El proyecto inmobiliario que promueven Udelar e IMM en Buceo: 100 millones de dólares y una torre de 40 pisos

Un pulmón verde. La Junta Departamental estudia una propuesta de la Udelar y la IMM para vender el predio de la ex Facultad de Veterinaria e iniciar un proyecto inmobiliario con varios edificios.

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El predio de la ex Facultad de Veterinaria visto desde arriba.
El predio de la ex Facultad de Veterinaria visto desde arriba.
Foto: Estefaía Leal.

Seis hectáreas verdes en una zona central de Montevideo están en medio de una discusión pública. La Junta Departamental estudia un plan inmobiliario enviado por la Intendencia de Montevideo (IMM), que busca transformar definitivamente el predio donde hasta 2021 funcionó la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República (Udelar). Un grupo de vecinos se opone porque entiende que, si se aprueba la idea, la ciudad pierde un lugar único que permanece en pie desde principios del siglo pasado. También hay arquitectos en contra y hasta un ex decano de Veterinaria, que proponen otros usos para el lugar.

El “Proyecto Urbano Lasplaces” contempla el desarrollo de una zona de alta densidad habitacional. Si se aprueba, van a coexistir edificios de diversas alturas (dos de 28 pisos) más una torre de casi 40 pisos destinados principalmente a vivienda, un parque público con dimensiones de plaza, la permanencia de la Udelar en los edificios históricos y la apertura de dos calles, que atravesarán el predio hoy cerrado sobre la avenida Luis Alberto de Herrera.

No hay un precio estipulado para este predio, el padrón 27.981 va a tener cuatro grandes fraccionamientos. Como mínimo se maneja un valor de 60 millones de dólares, pero hay operadores inmobiliarios que dicen a El País que en total se puede llegar a 100 millones de dólares.

Parte del predio está siendo usado por la universidad. Se ha creado un campus mientras que diversas dependencias que funcionaban separadas físicamente ahora están allí, explica Luis Leopold, prorrector de Gestión. Esto implica varios beneficios para la Udelar, entre ellos dejar de pagar alquileres.

“Estamos hablando de un predio propiedad de la Universidad de la República, donde ya hemos definido un nuevo destino para sus instalaciones”, señala Leopold. El campus hoy acoge a los Prorrectorados de Gestión, Investigación, Enseñanza y Extensión, además de otras oficinas como la Comisión Coordinadora del Interior y la Comisión de Evaluación Institucional. Leopold destaca que las instalaciones están en pleno funcionamiento, contrario a la creencia de que el lugar está abandonado.

El primer edificio patrimonial que hay al ingresar al predio.
El primer edificio patrimonial que hay al ingresar al predio.
Foto: Francisco Flores.

En la entrada hay una garita de seguridad pero el ambiente es muy tranquilo. El canto de diversos pájaros es la banda de sonido. Y, una vez que se está cerca del primer edificio, que en este momento está en refacción pero se utiliza como oficinas, el pasto está cortado de forma prolija. La variedad de árboles coexisten con arbustos y flores, y también hay bancos y mesas al aire libre. Hay perfume a jardín en flor de primavera que hace olvidar que se está en el medio de la ciudad.

También hay una cafetería a la que ingresan vecinos de la zona para comprar.

—¿Trabajas acá en la Udelar?

—No, trabajo a unas cuadras en una farmacia -cuenta una de esas personas- pero en la hora libre si está lindo el día me la vengo a tomar acá.

—¿No hacen problemas de seguridad?

—Para nada, hasta vengo en invierno a tomar el solcito.

Entre el primer edificio patrimonial y el segundo hay trabajadores de la Udelar sentados en uno de los tantos bancos. Hace poco se mudaron ahí, sus oficinas estaban en el centro sobre la calle Brandsen. Y ahora se sienten unos “privilegiados” por trabajar en un parque.

Pero volvamos al proyecto a estudio en la junta. Si bien el predio es privado y la Udelar contrató a una empresa para crear el plan, la IMM participó en la elaboración desde el Departamento de Planificación. También cuenta con la intervención de los departamentos de Desarrollo Ambiental, Movilidad y Desarrollo Urbano. El arquitecto Luis Oreggioni, director de Planificación de la IMM, dice que se unieron visiones similares para avanzar. Aunque lamenta que circulen narrativas erróneas que pueden llevar a malentendidos: “Ciertos relatos pueden dar la impresión de que se pretende llenar de cemento un parque, eso no refleja la realidad. Hay que profundizar en los detalles para entender la situación real”.

Seguramente parte de los relatos a los que se refiere surgen sobre todo de un grupo de ciudadanos del Buceo, que lanzaron una petición en change.org para proteger el parque de la ex facultad.

A estudio

El expediente está a estudio de la comisión de planeamiento urbano, vivienda, obras y servicios de la junta. La edila frenteamplista Patricia Dorrego, presidenta de la comisión, dice que se espera recibir a diversos actores, incluidos vecinos preocupados por el impacto en la zona, antes de avanzar en la discusión. Para Dorrego “es fundamental atender esas preocupaciones” porque “la ciudad es de todos y las propuestas que nos presentan son bienvenidas.”

Junta departamental. Foto: Marcelo Bonjour.
Junta Departamental de Montevideo.

El proceso aún está en una fase de estudio, y se espera que tras escuchar a todas las partes implicadas se tome una decisión consensuada. “La decisión final será de la comisión, en la que están representados todos los partidos”, afirma.

La junta retomará su tarea después de las elecciones del próximo domingo pero este proyecto no está planteado como “una urgencia” por ahora según explica el edil frenteamplista Nicolás Lasa. Admite que no hay una posición cerrada y que se busca que los temas de diseño urbano se resuelvan con un “amplio acuerdo y con muchos espacios de participación ciudadana”.

¿Por qué esto lo tiene que aprobar la Junta? Porque implica un cambio en el uso que se le da al suelo y requiere el visto bueno de los ediles para avanzar. Hasta que la junta no decida, nada se podrá comenzar a ejecutar.

El grupo de vecinos organizados es muy activo. Han organizado recorridas por el área para celebrar el Día del Patrimonio, con el fin de resaltar la importancia histórica del lugar, adquirido por el Estado en 1908. Subrayan la necesidad de conservar espacios verdes en un contexto urbano donde son cada vez más escasos, argumentando que sacrificar un parque en favor de un desarrollo inmobiliario privado sería un retroceso significativo. Su objetivo es que tanto el parque como los edificios de la antigua facultad permanezcan en manos públicas, beneficiando a toda la comunidad.

Cartel afuera del predio de la Udelar.
Cartel afuera del predio de la Udelar.
Foto: Francisco Flores.

Al ingreso del predio, que preserva los portones originales cuando fue chacra de la familia Taranco y antes de los Towers, hay un cartel de los vecinos que se oponen al proyecto. Tiene la información básica y un código QR para ingresar y ver en detalle todo lo que han hecho hasta el momento.

Uno de los referentes que participa activamente de las reuniones es Ramiro Rodríguez Barilari, fotógrafo especializado en Arquitectura, Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico. “La Universidad de la República viene a hacer una evaluación del territorio en términos de escasa dinámica inmobiliaria. ¿Le corresponde eso a la Udelar a la hora de fundamentar un proyecto? ¿Y qué quiere decir ‘escasa dinámica inmobiliaria’?”

Estas son una de las tantas preguntas que se realizan los activistas. Otra tiene que ver con el estilo de vida y vivienda de la zona. “¿Se refiere a un barrio de casas bajas donde vive una clase media? Porque te podés encontrar con muy buenas casas, casas de una clase media consolidada, y también de una clase media tendiendo a baja, que vive en apartamentos de corredor, claraboyas, etcétera”, sostiene Rodríguez Barilari.

¿Qué responde la IMM? Luis Oreggioni, director de la IMM, dice que respetan la opinión de todos los vecinos y no vecinos que cuestionan el proyecto. Le parece que algunas de las propuestas se pueden sumar a lo que ya está en el plan, pero explica que el proyecto define reglas específicas sobre lo que se puede y no se puede construir. “La normativa vigente asegura la protección de los edificios históricos y el mantenimiento de sus características”, explica.

LUIS OREGGIONI. Foto: Estefanía Leal
Luis Oreggioni, director de Planificación de la IMM
ESTEFANIA_LEAL

Las seis hectáreas tendrán una edificabilidad máxima del 38%. Oreggioni detalla que la propuesta inicial contempla una ocupación del suelo que ronda el 20%. “El objetivo es reducir el consumo de suelo y preservar el parque existente, destacando su valor ambiental y su capacidad de absorción de agua”, afirma el director. En este contexto, el plan busca mantener todas las especies vegetales presentes en el terreno y replantar aquellas que sean necesarias durante las obras.

El proyecto prevé la construcción de torres que, a pesar de su altura, no comprometan el entorno. “La idea no es aumentar la altura para construir más, sino ocupar menos suelo y, por lo tanto, preservar el parque”, explica Oreggioni. Las nuevas edificaciones se ubicarán estratégicamente para asegurar una coexistencia armónica con el vecindario, en donde predominan edificaciones más bajas.

Oreggioni también aborda la importancia de la conectividad en la zona, enfatizando en que la propuesta incluye calles y pasajes peatonales que permitirán un acceso fluido al nuevo espacio público. “Las calles están diseñadas como bulevares verdes, lo que garantizará que el espacio público sea de uso abierto y permanente”, agrega.

El director de Planificación subraya que, si bien este proyecto está enmarcado en un régimen de edificabilidad particular, no se prevén cambios en la normativa de altura de edificaciones en áreas cercanas a la zona. “Este es un caso singular que responde a las características específicas de este predio y a su rol en la urbanización de Montevideo”, responde.

"Concurso Piloto 70"

La historia del barrio donde hoy está el Shopping

Ramiro Rodríguez Barilari, fotógrafo especializado en arquitectura, compara el recorrido histórico de los terrenos conocidos por albergar el Montevideo Shopping y el World Trade Center Montevideo, con lo que puede llegar a pasar en el ex predio de la Facultad de Veterinaria. Mucho antes de su transformación comercial, este lugar era sede de un hospital público, el Fermín Ferreira. “Era un hospital de pabellones de principios del siglo XX, donde se atendía, entre otros, a enfermos de lepra y personas con tuberculosis”, relata Rodríguez Barilari.

“El cambio radical del uso de este espacio comenzó en los años 70, cuando se lanzó el Concurso para el Conjunto Habitacional Piloto 70. La idea era urbanizar el terreno, y se empezaron a construir infraestructuras con una visión clara: ofrecer viviendas de interés social”, dice Rodríguez Barilari, pero esto no siguió así.

La iniciativa se interrumpió en dictadura. “Solo se llegó a construir un edificio de muestra en la calle Galarza. El resto del predio quedó urbanizado, pero nunca se concretaron más construcciones”, señala.

Luego el predio se vendió a privados, Rodríguez Barilari subraya la pérdida de un espacio público que, en su origen, estaba destinado a un fin sanitario y social.

El plan

Para entender la dimensión del proyecto, y también por qué muchos se oponen, hay que ir a los detalles de la propuesta. Para la arquitecta Alicia Iglesias, Magíster en Desarrollo Urbano, quien ha trabajado muchos años en temas de adaptación de las ciudades al cambio climático, “uno ve los renders y parece que las torres son transparentes o nubes”. Y “esto no va a ser así, en la realidad son edificios, torres de material que van a estar de pie”, dice Iglesias.

Render del "Proyecto Lasplaces".
Render del "Proyecto Lasplaces".
Foto: IMM

Formalmente el proyecto prevé la división de un solo padrón en cuatro parcelas con diferentes especificidades, pero todas con un uso predominantemente habitacional. En la primera se planean dos torres de hasta 77,5 metros de altura (28 pisos) y 42.000 metros cuadrados edificados. Además, se permiten futuras edificaciones que no podrán superar los 38,6 metros de altura ni los 14.000 metros cuadrados. También se proyecta una tercera torre de hasta 98,5 metros para oficinas y servicios, con un límite de 900 metros cuadrados para locales comerciales. Las áreas no edificadas y las plantas bajas deberán ser de uso público.

Ésta es la torre que más críticas trae. Si bien en los planos se explica que está colocada en el centro del predio para no causar problemas de sombra a los vecinos y a la vez optimizar mayor cantidad de espacio verde, no deja de ser una estructura de casi 40 pisos en una zona donde del otro lado de la calle hay casas de un piso.

Perspectiva área del proyecto que está estudiando la Junta Departamental de Montevideo.
Perspectiva área del proyecto que está estudiando la Junta Departamental de Montevideo.

Iglesias opina que el plan es muy jugado y complejo “porque implica retroceder, ir para atrás en un parque para generar esta propuesta”. Iglesias leyó en profundidad el documento que la junta estudia, tuvo que hacer un pedido de acceso a la información pública para que se lo dieran completo. Ahora la IMM está generando un espacio web para nuclear toda la información al respecto.

La arquitecta afirma que está en total desacuerdo con el proyecto y plantea que este tipo de propuestas genera problemas que no fueron realmente estudiados. Esto lo dice porque para alguno de los estudios necesarios se tomaron datos de 2015, cuando la circulación vehicular particular era menor. “Pienso que el barrio no tiene que pagar estos costos. Los alquileres van a subir de precio porque se va a armar una zona similar a la que está alrededor del World Trade Center”, opina Iglesias.

Se generaría un efecto de “gentrificación” en un barrio tranquilo, para la arquitecta esto va a generar una expulsión de muchas personas del barrio.

Si uno camina por las calles del barrio encuentra todo tipo de opiniones, que no siempre están en la línea de los vecinos que se han organizado. Para Policarpo González, de 80 años, lo que quieren hacer le parece “un disparate”, aunque reconoce que vio solo por la televisión parte del proyecto. “No sería algo bueno. Yo lo veo como un parque, un desahogo, no hay problema nunca para entrar”, dice. Cree que se podría hacer algo similar al parque de Villa Dolores, que está apenas a unas cuadras.

A Rafael, en cambio, le parece bien la propuesta, aunque no conoce demasiado. “Te soy sincero no sé bien, sé que proponen torres, unas muy altas. Pero parte del predio está abandonado, y no puede estar así”, dice mientras pasea el perro de su madre. Tiene 43 años y toda la vida vivió en el barrio.

Predio de la exFacultad de Veterinaria de la Universidad de la República.
Predio de la ex Facultad de Veterinaria.
Foto: Fernando Ponzetto.

El espacio central del proyecto será un nuevo parque público, descrito como el “corazón” de la iniciativa. Tiene una forma alargada y ocupa poco menos del espacio de una plaza, casi la mitad, 4.555 metros cuadrados. Para poner en comparación, el Parque Líber Seregni tiene 16.000 metros cuadrados.

Este parque/plaza se ubicará sobre la ampliación de la calle Miguel Martínez, con salida a la avenida Luis Alberto de Herrera. Según el plan, el parque conservará el arbolado existente, complementado por un diseño paisajístico que permita su uso flexible como área de descanso y encuentro social diurno. Los edificios proyectados contarán con accesos peatonales que los conectarán directamente con el parque.

¿Cómo sigue este plan de la Udelar? En la segunda parcela se levantarán dos torres destinadas a viviendas con locales comerciales y servicios en las plantas bajas. La tercera parcela seguirá un esquema similar.

En la cuarta es donde se encuentran las dos construcciones de mayor valor patrimonial, y se prevé la construcción de dos edificios delante de ellos. Para la arquitecta Iglesias, este punto es otro en el que se puede “manipular” a las personas que no tienen la información técnica necesaria. A su entender lo que pasará es que estos edificios nuevos taparán la vista y la entrada.

El segundo edificio de valor patrimonial en el predio de la Udelar
El segundo edificio de valor patrimonial en el predio de la Udelar.
Foto: Francisco Flores.

La decisión de vender el predio ya está tomada hace años a la interna de la Udelar. En 2018 el Consejo Directivo Central definió iniciar tratativas con la IMM para obtener un cambio en la ordenanza de altura de la zona. En la sesión ordinaria del 18 de diciembre de 2018, se aprobó lo siguiente: “A los efectos de obtener un mejor precio en la venta se trabaja desde la Dirección General de Arquitectura con la IMM en la elaboración de un Proyecto Urbano de Detalle”.

Un documento aprobado ese día indica: “Se incrementa un 35% la edificabilidad actual del predio (...) lo que se traduce en un mayor precio de venta”.

El prorrector de la Udelar dice que no se trata de una venta motivada por la necesidad de recaudar fondos, sino por la optimización de los recursos universitarios. “Estamos aprovechando los espacios que tenemos para generar otros desarrollos prioritarios para la universidad, como nuevas sedes y obras”, explica.

No es la opinión de los vecinos organizados, claro está. “La Universidad de la República tiene que conseguir dinero genuino”, dice el fotógrafo Rodríguez Barilari quien integra el colectivo Por La Rambla Sur, que surgió para manifestarse en contra del proyecto que pretendía enajenar los predios del Dique Mauá. “No pueden empeñar ese espacio, es como vender las joyas de la abuela, cuidado con no terminar vendiendo hasta a la abuela”.

La arquitecta Iglesias enfatiza que, si bien es fundamental que la universidad obtenga recursos para su funcionamiento, “no debería recurrir a la venta de patrimonio” para ello.

Aunque, como ya se dijo, desde la Udelar se enfatiza en que el predio no se vende directamente para recaudar más fondos, sí se afirma que hay prioridad en terminar la nueva sede de la Facultad de Artes en 18 de Julio, así como la nueva sede de la Facultad de Humanidades en Jackson y Maldonado, la ampliación del Centro Universitario Regional del Suroeste en Colonia y Soriano, y el desarrollo de una la nueva sede de la Facultad de Química.

La normativa propuesta se encuentra en manos de la Junta Departamental, donde se espera una discusión y una decisión final. “Esto representa una operación inmobiliaria más que un proyecto que prioriza el patrimonio”, concluye Iglesias, dejando entrever la complejidad de los intereses en juego y la necesidad de un debate profundo. La junta tiene mayoría del Frente Amplio pero los ruidos sobre el proyecto, que para algunos son muy grandes mientras que para otros “se armó una tormenta en un vaso con agua”, están presentes. Y, además, estamos en campaña, y todo lo “polémico” parece que puede esperar.

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