Entre la “fatiga” y el “entusiasmo”: la campaña de Orsi por dentro, la relación con Cosse y la “campaña sucia”

Una semana atrás de Orsi y Cosse. Las recorridas de pueblo en pueblo. La estrategia de hablar poco. El clima tenso tras la acusación de campaña sucia y el cruce con un periodista español. Esta crónica es la última de un ciclo sobre los candidatos.

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El pequeño comité de base Héctor Vinelli, casi en la esquina de 25 de Mayo y 25 de Agosto en las afueras de la ciudad de Libertad, en San José, está pegado al bar Pum Pum “abierto desde 1906”, según se lee en sus paredes. Pero el legendario boliche luce cerrado. No hay parroquianos en la vuelta. Del otro lado, la pollería Señor Pollo parece que tampoco abre hoy. Es jueves 10 de octubre, a dos semanas y poco de la elección: un mediodía gris con una molesta llovizna que no impide que un puñado de militantes embanderados con los colores del Frente Amplio se agolpe frente al comité.

En el medio, Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez.

El candidato. El dirigente campechano en el que la izquierda deposita las expectativas para recuperar el poder. El que fue intendente de Canelones 10 años y secretario general otros 10. El padre de dos hijos mellizos, Victorio y Lucía. El que tiene 57 años y el tiempo dirá si se convierte o no en un líder del Frente Amplio. El que trabajó como profesor de Historia. El elegido por José Mujica. El que el oficialismo califica de tibio y lo compara con Tribilín. El que “habló” mediante inteligencia artificial con Ignacio Álvarez en la tele. El que Andrés Ojeda acusa de estar a cargo de una campaña sucia en su contra. El que da pocas —poquísimas— entrevistas a los medios de comunicación en esta campaña electoral (¿el que habla se equivoca?) y, dicen, apuesta al mano a mano con los militantes, a las recorridas pueblo a pueblo en este último tramo rumbo al domingo 27. Un terreno en el que se siente cómodo y eso se nota.

Cuando la gente se le acerca, Orsi —de campera oscura con el cierre un poco abierto, camisa azul, pantalón claro y championes— gesticula, abraza, pone cara de sorpresa o de emoción, se ríe. Conversa con Roque —un “cantor, payador, monteador y carbonero”— que entre otras cosas le habla de “los cuentos y mentiras de la soja” y él responde con ese vozarrón aguardentoso que lo caracteriza que “este hombre es un libro abierto”.

En eso estaba Orsi cuando de pronto:

—Ay, ¡ahí llegó Carolina! —grita emocionada una señora sesentona y camina rápido hacia la camioneta de la cual baja la exintendenta de Montevideo. Sonriente, ella también viste informal: vaquero y blusa rosada. Enseguida la rodean.

Hay unos perros en la vuelta mientras Orsi no se percata de la llegada de su compañera de fórmula o más bien sigue en lo suyo.

—Vamos Yamandú, vamos que se puede —le da aliento un militante.

Orsi y Carolina Cosse llegan cada uno por su lado y se van cada uno por su lado. Esa será la tónica mientras El País sigue a la fórmula frenteamplista durante la gira. Comparten, eso sí, las conferencias de prensa, las recorridas y los actos.

Este jueves él se mueve en una van blanca Mercedes-Benz junto a su equipo. Ella en su auto con su chofer.

Los candidatos se saludan y siguen con el ritual que toca —besos, abrazos, firmas y selfies— siempre con la atenta mirada de los encargados de seguridad.

Carolina Cosse y Yamandú Orsi en Libertad, San José
Carolina Cosse y Yamandú Orsi en Libertad, San José.
Foto: Estefanía Leal.

Orsi y Cosse, igual que la fórmula del Partido Nacional, siguen una campaña tradicional con recorridas por todo el país. Nada de esas estrategias modernas casi sin actos y con mucho evento mediático como el colorado Andrés Ojeda.

—Yanina, Tatiana y Shirley, acá estoy con tu papá y con Yamandú también —dice Cosse mientras graba un video con el celular de un militante. Orsi saluda y solo atina a decir “ehhhhh”.

Luego se sacan una foto con Solange, una señora mayor que está en una silla. Por ahí están los dos responsables de la comunicación de Orsi y del trato con la prensa: el experiodista de Búsqueda Ernesto Tulbovitz y el experiodista de canal 10 Martín Lees.

Orsi ha concedido pocas entrevistas a medios pero, también hay que decirlo, en cada gira como la de hoy da varias conferencias de prensa. Acá en Libertad, y antes de hablar a la militancia, se encierran en el pequeño local y se disponen a responder las preguntas de los pocos medios presentes, entre ellos El País, que le pregunta al candidato:

—Trascendió que la estrategia es que usted brinde pocas entrevistas y privilegie el mano a mano. ¿Por qué?

—Quien diga que yo no opino o no hablo, le falta conocer parte de nuestra historia. Me respaldan 20 años en la gestión —dice y esa es una frase que suele repetir, la de los 20 años en la gestión—. Ojalá un día pudiéramos tramitar todos los pedidos de entrevistas que hemos tenido. Yo jamás me niego a responderle a nadie.

—En esta última parte de la campaña privilegia el mano a mano, ¿entonces?

—Y bueno.... eso es importantísimo. Es insustituible.

Cosse, de brazos cruzados, interviene:

—Pero no en la última parte de la campaña. Venimos haciendo toda la campaña los mano a mano. Es una no-noticia —dice la exintendenta, que durante las conferencias elige estar más bien callada y hace acotaciones.

Luego Orsi dirá que después de octubre seguramente avance en anuncios sobre la integración de su eventual gabinete. También que, si gana, convocará seguido al consejo de ministros, a diferencia de lo que sucede con este gobierno. Que hoy la gente no accede a los medicamentos en salud pública. Que no llega a fin de mes. Que hay problemas de seguridad. Que hay que hacer campaña sin adjetivar, burlarse ni agredir a los adversarios. Que, por el formato del sistema, es “esperable, previsible” y el escenario más probable que haya balotaje. Pero que el Frente quiere la mayoría parlamentaria.

Yamandú Orsi y Carolina Cosse frente a la Intendencia de Montevideo
Yamandú Orsi y Carolina Cosse frente a la Intendencia de Montevideo.
Foto: Estefanía Leal.

—Ahora unas palabras afuera, una caminata, vuelta manzana y chau —dice una de las que organiza todo.

La fórmula camina por 25 de Mayo. Atrás queda el bar Pum Pum. Hay poco movimiento en la zona y lo que se había anunciado como una barriada deja gusto a poco. La gente no sale de las casas (o no está). Orsi y Cosse caminan mientras hablan de la polémica construcción de la planta en la playa de Arazatí, para abastecer de agua al área metropolitana.

—¡Para qué se metieron en ese lío! —dice Orsi, respecto al gobierno.

—Teniendo tanto —afirma Cosse.

—Hay mil cosas para hacer.

—Es la voracidad, es la voracidad.

Antes de terminar la caminata, hay unas pocas paradas previstas en viviendas de militantes frenteamplistas. Como la del exfutbolista Jorge Barboza, que en la década de 1970 jugó en Peñarol, o la de Jorge Curbelo, un “frenteamplista del año 71, cuando acá éramos ocho, había que ser guapo en esa época”, quien le dice al candidato que “en Libertad han corrido a mucha gente”.

—Yo no piso el comité porque sectorizaron mucho —lamenta Curbelo, y eso que vive a una cuadra del local.

Orsi le dice que “menos mal la gente de la base” y le da un apretón de mano.

Cosse desaparece y el candidato se queda sacándose fotos.

—¡Ya-man-dú! —corea una militante y hace palmas.

—No te olvides de Carolina —responde otra.

—Pero ya se fue.

Yamandú Orsi en tierras canarias

La comitiva se desvía rumbo a Canelones y llega a Santa Lucía, donde Orsi juega de local. Acá gobierna el Frente Amplio y a inicios de la década de 1990 él trabajó en el liceo.

En la plaza principal suena “A don José” y después el pegajoso jingle del Frente Amplio, ese que dice “Para remontar los sueños / volando en una canción / descubrir lo que nos une / hablar con el corazón”. Orsi y Cosse se lo saben de memoria: lo escuchan decenas (¿o cientos?) de veces por día.

Unas 50 personas esperan a las cuatro de la tarde. Habla el candidato y dice que da la cara (“acá estoy, acá estamos, no me escondo”, repite) y que Santa Lucía “es la localidad que más ha defendido el agua en todo el país”. Lo escucha una señora con su bebé desde un balcón y unos metros más allá Jorge, un peón rural, mientras toma whisky en la terraza del club social 23 de Marzo. También su maestra de tercero de escuela “Gracielita”, un par de empleados municipales, un viejo profesor que dio clases en el mismo liceo que él (ver aparte más abajo), varios exalumnos, el diputado Luis Gallo y el secretario general de la intendencia Francisco Legnani.

En la terraza del club Carina, una vecina, comenta que Orsi debería “ir a mirar la playa del río, donde se ve contaminación y un barrial”. Jorge sigue tomando whisky, mientras asegura que Orsi gana en primera vuelta y que en la ciudad ha hecho muchas calles nuevas (“baratas pero las hizo”). Él viene de trabajar en la quinta y tiene los zapatos rotos, le da vergüenza ir a saludar al candidato:

—Reportero, pedile a Yamandú que venga —pide. Pero Orsi está muy ocupado con las selfies y los abrazos.

Pantallas y banderas en San José: Orsi y Cosse

La van de Orsi toma la ruta 11, derecho hasta San José de Mayo. Es la capital de un departamento históricamente blanco pero donde en las elecciones nacionales la izquierda suele votar bien. En 2019, por ejemplo, el Frente Amplio salió primero con 29.257 votos contra 26.360 del Partido Nacional (la historia cambió, como siempre, en las departamentales donde los blancos sumaron 36.172 votos contra 23.997).

Un posible indicador para medir la efervescencia de una campaña electoral fría es que algo menos de un cuarto de la Plaza de los Treinta y Tres Orientales, la principal de San José, esté ocupada por unos pocos cientos de frenteamplistas.

Hay gazebos de las listas, además de puestos de venta de chorizos y afines (el medio y medio Por la vuelta, a 350 pesos la botella, se vende bien) pero la estrella de la noche son dos gigantografías de Cosse y Orsi: los militantes pasan y se sacan fotos con las figuras de cartón.

Gigantografías de Cosse y Orsi en San José
Gigantografías de Cosse y Orsi en San José.
Foto: Estefanía Leal.

El escenario es grande y tiene tres pantallas donde por momentos se ve la bandera de Uruguay y por momentos el mensaje “El Frente es amplio” y los nombres de Orsi y Cosse. Adelante hay algunas filas de sillas de esas blancas de plástico. En el público predominan sesentones y setentones. Pasa una mujer y reparte banderas a quien quiera agarrar.

Pero antes, rock. Toca La Tabaré y el histórico cantante Tabaré Rivero dice que apoya “una causa” y que “toda la banda está de acuerdo”. Y grita: “¡Viva el Frente Amplio!”. Dice que en la izquierda “está el futuro” para “salvarnos de la mierda en que vivimos”.

Ya no será tu gobierno / este gobierno no será.

Canta Rivero, modificando una parte de su canción “Ojalá”. Unos pocos jóvenes saltan, la mayoría sigue con respeto la actuación.

Militantes frenteamplistas
Militantes frenteamplistas.
Foto: Estefanía Leal.

Entonces llega el momento de la noche: aparece la fórmula. Suben solos al escenario en un mar de aplausos y gritos. Igual que en el resto de la gira, no hay dirigentes locales ni nacionales en el estrado. La estrategia es que los líderes de las listas, como Alejandro “Pacha” Sánchez y Blanca Rodríguez en la 609, hacen sus propios actos y recorridas en paralelo.

Ellos se cambiaron para la ocasión: Orsi, de traje azul y camisa celeste; Cosse, blazer color crema y remera blanca. La exintendenta es dura con el gobierno y su “modelo”: dice que si gana la coalición seguirá siendo “la tierra del sálvese quien pueda”, del “desamparo”. Luego habla de la cultura y ahí viene un pequeño blooper:

—Estoy en la tierra de Mario Delgado Aparaín, ¿verdad? —dice y hay un breve silencio seguido de un par de tímidos aplausos, por lo que ella enseguida se corrige—. Ah no, él es de Florida, me equivoqué.

—¡Paco Espínola, Paco Espínola! —le gritan.

—De Paco Espínola, Paco Espínola. ¡Qué maravilla, qué maravilla! La tierra de Paco Espínola, gracias por recordármelo.

Con un discurso más conciliador que el de su compañera de fórmula, Orsi dice que “no somos más que nadie ni menos que nadie” y que jamás apuntará con el dedo “descalificando a un adversario”. Aunque, como te digo una cosa te digo la otra, también hay lugar para la ironía en su mensaje:

—Piensen en los mejores cinco años de nuestras vidas... ¿Cuántas cosas de porte se ejecutaron?

Yamandú Orsi y una niña en un acto
Yamandú Orsi y una niña en un acto.
Foto: Estefanía Leal.

El candidato camina por el escenario, mueve las manos, abre los brazos, hace algunas bromas aisladas que despiertan risas, tiene un tono sereno que en algo recuerda a Tabaré Vázquez. Pero también a Mujica, por esa forma de hablar campechana.

Termina el acto. Tras los saludos de rigor, Cosse se sube a su camioneta y el auto se esfuma a toda velocidad en el centro de San José. Unos minutos después, la camioneta de Orsi parte rumbo a Salinas, donde vive.

Son casi las nueve de la noche. Tabaré Rivero se queda en la calle saludando a un puñado de fans, mientras se forma una larga cola: mucha gente quiere comprar choripán.

Militantes frenteamplistas
Militantes frenteamplistas.
Foto: Estefanía Leal.

Campaña electoral "sucia" y rara

Jueves 17 a las nueve de la mañana. Una treintena de autos con las banderas del Frente Amplio espera en el camino de entrada a Nueva Helvecia, en el inicio de una recorrida por localidades colonienses. En una esquina conversan militantes. El tema es uno solo: la campaña se enrareció. El lunes apareció en un acto en Pando el polémico periodista español Javier Negre, quien entre otras cosas dirige el portal La Derecha Diario e hizo algunas preguntas que el entorno del candidato califica de violentas por su tono y la forma (“¿por qué querés importar el kichnerismo a Uruguay?”, “¿por qué te reunís tantas veces con Cristina?”). Con el paso de las horas Negre se convertiría en un personaje más de la campaña y publicaría un video donde se ve a Mario Riorda, asesor argentino de Orsi, volviendo a Buenos Aires. O, según las palabras de Negre, “huyendo” de Uruguay. Riorda es acusado por Ojeda como responsable de publicar una serie de videos en redes y YouTube contra él como para parte de una supuesta campaña sucia y de fake news.

En los rostros de los hombres más cercanos a Orsi (y en lo que dicen) se percibe cierta preocupación e irritación. Según la versión de ellos, Riorda asegura que no publicó ningún video de los que denuncia Ojeda, uno de los cuales informa del gusto por la caza de su supuesta novia (“él dice que no”, afirman). Y relatan que viajó a Buenos Aires porque va y viene: este lunes regresará para la última semana de campaña.

En eso están cuando llega Cosse con una sonrisa:

—¿Vamos? Yamandú nos espera en la plaza.

Se trata de la Plaza de los Fundadores, donde aguardan unas 100 personas. Lejos quedan las épocas de grandes multitudes, hoy los actos son más bien “la excusa para subir videos que la gente mira en Instagram”, resume un asesor del candidato.

Orsi aparece y conversa con El País del tema del momento: la acusación de campaña sucia por parte de Ojeda.

—Primero aclaro que yo no estoy en eso ni nunca estuve. Que él haga la denuncia que tenga que hacer si considera que hay noticias falsas. Yo de eso sé, ¿eh? No puede pasar nunca en Uruguay.

—¿Con Riorda habló? Ojeda lo acusa directamente a él.

—Él acusa a mucha gente y no está claro. No tengo idea de que lo que va a hacer ni de qué habla. Sigo sin entender a qué se refiere.

—¿Pero con Riorda habló para preguntarle si él fue…?

—De eso yo no hablé con Riorda. Pregúntele a él —responde, y se desmarca un poco del discurso de su entorno—. Nosotros estamos para hacer campaña. No nos vamos a distraer con las cosas de Ojeda. Hace tiempo que viene en esa… Mirá lo que es la plaza.

Orsi señala al grupo de militantes. Si bien Nueva Helvecia es una ciudad tradicionalmente blanca, en el departamento de Colonia el Frente Amplio es la fuerza más votada en las elecciones nacionales desde 2009.

Cosse y Orsi reciben un queso en Nueva Helvecia
Cosse y Orsi reciben un queso en Nueva Helvecia.
Foto: Mateo Vázquez.

Antes de hablar, Orsi y Cosse reciben una horma entera del queso Yamandú, orgullo local, que no lleva el nombre por el candidato sino porque se buscó un nombre criollo dado que es un queso autóctono, creado en la Escuela Superior de Lechería de Colonia Suiza en la década de 1950. “Como tiene el nombre del a nuestro juicio futuro presidente, se lo obsequiamos”, resume José Manuel Arenas, edil local y presidente del Frente Amplio de Nueva Helvecia.

—¡Que repartan! ¡Que repartan! —gritan varios.

—A cada cual según sus necesidades, así lo vamos a repartir —bromea Cosse.

Con la voz ronca, Orsi dice que no llevan adelante una campaña “de pesado” y Cosse que ellos hacen “política de la buena”, una campaña “a la uruguaya”, en aparente referencia a Ojeda.

Siguiente parada, Rosario. Y se repiten los besos, abrazos, firmas y selfies, a los que la fórmula dedica un rato muy superior que a la parte oratoria. Orsi y Cosse están en una suerte de loop infinito desde hace semanas.

En cada lugar hay temas particulares (en Rosario un dirigente local habla del cierre del matadero y de la textil que, dice, dejó a 350 familias sin trabajo) pero básicamente la historia es casi un calco de pueblo en pueblo.

El candidato asegura que hay una sensación “de cuatro años perdidos”. Entre los que escucha está Fabricio Siniscalchi, quien era mano derecha de Tabaré Vázquez y fue su secretario político durante la presidencia del Frente Amplio entre 1996 y 2004. Se acercó al acto porque vive en la ciudad y, al cruzarse, abrazó al exintendente.

La fórmula ya había ido a Colonia del Sacramento: Orsi presentó sus prioridades de gobierno en la Plaza de Toros a mediados de setiembre. Por eso esta vez solo hacen una recorrida a pie por unas cuadras de la avenida Aparicio Saravia, rodeados de militantes, muchos de los cuales ya estaban en las paradas anteriores, como el diputado Nicolás Viera. De fondo suenan unos tambores.

Nadie las esperaba pero de pronto llegan María Inés Obaldía y Silvia Nane, de La Amplia, que justo están de recorrida por la ciudad. Obaldía está preocupada porque le falta un palo para la bandera y lo consigue en una pinturería de la zona. “Mirá qué divino el palito que conseguí”, sonríe y firma una bandera a una exfan del programa Caleidoscopio.

Orsi y Bordaberry
Yamandú Orsi y Pedro Bordaberry se encontraron en Colonia.
Foto: Mateo Vázquez/El País.

Un rato más tarde, tras una conferencia en la departamental de Colonia, hay una aparición aún más inesperada: la del colorado Pedro Bordaberry, de paso por la ciudad. Se abrazan con Orsi y ese saludo está cargado de cierto simbolismo tras las acusaciones del candidato Ojeda: “Mejor imposible, justo hoy apareció Pedro”, comenta alguien del entorno de Orsi. El exintendente se dispone a subir al auto para las próximas paradas: Carmelo y Nueva Palmira. Se lo nota cansado. Está en el tramo final y, le aconseja Bordaberry, “no hay que aflojar eh”.

Orsi revela a El País que tiene una mezcla de fatiga y entusiasmo:

—Al final del día te das cuenta del cansancio pero el contacto con la gente es muy enriquecedor. Hay que cuidar el esfuerzo, lo afectivo desgasta. Pero es un desgaste bienvenido —dice y se ríe.

—¿Le pasó de pensar “hoy la verdad no tengo ganas”?

—Hay veces que sí. Pero no es el acto en sí, sino la multiplicidad de actividades distintas en corto tiempo. Cuando llego tarde, me descalabra. No me gusta. Y cada vez me pasa más seguido.

RECUERDO

El profesor que dio clase con Orsi

Eduardo Mollo es un docente que compartió aula con Yamandú Orsi a inicios de los 90 y pasó a saludarlo en Santa Lucía. Se conocieron en el liceo de 25 de Agosto, en Florida. Allí Eduardo dirigía el coro, daba clase de historia de la música y además era director del liceo. Dice que el Orsi profesor era el mismo de ahora, “un Yamandú sencillo, campechano, buen compañero y querido por los gurises”. Y consciente de la realidad del pueblo, al que “recién le habían sacado el tren, eso lo liquidó”.

El propio Orsi recuerda así sus épocas de profesor, en charla con El País: “Yo arranqué de docente en 1989 y acá di clase en mis primeros años. Me tomaba tres o cuatro ómnibus. Iba a 25 de Agosto, de ahí a 25 de Mayo, volvía y paraba en Santa Lucía, porque de acá me tomaba otro para Canelones”. ¿En qué ha cambiado para bien y para mal la zona? “La infraestructura para bien. Hay emprendimientos industriales en ruta 11 pero hay problemas que se arrastran desde siempre que tienen que ver con las inundaciones. Es el gran tema de Santa Lucía, vive muy pegada al río”.

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