La odisea para conseguir Ozempic, la droga “mágica” para adelgazar: la traen del Chuy o Buenos Aires

Una paciente con obesidad ganó el primer recurso de amparo y logró que el Estado le proporcione la droga, que no está autorizada por el MSP para la venta.

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Ozempic
Mujer uruguaya sostiene una dosis de Ozempic.
Foto: Nicolás Pereyra

Después de muchos años de dietas, remedios y distintos tratamientos, Daiana encontró un medicamento que, confía, puede ser una solución a sus problemas: se inyecta Ozempic. La primera vez le mostraron cómo lo tenía que hacer, pero ya desde la segunda semana lo hizo sola en su casa. “No duele, es un pinchazo subcutáneo, te deja una mariquita nomás”, dice la joven de 33 años sobre esta medicación que se presenta como una “revolución” en el modo de tratar la obesidad y el sobrepeso. Pero aún no está autorizada para su venta en Uruguay por el Ministerio de Salud Pública (MSP), sí en Brasil y Argentina, de donde cada vez más uruguayos la traen refrigerada y sin ningún tipo de problema para pasar por la aduana.

Daiana (su nombre es falso, fue cambiado para preservar su identidad) ya está comenzando a sentir los efectos. Las primeras semanas sintió una baja en su peso. Donde más lo nota es en la ropa, bajó varios talles de pantalón, lo ve también en el tamaño de su abdomen. El descenso es una realidad en su cuerpo. “No me gusta pesarme, pero estoy usando ropa que hace tiempo ni intentaba probarme”, cuenta.

No todos los efectos son positivos, pero eso ya lo sabía: “Con porciones pequeñas quedó satisfecha”. De hecho, si come apurada o mientras trabaja ha llegado a sentir náuseas, que es una de las consecuencias más comunes. Por eso decidió cambiar el día de la inyección; al comenzar el tratamiento lo hacía los lunes y ahora lo pasó para los domingos. “Así estoy tranquila en casa y no me siento pesada en el trabajo”, dice Daiana. En su caso la digestión se hace más lenta y eso la incomoda cuando tiene que estar activa para trabajar.

Al hacer ejercicio se siente más liviana y cómoda. Y viene realizando el mismo ritmo de actividad que antes. “Es fundamental la dieta, pero también el ejercicio”, dice. Tiene claro un concepto y es que la droga es un elemento más en un cambio de hábitos de vida completo, como descansar correctamente y también manejar el estrés. Como muchos uruguayos, Daiana trajo sus primeras Ozempic de una farmacia del Chuy. No se precisa receta en Brasil y tampoco en Argentina, el Ozempic es de venta libre. En Estados Unidos fue aprobado en 2017. ¿Y qué sucede en Uruguay? Desde el MSP informan a El País que el medicamento está aún en un proceso de autorización y no hay fecha establecida para su aprobación.

Mariana Pérez, directora médica del laboratorio Megalabs, que representa en Uruguay a la empresa danesa Novo Nordisk, productora del Ozempic, dice que “se sometió la documentación de registro de acuerdo a la normativa vigente al MSP”, pero aún no han tenido respuesta. Megalabs ha hecho denuncias ante el MSP por la medicación que ingresa desde otros países. “Hay riesgo para el paciente. Muchas veces además no está indicado por un médico”, dice Pérez.

Megalabs se encargó de llegar Ozempic a Vanessa Feltrim, la primera persona que le ganó un juicio al Fondo Nacional de Recurso (FNR) y consiguió que le den la medicación. Es una historia que contaremos más adelante.

Desde la frontera

Para llegar a la medicación, Daiana primero probó llamando a las farmacias del Chuy pero no respondían. Después envió muchos mensajes de WhatsApp. Hasta que le contestaron y le dijeron que sí tenían el medicamento. Y entonces fue hasta la ciudad binacional.

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Hombre sostiene cajas del medicamento.

Al llegar el precio había cambiado: en la página web estaba a 8.000 pesos uruguayos y le querían cobrar 11.000. Nada es lo que parece.

En esta ciudad que carga con el mito de ser el lugar donde “todo se consigue y encima barato”, Daiana tuvo que cambiar dólares a reales, para hacer la compra. “Terminé pagando 230 dólares”, dice Daiana, o sea unos 9.200 pesos, por las primeras “lapiceras” que adquirió y le servirán para un mes. Sucede que al final pagó en reales y entonces le quedó un poco más barato.

Pero esto no es nada: ella deberá asumir estos costos por mucho tiempo: es un tratamiento caro.

El Ozempic se inyecta con jeringas muy similares a las que se usan para inyectar insulina, y popularmente se le dice lapiceras. Tienen que viajar refrigeradas, porque es un medicamento que necesita mantener su cadena de frío. En la farmacia del Chuy le dieron a Daiana geles refrigerantes, incluso ella llevó un estuche aislante, para asegurar el control de la temperatura.

Daiana usa el medicamento para bajar de peso, aunque Ozempic no fue diseñado estrictamente para adelgazar. Se pensó para que pacientes con diabetes pudieran mejorar su calidad de vida, pero en los estudios clínicos que se hicieron notaron que era efectivo en personas que tenían obesidad y sobrepeso. La doctora Mariana Elhordoy, endocrinóloga y referente en obesidad, lo explica así: “El medicamento está aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) primero para diabetes, y se vio que favorecía el adelgazamiento. Pero es importante entender que la diabetes y la obesidad son dos enfermedades que van de la mano”.

El modo en el que los pacientes acceden a Ozempic es mirado con mucha preocupación por los médicos. “Es aberrante la forma en la que a veces la consiguen”, opina Elhordoy. “Primero, no sabes quién te la está dando, no sabes qué condición está. Nosotros tenemos que desalentar este tipo de compra”. Pero la doctora dice que la información sobre el efecto del medicamento y lo excelente que puede ser si es usado correctamente, le llega a todos. “El paciente con obesidad busca solucionar su situación de vida, porque puede llegar a ser muy comprometida”.

Para la referente en obesidad hay mucha desesperación en los pacientes y no piensan a veces en las consecuencias, porque ya han probado de todo y la obesidad sigue. Elhordoy dice que esto tiene que ver con entender cada caso, pero también con dimensionar a la obesidad como una enfermedad crónica, que trae consigo muchas otras patologías asociadas. Es que hay mucho mito. La endocrinóloga opina que la gente sigue con el discurso de “cerrá la boca y no comas tanto”, o “salí a caminar y vas a estar bien”. Pero aclara: “Lamentablemente en muchos casos la dieta y el ejercicio por sí solos no son suficientes”.

La médica dice que hay evidencia científica suficiente para afirmar que el medicamento está bien que se utilice tanto para diabetes como para obesidad. Pero que tiene que ser utilizado con supervisión médica.

-¿Cómo respondés cuando viene un paciente y te dice que se inyectó o que lo va a hacer?

-Desde el punto de vista médico cuando el paciente viene y te dice “me compré el medicamento”, es porque ya lo resolvió. Ahí lo que hay que hacer es un buen asesoramiento respecto a la prevención de complicaciones. Pero no nos podemos tapar los ojos.

Laboratorio.

Entregaron documentos al MSP

Megalabs es el laboratorio que representa en Uruguay a la empresa danesa Novo Nordisk, productora de Ozempic. Mariana Pérez directora médica, dice que toda la documentación que el Ministero de Salud Púbica (MSP) solicitó fue entregada, y desconoce por qué aún no hay una autorización.

Ministerio de Salud Pública
Fachada del edifico del Ministerio de Salud Pública

Además, al laboratorio le preocupa la forma irregular que ingresa el medicamento al país. Este hecho lo han denunciado en el MSP. “Muchas veces no está indicado por un médico”, dice Pérez.

¿Cómo funciona?

Cuando decimos Ozempic, por su nombre comercial, o semaglutida, hablamos de una hormona que ingresa al torrente sanguíneo y trabaja en muchos órganos a la vez. Lo más visible: reduce la velocidad en que los alimentos salen del estómago. Por eso las personas se mantienen sin hambre por más tiempo, además comen porciones más chicas y se reducen los llamados “atracones”.

También ayuda a reducir la cantidad de azúcar liberada por el hígado y, cuando el nivel de azúcar en la sangre es alto, aumenta la cantidad de insulina liberada por el páncreas. Actúa además a nivel intestinal.

La diabetóloga Tamara Rodríguez, coordinadora del Comité de Diabetes 2 y fármacos de la Sociedad de Diabetología y Nutrición del Uruguay, explica el primer efecto que causa el medicamento: “Retrasa el vaciamiento gástrico, lo enlentece. La comida está más tiempo en el estómago, sensación de plenitud”.

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Las llamadas "lapiceras", con las que se inyecta el medicamento.

Para Daiana el peso empezó a ser un problema desde los 10 años, cuando pesaba cuatro kilos más de lo que su altura y etapa de crecimiento marcaba. Pero recién hoy, con 33, siente que dio con la especialista que le pudo diagnosticar correctamente y entender que su principio de obesidad tenía que ser tratado con algo más que dieta y ejercicio.

Cuando era aquella niña que iba a natación, hacía karate y practicaba gimnasia artística con total naturalidad, fue una médica la que le dio el primer impacto. En consulta, acompañada por su madre, la pediatra de ese momento le dijo que “toda la vida iba a luchar contra los kilos”. Desde ese momento comenzaron las restricciones de especialistas con la comida, pero ya a los 13 años las “autoimpuestas”. Daiana se hizo vegetariana, y, si bien tenía una sensibilidad por los animales, fue todo era una excusa para “comer menos” y “no engordar”.

Su historia siguió, pasó por muchos nutricionistas, también por endocrinólogos y gastroenterólogos. Pero el año pasado su nueva médica le preguntó si ella se animaba a probar un tratamiento con Ozempic. Estas charlas comenzaron en setiembre y recién en junio de este año comenzó con la experiencia.

Para esto se realizó varios estudios. El principal es un análisis de la tiroides. “Me mandó una ecografía de tiroides, la idea era descartar que tuviera algún nódulo”, cuenta Daiana. Ozempic está contraindicado en pacientes que tienen antecedentes personales y familiares de cáncer medular de tiroides. A la vez hay que tener mucha precaución en pacientes que tienen antecedentes de pancreatitis o que tienen cálculos en la vesícula. “Se han reportado casos, hay que tener cierta precaución”, dice la diabetóloga Rodríguez.

Desde Argentina.

Rosana decidió comprar Ozempic después de hablarlo con sus padres, ambos médicos, y también de tener el visto bueno de su doctora de cabecera, que la guía y controla, y es endocrinóloga.

Ozempic
Hombre se inyecta dosis de Ozempic.
Foto: Archivo El País.

“Es algo sobre lo que vengo leyendo hace mucho en los últimos meses. Además he tomado todo tipo de medicamentos, en este proceso de llegar a un peso saludable”, cuenta. Esto viene de la mano también con que Rosana tuvo el colesterol alto, pero ahora con medicación lo ha podido corregir.

Ella es dentista, lo que -sumado a la formación de sus padres- le permite entender el lenguaje presente en las guías de uso del medicamento.

Consiguió el Ozempic sin ningún tipo de complicación en una farmacia de Buenos Aires. Sin receta de médico ni nada: en la primera farmacia que entró, salió con el remedio entre bolsas de gel refrigerante.

Su madre está ahora en Argentina y le va a comprar las nuevas dosis. La primera vez se las trajo ella misma, y después una amiga.

-¿Cómo fue viajar con el medicamento en tu bolso?

-La verdad sabía de otra gente, parientes que la habían traído y no había pasado nada. Yo crucé en barco, fui básicamente a comprar el medicamento. No tenía valija ni nada, fui con una cartera y una mochila. No te voy a mentir, tuve una sensación rara al pasar por la parte de migraciones, pero no pasó nada.

Las principales dudas que tenía eran sobre el “efecto rebote”. Si bien sabe que es un tratamiento que probablemente seguirá durante muchos años, ese miedo se mantenía. Según la evidencia científica, los médicos dicen que no habría posibilidad de enfrentar una subida drástica de peso luego de dejar la medicación. Lo que se podría dar es una ganancia de peso progresivo si luego de terminar el tratamiento el paciente cambia de hábitos y se vuelve sedentario y come de manera poco saludable.

Rosana toma Ozempic para bajar de peso, su índice de masa corporal indica que tiene obesidad. Su cambió en el estilo de vida comenzó en 2008, cuando le detectaron un desequilibrio hormonal, y también síndrome de ovarios poliquísticos. El mayor peso vino después de su segundo embarazo, llegó a pesar 120 kilos. Pero cuando comenzó el tratamiento con Ozempic, a los 51 años, estaba en 93 kilos. Soledad es baja: tiene una altura que la hizo estar casi siempre primera o segunda en la fila de la escuela, mide 1,63 metros.

“Comencé con una dosis baja, que la verdad no sentí nada diferente, comí como siempre, que ya venía con una dieta normal”, dice Soledad. El vínculo con su nutricionista es muy bueno, y de hecho no le gusta usar la palabra dieta. “Yo como saludable y tres veces por semana hago funcional. Además de que me muevo en bici para todo”, cuenta Rosana. Sabe que parte de su peso es también porque sus músculos son grandes.

Con las semanas fue subiendo la dosis de Ozempic. Comenzó con 0,25, pasó a 0,50 y ahora está en un miligramo por semana. Fueron cuatro semanas con cada dosis. “Cuando me inyecté la primera vez la última dosis, sentí esa sensación de saciedad. Me comí una ensalada, un pedacito de papa y un poco de pollo, y sentí que me había comido un combo completo de McDonald’s”.

Ahora se está acomodando a las bajas porciones. “Me cuesta cocinar, porque tengo que hacer mucho menos”, dice. El otro efecto que sintió su cuerpo, además de bajar un poco más de dos kilos por mes, es que tiene reflujo: “Es como una acidez, pero también lo identifiqué con algunas comidas que capaz antes no me hacían nada, pero ahora todo lo que sea con salsa de tomate tengo que comer muy poco, o no comer directamente”. Hoy pesa 85 kilos, la idea es poder llegar a unos 70 kilos.

Estados Unidos.

Se aprobó fármaco nuevo

Mientras que en Uruguay aún no se ha autorizado el uso del Ozempic, por más que lleva ya varios años a estudio, en 2024 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó el medicamento Wegovy para bajar de peso, como tratamiento para reducir el riesgo cardiovascular en adultos con sobrepeso.

El Ozempic no está hecho para bajar de peso, pero se hizo viral en las redes sociales por ese efecto que produce.
Estados Unidos aprobó el medicamento para bajar de peso Wegovy
Foto: Archivo.

Wegovy es el nombre comercial que tiene el medicamento de la misma farmacéutica que comercializa Ozempic, y que tiene a la misma droga semaglutida como principal activo.

Una de las diferencias entre Ozempic y Wegovy es que el nuevo medicamento está indicado en casos de obesidad y fue diseñado pensando eso. El otro elemento diferencial es que previene el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares. En un estudio de cinco años de duración con más de 17.600 pacientes, Wegovy redujo el riesgo de accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y otros problemas cardiovasculares.

El medicamento se aplica de la misma forma que Ozempic, viene en “lapiceras” y es inyectable. Y es otro más de la lista de fármacos para tratar la obesidad en sí misma, no como síntoma, sino como enfermedad crónica. Según los especialistas, estamos ante un nuevo paradigma de abordar la prevención de enfermedades. El sobrepeso y la obesidad son tratados con rapidez, porque la realidad de los pacientes comprueban que las consecuencias son graves, y se ven a nivel del funcionamiento de órganos.

Recurso de Amparo

Vanessa Feltrim tiene 41 años y es la primera paciente a la que el Estado uruguayo está obligado a darle la medicación. Su caso sienta un precedente, ya que ganó un recurso de amparo. No tiene diabetes, pero en 2018 le detectaron insuficiencia renal crónica, y en ese momento comenzó a realizarse diálisis. Ahora necesita un trasplante, pero por su peso no puede ingresar a la lista. El Ozempic es una ventana, una oportunidad que le puede permitir bajar de peso y poder estar en condición de recibir una donación.

Vanessa Feltrim
Vanessa Feltrim tiene 41 años y es la primera paciente a la que el Estado uruguayo está obligado a darle la medicación.

“Yo ya era una persona obesa, ellos te hacen una medida de masa corporal y yo sobrepaso”, cuenta Vanessa desde Rivera, donde vive.

Antes la obesidad no era un problema, nunca se la trató. “No me molestaba, siempre fui así, gordita desde chiquita. El tema de la obesidad vino a molestar con la enfermedad renal”, dice Vanessa. Ella tuvo tres partos sin complicaciones, y tiene tres hijos: Micaela de 24 , Braian de 22 y Larissa de 11 años.

En un momento manejó la posibilidad de hacerse una cirugía bariátrica, pero no era posible porque tenía en la zona del abdomen un catéter de diálisis.

A fines de octubre del año pasado le contaron la posibilidad de utilizar Ozempic. Y Vanessa lo primero que hizo fue llamar a su hermana para que fuera a una farmacia brasileña a averiguar la medicación. “Fue a tres farmacias diferentes y cuando me pasó los precios casi me desmayé. No puede ser, era inalcanzable para mi, 11.000 pesos la lapicera de 1,25 miligramos”, dice Vanessa.

Estando internada en el Hospital de Clínicas por una complicación por el catéter de diálisis, un médico de la institución la puso en contacto con la abogada Carmen Vázquez, quien inició los trámites legales contra el MSP y también contra el FNR.

Vázquez tiene un consultorio jurídico, atiende a clientes que le pagan por sus servicios profesionales, pero se reserva parte de su tiempo para trabajar con casos como el de Vanessa, donde la persona no puede pagar un abogado. “La otra herramienta es el consultorio jurídico de la Universidad de la República, pero lamentablemente siempre está saturado de todo tipo de casos”, dice la abogada.

Vanessa participó de una audiencia por zoom, en la que además de la jueza que llevó el caso estaba su abogada y su médico. A las pocas semanas, el 28 de mayo recibió el cedulón electrónico que confirmaba que había ganado el recurso de amparo.

Pero la medicación la empezó a recibir hace tres semanas. “Tuvimos otros trámites médicos, mi nefrólogo se comunicó con el laboratorio y pidió que el inyectable fuera directamente a la clínica donde me atienden”, cuenta Vanessa.

Ella por ahora no ha tenido malestar estomacal ni vómitos ni náuseas. Vanessa recién está comenzando el tratamiento, y los médicos realizaron un estimativo de los kilos que tendría que ir bajando por mes: un kilo.

Sí la evolución sigue como los profesionales estiman, ella podría ingresar en la lista de espera para un trasplante.

Para la abogada que siguió su caso, y que tiene cuatro más similares en carpeta y seis que comenzará a analizar, “hay un montón de gente que necesita adelgazar por cuestiones médicas y a partir de cierta edad adelgazar es muy complicado, más si hay otras patologías”.

Vázquez espera tener otros juicios de amparo ganados en los próximos meses, sin contar los que puedan seguir otros profesionales. En estos días ella está preparando los escritos de los cuatro casos sobre su escritorio y luego estudiará los que siguen. Así que habrá novedades legales, mientras que el Ozempic sigue en un terreno gris: no está autorizado por el MSP, pero cada vez más uruguayos acceden a él porque lo traen de contrabando desde Argentina o Brasil. Si pueden pagarlo, claro.

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