workana, la plataforma de freelancers de mayor tamaño en español, registró un incremento del 40% de usuarios uruguayos —y 30% a nivel global—. “Todavía no vemos una caída en la actividad, pero sí entendemos que al ser muchos de nuestros clientes pequeñas y medianas empresas seguramente veamos una caída en la demanda en las próximas semanas”, dice Guillermo Bracciaforte, uno de sus fundadores.

Por ahora la rueda sigue girando debido al crecimiento de la demanda de aquellas empresas sobrepasadas para cumplir con la demanda de primera necesidad a través del e-commerce. “Están pidiendo ayuda en soporte al cliente, administrativos, o especialistas en e-commerce y online marketing”, detalla.

Diván 5G.

El pasaje obligado a la virtualización de nuestras actividades puede ser también un golpe de suerte para algunos emprendedores tecnológicos atípicos. Juan Ignacio Delgado y Nicolás Brupbacher lograron en tres días el volumen de “clientes” que comúnmente reúnen en cinco meses.

La aplicación de psicología online, Tu Terapia, viene siendo un éxito discreto desde que ofrecen las dos primeras sesiones gratis mientras dure la emergencia sanitaria El proyecto surgió dos años atrás y se financió gracias a un fondo de la Agencia Nacional de Desarrollo. “Lo novedoso es que de forma autónoma el paciente ingresa a la aplicación, crea un usuario, contesta las preguntas que se le hacen y de acuerdo a lo que responde un algoritmo hace “match” con uno de los 17 psicólogos que integran el equipo. Es el sistema el que lo deriva, agenda el horario y fija la tarifa (de $ 900) que se paga online”, explica Delgado.

Tu Terapia
Tu Terapia.

Así se atienden semanalmente personas de Montevideo, del Interior, de Ecuador, Inglaterra y Argentina.

Por estos días, la baja de actividad para los profesionales se tradujo en la cantidad de currículums de psicólogos que se han ofrecido, mientras que la necesidad de conversar con un terapeuta se expresó en el incremento de los pacientes: 23 se agendaron en 72 horas.

Para hacer un aporte solidario, esta dupla de psicólogos invitan a los interesados en participar de sesiones grupales y gratuitas a ponerse en contacto a través de la cuenta de Instagram de la aplicación. Una vez conformados grupos de cinco o seis personas, semanalmente se organizarán charlas para ofrecer una contención emocional a la distancia.

El botón que te salva.

El rabino Michael Rubinstein venía de un servicio fúnebre cuando se cruzó con un accidente de tránsito en la ruta 5. Se acercó al vehículo y notó que adentro había una mujer con una hemorragia femoral. Luego supo que si él no hubiera detenido el sangrado usando un torniquete, la mujer podría haber muerto aguardando los 50 minutos que demoró en llegar la ambulancia. Esa espera —se enteraría después— es habitual porque las unidades de emergencia móviles privadas no están obligadas a actuar en carreteras.

Entonces creó Helpers.

“Es una aplicación que nació en 2017 como una red social voluntaria para atender casos de primeros auxilios”, cuenta su actual director general, Gabriel Aliskevich. La misma se replicó en Argentina e Israel.

El eje de la tecnología que utiliza Helpers es la geolocalización. Reúne a una masa crítica conformada por operadores voluntarios —en su mayoría son profesionales de la salud— y cualquier tipo de persona que quiera descargar la aplicación y registrarse en ella.

Si alguno de los usuarios sufriera un accidente entra a la aplicación, aprieta el botón rojo que dice “ayuda”, se abre un chat con un operador que comienza a asistir al herido, mientras el algoritmo se dispara a todos aquellos voluntarios registrados que están ubicados a menos de 500 metros de distancia.

“Lo que hace la aplicación es acortar la brecha temporal entre que el accidente ocurre y llega la asistencia médica. Es lo único que existe en el mundo para este vacío y salva vidas”, dice Aliskevich.

Helpers
Helpers.

Los números de esta organización civil sin fines de lucro hasta ahora indican: 12.000 usuarios activos; 7.000 personas capacitadas en primeros auxilios (posible gracias a donaciones de empresas, lo que a su vez permitió sumar voluntarios con mejores conocimientos a la plataforma); 450 eventos atendidos y 170 vidas salvadas. “Hemos actuado ante sangrados e infartos, pero también tuvimos situaciones como cuando una chica nos contactó porque tenía la sensación de que en un boliche le habían puesto algo a su bebida”.

¿Y ahora qué? Gaspar Reboredo, vicepresidente del Consejo Nacional de Resucitación y director de Capacitaciones de Helpers, explica que esta función sigue vigente puesto que el 80% de los accidentes que ponen en riesgo la vida de una persona ocurren en el ámbito doméstico, y hoy estamos más que nunca en el hogar. “Sin dejar de hacer esto, estamos decididos a usar la tecnología de geolocalización para responder a las necesidades que está generando la pandemia”.

Por eso la publicidad de la ONG se pauta varias veces por día por televisión, especialmente en el horario del informativo central. Unos días atrás, Helpers sumó un segundo botón, titulado “coronavirus”, que despliega dos opciones: información y ayuda por voluntarios. La exposición en la pantalla generó más de 2.000 descargas en estos días.

“La consulta más frecuente que recibimos es por información acerca de alimentos. En ese caso un operador —mediante un chat que se despliega—, articula la información disponible de dónde se entregan canastas, dónde se realizan ollas populares y los teléfonos claves para que ellos coordinen con organismos estatales”, explica Reboredo.

En tanto, la opción de “ayuda por voluntarios” es cada vez más solicitada. Son personas que se vuelcan a esta comunidad para contactar a un vecino solidario que los ayude con algún mandado. En este caso, el operador coordina entre los voluntarios para darle una respuesta a cada uno de los pedidos.

Algunos de los remitentes son particulares, y en otros casos hubo empresas que querían coordinar por intermedio de ellos la distribución de donaciones y canastas. “El asunto es que hay que tener mucho cuidado para no ser un factor de contagio, así que armamos protocolos y hacemos capacitaciones para nuestros voluntarios”, dice Reboredo.

En la última semana, Helpers notó que en los próximos días el verdadero aluvión vendrá por la demanda de contención emocional. Ya están recibiendo este tipo de llamadas.

Para responder a esta nueva necesidad, difundieron un formulario y se proponen llegar a 15.000 voluntarios, entre ellos aspiran que unos 150 tengan formación como coach o en psicología. “Se invitó a la International Coach Federation en Uruguay y a través de ellos a otras tres escuelas para que sumaran operadores voluntarios. Inmediatamente aceptaron”, cuenta Lorena Muiño, directiva de la organización.

Tras recibir donaciones por $ 500.000 para ampliar su personal administrativo, modificar el diseño tecnológico y mantener su buen funcionamiento, pretenden amplificar aún más su servicio: “Hay mil maneras de ayudar, pero nosotros tenemos la tecnología y podemos adaptarla a lo que se necesite. Queremos que Helpers sea la red social exclusiva de ayuda y organizar la solidaridad para que dejen de haber mil iniciativas aisladas. Nosotros podemos concentrar toda la información y organizarla, ser como un medio de comunicación en sí mismo para estas iniciativas que se están multiplicando”, propone Muiño.

Es que a la solidaridad hay que organizarla para que sea efectiva y no se convierta en un peligro de contagio. Dice Reboredo, el resucitador: “No se puede salir a la calle y está bien quedarse en casa, pero si tengo que salir a colaborar asumo el riesgo de salir, pero siguiendo los protocolos. Sin embargo, es cierto que actuar en este tipo de situación requiere una cuota de valentía. Y eso es hacer del mundo un lugar un poco mejor para vivir”.

prevenir

Los peligros de la solidaridad: ¿Y si genera aglomeraciones?

Armando Castaingdebat, viceministro de Desarrollo Social, planteó su preocupación al ser consultado acerca de si a pesar de la buena intención de quienes organizan ollas populares, las aglomeraciones que generan y el no cumplimiento estricto de las medidas de protección podrían ser un atajo para el contagio. “Llegado el momento veremos el camino a recorrer de los gobiernos departamentales y el ministerio para que sea efectivo, logre su objetivo y no se transforme en un caldo de cultivo para reproducir la enfermedad”, dijo en conferencia.

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