El secreto de tus sms

| En Europa se debate qué debe hacerse con la información que los ciudadanos dejan a través de los mensajes de texto, sus llamadas, sus mails y los sitios de internet que visitan. Acá se hace lo que se puede.

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Fabián Muro

Los uruguayos envían unos 5.000 millones de mensajes de texto al año, de acuerdo al último estudio realizado por la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec). Eso ubica al país en el tercer puesto de América Latina en cuanto a uso de sms por habitante.

La información contenida en esos mensajes es, claro, personal y a veces peligrosamente íntima. Para el usuario común, apretar dos o tres botones es todo lo que se necesita para borrarlos de la memoria del teléfono. Es una operación tan sencilla y habitual que a menudo se pierde de vista que esos mensajes quedan almacenados en algún lugar por lo menos dos años más.

Y aunque se pueda pensar que la información que se envía en un máximo de 166 caracteres -límite para un sms- nunca revelaría demasiado acerca de la personalidad, opciones políticas, religiosas u otros aspectos íntimos, la acumulación de mensajes puede armar un perfil relativamente fidedigno del usuario de un número definido.

Saber cuándo el padre pasa a buscar a su hija por la escuela, qué va a comprar o a qué números envía más mensajes de texto, todo eso, puede servir para configurar un bastante detallado racconto del día a día de un ciudadano. No es que se esté usando pero la información es poder, se sabe, y esa información está ahí.

Eso lo comprobó Malte Spitz, político alemán (Partido Verde) que un día se propuso saber cuánta y qué información tenía la empresa telefónica Deutsche Telekom sobre su uso telefónico.

Spitz tuvo que demandar a la empresa para que ésta finalmente le entregara los datos. Se acordó entre las partes que se entregarían lo recabado durante seis meses. Lo que Spitz cuenta en su blog se titula Seis meses de mi vida en 35.000 registros. La información era tan cuantiosa que la empresa podría, si quisiera, hacer un seguimiento minucioso de la vida de Spitz solo gracias al celular. Desde cuándo realizaba un discurso público como parte de su militancia hasta dónde iba por la ciudad. Como señala el propio Spitz en su blog, la compañía no recopilaba información por voluntad propia: "Deutsche Telekom cumplía con la legislación de la Unión Europea de 2006, implementada en Alemania un año después".

El diario alemán Zeit construyó a partir de la información un mapa interactivo que subió a su sitio web. En él se explicaban todas las acciones registradas por el celular de Spitz de acuerdo a lugar, hora y día. Seguir ese recorrido hace que la imaginación de George Orwell -quien vislumbró un futuro sin privacidad en el libro 1984, una de las más famosas distopías políticas- parezca casi ingenua.

La batalla de Spitz -y miles de otros activistas- culminó con un fallo de la Corte Federal Constitucional el año pasado: la retención de datos es inconstitucional. Esa corte, según relata Spitz, ordenó que se borrara toda la información almacenada.

Mientras el derecho a la privacidad en la Unión Europea es un debate que provoca pronunciamientos de las máximas autoridades judiciales, Uruguay se acompasa como puede a la situación en la cual la tecnología corre la línea que divide lo público de lo privado.

BASES. Más allá de que los contenidos de un sms no configuran una base de datos, la información que uno entrega para conseguir un servicio de telefonía celular son la materia prima de estas bases.

En Uruguay, la ley 18.331 -llamada también Protección de Datos Personales y Habeas Data- es la referencia. En ella, entre otras cosas, se distingue entre bases de titularidad pública y privada. Solo en el caso de esta última se estipula un plazo de tiempo determinado para el almacenamiento de los datos.

En el último párrafo dedicado a la sección "Bases de datos de titularidad privada" de la ley se establece que concluida la relación contractual, los datos personales deber ser destruidos, "salvo que medie autorización expresa de aquel por cuenta de quien se prestan tales servicios (...) en cuyo caso se podrá almacenar con las debidas condiciones de seguridad por un período de hasta dos años", según la letra de la ley.

Antel, al cierre de este edición, no había respondido a las consultas acerca de las condiciones y el plazo durante el cual los mensajes de texto eran almacenados, entre otras preguntas.

Perfiles. Con una mayor dependencia de los teléfonos celulares -que van mutando hacia abarcar cada vez más funciones- las empresas pueden usar dicha información para armar perfiles sobre los usuarios y vender un servicio. De hecho, lo hacen.

Un productor de espectáculos musicales, que solicitó no ser nombrado para esta nota, relató que cuando arregla con Antel las promociones para alguna de sus producciones, le entrega al ente el perfil del público al que pretende apuntar: "Les digo, por ejemplo, que me interesa llegarle a un público urbano, entre las edades tales y cuales, preferentemente de tal o cual sexo y todo lo que se me ocurra. En base a mi pedido, ellos luego envían las promociones por mensaje de texto".

Eso explicaría, por ejemplo, la cada vez mayor presencia de promociones y ofertas que los usuarios de Antel reciben en sus teléfonos celulares, que muy a menudo parecen curiosamente apropiadas para los gustos y preferencias de quienes las reciben.

Aunque Antel no respondió en esta oportunidad, a fines del año pasado había contestado a la pregunta "¿sobre qué criterios se realizan las asociaciones comerciales de Ancel con una determinada empresa privada?" con la siguiente declaración: "Los acuerdos a los que arriba Antel con privados están precedidos y guiados por los requerimientos del mercado en general y de sus clientes en particular, con ajuste a las disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias que regulan sus fines y cometidos". Básicamente pueden hacer lo que quieran.

MISIVAS. Si mensajes tan cortos como los sms plantean desafíos para cuestiones de privacidad, estos son mucho mayores cuando se trata de correos electrónicos. En particular porque, como ha quedado demostrado en incidentes informáticos, las cartas electrónicas suelen quedar en poder de quienes ofrecen el servicio de correo electrónico. Así, si se trata de una empresa como Google o Facebook, lo que se escriba o publique será almacenado por esas entidades. Lo mismo si se trata de un servicio de correo de titularidad pública como, por ejemplo, Adinet.

Qué hacen las empresas o autoridades con el contenido de los correos electrónicos se estipula en las legislaciones que regulan la actividad de los proveedores de servicios de internet y, también, por lo que se asegura por parte del prestador de servicios en el contrato virtual que casi nadie lee.

Mentes paranoicas imaginan una violación a la intimidad donde alguien puede leer lo que escribimos. Pero eso, generalmente, suele ser la excepción y casi siempre se trata de ataques específicos, como ocurrió en 2010 en Estados Unidos, cuando los empleados del sitio de chismes Gawker descubrieron que hackers habían accedido a todos sus correos y sesiones de chat. Fue una venganza: "Ustedes hurgan en la vida privada de las personas. Tomen un poco de su propia medicina", fue el mensaje dejado por el grupo de piratas informáticos, que además borraron mucha información de las cuentas personales.

Es posible monitorear el tráfico de información digital en tiempo real y con un grado de precisión cada vez mayor, como explicó hace un tiempo -y para otra nota- el jerarca policial Gabriel Lima, de Delitos Complejos. Y, como se ha descubierto en demandas judiciales por reclamos de derechos de autor, por ejemplo, cada sitio que visitamos queda registrado en algún lugar. Esa visita a un sitio pornográfico, esa bajada de un disco o una película queda registrada y puede ser usado en su contra.

5.000

millones de mensajes de texto al año se envían anualmente en Uruguay según Ursec.

9%

de las bases de datos en Uruguay contienen datos "sensibles" según la definición de la ley 18.331.

11

denuncias por el manejo de datos personales hubo durante todo el año pasado, según Agesic.

Poder. La información acumulada en las bases de datos permite elaborar perfiles de usuarios de telefonía celular.

Acoso celular

En febrero un oficial de la Policía en Flores fue procesado por acosar sexualmente a una funcionaria subalterna. Un elemento que sirvió de prueba para incriminar al jerarca fueron los mensajes de texto que la funcionaria guardaba desde 2009. Aunque no los hubiese guardado, un ingeniero de Ursec confirmó a Qué Pasa que las empresas entregan la información por pedido judicial.

Distinciones

No son lo mismo, aunque ambos conceptos estén relacionados. Un acto de defensa de la privacidad puede ser no querer entregar el número telefónico del hogar. Pero si uno figura en la guía telefónica, como la mayoría de los uruguayos, la violación de la intimidad se daría cuando ese número sea usado por alguien -individuo, compañía, partido político- para llamar y ofrecer o publicitar algo. Por otra parte, la ley 18.331 define los datos "sensibles" como aquellos relacionados a la salud, origen racial o étnico, eventuales infracciones a la ley civil o penal y las filiaciones políticas, sindicales, religiosas y filosóficas del individuo.

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