Ya pasaron más de dos meses desde que el área metropolitana experimenta cambios en la composición del agua que sale de las canillas. La sequía que afecta a las reservas de Paso Severino, la principal represa de donde se extrae el agua para ser potabilizada, llevó a que las autoridades de OSE decidieran mezclar agua salada proveniente del Río de la Plata con la poca agua dulce que tiene Paso Severino. Las lluvias de los últimos días han sido una bocanada de aire -la zona de la represa acumuló unos 28,5 milímetros de agua y hubo una fuerte baja de la concentración de sodio y cloruros (ver aparte)- pero lo cierto es que la crisis aún se mantiene y no está claro cuándo terminará.
Aunque la sequía no solo afectó a Uruguay sino que también Argentina la padeció, Montevideo es la única gran ciudad de la región en donde el acceso al agua potable estuvo en riesgo.
Los motivos son varios, pero principalmente tienen que ver con los diferentes sistemas de acceso al agua que son propios de cada ciudad, la variedad de fuentes para obtener el agua potable y los planes de emergencia hídrica que tiene cada localidad. Para Daniel Panario, director del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales y profesor grado cinco de la Facultad de Ciencias, Uruguay en realidad “no funciona de manera muy diferente al resto” con respecto a la manera de acceder al agua potable, pero “lo que sí tiene es una larga historia de imprevisión” y por eso “hoy es el único que está pagando las consecuencias”.
En Uruguay se discute hace más de 30 años la posibilidad de que la zona metropolitana deje de depender en un 100% del río Santa Lucía y la principal alternativa hoy es la del Proyecto Neptuno, que prevé la potabilización de agua proveniente del Río de la Plata.
Los expertos en temas hídricos están de acuerdo en que no se puede hablar de un sistema en el mundo que sea el “ideal” en cuanto a la potabilización de agua porque cada uno se adapta a las situaciones particulares de su ciudad. Sin embargo, admiten que el sistema de la zona metropolitana debía estar preparado para una emergencia como la actual y no lo estuvo. A la hora de comparar entre los distintos sistemas, básicamente aseguran que no se le puede exigir a todas las ciudades el mismo nivel de preparación, aunque sí se debería tener algún tipo de previsión sobre escenarios de crisis. “En general los países del tercer mundo tienen un elemento en común con respecto a los sistemas de almacenamiento de agua potable y eso es la poca capacidad de adelantarse a los problemas. Lo que nos está pasando hoy nos pone enfrente que no fuimos capaces de hacer las inversiones correspondientes en el tiempo para evitar llegar hasta acá”, sostiene Marcel Achkar, investigador del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ingeniería.
Bajaron los niveles de sodio y de cloruro
Tras las precipitaciones del miércoles y del jueves de esta semana, OSE resolvió cerrar las compuertas de la represa de Paso Severino, lo que hará aumentar su caudal. En las últimas lluvias de esta semana cayeron 29,7 milímetros de agua en promedio en la cuenca del río Santa Lucía y específicamente en Paso Severino se contabilizaron 28,5 milímetros.
En tanto, el informe del viernes sobre los niveles de cloruro y sodio presentes en el agua potable mostró una fuerte baja de la concentración de estos elementos. Respecto a los cloruros, el informe detalla que hubo un promedio de 245 mg/L en la cuarta línea de bombeo, 435 mg/L en la quinta y 262 mg/L en la sexta. En cuanto al sodio, se registró 172 mg/L en la línea de bombeo 4, 276 mg/L en la 5 y 181 mg/L en la 6. El máximo de sodio autorizado es de 440 mg/L, por lo que ninguna línea excedió este límite y, de hecho, dos de ellas estuvieron dentro de los niveles históricos del agua potable.
A pesar de que las ciudades de la región han atravesado otras crisis hídricas en el pasado a causa de “no adelantarse a los problemas”, hoy Montevideo es la única que está pasando por esto. Aunque el viernes mejoraron los valores, el agua que sale por las canillas no venía cumpliendo con los niveles estándar de potabilidad y estos fueron modificados por el Ministerio de Salud Pública, algo que el biólogo e investigador Eduardo Gudynas califica de “increíble” y agrega que lo que más le llamó la atención es que en otras ciudades, “más allá de si eran adecuados o no, sí había planes de emergencia para lidiar con posibles situaciones” y aquí “eso no existió”. “Más allá de las exhortaciones de OSE no ha habido un plan y me impacta profundamente que tampoco ahora se están discutiendo posibles acciones en el caso de que en el futuro esto se vuelva a repetir”, subraya Gudynas.
Luis Aubriot, experto en limnología y profesor adjunto de la Facultad de Ciencias, va más allá y critica la “filosofía” con la que OSE ha actuado. Aubriot dice que es “insólito” lo que manifestó Raúl Montero, presidente del organismo, al decir que es más barato potabilizar agua que arreglar las cañerías de la zona metropolitana, en donde se pierde casi el 50% del agua producida. “Con esa filosofía es que llegamos hasta donde estamos, sumado a la falta de previsión y estudios para tomar decisiones”, dice.
Mirando en detalle la realidad de otras ciudades de la región que tienen un clima similar a Montevideo y, en todos los casos, una mayor cantidad de habitantes, ¿cómo puede ser que no se estén dando situaciones similares? ¿A qué problemas se enfrentan? A continuación un repaso de cómo funcionan los principales sistemas de agua potable de la región y en qué se diferencian con el que funciona en el área metropolitana montevideana. Y, como agregado, Israel.
Buenos Aires.
Tal como plantea el proyecto Neptuno, la provincia de Buenos Aires obtiene su agua potable del Río de la Plata. Tanto la Planta General San Martín como la Planta General Belgrano reciben agua extraída del Río de la Plata frente a Buenos Aires. La ubicación de las plantas es fundamental para entender que prácticamente no hay episodios de salinidad, porque está relativamente cerca de la desembocadura del río Paraná, que tiene agua dulce. En criollo: nuestros vecinos no necesitan una desalinizadora porque el agua del río a esa altura es muy similar a la del Paraná y la cantidad de sal aumenta hacia el este, donde el río se acerca al océano.
A diferencia de lo que pasa con Montevideo y sus alrededores, que dependen del río Santa Lucía, en la capital argentina la dependencia es de nada más ni nada menos que del Río de la Plata. Para algunos expertos consultados, el proyecto Neptuno ubicado en Arazatí, que está previsto que tome agua del Río de la Plata frente a esa localidad de San José, es una mala decisión porque allí el agua es más salada que en las plantas potabilizadoras de Buenos Aires, entonces, sería necesaria una desalinizadora, que no está incluida en el presupuesto del proyecto.
Más allá del debate -que además enfrenta al oficialismo con la oposición-, lo cierto es que ni la ciudad ni la provincia de Buenos Aires vieron perjudicado su acceso al agua potable durante los últimos meses. Esto a pesar de que, al igual que nosotros, también vivieron una sequía y dependen al 100% de una única fuente para extraer agua potable.
“Bueno Aires no padece lo mismo que nosotros porque tiene una fuente de agua que es prácticamente infinita como es el río Paraná, no es comparable al Santa Lucía”, sostiene Panario. Achkar cree que hablar de una “fuente infinita” de agua es un término que “cayó en desuso” porque “ahora se sabe que no hay fuentes de agua dulce infinitas y todas son agotables”, sin embargo, está de acuerdo con Panario en que el Río de la Plata tiene diferencias “importantes” y estas se ven, por ejemplo, al comparar los niveles de sal frente a Buenos Aires y frente a Arazatí.
Santiago de Chile.
Una columna de opinión del periodista Rodrigo Guendelman publicada en el diario La Tercera de Chile el fin de semana pasado hace referencia al hecho de que Santiago tiene “un plan de resiliencia hídrica frente a la sequía y a los eventos de turbiedad que se viene trabajando hace más de una década”, a diferencia de lo que pasa en Montevideo. De hecho, el periodista termina diciendo que es prácticamente imposible que Santiago llegue a una situación similar a la de Montevideo, donde hasta el presidente Luis Lacalle Pou llegó a manejar la posibilidad de que el agua no fuera bebible, algo que por ahora no se ha concretado porque llovió.
Lo cierto es que la capital chilena es una de las ciudades con mayor diversificación en sus fuentes de agua potable. El 52% de lo que se consume viene de aguas subterráneas, el otro 47% de agua superficial como ríos, lagunas o arroyos y el 1% gracias a desalinizadoras que potabilizan el agua del mar.
En total, son 19 las empresas privadas que participan en la distribución del agua potable en Chile y existen unas 228 plantas potabilizadoras.
Según el geólogo e investigador Guillermo Popelka, quien trabajó en Santiago de Chile durante unos 16 años, el sistema hídrico del país “es un ejemplo encomiable” porque allí lograron “construir un plan de contingencia con distintos escenarios para eventuales riesgos”. “Nieve, lluvia, lagos naturales, embalses artificiales, pozos, canales, retornos de riego, aguas servidas tratadas en modernas biofactorías. Toda agua que cae al territorio, se preserva, se gestiona, se aprovecha”, sostiene el experto.
La situación de crisis más reciente en Chile ocurrió en julio de 2019, cuando un error humano en una de las plantas de potabilización dejó sin agua durante diez días a los 200.000 habitantes de Osorno, una ciudad al sur de Santiago. En esa oportunidad las autoridades se disculparon y hablaron de “un hecho aislado” porque “todo el país” cuenta con una “amplia cobertura, recolección y tratamiento de agua”.
San Pablo.
El estado brasileño es el que concentra a la mayor cantidad de habitantes entre todas las mencionadas en la región. Son 44 millones los habitantes de esa región, lo que significa un 22% de la población de Brasil. Quienes lo conocen saben que es frecuente ver zonas inundadas o tuberías rotas. En el estado paulista el sistema de agua potable ha tenido sus crisis y, debido a que la energía hidroeléctrica es la principal del país, los problemas hídricos también suelen venir de la mano de cortes de luz y apagones prolongados.
En la zona metropolitana de San Pablo la principal fuente de agua viene de represas o embalses similares a la de Paso Severino. Allí se ubica el Sistema Cantareira, que es uno de los mayores sistemas productores de agua del mundo con capacidad de producir 33 metros cúbicos de agua por segundo.
En el interior del estado el agua potable llega a los hogares gracias a perforaciones con acceso al agua subterránea al igual que manantiales de montaña.
Más allá de contar con cierta diversificación en las fuentes de agua, en 2014 San Pablo vivió la peor crisis hídrica de su historia debido a una sequía que hizo descender los niveles de las represas que funcionan dentro del Sistema Cantareira. A partir de esto el gobierno estatal resolvió racionalizar el uso de agua y en ese momento los usuarios no contaban con agua en sus canillas durante todos los días de la semana. Además, las autoridades bonificaban a los usuarios que redujeran el consumo de agua potable y multaban a los que utilizaban más de lo esperado.
Según Sabesp, la empresa publico-privada brasileña que está encargada de la distribución de agua en San Pablo, los cortes de agua en los hogares generaron un ahorro de 8.000 litros por segundo. La medida luego se siguió implementando durante 2015 y así, los paulistas debieron cambiar algunos hábitos de higiene y gestión doméstica.
Israel como "gran ejemplo".
A pesar de que Gudynas cree que es “profundamente inadecuado” comparar el sistema de acceso al agua potable israelí con el de Uruguay, debido a las condiciones climáticas, la persistencia de conflictos bélicos y la infraestructura de inversión -algo en lo que coinciden los expertos consultados-, lo cierto es que el caso israelí es tenido en cuenta en el análisis a partir de que se lo considera un “modelo” en cuanto a su funcionamiento y también su capacidad de producir agua teniendo en cuenta su ubicación geográfica.
A pesar de contar con un 60% de su territorio considerado desierto, Israel hoy incluye al agua entre los productos que exporta a los países vecinos. ¿Cómo lo hace? La principal fuente es el Mar Mediterráneo a través de la desalinización, aunque también hay un sistema de reúso de aguas residuales.
En 2005 el gobierno aprobó una ley que determinó un sistema de agua autofinanciable y sin depender del presupuesto del Estado. Así, cada usuario tiene un medidor para conocer la cantidad de agua consumida por mes y pagar por ese consumo. Pero el precio es el mismo en cualquier lugar. No importa si es más caro llevar el agua a Jerusalén, donde hay que subirla 800 metros, o a Tel Aviv, que está al lado del mar. Una parte del país subsidia a la otra parte.
La empresa pública llamada Mekorot, encargada de la potabilización y la distribución de agua, logra autofinanciarse. Según la prensa local, Mekorot maneja unos 700 millones de dólares por año para distintos proyectos hídricos.
“Nosotros estamos en las antípodas de Israel porque tenemos una situación estable, sin conflictos bélicos, un clima templado y lluvias regulares con algunos eventos puntuales y extremos como el que estamos atravesando ahora”, sostiene Achkar. “Entonces tenemos mucho mayor grado de libertad a la hora de gestionar el agua, pero también es claro que ese grado de libertad el que nos llevó a la inacción durante tantos años”.
A pesar de las dificultades para comparar entre las diferentes ciudades, el sistema de agua potable del área metropolitana y Montevideo tiene tres características evidentes: depende de una única fuente, es poco eficiente en su distribución porque se pierde el 50% de lo producido y es susceptible a las sequías.
Ninguno de los expertos consultados se arriesga a decir cuál de todos los sistemas de agua es “mejor” porque cada uno está diseñado para las necesidades de cada ciudad. Sin embargo, sí hacen referencia a que Uruguay vive un escenario atípico debido a la poca planificación y previsión de una crisis como la que hoy atraviesa la zona metropolitana.
Mientras tanto, los científicos esperan que se debatan propuestas para evitar este tipo de situaciones en el futuro y se ponga sobre la mesa otros proyectos más allá de Arazatí, para considerar diversificar el acceso al agua potable.
“Malestar” en el gobierno tras dichos de la ONU
Este jueves la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un informe solicitando a Uruguay “priorizar el agua para el consumo humano” en donde se dice que el aumento de la salinidad del agua llegó a niveles “alarmantes” y que es “necesario profundizar” medidas para garantizar el acceso al agua a la población.
Según informó El País este viernes, en el gobierno el informe generó “malestar”, sobre todo debido a la presencia de “adjetivaciones” en el informe que no correspondían, así como algunas afirmaciones “un tanto temerarias”, como el hecho de que instar a grupos vulnerables a comprar agua embotellada para beber “crea un riesgo de privatización de facto del agua para el consumo humano, obligando a la población a comprar agua”.