IGLESIA CATÓLICA
Los cambios alejan al Opus del ámbito más jerárquico de la Iglesia. El País entró a una de las residencias de la Obra y recogió las impresiones sobre el impacto.
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Un motu proprio es un documento papal y este, que ha levantado cierta polémica, lleva como nombre Ad charisma tuendum, o sea “para tutelar el carisma”. Fue firmado en Roma el 14 de julio por el papa Franciscoy entró en vigencia la semana pasada, el 4 de agosto. Su impacto es relevante porque después de 40 años cambia el vínculo con el Opus Dei, que pierde algunos privilegios y se aleja del ámbito más jerárquico. Se trata del tema excluyente por estos días en la Iglesia Católica: entre otras modificaciones, el papa decidió que la máxima autoridad del Opus, el prelado, ya no puede ser designado obispo y no lleva más el anillo ni las vestiduras episcopales; además “la Obra” —como le llaman— debe modificar sus estatutos, rendir cuentas al Dicasterio para el Clero y presentar un informe al año (hasta ahora lo hacía ante el Dicasterio para los Obispos y cada cinco).
¿Pero qué implica todo esto? Algunos interpretan que es un golpe para el Opus Dei, dicen que pierde poder en el Vaticano, que ha sido degradado. Para otros se trata de cambios mínimos enmarcados en una reforma mayor de Francisco donde se le da más importancia a lo que llaman “carisma” (algo así como la espiritualidad) por sobre las jerarquías. Dicen que es una reforma más bien simbólica en lo que compete al Opus (el nombre formal es prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei; fue fundada en Madrid en 1928, unos años antes de la España de la Guerra Civil, por Josemaría Escrivá de Balaguer), que no transformará la vida de los más de 90.000 miembros formales en el mundo ni de los cientos que residen en Uruguay. ¿Pero cuál es el trasfondo del cambio vinculado a esta institución, que para algunos es una de las voces más conservadoras de la Iglesia y que ha estado rodeada de cierto halo de misterio?
El motu proprio de Francisco comienza recordando que el 28 de noviembre de 1982 el papa Juan Pablo II erigió la prelatura del Opus Dei y, de hecho, es desde esa fecha la única prelatura personal que existe en la Iglesia, vinculada además a una institución pastoral con características peculiares, como una estructura con laicos que, como si fueran sacerdotes, participan en tareas de evangelización y en algunos casos (los famosos numerarios) hacen votos de celibato y pobreza.
¿Y qué es una prelatura personal? Una figura jurídica creada en el Concilio Vaticano II en 1965, que hasta ahora dependía de la Congregación para los Obispos, erigida por el papa. Es decir, no es una diócesis (que tiene un obispo y “un pueblo” atrás), ni tampoco un instituto religioso, como los jesuitas o los salesianos, que viven en comunidad y tienen votos. “Es algo intermedio, una asociación de clérigos con colaboración de laicos que igual están sujetos a la autoridad del obispo del lugar donde viven”, dice Gabriel González, doctor en derecho canónico.
El documento dice que el objetivo de esta reforma es “confirmar a la Prelatura del Opus Dei en el ámbito auténticamente carismático de la Iglesia”, ya que es necesaria una forma de gobierno “basada más en el carisma” que en la autoridad jerárquica. “El papa le dio un trancazo fuerte al Opus”, resumió un referente de la Iglesia Católica, quien pidió no ser identificado. “Tampoco es extraño, Francisco está trancando fuerte en muchas cosas y poniendo orden”.
Pero Fernando Ocáriz, el prelado del Opus, respondió al motu proprio con una carta donde desdramatiza la decisión y, es más, dice que la acepta “filialmente”. Respecto a que ya no podrá ser obispo, afirma: “La ordenación episcopal del prelado no era ni es necesaria para la guía del Opus Dei. La voluntad del Papa de subrayar ahora la dimensión carismática de la Obra nos invita a reforzar el ambiente de familia, de cariño y confianza”.
Unos días después, Ocáriz visitó Barcelona y, según consta en la web del Opus, animó a los fieles a rezar para “hacer bien los retoques a los estatutos como ha pedido el Papa”. Y aseguró: “La vida nuestra no va a cambiar para nada en ningún aspecto”.
Ahora bien, ¿cómo se vive esta reforma puertas adentro de la Obra en Uruguay? En voz baja algunos admiten que, en todo caso, un problema es que el nuevo prelado no podrá ordenar sacerdotes del Opus, pero también advierten que hay decenas de obispos de la Obra, varios en Sudamérica, que podrán hacerlo. Admiten sí, que la noticia generó ruido y que incluso miembros del Opus se han acercado a preguntar qué implicancias tendrán estos cambios y hasta qué punto puede afectar la reforma anunciada por Francisco.
La mirada desde adentro.
La casona se ve de lejos, en una esquina de una tranquila calle del Parque Batlle. El sol calienta una agradable mañana de invierno y el sacerdote Carlos González Saracho invita a pasar. En esta residencia, el Centro Brito del Pino, vive un grupo de numerarios y sacerdotes, aunque del lado de afuera no hay ninguna identificación que establezca que es una propiedad del Opus Dei. Tras atravesar un pasillo y antes de llegar a la cocina, González abre la puerta de una pequeña sala donde hay una mesa de madera, un aparador también de madera, varios cuadros sin connotaciones religiosas y vista a una cancha que forma parte del club Flama, también de la Obra (“ahí vienen de varios colegios a jugar”, cuenta González). De hablar rápido, este cura de 71 años se dispone a contar lo que a su juicio es lo más relevante de esta historia.
González Saracho tiene origen salesiano, se unió al Opus allá por 1967 cuando la Obra llevaba pocos años en el país, vivió en Roma desde 1978 a 2002 trabajando en la Prefectura de Estudios del Opus, luego pasó por Colombia y Ecuador y volvió a Uruguay en 2008. Desde ese año fue el vicario, hasta que el año pasado lo reemplazó Carlos Varela Vega. Hoy es el rector de la iglesia de Tres Cruces, el Santuario Nuestro Señor Resucitado, que pertenece al Opus. Da clases de derecho canónico en la Facultad de Teología. Es contador y economista.
Pone sobre la mesa el Código de Derecho Canónico, que regula la organización de la Iglesia y cuya última versión fue redactado en 1983. Luego explica:
—La reforma grande del papa fue en marzo y se centró en la organización de la curia romana, o sea del gobierno de la iglesia, una redistribución de tareas subrayando el protagonismo de los laicos y con más énfasis a la evangelización. Veamos: hay una constitución apostólica que organiza la curia. La vigente era de 1988, Pastor bonus. En marzo el papa la sustituye por una nueva constitución, que se llamaba Praedicate evangelium. Ahí hizo cambios muy grandes, por ejemplo creó un dicasterio, o sea un ministerio nuevo, el de la Evengalización, y se puso él a cargo. También hizo otras reformas: en los dicasterios el que gobierna es el prefecto y hasta ahora debían ser sacerdotes... pero el papa dijo que en alguno puede ser un laico, ¿te das cuenta?
Hace un silencio y afirma:
—Incluso podría ser una mujer y eso sí sería revolucionario.
Luego confirma que en marzo Francisco también dijo que las prelaturas personales, que antes dependían del Dicasterio para los Obispos, pasaran a depender del Dicasterio para el Clero.
—Cambia quién es el interlocutor ante el papa. Pero las prelaturas personales siguen existiendo y siguen dependiendo del papa —dice el sacerdote.
Entonces se ríe y afirma:
—Hubo semejante decisión, una reforma grande, y después una cartita, porque el motu proprio es eso, y la gente dice “pahhh”.
—Pero algunos creen que esto es “un trancazo” muy fuerte del papa al Opus.
—¿Un trancazo qué sería? Nombrar un interventor, por ejemplo. La carta no tiene lenguaje de trancazo. Dicen “ahora le piden que informe”... Mirá que ya antes había que informar al otro dicasterio y con un cuestionario muy exigente, aunque era cada cinco años es verdad.
"Una situación incómoda".
Una prolija oficina en algún lugar de Montevideo. El que está sentado en el sillón, de sonrisa amable, es el dueño de la empresa, un numerario del Opus Dei que lo primero que afirma es que no ve que “sea noticia” todo lo que decidió el papa. El hombre accede a contar cómo ve el panorama a cambio de no ser identificado:
—El Opus Dei siempre ha estado en una situación incómoda por la novedad que implica en la Iglesia, eso desde los años 40. Su situación jurídica siempre ha sido difícil.
—¿Piensa que el impacto de esta decisión de Francisco será relevante?
—Hoy yo lo veo como algo pequeño, muy pequeño. Pero el tiempo dirá. Un papa suprimió a los jesuitas allá por el año 1770. Claro, eso no tiene nada que ver con este caso, no es la intención de Francisco perjudicar. En todo caso es algo que decidió él con sus asesores y responde a una corriente de pensamiento. Porque, como pasa en el derecho, en los temas canónicos también siempre hay dos bibliotecas.
Y pone un ejemplo:
—Que el prelado sea obispo es algo que no pedimos nosotros, no es menor porque es la más alta designación en el sacerdocio, pero tampoco está en los estatutos del Opus.
—¿Viste el video que publicó Jaime Fuentes? —pregunta después.
El 4 de agosto, el día que entró en vigencia la reforma, Fuentes —sacerdote del Opus Dei y obispo emérito de Minas— subió a su cuenta de Youtube un video que circula entre miembros del Opus. Allí le dice a sus seguidores:
—Quiero referirme a esa decisión del papa (...) que ha llevado a múltiples comentarios desinformados, un montón de ellos, no quiero juzgar intenciones. Pero como cosa general yo diría, es esencial mirar con espíritu crítico las informaciones cuando se refieren a instituciones que uno conoce, ir a las fuentes, está recomprobado que hay errores, malentendidos. No es que las agencias de prensa sean malas, sino que trabajan a mil por hora, no se informan bien u otras veces tienen mala idea. Hay una agencia en concreto que respecto a las cosas de la Iglesia siempre informa mal.
Luego lee parte del documento del papa en forma textual y títulos de algunos medios de prensa, a los que critica y califica de “escandalosos”. Como uno que decía: “El papa Francisco le bajó el rango al Opus Dei, ya no dependerá del pontífice y su cabeza no será obispo”.
—A ver, pará, ¿qué están diciendo? Que (el prelado) reportaba directamente al jefe de la Iglesia Católica... Mentira. La prelatura del Opus Dei reportaba al Dicasterio para los Obispos, porque es una institución jerárquica dentro de la Iglesia (...) Nunca el Opus Dei se ha dirigido directamente al papa. Poco serio, es poco serio.
En el video Fuentes reza por el papa, la Iglesia y los periodistas.
¿Cuántos son en todo el mundo?
No hay cifras actualizadas, pero la estructura formal del Opus Dei cuenta en Uruguay con entre 500 y 1.000 miembros, incluyendo a numerarios, supernumerarios y auxiliares, según dice el sacerdote Carlos González Saracho, exvicario de la Obra. Según el libro de Fernando Amado, El peso de la cruz: Opus Dei en Uruguay, en 2009 eran 662 miembros y 1.300 cooperadores.
En todo el mundo hoy forman parte de la prelatura alrededor de 93.400 personas, de las cuales unos 2.300 son sacerdotes. Del total de fieles, cerca del 57% son mujeres y 43% hombres. Más de la mitad, el 57%, vive en Europa, un 34% en América, un 4% en África, otro 4% en Asia y 1% en Oceanía, según los registros globales de la institución a los que accedió El País.
¿Una cuestión de poder?
La Facultad de Teología del Uruguay está justo al lado de la parroquia Nuestra señora de los Dolores en una zona de La Blanqueada que, gracias a la expansión de la Universidad Católica, se ha transformado casi en un barrio universitario.
En un salón muy amplio y vidriado, el sacerdote Gabriel González, doctor en derecho canónico, dice a El País que lo que pueda llamar la atención del Opus es que tiene una figura jurídica “que no tiene parangón, no existe en la Iglesia otra prelatura personal” y entonces repasa uno a uno los cambios, que al menos a priori no tendrían repercusiones directas a nivel local en la Iglesia.
Respecto a que el prelado no sea más obispo, el especialista indica que era algo que hasta ahora se daba en la práctica, “como que era necesario y eso puede crear cierta confusión porque el Opus no es una diócesis y no estaba en su origen, su fundador Escrivá de Balaguer no fue obispo, mientras que su sucesor Álvaro del Portillo fue nombrado al final”.
El prelado ahora es protonotario apostólico supernumerario, lo que implica que puede usar la sotana del obispo, pero ya no el báculo, la mitra y el anillo episcopal.
En ese marco, dice González, es que el Opus hasta ahora dependía del Dicasterio para los Obispos, “en un ámbito de jerarquía, porque ese dicasterio entiende sobre la estructuras jerárquicas de la iglesia”. Pero, al pasar al Dicasterio del Clero, queda claro que es un instituto clerical, “no está directamente relacionado con la jerarquía de la iglesia”.
La presentación de un informe anual, mientras, se explica por “el control que quiere tener el papa sobre la actividad evangelizadora de la iglesia, ya que quiere encauzar que en el Opus Dei prime la espiritualidad, su carisma, su servicio”, dice el doctor en derecho canónico.
La reforma de los estatutos, que son de 1982, es un asunto clave.
—Ahí a los mejor se delinea un nuevo modo de relación de los laicos de la prelatura —especula González—. Eso lo debe hacer el mismo Opus Dei y lo debe aprobar la Santa Sede.
—¿Hay alguna directiva de para dónde debe ir los estatutos?
—El papa lo que quiere con esto es volver a la pureza de la figura jurídica de una asociación de clérigos antes que nada, que cuenta con los laicos.
Según pudo saber El País, en el Opus Dei piensan que los cambios en los estatutos no serán radicales. ¿Cómo se laudará? No hay plazos ni certezas sobre los contenidos pero lo cierto es que un grupo de canonistas de la Obra elaborará una propuesta, que será elevada al congreso general del Opus Dei, que a su vez lo debe aprobar por dos tercios.
—¿Podemos decir que pierde poder el Opus Dei en la Iglesia?
—No es cuestión de poder, no me gusta hablar en esa clave. Pero es claro que se aleja del ámbito más jerárquico, ya que el prelado ya no está revestido del orden episcopal. Se le quita jerarquía, es un sacerdote más. Una nueva ubicación del Opus dentro de la Iglesia.
—Pero al Opus en general se lo ha asociados al poder, más allá de la Iglesia.
—Bueno, son opciones dentro de la Iglesia, desde dónde anunciamos el Evangelio. Muchos dicen “desde el pueblo, desde abajo hacia arriba”. Otros prefieren “desde arriba hacia abajo”, pero el Evangelio se anuncia en todos los lugares y ellos están muy pendientes de los ambientes profesionales y de trabajo.
Nicolás Iglesias, investigador especializado en política y religión, tiene una visión similar a la del experto en derecho canónico. En una entrevista esta semana en el programa Desayunos Informales de canal 12, afirmó que esto se enmarca en una “reorganización del Vaticano” y que, en ese sentido, el papa Francisco siempre ha buscado una Iglesia “más cercana a las personas, más horizontal, menos jerárquica, más evangelizadora” y en cambio el Opus Dei se ha caracterizado por ser “una estructura muy jerárquica donde la obediencia es importante”.
El cardenal Daniel Sturla, mientras, no quiere referirse al tema. Ante la consulta de El País, su encargada de comunicación transmitió que “no le corresponde hablar” del asunto.
¿Y qué opina Fernando Amado, quien en 2009 publicó el libro El peso de la cruz: Opus Dei en Uruguay?
—Es un golpe muy duro para el Opus, aunque entiendo que ellos quieran minimizar y naturalizar lo que sucedió —dice Amado, licenciado en ciencia política, quien en aquel momento realizó una investigación de un año que incluyó participación en retiros de silencio y diversas actividades de la Obra—. Es una institución que tenía una especie de trato especial, una independencia, y que, por su categoría de prelatura personal, no debía pasar por espacios colectivos por los que pasan diversas corrientes de la Iglesia. En las últimas décadas del siglo XX fue asumiendo un protagonismo ascendente en las cercanías al Papa. Ahora deberán replantearse cómo funcionar.
—¿Puede haber consecuencias en Uruguay en el futuro?
—Las consecuencias en la Iglesia son universales —dice en un alto en su tarea como director de Turismo de la Intendencia de Montevideo—, obviamente Uruguay no estará exento de estos cambios.
Ingreso, contrato y categorías de fieles
Integración. En el Opus Dei hay diversas categorías de miembros, es algo único dentro de la Iglesia, aunque un documento en la web de la Obra dice que más bien son diferentes “modos de vivir la misma vocación cristiana”.
Supernumerarios. Son la mayoría, cerca del 70%. Se pueden casar y tener familia, por lo que se supone cuentan con menos tiempo para las tareas apostólicas. No viven en centros del Opus, pero suelen estar adscriptos a uno y tener un director espiritual. Realizan una contribución económica, no estipulada.
Numerarios. Como si fueran sacerdotes (pero la mayoría son laicos), se comprometen al celibato (“como un don de Dios y por motivos apostólicos”, según un documento del Opus) y viven en centros de la Obra. No hay casi contacto entre hombres y mujeres. Allí atienden tareas de formación de los demás fieles de la prelatura. Se supone que viven la pobreza como regla interna, lo cual quiere decir que “no poseen ni propiedades ni bien material de ningún tipo”, dice el libro de Fernando Amado El peso de la cruz: Opus Dei en Uruguay. Si trabajan fuera de la órbita del Opus, vuelcan el sueldo en su totalidad. Los numerarios son todos profesionales universitarios. Llevan una rutina espiritual exigente y son quienes practican la mortificación corporal: usan un rato por día el cilicio (una cadena de alambres punzantes) en la pierna y se autoflagelan una vez a la semana con un pequeño látigo (al que llaman la disciplina) mientras rezan. Hay una categoría de numerarios a los que se le llama “agregados”, que no viven en los centros. Un grupo pequeño de numerarios termina como sacerdote.
Auxiliares. Son numerarias mujeres que se dedican principalmente a labores manuales o trabajos domésticos y de limpieza en los centros. Asumen “los mismos compromisos de vida cristiana que los demás fieles”, dice un documento del Opus Dei. Muchas vienen de contextos vulnerables.
Cooperadores. No son miembros del Opus Dei, pero sí cercanos y ayudan de diversas maneras. Incluso algunos pueden ser no creyentes.
Ingreso. No depende exclusivamente de la voluntad del interesado, se indica desde el Opus Dei. “Te están mirando para ver si podés entrar”, dice Amado, “pero no busquemos cucos, es como en la masonería: no es que tocás la puerta y entrás”. Los estatutos de la prelatura establecen requisitos y pasos. El primero es una ceremonia de iniciación opusdeísta. Después viene la oblación, que es la incorporación formal pero temporal, que se lleva a cabo luego de transcurrido al menos un año de la admisión. El fiel debe firmar un contrato, algo que no se usa en el resto de la Iglesia. Ese contrato genera un vínculo formal y jurídico. La incorporación definitiva es recién seis años y medio después de pertenecer a la Obra. Se trata de la fidelidad eterna: según el libro El peso de la cruz: Opus Dei en Uruguay, es concedida “por el vicario regional con el voto deliberativo de la comisión -o de la asesoría, para las mujeres-, oído el consejo local y con la confirmación del padre”. El proceso de salida (hay numerarios que se van) es complejo.
Educación. Los colegios son una vía de ingreso al Opus. La Asociación Promotora Educativa inició a fines de la década de 1970 el colegio Los Pilares (solo para niñas) y Monte VI (niños). Más adelante el jardín Our Kids. En Paysandú está el colegio Los Candiles. Además, en Casavalle funcionan el Centro de Apoyo al Desarrollo Integral (CADI), que atiende a niños y mujeres, el colegio para niñas Los Rosales y el centro educativo Los Pinos, que incluye un liceo técnico. Por último, está la Universidad de Montevideo.