Por: Clara Lussich
Todos los medicamentos novedosos marcan un quiebre. Aparecen para mejorar la salud de millones de personas que solían tratarse con algo menos específico, menos potente o menos práctico. Pero solo algunos no solo marcan un quiebre sino que generan un antes y un después en la vida de muchas personas. Algo de esto sucedió con la aspirina, el viagra y el botox, por nombrar apenas tres ejemplos distintos. Hoy endocrinólogos, nutricionistas y diabetólogos miran con sorpresa el éxito de la semaglutida, una droga cuyo nombre comercial es Ozempic, y podría ser una suerte de “solución mágica” para enfrentar la obesidad.
Ozempic no está diseñado estrictamente para bajar de peso, aunque es uno de sus efectos principales y el motivo por el que miles y miles de personas en todo el mundo hoy lo están consumiendo.
El medicamento fue aprobado en 2017 por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos para el tratamiento de pacientes con diabetes tipo dos, quienes en el 85% de los casos también sufren de obesidad, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. ¿Por qué parece mágico? El Ozempic es un análogo de una hormona que se produce en el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos. Además de fomentar la secreción de insulina y la disminución de los niveles de glucosa en sangre, el Ozempic actúa a nivel cerebral dando una sensación de saciedad e incluso generando cierto rechazo por la comida, algo que potencia el adelgazamiento de la persona.
Su presentación se da en lo que los médicos llaman “lapiceras”, una suerte de jeringuilla pequeña que viene dentro de un compartimiento de plástico y una rueda para modificar la dosis. Es el mismo formato que tiene la insulina. Repitiendo un pinchazo semanal durante un mes, el efecto ya se empieza a notar.
A pesar de que ya lleva casi seis años de aprobada por la FDA, la popularidad de esta droga explotó después de que todo Hollywood especulara sobre la delgadez repentina de Kim Kardashian en la gala del MET de 2022. La prensa americana asegura que tanto ella como Elon Musk, el CEO de Tesla y de Twitter, habrían recurrido al tratamiento para perder peso. Esta “lapicera” de inyecciones fue uno de los chistes que hizo el presentador de los Premios Oscar este año, Jimmy Kimmel, cuando bromeó acerca de cuántas mujeres de la sala habrían consumido Ozempic para entrar en sus vestidos de gala. Pero la notoriedad del medicamento se multiplicó gracias a TikTok, donde el hashtag Ozempic muestra videos con hasta 674 millones de visualizaciones.
“Perdí las ganas de comer, y sobre todo de comer guarradas”, explica una usuaria de Ozempic a El País de España. “Yo pido comida en Glovo y normalmente, si estoy a régimen, cotilleo por la aplicación y pienso: ‘pido o no pido, quizá no debería…’ Y al final lo hago. Cuando estaba pinchándome ni miraba Glovo, porque pensaba en una hamburguesa y me daba asco”, relata.
Hoy el Ozempic es ilegal en Uruguay. No está registrado por el Ministerio de Salud Pública (MSP) y, por lo tanto, no se permite su importación. Esa no es la realidad de Argentina ni Brasil, en donde el medicamento se puede comprar con o sin receta médica, a pesar de que la recomendación en ambos lugares es contar con la firma de un profesional. Con la facilidad de comprar en frontera sumado al tipo de cambio conveniente para los uruguayos en el caso de Argentina, es un hecho que decenas o quizá cientos de personas en Uruguay hoy están pinchándose con Ozempic una vez por semana. “Nos consta que hay mucha gente que lo está tomando acá, todos los endocrinólogos y también diabetólogos estamos en contacto con eso”, dice Mariana Elhordoy, endocrinóloga y vicepresidenta de la Sociedad Uruguaya para el estudio de la Obesidad.
Con ansiedad por lograr que se registre para que los pacientes con diabetes puedan acceder a este medicamento que mejora su salud, sumado a la preocupación por las personas que lo traen de afuera para bajar algunos kilos sin tener indicación médica, es que los profesionales del área hoy ven que su trabajo está atravesado por la popularidad y los buenos resultados del Ozempic.
Qué pasa en Uruguay.
Micaela lucha para bajar de peso hace unos cinco años. Pasó por cinco nutricionistas y tres endocrinólogos. Ella bromea con que tiene un “don” para “romper” a los profesionales porque se ha hecho estudios y todo parece estar bien, sumado a que lleva una alimentación sana y hace deporte, pero aumenta de peso año a año y no le dan una explicación concreta. Lo único que sí tiene son antecedentes de diabetes en su familia y por eso hoy está “en el borde” de padecer esa enfermedad.
“Lo primero que me mandaron a tomar fue Xenical, que es una droga que no te permite absorber las grasas, pero claro, yo no tengo un problema con eso porque no consumo grasas de más, entonces tampoco me funcionó demasiado. Después probé con la Diaformina y honestamente no me funcionó tampoco”, cuenta Micaela y explica que fue su endocrinóloga actual -la tercera en su historial clínico- quien le propuso “probar” con el Ozempic. “Conversando con ella me dijo que está la opción de traerlo de Brasil porque está funcionando muy bien y, si me animaba y tenía algún contacto, podía funcionar”, relata la joven que todavía no se animó a comenzar el tratamiento.
Son “varios” los profesionales de la salud que están recomendando este medicamento, según Adriana Dominzain, presidenta de la Sociedad de Diabetología y Nutrición del Uruguay, porque sus resultados son “excelentes” y, a pesar de que no esté registrado, son “enormes” los beneficios que trae para algunos pacientes. “Es necesario dejar claro que los beneficios que trae son para los pacientes con diabetes tipo dos, sobre todo para aquellos con problemas cardiovasculares porque disminuye la morbimortalidad. Se internan menos, baja su riesgo de muerte o de tener empujes agudos de la enfermedad cardíaca, entonces para aquellos que pueden comprarlo tiene efectos muy positivos”, explica Dominzain. Para casos como el de Micaela, que no tiene diabetes y busca bajar de peso, el Ozempic no está aprobado, pero ella sostiene que se encuentra “en el borde” de serlo y por eso se lo recomendaron.
Lo cierto es que el MSP tiene en su carpeta hace dos años y medio la revisión de este fármaco para concretar su aprobación. “Nos dicen que tienen otros productos para evaluar antes. Esa es la respuesta por el momento”, manifiesta Mariana Pérez, jefa del departamento médico del laboratorio Megalabs, quien representa en Uruguay a la empresa danesa Novo Nordisk, productora del Ozempic. Pérez dice que Megalabs hoy está “atado de manos” y explica: “Hasta que no esté registrado nosotros no podemos hacer nada porque no tenemos autorizada la comercialización, entonces es difícil atacar el mercado irregular que existe”.
Ese mercado negro o irregular hoy está vinculado principalmente a la frontera terrestre de Uruguay con Brasil, en donde se puede conseguir provisiones de Ozempic para un mes a un valor de 11.000 pesos uruguayos. Que se traiga de Argentina no es tan frecuente, según los endocrinólogos consultados, debido a las variaciones en los precios por los problemas con el dólar blue. De todos modos, todos dan fe de que sí ocurre.
Para la jefa del departamento médico de Megalabs es “preocupante” pensar en cómo se pierde la cadena de frío que es necesaria para la preservación del medicamento cuando se compra en la frontera. “Es necesario que esté en una heladera con una temperatura de entre dos y ocho grados y lo que está pasando es que, de los lotes que hay en Uruguay, en ningún caso se puede saber la trazabilidad de cuándo salió de Dinamarca, por dónde pasó ni a qué temperatura estuvo”, sostiene Pérez. En el mismo sentido, Elhordoy advierte: “Si voy a Argentina, paso por una farmacia en donde compro unas cinco cajas y después quizá me voy de compras por Palermo, eso posiblemente luego me traiga una reacción adversa al aplicarlo porque no se mantuvo en las condiciones adecuadas. Por eso también hay un tema de seguridad para el paciente detrás de la necesidad de conseguir el registro”.
La droga impulsada por el Pasteur con el mismo fin
En diciembre la empresa Eolo Pharma, fundada e impulsada por investigadores y emprendedores del Instituto Pasteur de Montevideo, consiguió unos 3.000.000 de dólares en una ronda de inversión. El dinero se destinó a comenzar el primer ensayo clínico en humanos (fase uno) de un fármaco desarrollado para la prevención y tratamiento de la obesidad y sus complicaciones metabólicas como la diabetes tipo dos. Según supo El País, ese estudio comenzó en las últimas semanas y se está realizando en Australia.
A diferencia del Ozempic, el medicamento no es un inyectable sino que se toma en forma de comprimidos. La gran similitud es que también busca mejorar la salud de los pacientes con diabetes tipo dos.
“Se estudiará la seguridad del fármaco en voluntarios sanos. También se observarán algunos elementos preliminares de eficacia en pacientes obesos. Estos ensayos se realizan en Australia y terminarán a fines de 2023. De tener éxito, Eolo (Pharma) planea asociarse con una empresa farmacéutica para realizar los siguientes ensayos clínicos necesarios antes de su utilización en la clínica”, señaló al respecto María Pía Garat, CEO de Eolo Pharma. Junto a Garat, el equipo que compone la empresa está integrado por los investigadores Carlos Escande, investigador del Instituto Pasteur, Virginia López, investigadora de la Facultad de Química y del Pasteur, y también por Carlos Batthyány, actual director del instituto. Eolo Pharma también trabaja en colaboración con jóvenes investigadores y otros asesores.
Además de su eventual autorización para la venta, según los especialistas también hará falta ajustar los precios del medicamento para que compita con el que se vende en la frontera.
Elhordoy decidió escribir una carta a Megalabs en febrero en donde manifestó que el aumento de la llegada de este medicamento al país no solo se ve “por el propio paciente para uso personal” sino también “por lugares no vinculados a la salud, tales como: gimnasios y peluquerías”. En este sentido, la médica lamenta: “Hay una realidad y es que nosotros no podemos frenar a los pacientes. Me gusta poner el ejemplo con lo que pasaba antes de que se legalizara el aborto porque el paciente iba y decía que quería terminar con un embarazo y, fuera legal o no, lo iba a hacer y de una manera poco segura”.
Los riesgos.
Así como se habla de que el Ozempic sería la “forma química de tener una cirugía bariátrica” -la que achica el tamaño del estómago y su capacidad de contener alimentos-, también hay elementos que lo hacen peligroso, sobre todo cuando es consumido por personas que no tienen diabetes tipo dos.
El nutricionista Bruno Carrattini cree que la desinformación de las redes sociales en torno al medicamento pueden afectar particularmente a las personas que padecen trastornos de la alimentación como anorexia o bulimia. “En manos de una persona con alguna de estas condiciones se encuentra un medicamento que puede modificar químicamente su peso corporal y eso la pone en un riesgo grande”, sostiene y agrega que es “imprescindible” la presencia de un equipo médico que lo regule.
Más allá de lo que pueda pasar con los pacientes con trastornos alimenticios, uno de los problemas detrás del furor que trajo “la droga de Hollywood” es que cualquiera con algo de sobrepeso la puede conseguir e inyectársela. Para el endocrinólogo Raúl Pisabarro lo “habitual” que puede traer este fármaco son náuseas y vómitos, pero también “puede dar otras cosas más importantes en el tiempo como tumores de tiroides o pancreatitis”.
Pisabarro es el único de los endocrinólogos consultados que es algo escéptico con el uso de Ozempic, incluso para los pacientes con diabetes tipo dos. Según él, es riesgoso que el fármaco termine siendo “pan para hoy y hambre para mañana” debido a un eventual “efecto rebote”. “Bajan de peso, sí, pero no está claro qué pasa después, ¿tendrán que seguir tomándolo para siempre? Me queda la duda sobre cómo es la cantidad de tiempo necesario y hay que entender que todo lo que en biología empuja para un lado siempre otra fuerza empuja para el opuesto”, asegura el médico. Elhordoy, en este sentido, explica que el fármaco no funciona “en un paciente que no hace ejercicio o no sigue una dieta” porque “el tratamiento de la obesidad siempre es interdisciplinario”.
En el caso del Ozempic, la forma de administración una vez a la semana es “uno de sus mayores atractivos”, según la diabetóloga Andrea Peloche. “Eso en definitiva cambia un poquito la vida de nuestros pacientes que siempre tienen mucho control porque, si se van tres días para el interior por ejemplo, ni siquiera es necesario el pinchazo. Les da más libertad”, asegura.
La inyección semanal supone una novedad para los pacientes diabéticos, que hoy tienen un medicamento similar al Ozempic disponible en Uruguay que se vende bajo el nombre de Victoza, pero requiere de un pinchazo diario. Más allá de su aplicación semanal, según los expertos consultados, Ozempic es una “versión potenciada” y “más fuerte” de la droga que sí está habilitada en el país.
Aunque todos los expertos están de acuerdo en que el medicamento que es furor en las redes sociales solamente debe ser consumido por los pacientes con diabetes tipo 2, es cierto que existe una versión de la misma droga llamada Wegovy que es más reciente y sí está diseñada para combatir la obesidad (ver aparte).
A la espera de su regulación en Uruguay y sin mucho que hacer para combatir al mercado negro es que el Ozempic sigue ganando fuerza entre los pacientes diabéticos y, lo que quizás es más peligroso, también entre los que no lo son.
La versión de Ozempic que sí está hecha para bajar de peso
El furor por Ozempic en redes sociales despertó interés debido a una de sus principales funciones: el adelgazamiento. A pesar de que mucha gente que no tiene diabetes tipo dos lo está consumiendo, en realidad el fármaco está hecho para esa población. En este sentido, el laboratorio que lo produce logró en 2021 la aprobación de Wegovy, un medicamento hecho con la misma droga, pero en dosis diferentes, que sí está pensado para personas con obesidad. Por ser más nuevo, Wegovy no es tan popular como Ozempic.