Crisis del agua: los alarmantes pronósticos de los meteorólogos sobre las lluvias y cuánto se gastará en obras

El gobierno avanza en obras para enfrentar la crisis hídrica, pero los costos y plazos serían mayores a los anunciados por el presidente

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Paso Severino
Reserva de Paso Severino.
Foto: Ricardo Figueredo.

Salvo que los pronósticos del tiempo cambien en forma radical, en unos 15 días el agua que saldrá por las canillas de los hogares del área metropolitana no será bebible. Tampoco se podrá usar pasa cocinar o tomar mate. Las reservas de agua dulce que llegan a Aguas Corrientes desde Paso Severino se van a acabar y entonces solo se va a “potabilizar” lo que llegue del Río de La Plata, que tiene gran presencia de sodio y sedimentos que hacen necesaria una utilización de cloro muy elevado.

Para cargar la cisterna, lavar la ropa o trapear el piso habrá “agua sanitaria”, según nombran los especialistas. Eso será lo que saldrá por las canillas.

¿Y cuándo lloverá? Las precipitaciones importantes llegarán recién en el mes de setiembre, según anuncian algunos meteorólogos como Mario Bidegain, asesor del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet). Pero otros tienen pronósticos más pesimistas: es el caso de Nubel Cisneros, quien afirma que los modelos muestran precipitaciones abundantes a fines de noviembre o principios de diciembre. Sobre este alarmante panorama de falta de lluvias, y sus causas, volveremos más adelante.

Porque, mientras no llueve, las reservas de Paso Severino se siguen agotando. En apenas una semana bajó un millón de metros cúbicos y este viernes se ubicaba en el mínimo histórico: 1.455.195 metros cúbicos de agua cuando la capacidad es de 67.000.000 metros cúbicos, según el informe oficial. O sea, tiene apenas el 2,17% de su capacidad. Una semana antes, el 23 de junio, la represa de Paso Severino en Florida tenía 2.401.595 metros cúbicos de agua.

¿Qué hace, mientras tanto, el gobierno? El primer anuncio de construcción de una represa sobre el río Santa Lucía está en marcha desde finales de mayo y ya está pronto a finalizarse. Se trata de una obra a la altura del Paso Belastiquí, que busca retener el agua del río Santa Lucía, para que no se mezcle con la del Río de La Plata. El anuncio de esta medida lo hizo el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, el 16 de mayo. Ese día dijo en conferencia de prensa que la obra llevaría unas semanas, pero hasta el momento esos plazos no se han alcanzado, y no hay barrera que detenga el ingreso de agua salada al área de la planta potabilizadora de Aguas Corrientes.

“El grueso de la obra está terminada”, dice hoy Edgardo Ortuño, director de OSE por el Frente Amplio. “Faltan colocar unas válvulas y compuertas que permitan regular el pasaje de agua que sube con la marea del Río de La Plata”.

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Obras de represa provisoria en Belastiquí.
Foto: Ricardo Figueredo.

El trabajo en esta zona no es simplemente la realización de una represa. Se han llevado adelante una serie de dragados para mejorar la cantidad de agua que se embalsa. “Podremos decir represa, pero los ingenieros le llaman dique, porque es más chico y es provisorio, está hecho de tierra”, dice Ortuño. El resto del directorio de OSE, que integra el oficialismo, no respondió las consultas de El País, ya que la comunicación de la crisis del agua hoy está centralizada desde Presidencia de la República.

A esta obra en Paso Belastiquí hay que sumarle otra más grande, la que hace pocos días se comenzó a realizar sobre el río San José, para llevar agua dulce desde allí al nuevo embalse del Santa Lucía. Esta reforma, vital para que llegue agua potable al agua metropolitana, estaría pronta en la segunda quincena de julio,según anunció en conferencia de prensa el presidente Luis Lacalle Pou el 19 de junio pasado, cuando declaró la emergencia hídrica. Pero en el directorio de OSE no manejan plazos tan alentadores y dicen que la obra en cuestión no estará pronta antes de agosto.

Inicialmente el presidente de la República habló de una obra que costaría unos 20 millones de dólares y de un plazo de 30 días para la construcción. Pero el directorio de OSE aprobó esta semana un presupuesto de 34,7 millones de dólares, para la ejecución de este proyecto que bombeará agua del San José hasta la zona de Aguas Corrientes, con un entramado de 13 kilómetros de tuberías, según afirma Ortuño.

Sin embargo, una fuente de Torre Ejecutiva dice a El País que el costo del proyecto manejado inicialmente por Lacalle Pou era en base a una proyección preliminar y que la decisión “obviamente no estaba sujeta a detalles, pues la obra había que hacerla”.

Desde Presidencia también resaltan la “transparencia” en la información publicada cada día en web así como la decisión de que más de 500.000 personas que residen en el área metropolitana reciban desde el próximo lunes dinero para la compra de dos litros de agua embotellada por día.

Volviendo al costo final y los plazos, las fuentes de Presidencia dicen que dependen de una serie de factores que “recién se están despejando” y van desde capacidad de proveedores, acceso a tierras, capacidad de asumir contratos civiles y transporte, entre otros elementos relevantes. “Por eso cuánto será el costo exacto de la obra es algo que no se puede precisar aún. No lo sabe nadie. Si alguien prefiere ir haciendo cuentas paralelas para ver cuánto se gasta, está en todo su derecho de hacerlo, pero por la futura ley de emergencia hídricaestaremos obligados a rendir cuenta de todos los gastos asociados, como pasó con la caja covid en la pandemia”, dicen desde Presidencia de la República.

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Obra sobre el río Santa Lucía.
Foto: Ricardo Figueredo.

Ortuño, en tanto, advierte que los costos incluso pueden subir. “Estamos en una emergencia y es así. Ya que estamos en este baile metidos, no queda otra que bailar”, justifica el director de OSE. Y afirma que son seis las empresas constructoras que están trabajando en San José, que dieron un plan de trabajo de 60 días pero el gobierno les pidió menos tiempo. “Esperemos llegar a menos días, pero creo es imposible pensar en 30 días, queremos pensar al menos en un intermedio, en unos 45 días, para que esté lista”.

¿Cómo se llega a la situación actual?

Nadie imaginó que un escenario así podía darse en Uruguay. Si hace algunos meses a alguien se le hubiera ocurrido contar la historia de estas semanas -agua salada en las canillas, agua embotellada con exoneración de impuestos, tickets especiales para poder acceder a comprar bidones, cientos de marcas desconocidas que llegaron al área metropolitana y la total inutilidad de los populares filtros- no sería muy creíble.

El país de la abundancia de agua dulce se convirtió en un lugar donde no se puede ni hacer un mate con agua de la canilla.

¿Pero cómo es que Montevideo y alrededores se quedaron casi sin agua? La sequía que se arrastra tres años hacia atrás, casi sin precedentes y a causa del fenómeno de La Niña, es al menos una de las razones. La principal.

Pero también hay otras vinculadas a la infraestructura. Meteorólogos y otros expertos consultados por El País comparten un mismo punto de vista: los modelos muestran un déficit hídrico desde hace un año, pero las medidas del Poder Ejecutivo demoraron en tomarse, a lo que se suma que los gobiernos anteriores tampoco habían llevado a cabo obras que le dieran al área metropolitana una fuente alternativa de agua.

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Represa de Paso Severino.
Foto: Ricardo Figueredo.

Bien al final del segundo gobierno de Tabaré Vázquez se presentó tímidamente la propuesta de construir una represa en el arroyo Casupá, también dentro de la cuenca del Santa Lucía. Está obra se proyectaba llevar adelante con un préstamo de 80 millones de dólares, con el financiamiento del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El gobierno de Lacalle Pou no descartó la obra de Casupá pero priorizó la construcción de una planta en la playa de Arazatí en San José para tomar agua del Río de la Plata y tener una fuente alternativa para Montevideo y alrededores. La anunciada obra aún no empezó.

Marcel Achkar, geólogo del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, cree que centralizar todo el consumo del área metropolitana en una sola planta es un error. Además, considera otra falencia histórica el estado del sistema de cañerías, que hoy hace que la mitad del agua potabilizada se pierda por roturas de caños en las calles de Montevideo y otras veces en forma interna.

Pero el científico dice que las evidencias eran muy claras en octubre de 2022 y que en ese momento se tendría que haber actuado, no ahora. En su opinión todo se manejó con una visión negacionista. “Siempre se esperó a que lloviera. Estamos ante un hecho histórico”, afirma el geólogo.

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Obrero de represa en el río Santa Lucía.
Foto: Ricardo Figueredo.

Para Achkar ahora las medias que quedan son solamente paliativas, como distribuir agua embotellada para el consumo de la población más vulnerable que no la puede pagar, algo que el gobierno ya anunció.

Todos esperando la lluvia

Las precipitaciones se convirtieron en un deseo de toda la población. Hasta el cardenal Daniel Sturla publicó un mensaje en Twitter en el que reza para que Dios “conceda la lluvia necesaria” e integrantes de religiones afro también expresaron sus deseos. Pero el agua no llega, casi como si un enorme paraguas se extendiera por todo el sur del país. Cuando se comenzó con esta crisis se dieron algunas precipitaciones y los meteorólogos anunciaron lluvias para mayo y junio, que finalmente no llegaron

“Los modelos cambiaron, por eso las lluvias que se preveían para el mes de junio no sucedieron”, explica el meteorólogo Cisneros. Estas aguas que nunca llegaron están relacionadas a “fenómenos locales”, que se dan por el cambio de estación y el ingreso de nuevas temperaturas al continente. Para Cisneros, lo mismo pasó con las lluvias significativas que se dieron en el norte del país, no tenían relación con el llamado fenómeno de El Niño.

El meteorólogo Bidegain, asesor de Inumet no opina lo mismo. Y dice que las altas temperaturas de marzo y abril, y las lluvias que finalmente no se dieron en mayo ni en junio están relacionados directamente con estos fenómenos de La Niña y El Niño.

El fenómeno de El Niño implica el calentamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial y en Uruguay, al igual que en las zonas limítrofes que el país tiene con Brasil y Argentina, trae como resultado lluvias más frecuentes que las habituales. No hay fechas ni años seguros en los que llegará, y como contrapartida está el fenómeno de La Niña, que trae menos lluvias de las habituales y explica la sequía de estos últimos tres años. Los dos fenómenos se pueden dar con poca y gran intensidad. Y también hay etapas neutras, dónde ninguno de los dos fenómenos se manifiestan.

Dejará lluvias

¿Qué es el fenómeno de El NIÑO?

Las civilizaciones nativas de América ya conocían este fenómeno del que hoy todos hablan. Los incas tenían registros de temporadas donde las aguas del océano Pacífico subían de temperatura y eso les impedía la pesca. Lo mismo pasa con las primeras generaciones de colonizadores españoles. Pero por aquellos siglos se creía que era un hecho que sucedía en las costas.

“En diciembre el agua comenzaba a elevar su temperatura algunos años, y eso hacía que los pescadores se retiraran, porque llegaba El Niño, que es en referencia a la tradición católica, al 25 de diciembre”, explica el Bidegain.

En 1970 se comenzó a estudiar en profundidad y con imágenes satelitales se explicó científicamente el fenómeno.

“La falta de lluvia en primera instancia y también la aparición de mayor cantidad de olas de calor en la época cálida, de octubre a marzo, son explicadas por el fenómeno de La Niña”, dice Bidegain. La última ola de calor que Inumet marcó fue el 13 de marzo de 2023, las temperaturas llegaron a los 38 grados.

La fase que predominó en los últimos años fue la de La Niña, hasta marzo de 2023, cuando se ingresó a la fase neutra, según los expertos.

Para Bidegain el ingreso del fenómeno de El Niño es seguro, y no sólo por los modelos que estudia, sino por la gran cantidad de lluvias que se dieron en Brasil y Argentina, a unos pocos kilómetros de Uruguay. En Brasil, incluso, hubo inundaciones, muertos y deslizamientos de tierras.

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Represa de Paso Severino casi sin reservas.
Foto: Ricardo Figueredo.

—¿Pero cuándo llegan finalmente las lluvias que se necesitan para la cuenca del Santa Lucía?

Tenemos anomalías positivas de precipitación en la primavera -responde Bidegain-. Eso haría pensar que en setiembre comienzan las lluvias abundantes y recurrentes. Vamos a observarlas primero en toda la zona norte y noreste del país. Lamentablemente no va a llover primero en el sur, sino en Artigas, Rivera y Salto. Entonces tendríamos que decir que se va a empezar a normalizarse de norte a sur la situación. Y que la última cuenca en regularizarse sería la del Santa Lucía.

En su cuenta de Twitter, Inumet informó hace unos días que los últimos reportes indican que “las condiciones de El Niño están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en nuestra primavera y que se mantengan hasta al menos el próximo verano”.

Ante la duda de si la llegada del fenómeno representa el fin de la sequía, el instituto explica en sus redes sociales que este es el componente oceánico, pero que se necesita el acople con el atmosférico. Esto significa que la atmósfera debe empezar a responder al calentamiento oceánico, y es un proceso que puede demorar un tiempo.

Los pronósticos

Desde el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) manejan las mismas perspectivas que explica Bidegain y el Inumet. La licenciada en Ciencias Biológicas Guadalupe Tiscornia, coordinadora de la Unidad de Agro-Clima del INIA, indica que “hay grandes probabilidades de que se instale el fenómeno de El Niño la próxima primavera-verano”. Eso, desde ya, “lo que trae es más lluvias para esta región” del mundo.

Según Tiscornia, en los próximos meses los modelos climatológicos muestran que “se podrían estar normalizando las precipitaciones a nivel nacional, con una perspectiva pensada para setiembre”. Para esta técnica del INIA es importante señalar que desde julio de 2022 “no se registran lluvias abundantes que puedan generar retención de agua en las cuencas”. Es casi un año de espera.

Si bien se han dado lluvias, no fueron con el caudal como para retener agua en los ríos, arroyos, cañadas y embalses artificiales, dice la especialista del INIA.

Menos han sido suficientes las precipitaciones para llegar a recargar el agua subterránea. “Muy lentamente el agua que no es retenida, se infiltra en el suelo. Pero ahora la recarga de aguas superficiales no ha llegado, y luego de ese proceso es que el agua comienza a llegar a las napas”, dice. “Al llover el agua escurre, eso carga los cursos y es una partecita la que termina infiltrándose”.

Paso Severino
Hombres mirando la represa Paso Severino.
Foto: Ricardo Figueredo.

Pero hay otras voces como la de Cisneros que no son tan alentadoras, en este panorama ya bastante alarmante. “Hay un pequeño retraso en la llegada de El Niño hacia nuestra región”, advierte. “En su principio se preveía que en la primavera podríamos tener lluvias importantes, pero las tendencias ahora estarían indicando que las lluvias importantes, para suplir ese déficit hídrico que tenemos y sobre todo en la zona de la cuenca del río Santa Lucía, comenzarían a llega por el mes de diciembre aproximadamente”, dice el meteorólogo que se hizo famoso en la televisión.

De todas formas, Cisneros explica que en estos meses se van a presentar lluvias en diferentes zonas de Uruguay, pero no de la magnitud que se necesitan para que mejore el panorama en Paso Severino. “Eso pasará cuando estemos ante la presencia de El Niño ya instalado, no nos olvidemos que todavía estamos bajo la influencia de La Niña, estamos en una etapa de transición, una etapa neutra del fenómeno”, indica el experto.

El panorama es complejo y el final de esta tormenta aún luce bastante incierto. Se avecinan días difíciles.

No fueron oídos

Científicos comunicaron el problema en 2022

El escenario de falta de agua para el área metropolitana se podría haber evitado, según afirma un grupo de científicos de la Universidad de la República. En el mes de octubre de 2022 un conjunto de investigadores de la Facultad de Ciencias elaboró un documento marcando los problemas de déficit hídrico de la zona sur del país, y además con sugerencias de medidas que el gobierno podría tomar. Pero este trabajo no tuvo repercusión alguna.

El documento titulado “Principales temas ambientales del abastecimiento de agua potable en el sur del país - 2022”, tenía tres pilares fundamentales, pero ya en su instrucción dejaba todo claro: “El abastecimiento de agua potable en el sur del país, en particular en el área metropolitana, experimenta una creciente vulnerabilidad, poniendo en serio riesgo la soberanía nacional en el uso y acceso a agua de calidad”.

Agua corriente
Agua de la canilla corriendo.
Foto: Leonardo Maine/Archivo El País.

En opinión del geólogo del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, Marcel Achkar, uno de los firmantes de este documento, “sí se hubiera prestado atención a las recomendaciones que se planteaba, podríamos estar trayendo agua de los ríos Uruguay, Río Negro o de la Laguna Merín. Las soluciones hubieran llevado tres meses o quizás un poco más. Pero hoy en día estaríamos potabilizando esa agua, y no la del Río de La Plata”.

Achkar dice que las autoridades siempre “creían que iba a llover”. Pero “cuando los modelos climatológicos y atmosféricos, te están diciendo que eso no va a pasar, negás el problema y no actúas. Lo único que te queda es improvisar sobre la marcha”. Con el paso del tiempo “las medidas que se pueden ir tomando cada vez son de menor grado de libertad” porque “la situación es día a día más urgente y cualquier solución que se piense va a llevar un tiempo de implementación”.

La información sintetizada en el documento fue presentada a autoridades del Poder Ejecutivo y también a legisladores. Pero no hubo respuesta, salvo algunas contestaciones e intereses puntuales para entender lo que planteaban. No se generó lo que buscaban, un espacio de diálogo real y luego uno de trabajo para pensar en las obras que se tendrían que haber comenzado a hacer en 2022.

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